ISSN 1831-2888 Relaciones industriales en Europa 2012 Resumen La Europa social Ni la Comisión Europea ni nadie que actúe en su nombre se responsabilizará del uso que pudiera hacerse de esta información. © Fotografía de cubierta: iStockphoto Cualquier uso o reproducción de fotografías no protegidas por los derechos de autor de la Unión Europea requerirá la autorización expresa del titular o titulares de tales derechos. Europe Direct es un servicio que le ayudará a encontrar respuestas a sus preguntas sobre la Unión Europea. Número de teléfono gratuito (*): 00 800 6 7 8 9 10 11 (*) Algunos operadores de telefonía móvil no autorizan el acceso a los números 00 800 o cobran por ello. Más información sobre la Unión Europea, en el servidor Europa de internet (http://europa.eu). Al final de la obra figuran una ficha catalográfica y un resumen. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, 2013 ISBN 978-92-79-29107-4 ISSN 1831-2888 doi:10.2767/33235 © Unión Europea, 2013 Reproducción autorizada, con indicación de la fuente bibliográfica Relaciones industriales en Europa 2012 Resumen Comisión Europea Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión Unidad B.1 Manuscrito terminado en diciembre de 2012 Resumen La crisis financiera y económica que lleva varios años azotando Europa podría llegar a causar una revolución profunda y duradera en las instituciones y las prácticas de las relaciones laborales. Mientras que el informe Relaciones industriales en Europa 2010 apuntaba que el diálogo social había sido un factor importante para explicar la capacidad de resistir los primeros efectos de la crisis, esta nueva edición concluye que el impacto del desafío de la deuda soberana y las políticas de consolidación fiscal que marcan la agenda de muchos países europeos están propiciando más cambios fundamentales en las relaciones laborales en Europa. Relaciones industriales en Europa 2010 apuntaba que, en los primeros compases de la recesión, cuando era el sector privado el que más notaba el impacto del retroceso económico, los gobiernos y los interlocutores sociales a menudo trabajaban juntos para paliar los efectos negativos de la crisis sobre el empleo. A pesar de que en 2010 ya se percibían notables diferencias entre países y sectores, estas soluciones a menudo se basaban en un amplio uso de la flexibilidad interna y se centraban en planes de reducción de jornada y en el apoyo del sistema bancario y de industrias específicas (como la del automóvil) a través de disposiciones fiscales especiales. El diálogo social, tanto bipartito como tripartito, se consideraba un mecanismo útil, flexible y eficiente, capaz de contribuir positivamente a reforzar la capacidad de resistencia y de generar consenso social ante la crisis. Desde entonces, la crisis se ha hecho más profunda y se ha extendido a otros sectores de la economía, incluido el sector público. La crisis financiera se ha convertido en una crisis de deuda soberana y ha convertido la consolidación fiscal en un objetivo crucial de las políticas de ajuste macroeconómico. Esta situación ha complicado el diálogo social, cuya conflictividad ha aumentado en muchos países y sectores, una tendencia especialmente visible en el sector público. Una de las principales características del sector público es que las relaciones laborales están reguladas por leyes diferentes de las que rigen al sector privado. Una característica clave de las relaciones laborales en el sector público es el estatus de los funcionarios de carrera y la posición del Estado como empleador único. Esto implica la existencia de derechos y deberes diferentes para los empleados del sector público, incluyendo ciertas limitaciones en las negociaciones colectivas y el derecho de huelga. Esta situación legal diferenciada y el papel especial que juega el sector público explican en parte las diferencias entre los dos sectores en lo referente a las principales dimensiones de las relaciones laborales, como las negociaciones colectivas y la organización y el papel de los interlocutores sociales. En este informe, se entiende por sector público a todos los empleados de gobiernos centrales y locales, incluidos los sectores de la educación y la sanidad públicas. Como respuesta a la crisis de la deuda pública, el enfoque adoptado por los gobiernos nacionales en relación con el sector 4 público ha sido el de acelerar e intensificar drásticamente las reformas estructurales a largo plazo existentes, y los métodos empleados para implementar las decisiones a menudo han dejado de lado el diálogo social. Podemos identificar dos tipos de situaciones: la primera se centra en un número limitado de países en los que la tendencia a largo plazo hacia una reestructuración del sector público en aras de mejorar la eficiencia sigue adelante con un enfoque más equilibrado y unos niveles limitados de conflicto, dejando la puerta abierta a soluciones acordadas colectivamente entre sindicatos y empleados del sector público. La segunda afecta a países en los que se están implementando programas de consolidación fiscal, y no solo los que reciben asistencia financiera de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En los países afectados por la crisis de la deuda, la consolidación fiscal, la estabilidad financiera y las reformas estructurales son condiciones necesarias para restablecer la confianza y la solvencia fiscal y para, a medio plazo, volver a la senda del crecimiento económico. Los gobiernos de estos países se ven forzados a aprobar medidas más severas que las adoptadas por las empresas del sector privado durante la recesión de 2008-2010. Unas cuentas públicas saneadas aumentan la capacidad de los gobiernos de llevar a cabo políticas en línea con los elementos distintivos del modelo social europeo, como el fomento de la cohesión social y la financiación de servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación. Es por ello que muchas de las medidas tienen como objetivo corregir desequilibrios fiscales y restaurar la confianza de los mercados financieros en la capacidad de los gobiernos nacionales de implementar políticas fiscales responsables y sostenibles. En algunos países, estas medidas han incluido reformas de los sistemas de negociación colectiva, considerados parte del problema. A pesar de que la Comisión Europea siempre ha puesto de relieve la importancia del diálogo social, de la autonomía de los interlocutores sociales y del respeto por las circunstancias y prácticas particulares de cada país, las reformas no siempre han ido acompañadas de un diálogo social plenamente efectivo. Estas reformas han puesto de manifiesto la falta de flexibilidad de las herramientas típicas de los mecanismos de negociación colectiva y de otros sistemas de prevención de conflictos, como las cláusulas de revisión de precios y de prórroga. En las circunstancias actuales hay poco espacio en las negociaciones para el diálogo social, por lo que no se puede repetir la evaluación más positiva del informe Relaciones industriales en Europa 2010 para el período que nos ocupa. La crisis ha tenido un gran impacto en las relaciones laborales en el sector público, especialmente en lo referente a los sindicatos. Desde hace varias décadas, los sindicalistas del sector público han tenido un papel muy relevante en los sindicatos europeos. La sindicalización del sector público de muchos Resumen Estados miembros ha sido significativamente más elevada que la del privado, y es probable que la combinación de las tendencias demográficas con las políticas de austeridad que conducen a una contracción del sector público haga que, en los próximos años, se reduzca todavía más la presencia sindical en el sector servicios. Como consecuencia de las reformas del sector público y del complicado entorno actual, podemos afirmar con casi absoluta certeza que las relaciones laborales en el sector público han cambiado radicalmente. A pesar de que las últimas tendencias en materia de relaciones laborales en Europa son preocupantes, hay pruebas de que un diálogo social bien estructurado puede acarrear resultados positivos. En este informe se documentan algunos