por un banco central europeo al servicio del

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RESOLUCIÓN PARA LA CONFERENCIA SOBRE EUROPA
POR UN BANCO CENTRAL EUROPEO AL SERVICIO DEL
EMPLEO Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE
En el actual contexto de crisis sistémica capitalista, el objetivo central es lograr el pleno empleo,
digno y de calidad.
Las políticas financieras, fiscales y presupuestarias deben estar al servicio de ese objetivo, y
deben estar acompañadas de la reducción de las edades de jubilación y de las horas semanales
de trabajo, la cohesión social y territorial de los pueblos europeos, la adopción de criterios
garantistas de convergencia en materia de salarios, empleo y protección social junto a cláusulas
de no regresividad en materia de políticas y derechos sociales que favorezcan la reconstrucción
de un sistema europeo de servicios públicos de calidad.
Frente a la economía capitalista necesitamos contraponer una planificación democrática de la
economía a escala europea, la intervención pública y democrática de la economía europea con la
adopción de una fiscalidad europea altamente progresiva basada en la imposición de las
transacciones financieras y de las grandes fortunas; y cuyo pilar fundamental es la
nacionalización de los sectores estratégicos de la economía —parte de los cuales fueron
privatizados— como la energía, el transporte, la gestión del agua, el sector financiero, la
siderurgia, etc., que permita la creación de Consorcios Públicos Europeos que sean
determinantes en la planificación económica en función de las necesidades sociales y de forma
respetuosa con el medio ambiente, así como en el objetivo de alcanzar el pleno empleo y la
igualdad. En definitiva, los recursos deben emplearse según criterio social y democrático y no
estrictamente de rentabilidad económica.
Con estas finalidades, el papel de los instrumentos financieros es crucial.
El Sistema de Bancos Centrales Europeos, encabezado por el BCE, fue creado desde el principio
para realizar unas políticas monetarias hechas a la medida de las grandes empresas,
especialmente financieras.
Esto debe cambiar radicalmente: el Banco Central Europeo debe ser un instrumento al servicio
del pleno empleo digno y con derechos, y de la economía productiva, y no puede mantener su
estatus actual. Las diferentes economías nacionales deben tener el respaldo de un banco central
para que puedan poner en marcha políticas a favor de los trabajadores.
Por ello, defendemos.
1.- El BCE debe ser un Banco completamente público con las mismas competencias que
la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra, entre ellas la de ser el prestamista
de último recurso.
2.- Específicamente, el BCE debe respaldar las emisiones de deuda soberana de los
países miembros, acabando así con la especulación sobre la misma. El coste de financiación de
Estados y empresas debe ser equivalente en toda la eurozona.
3.- Es necesaria la creación de un Tesoro Público Europeo.
4.- El BCE debe estar sometido al control democrático del Parlamento Europeo. En su
conjunto los Bancos del Sistema deben estar sometidos al control de las instancias democráticas
de cada país.
5.- Es necesario proceder a la nacionalización de la banca, comenzando por las
instituciones intervenidas y participadas. La nacionalización del sistema financiero es un
requisito para poder garantizar que el crédito fluye hacia los sectores que van a ser el motor de
un modelo productivo alternativo.
1 a) Proceder a una aditoría general de las entidades financieras para establecer cuál es su
situación real y poner en marcha un saneamiento a costa de los accionistas y acreedores,
que minimice el máximo posible el impacto de dichas medidas en el erario público y en
la clase trabajadora.
6.- Desde el punto de vista fiscal, es preciso tomar medidas de homogeneización fiscal y
control del fraude. En concreto:
a) Iniciar un proceso de convergencia fiscal sobre los sistemas más progresivos, de forma
que se avance en la suficiencia fiscal, se garanticen términos homogéneos de justicia fiscal y se
elimine la competencia fiscal entre países miembros de la UE.
b) Eliminar los paraísos fiscales en el interior de la UE y prohibir las operaciones desde y
hacia paraísos fiscales externos.
c) Extender de forma inmediata el Impuesto sobre Transacciones Financieras, no con
ánimo recaudatorio sino con el objetivo de desincentivar comportamientos financieros que no
vayan en línea con las necesidades de la sociedad.
7.- La cuestión de la deuda pública se ha convertido en una de las manifestaciones más
importantes de la actual crisis. Partimos del hecho, ampliamente reconocido, de que la deuda es
impagable, tras la trasformación de deuda privada en pública ejecutada por las políticas
neoliberales. Para resolver esta cuestión, defendemos las siguientes propuestas:
a) Poner en marcha procedimiento participado de auditoría de la deuda pública que
establezca los criterios para una reestructuración de la misma y un proceso de negociación con
este fin.
b) Rechazar el pago de la deuda ilegítima, entendida como la generada por utilización no
relacionada con la financiación de los servicios públicos y las políticas de protección social.
c) Impulsar los acuerdos necesarios entre países “deudores” para reforzar su situación
ante los acreedores.
Todas estas medidas deben insertarse dentro de un proyecto de transformación y superación del
actual sistema económico capitalista, puesto que la clave reside en romper la perversa lógica del
ciclo del capital a escala europea. Ello sólo puede acometerse si media el cambio en la
propiedad de los grandes medios de producción, con objeto de destinar los recursos a fines
sociales y no a aquellos establecidos por la lógica de la maximización de beneficios privados.
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