Buenos Aires, Miércoles 20 de Agosto de 2008 Nº 1481 Jurisprudencia laboral Acoso sexual de un compañero de trabajo. Comenta el Dr. Rodolfo Aníbal González La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo condenó a una empresa a indemnizar a una empleada que se colocó en situación de despido, tras denunciar el asedio de un compañero de trabajo de igual jerarquía laboral. La jueza Gabriela Vázquez, sostuvo que «la empleadora es responsable por los hechos de su dependiente, al omitir, aún desde una reprochable ignorancia y pasividad, la adecuada vigilancia y adopción a tiempo de medidas tendientes a sustraer a la trabajadora de los tratos indignos a los que fue sometida por el compañero de trabajo». Los hechos. La señora A. B. D., de veintiséis años de edad, trabajó como camarera en una confitería de la demandada, desde el 20 de marzo de 2004 hasta el 17 de mayo de 2006 en que se consideró despedida. El 24 de abril de dicho año, cursó un telegrama a la empresa por el cual, luego de quejarse porque no habían sido atendidos los reclamos previos dirigidos a sus superiores directos, intimaba a la patronal para que conminase al trabajador P., mozo y compañero de tareas de aqué- Actio Reporte Diario es una publicación especializada en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Dirección Jurídica: Dr. Rodolfo Aníbal González. Editora: Actio Consultores Jurídicos S.A. E-mail: rodolfogonzalez@actio.com.ar Central de Consultas Telefónicas: (54-11) 4322-3071/3120/5654/6188/6335/6348/8655/8700. Administración: (54-11) 4322-6704. Comercialización: (54-11) 4322-7203. E-mail: informacion@actio.com.ar Lavalle 648 - Piso 2º - 1047 - Buenos Aires - Argentina Ingrese a Actio Web Ingrese a Ingrese a Ingrese a Actio Reportes Nuestros Servicios Comentarios Página 1 - 3 lla, a que cesara en la práctica de conductas ofensivas hacia su persona. En esa pieza postal, la trabajadora explicó de este modo la razón de su reclamo: «realiza sobre mí de manera permanente, una presión a fin de obtener acceso carnal..., por vía de amenazas de toda índole de realizar todas las difamaciones sobre mi persona... he tolerado hasta el día de la fecha y desde el momento en que R.P. intenta relacionarse conmigo de tal manera, actitudes tales como insultos, acosos sexuales de toda índole, difamación con el resto de mis compañeros de trabajo, los permanentes gritos que me profiere delante de terceros para poder ir minando paulatinamente mi voluntad, los gestos obscenos que me destina para tratar de socavar mi autoestima y provocar en mí una respuesta desairada...». La empleadora, al responder esa intimación, negó la existencia de reclamos previos, no obstante lo cual ofreció a la señora D. un cambio en la jornada de modo conveniente. También allí le hizo saber que la firma había procedido a investigar la denuncia; que le había dado intervención a la asociación sindical y finalmente que la trabajadora tenía derecho de hacer saber a la patronal «las circunstancias de lugar, tiempo, modo y persona que aclaren los hechos denunciados a fin de su esclarecimiento y deslinde de responsabilidades». Con fecha 16 de mayo, la empleadora remitió a la trabajadora una carta documento por la que la intimó a reanudar tareas y justificar sus inasistencias bajo apercibimiento de considerar «abandono de trabajo». Tal intimación fue respondida por la dependiente a través de un telegrama. En él explicó que a pesar de la modificación de las condiciones contractuales el proble- ma no había cesado; que P. «continuó produciendo los mismos hechos y además me difama públicamente con parroquianos del lugar, diciendo que por módicas sumas de dinero pueden acceder a mis favores carnales y de tal manera satisfacer sus deseos. Es evidente que no puedo continuar tolerando esa situación, ya que usted lejos de separar y alejar a P. de todo contacto conmigo, es a él a quien debo entregarle la plaza y además, se ha creado en mi ambiente de labor una situación insostenible que no tiene como responsable sino a su dependiente». En esos términos se consideró injuriada y despedida. A continuación, la empresa demandada rechazó la legitimidad del despido