de estos avances. Tal como ya sucedía en 2010, los países en los que el diálogo social está más arraigado y donde las instituciones de las relaciones laborales son más sólidas siguen siendo, en general, aquellos en los que la situación económica y social está resistiendo mejor y se ve sometida a menos presiones. Esta realidad también refleja la naturaleza históricamente dependiente de la trayectoria de las relaciones laborales. Este informe arguye que los instrumentos y mecanismos de diálogo social, que han jugado un papel muy positivo en Europa durante muchas décadas, siguen siendo medios válidos para afrontar la crisis y contribuir a crear unas condiciones que favorezcan el crecimiento y el empleo. Más allá de la diversidad de los sistemas nacionales de relaciones laborales, el diálogo social es un elemento clave del modelo social europeo, tal como reconocen los Tratados europeos, incluida la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Las relaciones laborales, ya sea en el sector público o en el privado, son clave para gestionar el conflicto y encontrar soluciones consensuadas en circunstancias difíciles. No obstante, para ser efectivas, las relaciones laborales deben desarrollarse en el marco de un clima de confianza y comprensión mutuas, que favorezca la eficiencia económica y la motivación, la productividad y el desarrollo profesional de los trabajadores. Por su parte, la Comisión Europea ha resaltado la necesidad de modernizar los sistemas de fijación de salarios sin que en el proceso se dejen de lado el respeto por los interlocutores sociales y la negociación colectiva. La Comisión Europea se compromete a fomentar y apoyar el diálogo social en toda la UE, respetando en todo momento la autonomía de los interlocutores sociales y la diversidad de los sistemas nacionales de relaciones laborales. El informe Relaciones industriales en Europa 2012 presenta una visión amplia del estado de las relaciones laborales en la UE en estos momentos. Se basa parcialmente en contribuciones de expertos y resume los puntos de vista expresados por todas las partes interesadas, que pueden diferir de la posición de la Comisión Europea. El capítulo 1 ofrece una visión general de las principales tendencias cuantitativas de los indicadores de las relaciones laborales en la UE. El capítulo 2 del informe analiza con mayor detalle las relaciones laborales en los «nuevos Estados miembros» de la Europa Central y Oriental. El capítulo 3 presenta una tipología de la estructura de las relaciones laborales en el sector público a partir de sus características específicas y de un análisis de conglomerados. El capítulo 4 presenta un análisis del proceso de ajuste en el sector público durante la crisis que se centra tanto en su intensidad como en las formas de diálogo social que se han visto más afectadas. También estudia los cambios en el planteamiento de los interlocutores sociales con respecto al tema de los empleos ecológicos (capítulo 5) y una exploración del papel que juegan estos interlocutores en los debates de las reformas de los sistemas de pensiones y prestaciones sociales en los Estados miembros (capítulo 6). Completan la publicación un resumen de los acontecimientos y las respuestas dadas en materia de diálogo social a nivel europeo (capítulo 7) y una descripción de los principales avances en materia laboral (capítulo 8). Capítulo 1. Visión general de las relaciones laborales europeas, nacionales y en el sector público Este capítulo ofrece una visión general de las relaciones laborales en la Unión Europea (UE), apuntando las principales tendencias y las diferencias más importantes entre países. Asimismo, sienta las bases para el resto del informe, ya que da una visión general de las relaciones laborales en el sector público y las compara con las del sector privado. Habitualmente, se considera que hay grandes diferencias en materia de relaciones laborales entre los veintisiete Estados miembros de la UE. En comparación, las relaciones laborales en el sector público se caracterizan por una mayor homogeneidad entre países. Sin embargo, sí se pueden observar algunas diferencias según el país, debidas a factores como las tradiciones nacionales y la naturaleza exacta del papel del Estado. Las relaciones laborales en la UE normalmente han seguido las tendencias seculares identificadas en anteriores informes sobre las relaciones laborales en Europa. La negociación colectiva es ahora más descentralizada: desde el informe de 2010, el índice ha caído de 2,15 a 1,98. La cobertura de la negociación colectiva varía notablemente entre países, desde alrededor de un 20 % hasta un 100 %. Esta variación depende, en cierta medida, de la tipología del modelo de relaciones laborales vigente en cada país (véase la cuadro 2.2 del informe Relaciones industriales en Europa 2008). La media en los veintisiete países de la UE es del 66 %, porcentaje que baja hasta el 44 % en los países de la Europa Central y Oriental (PECO). La reducción a largo plazo del nivel de afiliación sindical, una tendencia que se puede observar desde la década de 1980 del siglo pasado, no 5 RELACIONES INDUSTRIALES EN EUROPA 2012 ha variado. A ello hay que sumarle la creciente fragmentación de los sindicatos, a pesar de varias fusiones de gran importancia como estrategia para frenarla. La densidad sindical se ha estabilizado en aproximadamente un 24 % y sigue siendo mucho más baja en el sector privado que en el público en la mayoría de Estados miembros. Por otro lado, la situación de las organizaciones de empresarios se ha mantenido bastante estable, especialmente en los países donde pertenecer a ellas es casi obligatorio, y a pesar de la relajación de algunas de estas disposiciones. En general, la cobertura de la negociación colectiva y el grado de centralización de la misma son más elevados en el sector público que en el privado en casi todos los Estados miembros de la UE. La mayor cobertura de la negociación colectiva se explica por factores como el mayor reconocimiento del Estado en sí en su papel de empresa con la cual entablar negociaciones colectivas y de los sindicatos como interlocutores válidos. El mayor nivel de centralización de la negociación colectiva se sustenta en el interés que tienen las autoridades de la administración central en preservar su influencia y control en el proceso de determinación de los salarios. Además, la densidad sindical en el sector público es normalmente más alta que en el privado, algo que se explica por la definición colectiva del régimen laboral y por el mayor reconocimiento del papel de los sindicatos por parte de las empresas públicas. En los últimos años, la evolución de las relaciones laborales se ha caracterizado cada vez más por varias tendencias a largo plazo: la reducción en el número de miembros de las organizaciones que actúan como interlocutores sociales, la descentralización de la negociación colectiva, y la menor coordinación y concentración. Las relaciones laborales en el sector público se han visto empujadas hacia una serie de profundas reformas estructurales, ideadas para aumentar la rentabilidad de los servicios públicos, en general bajo la presión de los objetivos de consolidación fiscal del gobierno, aunque también como consecuencia de la irrupción de nuevas tecnologías. Estas reformas se han traducido en recortes en los servicios públicos, así como en la externalización a manos privadas de varios servicios públicos, o incluso la privatización de partes del sector público, y han contribuido a la transformación de las relaciones laborales en el sector público. Las últimas décadas han destacado especialmente por la tendencia hacia la diferenciación entre grupos de trabajadores y la descentralización. No obstante, estas tendencias han avanzado a diferentes velocidades y no tienen la misma envergadura en todos los Estados miembros de la UE, ni tampoco en el sector privado en comparación con el sector público. La crisis de los últimos años ha acelerado algunas de las reformas que ya estaban en marcha en el sector público. Sin embargo, la velocidad con la que nos ha golpeado ha tenido un profundo efecto sobre el empleo e importantes consecuencias para el futuro de las relaciones laborales en el sector público. 