La oficina judicial y el plan piloto de Cataluña Ana Moleres Muruzábal Decana del Colegio de Barcelona 22 Procuradores En portada Nº 77/Diciembre 2008 L A Ley Orgánica 19/2003 de 23 de diciembre establece una nueva regulación sobre el régimen de organización y funcionamiento de la oficina judicial que supone un nuevo diseño organizativo de las estructuras y formas de trabajo conocidas hasta ahora. La implantación de la mencionada norma ha supuesto principalmente la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial (6/1985 de 1 julio) y están pendientes de modificación 22 leyes procesales más. Actualmente hay un proyecto de ley de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva oficina judicial. Además, de estas ­modificaciones están pendientes, por un lado, la aprobación de un nuevo reglamento orgánico del cuerpo de los secretarios Judiciales, y por otro, la de los regla­ mentos relativos al régimen disciplinario, de ingresos, provisión de puestos de trabajo y promoción profesional del personal al servicio de la Administración de Justicia. Las reformas introducidas por la Ley 19/2003 son necesarias para la implantación del nuevo diseño de la oficina judicial y tienen como único objetivo mejorar de forma significativa la situación actual. La mencionada norma supone una ruptura de la actual fisonomía de la Administración de Justicia, actualmente dispersa en numerosas micro-oficinas judiciales, coexistiendo tantas como órganos jurisdiccionales, con una gran autonomía administrativa, y da paso a una nueva estructura y organización. Con este novedoso diseño se persigue introducir métodos de trabajo y criterios de gestión homogéneos, así como racionalizar los recursos humanos y materiales en todas las oficinas judiciales. Las nuevas tecnologías no quedan al margen, y todo ello con el fin de obtener un servicio ágil, eficaz y de calidad. Concepto La Ley, en su art. 435, define la oficina judicial como “la organización de carácter instrumental que sirve de soporte y apoyo a la actividad jurisdiccional de jueces y tribunales”. A primera vista, la definición supone el abandono de vocablos clásicos como secretaría del juzgado o tribunal para hablar de oficina judicial. Pero más allá del nuevo concepto, una de las novedades, según se desprende de la lectura del art. 438.3, radica en el hecho de que la compe­ tencia para el diseño, la creación y la organización de los servicios comunes procesales, con funciones de registro, reparto, de actos de comunicación, auxilio judicial, de ejecución de resoluciones judiciales y jurisdicción voluntaria, corresponde a las Comunidades Autónomas. No obstante, se plantea como excepción que para la creación de servicios comunes procesales de ordenación del procedimiento resulte necesario un informe favorable del CGPJ. No escapa al legislador que la reorganización de la oficina supone una labor de gran complejidad por un cúmulo de circunstancias y peculiaridades. Es por ello que la implantación se llevará a cabo de forma gradual, en función de las posibilidades organizativas, técnicas y presupuestarias de las administraciones competentes. En este sentido, los informes que ha emitido el CGPJ al respecto han considerado conveniente implantar el nuevo diseño de forma progresiva. Junto a la definición de oficina ju­ dicial surge el concepto de unidad administrativa (art. 439). Hay dos tipos de unidades: 1. Unidad procesal de apoyo directo (art. 437). Le corresponde asistir directamente a los jueces y magistrados en ejercicio de la función jurisdiccional. Existirán tantas unidades procesales de ­apoyo directo como juzgados o, en su caso, salas o secciones de tribunales. La competencia para determinar la dotación básica corresponderá al Ministerio de Justicia, previo informe del Consejo General del Poder Judicial y de las Comunidades Autónomas con competencias transferidas. 2. Unidad de servicios comunes procesales (art. 438). Asume labores centralizadas de gestión y apoyo en actuaciones derivadas de la aplicación de las leyes procesales. No están integradas en un órgano jurisdiccional en concreto ya que prestan su apoyo a todos o a alguno de los órganos judiciales del mismo ámbito terri- Plan piloto en Cataluña En cumplimiento de lo previsto en la mencionada Ley Orgánica, el Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña está tramitando una propuesta de disposición normativa sobre estructura y organización de la Administración de Justicia de Cataluña en la que se prevé la creación de los tres tipos de servicios comunes procesales: general, de ordenación del procedimiento y de ejecución, valorando las características y las dimensiones de cada partido judicial. Por acuerdo del pleno de la Sala de Gobierno del TSJC, a propuesta del Departamento de Justicia, se ha implantado en varios partidos