resultados raros, que si fueran ciertos, harían por­ tentosos en sumo grado los efectos del injerto. Los que escribieron aquellas maravillas dieron por sentado que el injerto prendia indistintamente en todos los árboles. Es un error el suponer que el influjo de la luna puede contribuir á que prevalezcan ó no los injertos. Los antiguos hacian uá caso supersticio­ so de las fases de la luna para emprender esta ú otras operaciones del cultivo. Nosotros tenemos observado constantemente que no hay diferencia en los injertos que se echan en los diferentes pe­ riodos de la luna: todos prenden con igual éxito cuando la estación es favorable, y se malogran cuando no lo es j pues está demostrado por la ex­ periencia que lo mismo dá injertar en creciente que en menguante ; y aunque está observado que la luna tiene algún influjo sobre la atmósfera en general, también lo está que no tiene ninguno so­ bre la -vegetación. Son errores los pretendidos injertos de pepita ó de hueso en los resquebrajos, ó entre la corteza de los patrones, como la' suponen Plinio y otros autores antiguos. Es error el que prenda el durazno en zarza y en sauze, y que no lleve hueso en este úl­ timo caso. Es error el que injertando un abridor en pa­ trón de almendro dulce, sea la almendra del abri­ dor igualmente dulce.