LA PSICOLOGÍA Y LAS LESIONES EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA Como es sabido, la Psicología es la ciencia que estudia la conducta humana. La realización de una actividad física o deporte es una conducta, con lo que la Psicología estudia el por qué se hace, cómo se desarrolla y las variables que hacen que ésta se desarrolle de forma adecuada, entre otras cosas. Pero también las variables psicológicas pueden hacer que esa conducta no se realice correctamente y concurrir en un error en su desempeño, lo cual conlleve a una lesión. Estas variables psicológicas que afectan negativamente pueden ser el estrés, la ansiedad, una falta de concentración o distracción en el momento de la actuación, miedo o fobia, o una falta de confianza en sí mismo del deportista a la hora de la ejecución. Una vez producida la lesión, las variables psicológicas también pueden afectar al tratamiento y recuperación. Un ejemplo claro está en la propia definición neurológica de dolor: “sensación desagradable y una experiencia emocional en relación con un daño hístico presente o potencial o descrito en estos términos”(Manual de Neurología, editorial Masson). El dolor, como experiencia subjetiva, es un acontecimiento neuropsicológico con varias dimensiones: - Componente afectivoemocional, que expresa la connotación desagradable, penosos, unida a la percepción dolorosa - Componente cognitivo que engloba los fenómenos de atención, distracción, sugestibilidad, anticipaciones, referencias a experiencias pasadas. - Componente comportamental, correspondiente a las manifestaciones observables de dolor - Duración de la evolución. Todas estas variables pueden afectar a la duración y mejora durante el tratamiento. Además (como mencionó nuestra compañera fisioterapeuta en un artículo anterior), las competencias psicológicas (habilidades sociales, empatía, positivismo, comunicación, asertividad, etc.) de los profesionales que están alrededor del deportista (médicos, fisioterapeutas, entrenadores, psicólogos, etc.) y familiares, hacen también que la dura recuperación sea más llevadera y menos traumática. Por último está la etapa de vuelta a la práctica deportiva después de la lesión. Es un momento muy importante porque pueden aparecer secuelas “postraumáticas”: miedos, fobias, ansiedad, estrés, falta de confianza, inseguridad…..incluso algunos pueden llegar a abandonar dicha actividad. Otra vez aparece la figura del psicólogo/a (con la colaboración inestimable del entrenador y los familiares) para ayudarle a superar todos estos obstáculos, e incluso, como en casos que he presenciado, salir más reforzados, coger más confianza al ver lo que han tenido que afrontar durante la lesión y conseguir metas que antes no se creían capaces de realizar. ROCÍO PARRADO PARRADO.