Un tren deseado Todos quieren trenes turísticos Por Alex H. Vallega La Argentina, no sin razón, es un país de paradojas. Una de estas paradojas es una contagiante expansión de los trenes turísticos a lo largo y ancho de todo el país, y por supuesto también en la Región Patagónica. Y aquí precisamente la paradoja. Esta idea es una creciente “idea original” que resulta contrastante con los cierres de los ferrocarriles. Todos –si bien con salvedades, como “debe ser”- quieren su propio tren cultural, turístico. Antes del último cierre general del ’91 (presidencia de C. Menem, ministerio de D. Cavallo), el único que existía con ese perfil era el “de las Nubes” (Salta) además del que salía de la terminal de Federico Lacroze los días domingos, tirado por la vieja “Yatay”. Después, en otra región, apareció el “Trochita”, tren con demasiados pergaminos para ser sólo turístico. La realidad local lo mantiene hasta ahora en este estado, tal vez mañana pueda volver a cumplir con su función social y económica con un coche motor desde Ing. Jacobacci hasta Esquel, como en los viejos tiempos. En Comodoro Rivadavia, con recorrido por el Golfo y con el Museo en la vieja Estación; en Río Turbio, con conexión Puerto Natales; en Río Gallegos, con el recorrido urbano y su museo; Sarmiento, con la idea de llegar a Bosque Petrificado. Por cierto que faltan más proyectos, como el ramal Puerto Deseado-Las Heras, también está Pico Truncado con su iniciativa. El 8, 9 y 10 de septiembre muchos de éstos proyectos se expondrán en III Encuentro de Ferroviarios Patagónicos que se realizará en Esquel-El Maitén. Valdrá la pena escucharlos. En realidad, todos de algún modo son únicos en la medida en que se mantienen impregnados de su propia identidad; pero, al mismo tiempo, daría la impresión de que todos pretenden parecerse a Ushuaia -que “inventó” un tren y que gracias a la imaginación del emprendimiento, es exitoso tanto en lo económico como en lo cultural. Viendo el rico potencial que ofrece la Patagonia -aunque todavía está lejos de los sueños de Ezequiel Ramos Mexía o del transpatagónico-, es más que oportuno trabajar regionalmente, y no pecar de querer todo igual para todos. Porque, en este sentido, los ejemplos son varios: 2 aeropuertos, 2 puertos o dos estaciones a 60 km. de distancia. Para esto sirve a veces la historia y el respeto de la idiosincrasia. De ese modo podría evitarse lo que hizo Bariloche cuatro años atrás, cuando quiso imponer un producto turístico con un tren (de Irigoyen) en un lugar que no cuadraba ni con la historia y menos aún con un proyecto regional. Bariloche tenía y tiene suficientes atractivos turísticos que ofrecer: ¿para qué uno más y sin la cuota de realismo necesaria, sabiendo incluso que había otro proyecto auténtico a 140 km. -que era y es el de El Maitén- con una real ‘tradición’ y una historia real a cuestas, con ferroviarios de carne y hueso que denodadamente todavía se están resistiendo a los embates del cierre del ’91? Ahora bien, en la provincia de Santa Cruz, el “Ramal Deseado” tiene 3 posibilidades. Una es la de la FIAF, un proyecto que tiene al tren como eje del fomento al desarrollo regional económico pleno. La segunda opción es la de un tren turístico hasta Tellier o, mejor aún hasta Jaramillo. Y la tercera, se debate entre convertir las instalaciones ferrocarrileras en un Parador (Hotel) Ferroviario con Museo Ferroviario o en un Centro Cultural. Todas son propuestas válidas y algunas más realistas que otras. El examen de cada una de ellas debe ser riguroso, ya que generalmente cualquiera de los proyectos implica dinero de fondos públicos, por lo menos en sus inicios. La posibilidad de un parador ferroviario -como meses atrás sugirió en la misma localidad de Pto. Deseado la Dra. Marcela Benites de la Fundación Responde (asociación que se dedica a rescatar la cultura y economía de los pueblos del interior y sobre todo de aquellos que estuvieron ligados a los cierres de los trenes en el país)-, puede ser un interesante recurso económico y un producto muy original; en segundo tèrmino, un parador (hotel) en un lugar de sostenido crecimiento turístico como Deseado, puede ser útil en estos tiempos donde falta alojamiento en varias épocas del año, al tiempo que resultaría muy original y llamativo, como lo es el Llao Llao, hotel que puede ser visitado en determinadas horas del día; en tercer lugar, un emprendimiento económico y sociocultural como éste tiene un efecto multiplicador que puede llegar a ser notable: más personal (conserjería, servicio de cama, artesanos y múltiples etc.), más visitas, más difusión (vale mencionar al Llao Llao, otra vez, porque con S.C. de Bariloche son una misma pieza). En tiempos en los que parecerían agotadas las creatividades, sería sencillo, de este modo, proponer un estilo propio: el ferroviario, con cuartos ambientados con fotos y cuadros de los ferrocarriles patagónicos, con ropa de cama con el sello inconfundible de una locomotora o el vagón histórico, con artesanías para regalar a cada huésped o visitante que se sienta a tomar un café en su bar histórico de planta baja. Pero hay algo más. La iniciativa podría resultar muy valiosa para una provincia que tiene, desde hace varios años, las NBS (Necesidades Básicas Satisfechas). De ese modo, la provincia tendría ahora la posibilidad de impulsar la iniciativa privada, o de impulsar la búsqueda de fomento para pequeñas y medianas empresas, es decir: una economía algo más mixta y corajuda.