EXPOSICIÓN: ALBERTO PALOMERA *La exposición se compone de 33 obras en técnica mixta sobre papel. DIBUJAR Dibujar una realidad que parezca natural, es una de las soluciones que podemos dar a un dibujo, pero arribar en un producto de tales características, no tiene el interés del trayecto que nos conduce a él. El proceso, es el que genera verdaderos dibujos, en una ruta compleja, de ríos que desembocan en un abismo sin límites. El dibujo ha logrado liberarse de las ataduras del academicismo y nuevos materiales se han incorporado a su disciplina, estos son admitidos como formales para elaborar la obra. Todo vale para dibujar, pero no todo funciona. El dibujo, hace mucho tiempo que dejó de ser, sólo un vehículo de ideas, un paso intermedio entre el concepto y la obra, el dibujo en si mismo es una entidad, una obra de arte. En un magnífico artículo de LAPIZ 218, G. Reguera desarrollaba una idea muy interesante a partir del pensamiento de Weiner que postula que la obra no necesita ser construida. Aparece aquí el valioso concepto de OBRA VELADA, oculta parcialmente y que solo se tiene referencia de ella a través del lenguaje. Se produce un Acto de Fe, donde el observador solo puede creer en lo que le cuenta el artista. El diálogo que se establece es más profundo que el que puede generar una obra donde se muestra una imagen explicita. En una ocasión un profesor planteó un sencillo ejercicio. Cada alumno tenía que dibujar a su familia. Les habló de creatividad, de volumen, de sombras, de perspectiva, de color… un dibujo llamó su atención, representaba una casa con todo lujo de detalles arquitectónicos. El maestro recriminó al párvulo por no haber entendido la propuesta. El estudiante respondió con toda naturalidad que había entendido perfectamente, y que su familia estaba dentro de la casa –señaló la puerta- su padre leyendo y su madre cocinando con la cancela cerrada. El dibujo tiene todo el poder en la sugerencia. Decía P. Valery que hace falta mucha cabeza para explorar los lances afortunados, dominar los hallazgos y acabar, saber retirar la mano es vital, por eso lo abocetado y lo inacabado emerge como un valor artístico. Cicerón en su Orador nos decía que nada se de en exceso, y Frenhofer, protagonista de Balzac, no le hizo caso y en su obsesiva búsqueda de la obra maestra, anuló la imagen. Utilizar varias armas para dibujar es interesante siempre que los trazos se empleen para sugerir sin necesidad de insistir en la obra. Si observamos los dibujos que se presentan en esta muestra, encontraremos muchas de las ideas desarrolladas anteriormente, como lo inacabado, velado, abocetado, fragmentado, la sugerencia, lo oculto, lo conceptual y algunas resonancias existenciales. Alberto Palomera Calera, 2006-03-20