Oración Señor, ponemos nuestra casa a su disposición. Entra a compartir tu Vida con nosotros, eres bienvenido a nuestro hogar. Háblanos, regálanos tu Palabra que ilumina todas las situaciones y da sentido a todas las cosas que pasan. Reúnenos en torno a Ti para que sepamos vivir cada día como familia: en unidad y diálogo, siendo atentos y serviciales, abiertos a la vida y solidarios con quienes están más allá de nuestra puerta. Muéstranos en qué tenemos que cambiar para mejorar nuestra familia y ayudar a que llegue la salvación a nuestra casa. Haz de nuestra familia un signo de tu presencia, y que sepamos anuncairte a quienes no te conocen o se han olvidado de Ti. Que seamos una pequeña comunidad, una iglesia doméstica en medio de nuestra realidad tan necesitada de tu luz y de tu vida. Amén Comunidad, casa de la Palabra “Baja pronto, hoy tengo que quedarme en tu casa” Hoy no se la abre la puerta a cualquiera. Se mira mucho más que antes a quienes se acercan a ella. Hay más desconfianza, más recelo, más distancias. Esto nos va cerrando, de a poco, a la hospitalidad. Pensamos muchas veces: que cada uno se arregle como pueda. Hoy Jesús se invita a entrar en nuestra casa, en nuestra vida, en nuestra familia. ¿Estamos dispuestos a recibirlo? ¿Cuál es nuestra primera reacción? ¿Cómo lo tratamos? .... (compartimos en familia) Leemos en familia: Habiendo entrado en Jericó, Jesús atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.» Compartimos la palabra ¿Qué lugar damos a Jesús y su Palabra en nuestra casa? ¿Tenemos una Biblia? ¿Leemos en ella y compartimos en familia la Palabra de Dios? Hoy, somos invitados a recibir a Jesús, a escuchar su Palabra. Qué bueno sería si asumiéramos el compromiso de alimentarnos de su presencia y de su voz cada día. Los invitamos a hacerle un lugar al Señor y a su Palabra. Les proponemos el siguiente gesto: busquen un lugar en la casa donde ponder la Biblia y alguna imagen de Jesús, y cada vez que lean la Palabra de Dios, enciendan una vela, expresando así que Él está presente en medio de ustedes. Los invitamos también a que hagan juntos la siguiente oración: