Ya metidos de lleno en la primavera, y con el comienzo de los días cálidos y noches suaves, podemos descubrir a algunos cantos peculiares de nuestras aves. Los que viváis cerca de algún río o de alguna zona húmeda con vegetación os habréis percatado de que hay un pájaro que no deja de cantar, ya sea de día o de noche, el ruiseñor. Es un pájaro pequeño y de colores pardos, pero que compensa su discreto color y su poco tamaño con su potente canto. En esta época defienden su territorio día y noche sin descanso, además puede “interpretar” un montón de cantos diferentes que va alternando, de hecho, es difícil escuchar dos estrofas iguales cuando lo tenemos cerca. Estos pequeños animales llegan de África en la primavera, y los machos ocupan sus territorios emitiendo este canto del que os hablo para atraer a las hembras. Se dejan ver muy poco, pero podremos detectarlos con facilidad por sus sonidos. Os dejo un enlace para que podáis escucharlo: cato ruiseñor Cuando cae la noche, también podremos escuchar un nostálgico y monótono “tiout” que recuerda al sonar de un submarino, el canto del autillo, el más pequeño de nuestros búhos con 20 cm de longitud. Son también migradores y los machos reclaman su territorio con este peculiar canto: canto autillo El autillo tiene un plumaje totalmente mimético, por lo que es muy difícil verlo. Se camufla perfectamente en los troncos en los que se posa. Cuando el autillo se siente amenazado, cierra sus ojos y se estira para intentar parecer una rama más del árbol. Su alimentación se basa en insectos y en ocasiones pequeños roedores o anfibios, ya que su tamaño no le permite, como a otros búhos, cazar animales más grandes. Hasta la próxima, os invito a fijaros en estos dos peculiares sonidos cuando os asoméis a la puerta en una agradable noche de mayo. Álvaro González, Biólogo en la FCQ