6 Capítulo 2. Evolución de las relaciones laborales en los nuevos Estados miembros de la Europa Central y Oriental Las ampliaciones de 2004 y 2007 hicieron crecer la diversidad de los sistemas de relaciones laborales en la Unión Europea (UE). Más concretamente, los nuevos Estados miembros de la Europa Central y Oriental (los países de la Europa Central y Oriental, o PECO) aumentaron los niveles de variación de las características estructurales e institucionales de las relaciones laborales en la UE. En comparación con la UE-15, los países PECO se caracterizan por la presencia de unos sindicatos más débiles y una erosión más rápida de la densidad sindical, la ausencia de asociaciones de empresarios arraigadas, la falta de tradición a la hora de entablar negociaciones colectivas bipartitas con varias empresas a la vez, una menor cobertura de estas negociaciones (en parte debido a un sistema poco desarrollado de extensión del convenio colectivo) y, finalmente, un fuerte tripartismo formal que sustituye en gran medida a estos sistemas de negociación colectiva a escala sectorial poco desarrollados. Sin embargo, el papel del tripartismo y los pactos sociales y el uso que hacen los empleados de los derechos de información y consulta en el lugar de trabajo también varían entre los países PECO, lo que refleja los diferentes niveles de interés de los gobiernos por introducir estructuras de negociación estables, así como la cantidad de miembros de todas las organizaciones de interlocutores sociales. Aunque tengamos la costumbre de pensar que los sistemas de relaciones laborales de los países PECO son parecidos, este capítulo pone de relieve la diversidad de regímenes y modelos. Algunos países PECO (Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía) se caracterizan por unas instituciones tripartitas débiles —ya sea porque están poco asentadas o porque su autoridad no se respeta—, la fragmentación en la negociación (con la excepción de Rumanía) y la variación de la densidad sindical entre los países del Báltico (Estonia, Letonia y Lituania) y de los Balcanes (Bulgaria y Rumanía). Los países de Visegrad (la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia) destacan por un tripartismo fuertemente consolidado, unas robustas instituciones de negociación colectiva y una amplia representación de los trabajadores. La República Checa y Eslovaquia parecen tener una mayor tendencia al diálogo social y un mayor nivel de coordinación de las negociaciones que Polonia y Hungría. Sin embargo, mientras que tanto Hungría como Polonia son ejemplos de países con una cobertura descentralizada y fragmentada de la negociación colectiva, Hungría también se caracteriza por su estructura de concentración a nivel nacional. Eslovenia, que es el único país PECO corporativista, ha sido el que ha ido más lejos en la institucionalización de la negociación colectiva, la representación de los trabajadores, los pactos sociales y la cobertura de la negociación colectiva. Resumen Aunque hay grandes diferencias entre países, las instituciones (y los agentes) de las relaciones laborales en los países PECO siguen caracterizándose por su debilidad y fragmentación, y algunos cambios en este sentido son especialmente preocupantes. Concretamente, algunas de las reformas que hay en marcha debilitan el consenso necesario para una participación efectiva de los interlocutores sociales en la adaptación al cambio: en varios de estos países, las respuestas que se están dando a la crisis hacen que aumenten los niveles de conflictividad en las relaciones laborales. Es imperativo revitalizar los sistemas de relaciones laborales nacionales y respaldar sus actuaciones para promover y restablecer el consenso y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las reformas económicas y sociales que se están implementando. El capítulo explora la posibilidad de que los interlocutores sociales de los países PECO ayuden a estabilizar y modernizar las estructuras de las relaciones laborales en respuesta a los cambios en el mercado laboral derivados de la ampliación de la UE y la crisis económica. Uno de los principales retos del período posterior a la ampliación ha sido la migración de los PECO a los países de la UE-15, que ha llevado a los sindicatos de algunos países PECO y a varios sectores a negociar mejores condiciones laborales para frenar la ola migratoria. Además, tras acceder a la UE, las empresas transnacionales ofrecieron incentivos para europeizar las relaciones laborales en los PECO, hasta el punto de crear una serie de comités de empresa europeos (CEE) especialmente activos. Aunque solo se observan casos puntuales de transposición de las normas sociales occidentales a los países PECO a través de empresas transnacionales y el CEE (el comité de empresa europeo), sí hay algunos ejemplos positivos de empresas que hacen aumentar las capacidades de las organizaciones de empresarios en los países PECO. La crisis económica también ha producido respuestas de los interlocutores sociales en estos países, tanto a nivel nacional como sectorial o incluso de empresa, y tanto en el sector público como en el privado. A pesar de que en algunos países se han pactado respuestas negociadas a la crisis y se ha consolidado la negociación colectiva, en otros países y casos ha aumentado la conflictividad de las relaciones laborales y los sindicatos han optado por la acción sindical para apoyar sus reivindicaciones tras verse excluidos de las negociaciones directas. Estas tendencias son un reflejo de las detectadas en los países de la UE-15 durante la primera fase de la crisis, entre 2008 y 2010, y evidencian un retraso de entre un año y año y medio en las respuestas a la crisis en los países PECO. En el capítulo se explica cómo pueden estas actuaciones ayudar a reconfigurar el papel de los interlocutores sociales y las instituciones de las relaciones laborales en los PECO. Por un lado, el capítulo documenta la posibilidad de que se produzcan acciones organizadas en países donde los sindicatos son estructuralmente débiles y cuya base social está en retroceso. Por el otro, debería tenerse en cuenta que no todas estas actuaciones han aportado mejoras sustanciales para los empleados, victorias para los sindicatos o la consolidación de las instituciones de negociación y del diálogo social. Un elemento crucial es la capacidad de los interlocutores sociales: tanto las organizaciones de empresarios como los sindicatos deben mejorar su capacidad organizativa y administrativa. A menudo se han puesto en duda la persistencia o el grado de participación de los interlocutores sociales en las actuaciones llevadas a cabo tras la ampliación y la crisis, así como la consecución de resultados tangibles. Los interlocutores sociales de los países PECO deben seguir reforzando su posición estructural y desarrollar más capacidades para poder obtener resultados tangibles y avanzar en la consolidación del diálogo social y en la transformación de los sistemas de relaciones laborales nacionales hacia un modelo de negociación colectiva predominantemente bipartito. Capítulo 3. Relaciones laborales en transición en el sector público A pesar de ser más uniformes en el sector público que en el privado, las relaciones laborales difieren entre países en función del tamaño y la estructura del sector público, el régimen laboral de los empleados públicos, las organizaciones de empresarios y sindicatos, los sistemas de fijación de salarios, el grado de centralización o descentralización de la negociación colectiva, el conflicto salarial y la resolución de conflictos. Incluso la propia noción de sector público está evolucionando debido a los cambios estructurales en la organización y la prestación de servicios de interés general. Un rasgo clave es si el contrato laboral se rige por un estatuto de Derecho público o por el Derecho laboral. Esta distinción va ligada a los dos enfoques tradicionales con respecto a las relaciones laborales en el sector público: el «empleador soberano» y el «empleador modelo». En el primer caso, los funcionarios disfrutan de derechos especiales, como seguridad en el empleo, pero tienen que cumplir con una serie de obligaciones específicas y pueden tener ciertas limitaciones en relación con el derecho a negociar colectivamente, y también al de declararse en huelga. Este modelo es el típico de países que han heredado la tradición alemana del Rechtstaat y, en cierta medida, de algunos otros países, como los de la Europa Central y Oriental. El segundo enfoque es el típico del derecho consuetudinario del Reino Unido, en el que no existe ninguna separación fundamental entre la regulación legislativa del empleo en el sector público y en el privado: en este caso, la negociación colectiva es el método más utilizado para determinar las condiciones laborales, en el marco de una actitud tradicionalmente más «benigna» del empleador hacia los sindicatos que en el sector privado. 