comentario a la tragedia antígona de sófocles

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COMENTARIO A LA TRAGEDIA ANTÍGONA DE SÓFOCLES
AUTOR: Chiechi Valeria de Lourdes*
RESUMEN: El presente trata de un comentario sobre la obra “Antígona”, es el título de una
tragedia de Sófocles, basada en el mito de Antígona.
PALABRAS CLAVES: Leyes divinas- Leyes de los hombres- Conducción política- DespotismoDemocracia.
INTRODUCCION
Lo que le da forma a la tragedia de Antígona, es el conflicto entre las leyes de los dioses y la de los
hombres. Se trata de una tensión entre el sentimiento individual y el sentimiento social que pone en
evidencia la existencia de principios éticos opuestos en relación con el Edicto del Creonte.
Conflicto en que ninguna de las dos partes cede a pesar de que ambas leyes son perfectamente
legitimas. En apariencia nadie triunfa, sino que perpetúan el conflicto entre el derecho y la ética.
La ley de los hombres es representada por Creonte, según éste para defender a los Thebanos y
mantener el orden en la ciudad, los traidores deben ser privados del honor de la sepultura. Desde
este punto de vista el edicto tiene legitimidad, ya que cada gobernante en su función de mantener el
orden, debe reprimir toda acción de desobediencia. Sin embargo, lo que origina el conflicto, es que
la ley positiva decretada por el déspota, colisiona con el amor y el deber moral contemplado en la
ley de sangre. De ahí que Antígona se encuentra entre la obediencia a la ley escrita que le prohíbe
sepultar a su hermano y la desobediencia de la ley no escrita externamente, pero si internamente por
los dioses, que le imponen un deber moral. En efecto, por más que Antígona invoque a la ley divina
como superior a la de los hombres, no logra el avenimiento de Creonte.
Creonte declarando “Mientras yo viva, no consentiré que una mujer nos dicte la ley”, nos pone en
evidencia el enfrentamiento entre el hombre gobernante que recurre al poder político para mantener
la razón del estado, (se trata de un hombre que como tirano obedece a sus instintos y no la razón de
los otros o de los dioses, fatal es su destino por mantener la prohibición contenida en la ley en
contra de la naturaleza y de los dioses, aunque al final se salva en lo personal cuando reconoce un
universo deliberativo más amplio que su unilateralidad); y Antígona que como mujer no tiene
relación con el poder político, recurre al amor y a los dioses, para justificar su acción de la ley como
lo humano. De este modo dirá Antígona al ser interrogada por Creonte acerca de su osadía al
desobedecerlo: “Sí, porque no es Zeus quien ha promulgado para mí esta prohibición, ni tampoco
Dike, compañera de los dioses subterráneos, la que ha promulgado semejantes leyes a los
hombres; y no he creído que tus decretos, como mortal que eres, puedan tener primacía sobre las
leyes no escritas, inmutables de los dioses. No son de hoy ni de ayer estas leyes; existen desde
siempre y nadie sabe a qué tiempo se remontan. No tenía, pues, por qué yo, que no temo la voluntad
de ningún hombre, temer que los dioses me castigasen por haber infringido tus órdenes.” Antígona,
ha optado por aquello que considera el bien mayor, al punto de sacrificar su propia vida; pero su
elección no neutraliza en absoluto el valor del bien que defiende su rival, ambos dignos de lealtad
según los diferentes lazos éticos.
Hemón, hijo de Creonte, sugiere plantear un modelo más democrático de conducción política (ajeno
*
Chiechi Valeria de Lourdes: Estudiante de la Carrera de Abogacía en la facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
U.N.C. Alumna promocional de la materia de Derecho Político aprobada en julio del 2013. Este es uno de los ensayos
presentados por la estudiante sobre las obras literarias que se leyeron en la cátedra de derecho político del Dr. Ricardo
del Barco.
Correo electrónico: chiechi8@hotmail.com
al despotismo del rey; un enfoque más acorde al espíritu cívico). Éste se muestra como portador de
la prudencia. Así lo manifiesta: “No te obstines, pues, en mantener como única opción, la tuya
creyéndola la única razonable. Todos los que creen en ellos solos poseen una inteligencia, una
elocuencia, o un genio superior a lo de los demás, cuando se penetra dentro de ellos muestran sólo
la desnudez de su alma. Porque al hombre, por más sabio que sea, no debe causarle ninguna
vergüenza el aprender de otros siempre más y no aferrarse siempre a sus juicios”. Prudencia
versus hybris encarnada en Creonte, que lo ubica como un tirano que genera injusticia, al ir en
contra del “sentido común”. Antígona con su rebeldía, demuestra la justicia: se posiciona del lado
de la voz del pueblo y encara así los valores democráticos.
En un mundo en donde el sentido de justicia se encuentra en conflicto, nos cabe preguntarnos: ¿La
ley es producto de la democratización o de la voluntad de algunos? La filosofía política se esfuerza
por elaborar teorías de la justicia. El poder conduce cada vez más a la irracionalidad, el tirano crea
sus leyes para divinizarlas y utiliza el poder para concretarlas. El poder diviniza las leyes del tirano
y victimiza los Derechos Humanos, irracionalidad que se ve reflejada en una sociedad que no se
pregunta de las leyes que la gobiernan, o si son producto de la democratización o de la voluntad del
tirano, que por ende, rechaza un mundo deliberativo. Son pocas las Antígonas que cuestionan la ley
y el poder; por eso es necesario que la ley sea un principio democratizador e igualitario, y que se
genere conciencia para negarse a cumplir las prohibiciones de aquellas leyes que arrasan y mutilan
lo humano.
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