328 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES 8. INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES 8.1. LA MORA Tardanza en el cumplimiento de una obligación. Se incurre en mora, cuando una obligación no se cumple, debido al retraso injusto, sea este imputable al deudor o al acreedor, la mora supone que la obligación no es satisfecha con la oportunidad debida. Según este concepto, hay dos clases de mora: a) Mora debitoris (mora debitoria) en la cual incurre el deudor. b) Mora creditoris (mora creditoria) ocasionada por el acreedor. Para que se dé la mora debe existir un incumplimiento culpable del deudor, es decir, que el deudor haya dejado de cumplir la obligación en su totalidad, o bien, parcialmente o que cumpla pero tardíamente. Cuando ha llegado el tiempo para que el deudor cumpla, pero se necesita requerimiento del acreedor y no lo hace, el deudor no está en mora, se dice que se encuentra en retardo, o sea, un plazo de gracia, durante el cual no se originan intereses o perjuicios. Para que la mora no se configure se necesita caso fortuito o fuerza mayor. 8.2. CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR Llámase de esta forma al suceso que no ha podido preverse o que previsto no ha podido evitarse. Los casos fortuitos, al igual que los de fuerza mayor, pueden ser producidos por la naturaleza o por la actuación del hombre. Para algunos autores no existe diferencia ni teórica ni práctica entre el “hecho fortuito” y la “fuerza mayor”, ya que la última también surge de un hecho imprevisible. Jurídicamente la distinción entre uno y otra tiene escasa importancia, ya que ambas se utilizan para la justificación en el incumplimiento de una obligación. Otros autores estiman que el caso fortuito guarda mayor relación con los hechos de la naturaleza, por ejemplo: tempestades, el desbordamiento de un río, los