7 RELACIONES INDUSTRIALES EN EUROPA 2012 La estructura de las relaciones laborales en el sector público tiene unas características muy específicas, pero hay muchos aspectos que son comparables a los del sector privado. Los mecanismos de negociación colectiva y fijación de salarios han seguido dos tendencias interrelacionadas: la descentralización, dentro o fuera de un marco coordinado desde el centro, y la sustitución parcial de los sistemas automáticos de promoción profesional y aumento salarial basados en la antigüedad por sistemas basados en el rendimiento, lo que se ha traducido en mayores diferencias en la evolución profesional y las condiciones laborales de los empleados públicos. A pesar de una cierta tendencia hacia la convergencia, tanto entre países como entre el sector público y el privado dentro de cada país, las relaciones laborales en el sector público todavía presentan una gran diversidad en los veintisiete Estados miembros de la Unión Europea (UE), enraizadas en tradiciones legales e institucionales específicas de cada país. Podemos identificar cinco grupos de países. Primero, los países nórdicos, que se caracterizan por: una elevada proporción de empleados que trabajan para el sector público; una significativa presencia de mujeres; la armonización entre funcionarios de carrera y personal contractual; una densidad sindical muy elevada; amplias prácticas de negociación colectiva con modelos de retribución basada en el rendimiento y dentro de un sistema de negociación descentralizado y dual, con mecanismos de coordinación fuertes; y pocas restricciones al derecho de huelga, que se combinan con una maquinaria especial para la resolución de conflictos colectivos. El segundo grupo comprende Alemania, Francia, Austria, Bélgica y los Países Bajos, caracterizados por la tradición del Rechtstaat y un fuerte componente de funcionarios de carrera, con severas restricciones de los derechos de negociación y, en ciertos casos, del derecho de huelga. En todos estos países, el sistema de fijación de sueldos está relativamente centralizado, la proporción de empleados que trabajan en el sector público es alta en algunos pero baja en otros, la participación de la mujer es alta en todos los casos y la proporción de trabajadores temporales y a tiempo parcial es también variable. El tercer grupo comprende los países del sur de Europa, con características como el régimen laboral especial de gran parte de los empleados públicos y la inexistencia o el alcance limitado de la negociación colectiva, a pesar de que Italia se ha ido desplazando hacia el modelo nórdico en los últimos años. La densidad sindical es alta o medio-alta y la proporción de empleados que trabajan en el sector público es, en comparación con otros países europeos, medio-baja. El porcentaje de mujeres y de empleos a tiempo parcial son generalmente bajos, mientras que la presencia de trabajadores temporales varía más. 8 El cuarto grupo es el compuesto por los países de la Europa Central y Oriental (PECO). La mayoría cuenta con una proporción comparativamente baja de empleados que trabajan en el sector público, aunque la presencia de mujeres es relativamente alta. Hay un número limitado de empleados temporales y a tiempo parcial, y los sindicatos son generalmente débiles, especialmente en la administración central. La práctica de la negociación colectiva es muy limitada y, en caso de producirse negociaciones de algún tipo, son solo a nivel individual. En consecuencia, la cobertura de la negociación es muy baja. En algunos países hay instituciones de diálogo social, pero su papel se ha visto notablemente reducido en los últimos años. También existen restricciones del derecho a huelga, especialmente en la administración central. En general, este grupo se caracteriza por la debilidad de las instituciones y las prácticas ligadas a las relaciones laborales, siendo Eslovenia la principal excepción. Por último, el Reino Unido es un caso aparte, debido a varias particularidades: los empleados públicos, incluidos los funcionarios, no gozan de ningún estatuto específico. Cuenta con unas prácticas de negociación muy difuminadas, con una estructura de negociación a un solo nivel que, sin embargo, está flanqueada por el sistema de organismos de revisión salarial. Asimismo, no existen limitaciones especiales de los derechos de asociación y de huelga, con la excepción de algunos grupos. A pesar de la adopción de medidas para reducir la fragmentación y la dispersión salarial desde finales de la década de 1990, las negociaciones siguen estando descentralizadas en el caso de los funcionarios. La densidad sindical es medio-alta en comparación con el resto de países europeos y casi cuatro veces superior a la del sector privado británico. Dentro de esta diversidad, la crisis ha ejercido algunas presiones comunes a todos los países: un retorno al unilateralismo por parte de los gobiernos y las empresas públicas en detrimento del diálogo social —a veces clave para que se introdujesen o reforzasen prácticas de gestión de los recursos humanos similares a las del sector privado—, la debilitación de las prerrogativas especiales de los empleados públicos (en caso de existir previamente) la fijación de los salarios desde arriba y la reducción del papel de los sindicatos, tanto en penetración como en capacidad de influir las políticas de gobiernos y empresas públicas. Capítulo 4. Consecuencias de la crisis para las relaciones laborales en el sector público La crisis económica y financiera ha sometido las relaciones laborales en el sector público a una gran tensión. Se está imponiendo un examen más minucioso de la efectividad y la eficiencia del gasto público, que ha puesto en duda el papel de Resumen partes interesadas tan relevantes como los sindicatos del sector público y ha aumentado el control administrativo y financiero al que el gobierno central somete a empresas anteriormente autónomas y con autoridad delegada. Resulta indiscutible que, aunque la respuesta inicial a la primera fase de la crisis afectó principalmente al sector privado, los gobiernos ven ahora en el sector público un factor clave en sus políticas de ajustes, en gran medida también para distribuir de forma más equitativa el ajuste y para fomentar la reasignación sectorial en favor de sectores transables. Con la consolidación fiscal en mente, los gobiernos han intentado reducir los gastos recurriendo a congelaciones y recortes salariales, recortes de plantilla y cambios en los sistemas de pensiones. Además, han modificado la jornada laboral y han revisado las pautas de organización del trabajo para aumentar la rentabilidad. Por su propia naturaleza, estas medidas no siempre se han implementado con el consenso de los sindicatos. En líneas generales, el proceso de ajuste ha sido muy diferente de las estrategias adoptadas por el sector privado, descritas en el informe Relaciones industriales en Europa 2010. Aunque la necesidad de realizar ajustes fiscales justifica algunas de las medidas, en ciertos casos se ha deteriorado el clima de las relaciones laborales. A pesar de que todos los Estados miembros se han visto afectados por la crisis, el proceso de ajuste y su intensidad han diferido notablemente en