indirecto, reprochándole a la trabajadora no haber brindado precisiones acerca de los hechos que denunciaba; negó haber permitido o tolerado la situación; dijo haber tomado las medidas que estaban a su alcance dando intervención al gremio y modificando las condiciones laborales, no haciéndole compartir la jornada con P. La patronal también le imputó una ruptura precipitada. La sentencia. El tribunal, luego de un análisis de la prueba presentada en el caso, llegó a la conclusión que la joven señora D., se consideró injuriada y despedida porque estaba cansada de soportar y ya no toleraba que su compañero de tareas P., quien también era mozo de la confitería, la sometiera a situaciones más que desagradables, le faltara el respeto y la hostigara constantemente con comentarios y gestos obscenos o cargados de contenido sexual que lesionaban su dignidad, su honor, su pudor, además del derecho a la libertad sexual que corresponde a todo ser humano sin distinción. Página 2 - 3 En tal sentido, se consideró que la declaración de los testigos fue más que clara, acreditando los diversos términos y epítetos soeces con que P. se dirigía de manera reiterada a la trabajadora, en presencia de otros empleados y aún de los asistentes al local. Según los magistrados, esta circunstancia revela negligencia por parte de la empleadora, quien es responsable por los hechos de su dependiente, al omitir, aún desde una reprochable ignorancia y pasividad, la adecuada vigilancia y adopción a tiempo de medidas tendientes a sustraer a la trabajadora de los tratos indignos a los que fue sometida por el compañero de trabajo. No es verosímil, sostuvieron, que en el marco de una actividad que se desarrolla dentro de una confitería, que la empleadora tomara conocimiento de los sucesos recién con el primer telegrama cursado por la trabajadora; lo que sí es verosímil, en cambio, porque acostumbra suceder según el curso ordinario y natural de las cosas, es que esa pieza postal haya sido la exteriorización de una situación insostenible que, desde su inactividad la patronal dejó que tomara dimensiones desproporcionadas, acaso por minimizar sus efectos lesivos y que cuando pretendió reparar, a través de modificaciones de horario de los dependientes, ya no era factible de detener. En este orden conceptual, el tribunal consideró justificada la denuncia del contrato que formuló la trabajadora, porque la empleadora no adoptó a tiempo medidas eficientes que resguardasen a la dependiente de las conductas nefastas y modos repugnantes de su compañero de tareas, imponiéndole en los hechos, un entorno laboral lesivo de su dignidad. No fue un «acoso sexual» la causa de la resolución contractual; fue el hastío y el cansancio moral que le provocó el retardo de la empleadora en tomar medidas aptas para detener las provocaciones y ataques de P. y evitar de ese modo que el ambiente de trabajo se tornara insufrible. Desde ya, pone de relieve el tribunal, que la ley no obliga a un empleador a segregar de su staff a un trabajador que perturba la tranquilidad de espíritu de una compañera de trabajo con desmanes y gestos que afectan su dignidad; sin embargo, si opta desde la libertad por conservar la relación laboral con quien se sindica como agresor, también opta por asumir los riesgos que desde el plano de la organización empresaria le significará contar con un dependiente que, fuere por la razón que fuere, será apto para conspirar contra la existencia de un ambiente laboral decente y sano, para cuya concreción es básico que comience por ser digno desde el plano humano. En consecuencia, el tribunal condenó a la empresa al pago de las indemnizaciones correspondientes al autodespido con causa justificada y al pago de un resarcimiento por daño moral cuantificado en la suma de $ 10.000 diez mil pesos, con más intereses desde el 18 de mayo de 2006. Fallo comentado: Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala VIII, «D.A.B. c. El Parlamento S.A. s/despido», 14 de mayo de 2008, jueces Gabriela A. Vázquez y Luis Alberto Catardo, disidencia del juez Juan Carlos Morando.♦ Comentarios y consultas: rodolfogonzalez@actio.com.ar Página 3 - 3