judiciales como prueba piloto el servicio común procesal general y de ejecución. La nueva oficina judicial supone un cambio radical en la concepción tradicional de los espacios físicos. En este sentido, todos los nuevos edifi­ cios judiciales han sido diseñados teniendo en cuenta el funcionamiento de la nueva oficina judicial. Desde que se ha implantado la nueva oficina, los profesionales que asistimos diariamente al juzgado tenemos la sensación de que el nuevo diseño es demasiado innovador en comparación con las estructuras conocidas hasta ahora, lo que requerirá numerosas adaptaciones. En la actualidad no podemos definir nuestra experiencia como satisfac­ toria. La problemática, depende, como no, de cada partido judicial. Si bien la mayor parte de las deficiencias se han ido solucionando, la falta de recursos humanos y técnicos de la que actualmente adolece la oficina ha originado una serie de deficiencias que han obstaculizado nuestra labor diaria. Procuradores En portada “ La falta de recursos de la que adolece la oficina ha originado una serie de deficiencias que han obstaculizado nuestra labor diaria En relación al servicio común de ejecución, el principal problema que se plantea es que el juzgado está repartido en plantas diferentes, de forma que los agentes, tramitadores y ejecutores están divididos y por tanto descoordinados, dependiendo de un mismo secretario y juez. El diseño físico de la oficina también ha comportado problemas, ya que el mostrador de atención al público, incluido el profesional, actúa como línea divisoria entre la Secretaría y el espacio común para ciudadanos y profesionales. Las quejas se han producido por la falta de presencia del agente judicial, que con frecuencia ocupa el tiempo en la asistencia a juicios o en otras funciones que le son propias. Con ello la entrada principal de la oficina queda desatendida, lo que dificulta cualquier consulta o gestión. Así pues, la relación funcionario-procurador queda limitada al mostrador, impidiéndose el acceso del procurador a la zona de trabajo. Pese a que en general la situación se ha relajado, el personal de la Administración permite el acceso, conocedor de nuestra labor. Por el contrario, en algunos partidos el acceso a los profesionales se ha restringido hasta tal punto de que para cualquier consulta sobre la si­ tuación procesal de los procedimientos es necesario rellenar un formulario, lo que frustra la gestión ya que la respuesta se recibe con retraso. Las causas de la situación actual podrían ser, entre otras, la escasa formación del personal interino y el exceso de volumen de trabajo, lo que implicaría la necesidad de incrementar la productividad y aumentar el personal necesario. La posible solución de todos los problemas planteados pasa, como siempre, por la asignación de más re­ cursos materiales y humanos a la Administración de Justicia, sin olvidar la correcta gestión de los ya existentes. También son necesarios la voluntad y el esfuerzo de todas las partes implicadas para que el objetivo final del modelo de oficina judicial, que es la mejora del actual funcionamiento de la Administración de Justicia, se cumpla realmente. q Nº 77/Diciembre 2008 torial, con independencia del orden jurisdiccional. Los servicios comunes procesales tienen un pa­ pel fundamental ya que en ellos se concentran los recursos tanto humanos como materiales para la realización de todos los trabajos que son repetitivos o que no precisan de una intervención directa del juez. La competencia para la creación de estas unidades corresponde al Ministerio de Justicia y a las Comunidades Autónomas en sus respectivos territorios. En cada partido judicial se crearán hasta tres tipos de servicios comunes procesales: servicios comunes generales, servicios comunes de ordenación del proceso y servicios comunes de ejecución. Me centraré en los servicios comunes procesales generales y de ejecución, ya que, como explicaré a continuación, se han implantado como plan piloto en varios partidos judiciales de Cataluña. ÂÂ Servicio común general. Asume todas las competencias propias del decanato de los juzgados, además de otras que no encajan en ningún otro servicio común. Sus funciones son: registro y reparto, presentación de escritos y traslado de copias, actos de comunicación, atención al ciudadano y a los profesionales. ÂÂ Servicio común de ejecución. Tienen atribuidas las funciones de ejecución de las resoluciones judi ciales y de las que dicten los secretarios judiciales que, de acuerdo con las correspondientes leyes procesales, no requieran la inter­ vención judicial directa. Una vez que el juez o el tribunal ha dictado la resolución de inicio de ejecución, los servicios comunes procesales de ejecución asumirán diferentes funciones según los diferentes ámbitos jurisdiccionales. 23