función del país. No hay una división clara entre la Europa Septentrional y la Europa Meridional, como a menudo se cree. Un primer grupo de países, con Grecia, Irlanda y Portugal como casos paradigmáticos, han implementado los programas de ajuste de mayor impacto, ya que se enfrentan al complejo reto de combinar la consolidación fiscal con el aumento de la efectividad de los servicios públicos. Dado que en estos países hay poca tradición de reformas estructurales del sector público, el impacto de la consolidación fiscal ha sido comparativamente mayor y el diálogo social en el sector público resulta más difícil que en otros países. Los programas de austeridad de los países bálticos, y también de Hungría y Rumanía, ejemplifican esta misma pauta de ajuste, aunque en un contexto político y económico diferente. Con la excepción de Irlanda, los gobiernos de estos países no han provocado los cambios en las relaciones laborales en el sector público a través de un proceso de diálogo social. En realidad, los trabajadores del sector público han visto cómo se les imponían cambios unilaterales de las condiciones laborales y salariales, normalmente en más de una ocasión. Los gobiernos nacionales de un segundo grupo de países, no inmunes a las presiones de consolidación fiscal, han sido capaces de controlar más directamente tanto el ritmo como la forma de los programas de ajuste, que normalmente han supuesto la adaptación o la continuación de unas reformas estructurales destinadas a aumentar la eficiencia y la efectividad del sector público. Dada la gravedad de la crisis económica y financiera, las medidas de austeridad implementadas en estos países también afectan notablemente a los trabajadores del sector público, pero la discontinuidad con respecto a anteriores reformas de la administración y la organización de los servicios públicos es menor. Estos países han implementado una serie de medidas económicas, pero con una intensidad menor: congelaciones en vez de recortes salariales, y restricciones en el número de contrataciones en vez de reducciones de plantilla. Una diferencia importante con el primer grupo de países no es tanto el tamaño del sector público como el legado de modernización del sector. Este grupo engloba a países como Alemania y los países nórdicos, pero también a Francia, los Países Bajos y, con algunas salvedades, el Reino Unido. Estos países no se han tenido que enfrentar a una crisis fiscal ni a turbulencias del mercado, sino que han proseguido con un proceso de reforma a largo plazo de las relaciones laborales en el sector público. A pesar de que el diálogo social a menudo se ha vuelto tenso, ha habido más esfuerzos concertados para consultar y negociar con los trabajadores del sector público. La respuesta a la austeridad indica grandes cambios en tendencias más a largo plazo. El abanico de medidas de austeridad implementadas consolida la evolución hacia el unilateralismo de la administración en las relaciones laborales del sector público. Esto tiene consecuencias tanto para las empresas y organismos como para los trabajadores de este sector. En el caso de los primeros, la capacidad de maniobra de los gestores públicos se está reduciendo sustancialmente porque estos cuentan con menos recursos para invertir y, al mismo tiempo, se les presiona para que cumplan con una serie de objetivos fiscales. Esto fomenta la adopción de estrategias de reducción de costes laborales —es decir, menos personal y contratado con unas condiciones menos ventajosas— que hacen que se ponga en duda hasta qué punto el sector público sigue siendo un empleador modelo. Además, la regulación de las relaciones laborales por medio de la negociación colectiva se ve muy limitada, dada la reducción de los recursos disponibles, las congelaciones salariales y la suspensión de los mecanismos de negociación convencionales. Está emergiendo un nuevo unilateralismo centralizado, parecido a la regulación unilateral tradicional de las relaciones laborales del sector público por parte de las autoridades políticas centrales, aunque poniendo de relieve la efectividad y la eficiencia en vez de la imparcialidad y la equidad. Para los sindicatos, el sector público no ha dejado de lado sus intentos de ser un empleador modelo. No obstante, la prioridad que se da a este principio es muy inferior a la que se le daba en el pasado. Los sindicatos de la función pública, sometidos a una gran presión, han visto cómo se debilitaba su papel en relación con la mayoría de reformas en curso. El riesgo es que, sin un clima de comprensión mutua, las reformas solo fomentarán el ahorro, lo que dejará en tela de juicio la calidad de los servicios y la capacidad de prestarlos. 9 RELACIONES INDUSTRIALES EN EUROPA 2012 Capítulo 5. U n diálogo social más ecológico Uno de los principales compromisos de la Estrategia Europa 2020 es hacer realidad la transición hacia la sostenibilidad climática y medioambiental, especialmente en lo referente a la optimización de los recursos energéticos. Este objetivo se quiere alcanzar siguiendo un itinerario con una orientación política y centrado en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar el porcentaje de energía proveniente de fuentes renovables y reducir el consumo global de energía. Para generar empleo y transformar los puestos de trabajo actuales en empleos «verdes» y «más verdes» se necesitarán nuevos conocimientos y cualificaciones y un cambio de actitudes. Un aspecto clave es el papel que podrían jugar los interlocutores sociales, ya sea a iniciativa propia o a petición de las autoridades públicas. La implicación de los interlocutores sociales en esta agenda ha ido aumentando gradualmente, pero la situación en Europa no es ni mucho menos homogénea: en la práctica, el grado de implicación y movilización varía mucho. Poco sabemos del posible impacto del proceso de ecologización en la calidad de los trabajos del futuro, pero no debemos dar por sentado que sea positivo. Los actores sociales consideran que el área en la que el impacto de la ecologización se notará primero y con mayor intensidad será en todo lo relacionado con las aptitudes y la formación de los trabajadores, mientras que aspectos como la carrera profesional y la seguridad del empleo, la relación entre la vida laboral y la vida personal y familiar, la salud y la seguridad y la infraestructura social se verán menos afectados. Encontramos más ejemplos de diálogo social centrados en estos temas en sectores en los que los interlocutores sociales ya están bien representados. Sin embargo, el diálogo es mínimo o inexistente en las industrias emergentes. En el sector de la electricidad y, más concretamente, de la generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables, viene determinado por lo «asentada» que esté la fuente de energía en cuestión. El subsector solo estará bien representado por los actores tradicionales de las empresas más establecidas en los casos en los que la técnica en cuestión se haya estado empleando durante un período de tiempo relativamente largo en un país determinado (por ejemplo, la producción de energía hidroeléctrica) o en los que los proveedores de energía más conocidos se abastezcan cada vez más de fuentes renovables. En las industrias emergentes (como las de producción de energía a partir de biomasa, eólica o placas fotovoltaicas), las empresas son especialmente heterogéneas. Muchas de ellas son organizaciones muy pequeñas ubicadas en zonas remotas, por lo que están lejos del área de interés y de alcance de los interlocutores sociales. A pesar de que se han creado muchas asociaciones con la intención de representar a las empresas del sector, este asociacionismo todavía no se ha traducido en la aparición de organizaciones capaces de actuar 10 como interlocutores sociales y con poderes reales de negociación. En el caso de los sindicatos, existen algunos ejemplos de estrategias de captación activa de afiliados en los sectores emergentes en un grupo reducido de países, como Alemania, Portugal y el Reino Unido. En países como Malta y Chipre, donde el sector de la energía renovable aún está dando sus primeros pasos, no se han detectado intentos sindicales de conseguir una cierta representación. Aunque el compromiso de Europa con la transición a una economía hipocarbónica es indudable, la reducción de las subvenciones públicas y los incentivos fiscales, la caída de las tarifas reguladas y la desaparición de otras medidas de apoyo público a las renovables pueden frenar el proceso de ecologización. Los datos aportados por el Observatorio Europeo de la Reestructuración demuestran que, al igual que cualquier otra industria joven, los sectores ligados a la economía verde se enfrentan a unos niveles significativos de turbulencias. Se trata especialmente de empresas de las industrias de la producción de energía solar y eólica, que se han visto sometidas a una fuerte presión debido al exceso de capacidad y a la creciente competición de sus rivales chinas, problemas agravados por el hecho de que algunos Estados miembros han modificado sus planes de apoyo a estas industrias. Sin embargo, y a pesar de todo, el número de puestos de trabajo en la economía verde ha seguido aumentando durante la recesión, y se prevé que la tendencia siga siendo la misma. Se han dado casos de creación de puestos de trabajo basados en el uso intensivo de conocimientos en los sectores de la energía renovable y la eficiencia energética. Reforzar y promover las actividades de los interlocutores sociales a todos los niveles (europeo, nacional, sectorial, regional e incluso a nivel de empresa) es crucial para que la transición hacia una economía hipocarbónica sea un éxito. Existen iniciativas interesantes a varios niveles desarrolladas por interlocutores sociales que ponen de relieve qué se puede hacer. No obstante, aún hay que dar respuesta a grandes retos. Por ejemplo, ofrecer programas de reciclaje y formación profesional al nivel sectorial es un planteamiento muy prometedor, y su disponibilidad garantizaría que las pequeñas y medianas empresas (PYME) también tuvieran acceso a estos servicios. La inclusión de las PYME es de vital importancia, ya que hay que tener en cuenta que los subsectores emergentes acostumbran a estar fragmentados. Otro reto sería integrar las capacidades y conocimientos necesarios en una economía hipocarbónica en modelos formativos, planes de estudios y programas de prácticas de todo tipo. Finalmente, la «ecoinnovación» organizada en la participación puede ser una estrategia útil a nivel de empresa. Este enfoque podría consistir en involucrar a representantes sindicales o de la plantilla en estructuras de gestión ecológicas, bien dándoles responsabilidad en programas de formación relacionados con el medio ambiente o auditorías energéticas, Resumen o incluyendo objetivos de eficiencia energética y prestaciones adicionales para los empleados vinculadas en los convenios colectivos A nivel europeo, el Fondo Social Europeo es un instrumento importante para apoyar la transición de la mano de obra del continente hacia un futuro de conocimientos y empleos ecológicos. Capítulo 6. Participación de los interlocutores sociales en los sistemas de pensiones y de prestaciones por desempleo de la UE Aunque existen grandes diferencias entre los sistemas nacionales de pensiones y prestaciones por desempleo, las ventajas y desventajas que se considera que supondría la participación activa de los interlocutores sociales en la formulación de estas políticas afectan a todos por igual. No obstante, su naturaleza exacta depende de temas como la relación entre los interlocutores sociales y los responsables políticos y el papel exacto que tienen estos actores. La participación de los interlocutores sociales en el desarrollo de políticas sociales se inscribe en la interacción entre las relaciones laborales y las políticas sociales, del mismo modo que otros aspectos de las políticas sociales, como las cargas sociales, tienen un efecto directo en los salarios netos. Esta interrelación hace que los interlocutores sociales tengan que implicarse más en los debates actuales sobre políticas sociales y la reforma de las prestaciones. En el pasado, la moderación salarial se traducía en mayores derechos sociales (es decir, se reducían los incrementos salariales a cambio de mejoras en los derechos sociales), pero la competencia económica actual y los límites de la capacidad de gasto del Estado del bienestar ya no permiten que así sea. Necesitamos una visión ecuánime del papel de empresas y sindicatos para poder comprender los retos a los que se enfrentan unos y otros, los cambios en las áreas de responsabilidad de agentes estatales y no estatales y las repercusiones de estos cambios sobre las desigualdades y la seguridad social. Existen tendencias y retos comunes a la participación de los interlocutores sociales y a su influencia sobre los sistemas de prestaciones por desempleo, como el intento de adaptar estos sistemas a los cambios económicos y del mercado de trabajo de los últimos veinte años y la reacción de estos interlocutores ante tal adaptación. Centrándonos en los últimos años, la crisis económica ha supuesto un gran desafío para los sistemas de prestaciones por desempleo. La participación de los interlocutores sociales en la definición de políticas relacionadas con la reforma de las pensiones es un área que, teniendo en cuenta los cambios demográficos a los que nos enfrentamos, se considera de máxima prioridad para los gobiernos. Invitar a los interlocutores sociales a participar en la reforma de las pensiones es una forma de garantizar la consecución de soluciones sostenibles para un asunto político con tantas implicaciones a largo plazo. Sin embargo, los gobiernos temen que los interlocutores sociales no sean capaces de proponer las reformas radicales que se necesitan en algunos casos. Es innegable que, en los últimos años, los sindicatos de muchos Estados miembros de la UE se han opuesto frontalmente a los planes de reforma de las pensiones. Aunque los gobiernos de algunos países han integrado varias de las contrapropuestas de los interlocutores sociales en sus proyectos, en otros países, la influencia de estos interlocutores ha sido mínima. Un campo con un claro potencial de crecimiento es el de las pensiones complementarias y los planes de pensiones privados, que deberían llenar el vacío dejado por la reducción de las prestaciones ofrecidas por el Estado. Es un campo propicio para que los interlocutores sociales tengan un papel mucho más activo en la formulación y la gestión de las políticas correspondientes, especialmente en el caso de las pensiones de jubilación. Sin embargo, todavía hay que superar grandes desafíos, con el impacto persistente de la crisis destacando por encima del resto. Los gobiernos se han visto obligados a llevar a cabo reformas para reducir gastos, tanto en el marco de las políticas de austeridad como dentro de un contexto más general de cambios demográficos a los que hay que responder. Los sindicatos y algunas organizaciones patronales se han opuesto repetidamente a los planes de los gobiernos y, en ciertos casos, han conseguido influir en las políticas. No obstante, la mera velocidad a la que se suceden los acontecimientos y la necesidad de implementar las reformas lo antes posible ha significado que la influencia de los interlocutores sociales a veces haya sido bastante limitada. Todos estos cambios suponen una serie de retos importantes para los interlocutores sociales. Los gobiernos están claramente obligados a encontrar soluciones, por un lado, a los problemas que acarrea la crisis y, por otro, a los problemas más a largo plazo que suponen los cambios demográficos y económicos. Buscar el consenso con todas las partes interesadas, incluidos los interlocutores sociales, es una forma de hacerlo. Sin embargo, los interlocutores sociales deberán desarrollar estrategias para asegurar su puesto en la mesa de negociaciones en un contexto en el que los gobiernos formulan sus respuestas a la crisis con gran rapidez. El desarrollo de sistemas de pensiones complementarias y planes de pensiones privados supone una oportunidad real para que los interlocutores sociales participen activamente en la reforma. En cualquier caso, deben definir una estrategia más a largo plazo en respuesta a los cambios que se están produciendo si quieren asegurarse un papel importante en el desarrollo de estas políticas, y no confiar únicamente en la capacidad legislativa del Estado. 11 RELACIONES INDUSTRIALES EN EUROPA 2012 Capítulo 7. E voluciones del diálogo social europeo de 2010-2012 Las estructuras de diálogo social a escala europea siguen siendo un foro importante de debate y negociación entre los interlocutores sociales de toda la Unión Europea (UE), tanto a nivel sectorial como transectorial. Durante los últimos dos años, los representantes de la patronal y de los trabajadores han consensuado más de setenta textos, han llevado a cabo numerosos proyectos conjuntos y han empezado a cooperar en nuevos sectores económicos. En líneas generales, en 2012 los interlocutores sociales firmaron un número significativo de acuerdos. Los interlocutores sociales solicitaron la implementación de dos de ellos, el que establece unos estándares mínimos en el transporte por vías navegables y el del sector de la peluquería, a través de la legislación europea, en virtud del artículo 155, apartado 2, del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), y se prevé que soliciten lo mismo una vez se haya concluido el acuerdo sobre el sector de la pesca marítima. Estas peticiones, especialmente la relacionada con el acuerdo que afecta al sector de la peluquería, captaron la atención de algunos medios y generaron un cierto debate político en 2012. Por su parte, la Comisión Europea está estudiando los dos acuerdos de forma imparcial y no ha adoptado todavía una decisión para proponer o no su implementación legislativa. En contraste con estos dos casos, los interlocutores sociales implementarán de forma autónoma el nuevo acuerdo alcanzado en el sector del fútbol profesional, de acuerdo con los procedimientos y las prácticas laborales y administrativas específicas y la legislación de los Estados miembros. Además, los interlocutores sociales intersectoriales han estado negociando la revisión de la Directiva relativa a la ordenación del tiempo de trabajo desde diciembre de 2011. No obstante, estas negociaciones terminaron a finales de 2012 sin que se alcanzase un acuerdo. Los efectos sociales y sobre el empleo de la crisis económica y financiera han seguido marcando la agenda de los interlocutores sociales intersectoriales y de muchos comités de diálogo social sectorial. Más concretamente, varios comités estudiaron los efectos de la reestructuración del sector público derivados de la grave crisis de la deuda en representación de las empresas y los trabajadores del sector público. A finales de 2012, los interlocutores sociales del sector de las administraciones del gobierno central aprobaron un marco de actuación en servicios de calidad, por el que se comprometen a implementar los valores fundamentales de los servicios de interés general para mejorar el desarrollo, la visibilidad y la adaptabilidad de los servicios públicos en un contexto de crisis. También en el año 2012, los interlocutores sociales de los gobiernos locales y regionales aprobaron una serie de recomendaciones que conforman un marco de actuación para contribuir a una Europa social y sostenible a escala local y 12 regional y que apoya el papel del sector público como generador de empleo. El objetivo global es preparar mejor a los empleados y a los gobiernos locales y regionales, en su papel de contratantes, para los cambios de contexto en el lugar de trabajo. Los interlocutores sociales de las administraciones del gobierno central y de los gobiernos locales y regionales también aprobaron una serie de opiniones conjuntas sobre el impacto de la crisis económica. Los representantes de los sectores educativo, sanitario y hospitalario trabajaron en los procesos de reestructuración a los que se enfrentan. Por su parte, los interlocutores sociales del sector de la energía respondieron activamente a las políticas de la Comisión Europea de reducción de los efectos del cambio climático. La dimensión social de la hoja de ruta Energía 2050 y una transición justa y sin problemas hacia un sector de la energía más «verde» y sostenible fueron los principales asuntos tratados. Se prevé que el sector de la energía sufra una transformación radical en los próximos años, y los interlocutores sociales sectoriales han querido subrayar la importancia del diálogo social y las consultas públicas en una época de grandes turbulencias. Además de los desafíos derivados de la crisis y de la «ecologización» de la economía, hay otros temas que han tenido un papel relevante en la agenda de los comités de diálogo social. Además de las iniciativas propias de los interlocutores sociales, las consultas propuestas por la Comisión Europea y la participación de los interlocutores sociales en evaluaciones de impactos actúan como catalizadores del trabajo de los comités de diálogo social. La salud y la seguridad siguieron siendo una importante área de actuación para muchos comités y, en los dos últimos años, han visto la luz varias iniciativas nuevas en este campo: desde proyectos hasta declaraciones comunes y conjuntas, pasando por el intercambio de información en sectores que van desde la agricultura hasta la construcción o los servicios públicos. Los interlocutores sociales de los sectores de la seguridad privada, la aviación civil y el transporte por carretera abordaron el tema de las condiciones laborales, íntimamente relacionado con la salud y la seguridad. Además, los interlocutores sociales prosiguieron su trabajo en materia de desarrollo de las capacidades, especialmente entre los nuevos Estados miembros. Las actuaciones en este sentido normalmente han sido en forma de proyectos y sesiones formativas organizadas, entre otros, en los sectores de la construcción, la agricultura, la banca y los seguros. Varios comités de diálogo social sectorial y transectorial tocaron también temas como las políticas de empleo, la formación profesional y la capacitación. Un estudio conjunto en materia de flexibilidad y seguridad laborales, realizado por los interlocutores sociales intersectoriales, demostró que, si se implementa correctamente, la llamada flexiseguridad puede constituir una solución ventajosa para todos, capaz Resumen de satisfacer tanto a empresarios como a sindicatos. A pesar de eso, el estudio también puso de relieve muchos riesgos ligados a la flexiseguridad y dio a conocer algunos resultados preocupantes cosechados en varios Estados miembros. La igualdad de género sigue siendo un asunto prioritario para los interlocutores sociales. Es necesario reforzar los compromisos y las actuaciones necesarios para promover la igualdad de género a través del diálogo social y el tripartismo. Durante los últimos dos años se llevaron a cabo proyectos relacionados con la presencia de mujeres en el sector del transporte público urbano y en el transporte ferroviario para recopilar información, destacar las buenas prácticas y formular recomendaciones. En el sector audiovisual se aprobó un marco de actuación para afrontar temas como la equiparación salarial y la conciliación de la vida laboral y la personal. La equiparación de los salarios de hombres y mujeres fue también el tema principal de una declaración común acordada por los interlocutores sociales del sector de la administración central. Sin embargo, es necesario llegar a más sectores y pedir a los interlocutores sociales europeos que la igualdad de género siga siendo una de las principales prioridades horizontales y que implementen medidas específicas, no solo en el tema de la brecha salarial entre hombres y mujeres, sino también en otras áreas que antes formaban parte de los marcos de actuación. Más concretamente, se necesitan avances para reducir la segregación por sexos, para mejorar el equilibrio entre la vida profesional y la vida privada en sectores donde la mayoría de trabajadores son hombres y para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres en sectores donde las mujeres son mayoría. Asimismo, los interlocutores sociales de diferentes sectores también decidieron abordar conjuntamente varios problemas de importancia suprasectorial. Como consecuencia de estas iniciativas, los interlocutores sociales europeos firmaron una serie de directrices conjuntas para los sectores de los hospitales, el gobierno regional y local, la educación, el comercio y los servicios de seguridad privados con el fin luchar contra la violencia de terceros y el acoso laboral. De forma parecida, los interlocutores sociales de los sectores de la limpieza, el catering y el textil se unieron a la iniciativa del comité de diálogo social de la seguridad privada para aprobar un dictamen conjunto sobre las obligaciones sociales de los licitadores. El número de comités de diálogo social ha seguido aumentando. En 2012 se creó el 41º comité de diálogo social sectorial, el de la industria de la alimentación y las bebidas. Con este, ya existen comités de diálogo social sectoriales europeos prácticamente en todos los sectores industriales. Los interlocutores sociales de la industria gráfica y de los sectores portuario, de los deportes y del ocio activo también tienen planeado crear comités de diálogo social en un futuro próximo. Capítulo 8. Revisión de la legislación europea 2010-2012 En el marco de la Estrategia Europa 2020 y, más concretamente, de la agenda de nuevas cualificaciones y empleos, las iniciativas legislativas de la Unión Europea (UE) que vieron la luz entre 2010 y 2012 estuvieron orientadas a mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo y a mejorar la calidad de los trabajos en un contexto de records históricos de desempleo y deterioro de las condiciones laborales durante la crisis, pero también de resultados heterogéneos en materia de calidad del empleo en la última década. En este contexto, la Comisión Europea centró su actividad en dos ejes. Primero, en revisar la legislación europea vigente e incentivar la adopción de instrumentos no vinculantes como parte de un marco legal europeo en materia de empleo más «inteligente». Segundo, en revisar la estrategia europea en materia de salud y seguridad en el trabajo. A nivel europeo, los interlocutores sociales se mostraron muy activos y consiguieron cerrar varios acuerdos de alcance europeo (más detalles en el capítulo 7). Este capítulo también analiza la interpretación de las disposiciones de las directivas europeas, dando ejemplos de varias sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el ámbito de la implementación del derecho del trabajo. Entre las principales novedades transectoriales en el ámbito del derecho del trabajo de la UE destacan la propuesta legislativa de la Comisión Europea para mejorar el cumplimiento de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores y la revisión en curso de la Directiva relativa a la ordenación del tiempo de trabajo. En relación con el segundo, se entablaron negociaciones con los principales interlocutores sociales intersectoriales a nivel europeo, aunque terminaron sin acuerdo a finales de 2012. Los servicios de la Comisión Europea están estudiando los acuerdos sectoriales que firmaron los interlocutores sociales sectoriales, en el transporte por vías navegables y el sector de la peluquería, en aras de su posible remisión al Consejo para su adopción (más detalles en el capítulo 7). La Directiva 2009/13/CE, que implementa el acuerdo de los interlocutores sociales con respecto al Convenio sobre el Trabajo Marítimo de 2006 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entrará en vigor el 20 de agosto de 2013 (es decir, al mismo tiempo que el convenio). Tras la segunda fase de consultas con los interlocutores sociales sobre la revisión de la exclusión de los trabajadores del mar del ámbito de aplicación personal de varias directivas de la UE en materia de derecho laboral, la Comisión Europea está finalizando su evaluación de impacto y analizando una propuesta de iniciativas de seguimiento en este ámbito. La Directiva relativa al trabajo a través de empresas de trabajo temporal y la versión refundida de la Directiva sobre la constitución de un comité de empresa europeo se implementaron en todos los Estados miembros. 13 RELACIONES INDUSTRIALES EN EUROPA 2012 En consonancia con los principios de la legislación «inteligente», la Comisión Europea estudió el funcionamiento y los efectos de varias directivas para evaluar si se adecuan a su finalidad o si, por el contrario, deben modificarse o ponerse al día. En el ámbito del derecho laboral, se está llevando a cabo una primera verificación de la idoneidad en el campo de la información y consulta de los trabajadores en el lugar de trabajo. En los últimos dos años se han llevado a cabo seis revisiones diferentes de la implementación de varias directivas. El documento de trabajo de 2011 de los servicios de la Comisión Europea sobre la evaluación intermedia de la estrategia de la UE en el ámbito de la salud y la seguridad indicó que más de 5 500 trabajadores europeos mueren al año a causa de accidentes relacionados con el trabajo, lo 14 que demuestra que sigue siendo muy importante actuar en este campo. La estrategia comunitaria de salud y seguridad en el trabajo 2007-2012 se está evaluando actualmente, y las conclusiones se tendrán en cuenta a la hora de definir las prioridades estratégicas para el período 2013-2020. Es la primera vez que una evaluación ex post cubre un ámbito entero de la política social europea. Finalmente, la Comisión Europea está trabajando para adaptar la legislación vigente a riesgos emergentes o específicos (por ejemplo, los campos electromagnéticos, el humo del tabaco en el lugar de trabajo, las afecciones musculoesqueléticas) y participó en el desarrollo de una serie de instrumentos políticos no vinculantes relacionados con la exposición al amianto o a las mejores prácticas en agricultura. Comisión Europea Relaciones industriales en Europa 2012. Resumen Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, 2013 2013 — 14 pp. — 21 × 29,7 cm ISBN 978-92-79-29107-4 ISSN 1831-2888 doi:10.2767/33235 Este resumen del informe sobre las Relaciones industriales en Europa 2012 presenta la evolución que han tenido las relaciones laborales desde la última edición del informe, elaborado en 2010. Con la transformación de la crisis financiera en crisis de la deuda soberana, las reformas implementadas por los gobiernos han tenido un enorme impacto en las relaciones entre empresas, sindicatos y autoridades públicas. A pesar de que el diálogo social ayudó a resistir y a superar los primeros efectos de la crisis, su propia duración y profundidad han generado un contexto desfavorable para el diálogo social. No obstante, el resumen pone de relieve la importancia de garantizar la continuidad de un diálogo bien estructurado y subraya el compromiso de la Comisión para seguir apoyándolo y fomentándolo. El resumen está disponible en formato electrónico en todas las lenguas oficiales de la UE mientras que el informe completo está disponible en inglés en formato impreso. CÓMO OBTENER LAS PUBLICACIONES DE LA UNIÓN EUROPEA Publicaciones gratuitas yy A través de EU Bookshop (http://bookshop.europa.eu). yy En las representaciones o delegaciones de la Unión Europea. Para ponerse en contacto con ellas, consulte el sitio http://ec.europa.eu o envíe un fax al número +352 2929-42758. Publicaciones de pago yy A través de EU Bookshop (http://bookshop.europa.eu). Suscripciones de pago (por ejemplo, a las series anuales del Diario Oficial de la Unión Europea o a las recopilaciones de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea) yy A través de los distribuidores comerciales de la Oficina de Publicaciones de la Unión Europea (http://publications.europa.eu/others/agents/index_es.htm). KE-AV-13-001-ES-N ¿Le interesan las publicaciones de la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión? En caso afirmativo, puede descargarlas u obtener una suscripción gratuita en: http://ec.europa.eu/social/publications También deseamos invitarle a registrarse para recibir gratuitamente el boletín electrónico de la Europa social en: http://ec.europa.eu/social/e-newsletter http://ec.europa.eu/social/ www.facebook.com/socialeurope doi:10.2767/33235