Críticas al Sistema Privado de Pensiones

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Nº402
Críticas al Sistema Privado de Pensiones
De un tiempo a esta parte, han arreciado las críticas contra el sistema privado de pensiones. Si bien siempre ha
habido en algunos círculos de fuerte raigambre estatista, críticas a ciertos aspectos del funcionamiento del esquema
diseñado y puesto en práctica en 1980, lo cierto es que ellas no tuvieron eco en la población mientras la previsión
privada fue capaz de exhibir atractivas tasas de rentabilidad de las inversiones.
Hoy día en cambio, los ahorros previsionales se han visto afectados por la generalizada pérdida de valor que han
experimentado las inversiones en Chile y buena parte del mundo. Como consecuencia de ello, un número creciente
de personas ha empezado a mostrar preocupación por el impacto que este fenómeno tendrá en el nivel de sus futuras
pensiones. Esta preocupación es muy legítima y frente a ella es necesario analizar hasta qué punto el sistema está
preparado para enfrentar una situación así, cuál es la verdadera dimensión de los problemas que se viven y sus
probables consecuencias, como también qué medidas pueden contribuir a atenuar los efectos que se preveen.
Adicionalmente, esta es una oportunidad propicia para revisar otros aspectos de la regulación del sistema que
pudieran tener incidencia sobre el valor de las pensiones.
Lo primero que cabe señalar sobre esta materia es que ningún sistema de pensiones, cualquiera sea su naturaleza,
está inmune a los vaivenes de la economía nacional o mundial.
Particularidades del Sistema Chileno
El sistema creado por el Decreto Ley 3.500 tiene la particularidad de que la transmisión entre los resultados de la
economía del país y el valor de los fondos de pensiones es extraordinariamente fluída, por lo cual los efectos de
buenos o malos índices económicos sobre el sistema previsional son mucho más visibles que en el caso de sistemas
de reparto. En estos últimos, no obstante, la base financiera se resiente con más fuerza cuando hay índices
económicos negativos . En efecto, en regímenes de reparto el deterioro en los salarios y empleos de los trabajadores
activos disminuye inmediatamente la disponibilidad de fondos para pagar las pensiones de los jubilados. El sistema
de AFP tiene la ventaja que no acumula déficits financieros que después se hacen incontenibles como es el caso de
los sistemas de reparto. No parece negativo, por otra parte, que los trabajadores estén preocupados de la rentabilidad
de las inversiones en el país, pues ella, a la larga, siempre les afectará.
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De cualquier manera y tal como lo muestra el cuadro siguiente, el sistema de AFP ha resistido la crisis internacional
mejor que la mayoría de los mercados accionarios. En relación a instrumentos de renta fija por supuesto que el fondo
de pensiones, al tener un rendimiento negativo, muestra una peor perfomance en un período de doce meses. Sin
embargo en el largo plazo, que es lo que en definitiva importa, el rendimiento del sistema es mejor que cualquier
alternativa de renta fija, llegando a una rentabilidad promedio anual superior al 11%.
Rentabilidad Fondo de Pensiones vs.
Mercardo Bursátil (% en 12 Meses)
Sept. 97- Agosto 98
Fondos de Pensiones
-6,8%
Indice de Precios Acciones:
Argentina
-55%
Brasil
-46%
Chile
-56%
Mexico
-55%
Perú
-41
Fuente: Boletín Estadístico Superintendencia de AFPs y "Emerging markets: Economic Indicators", JPMorgan.
No tienen fundamento, entonces, aquellas predicciones agoreras que hablan de más de 40% de la población cayendo
bajo el nivel de la pensión mínima obligando al Estado a concurrir con una gran cantidad de recursos, ya que las
proyecciones del sistema se hicieron suponiendo una rentabilidad acumulada inferior al 5%. Lo más probable, en
cambio, es que el porcentaje de pensiones mínimas se sitúe en torno al 20%, proporción de la población que vive en
condiciones de pobreza, y que en el tiempo este porcentaje vaya disminuyendo. De hecho, el gasto en seguridad
social como porcentaje del PIB ha descendido y es este año inferior al promedio de los últimos años.
Dicho lo anterior cabe señalar, además, que el sistema de capitalización vigente en Chile tiene la ventaja de basarse
en un período largo de acumulación de fondos -alrededor de 40 años- por lo que las circunstancias que se viven en
un momento determinado tienen, en la mayoría de los casos, un efecto limitado en el monto de ahorro previsional
que determina el valor de la pensión. Aún así, como veremos, ciertos cambios en la regulación podrían ayudar a
atenuar los efectos que una baja en la rentabilidad de las inversiones provocará en el valor de la pensión de muchos
afiliados al sistema.
Regulación sobre Inversiones
Entre los cambios a impulsar en materia de inversiones cabe señalar la necesidad de aumentar el límite global de
inversión en el exterior y el límite en renta variable extranjera; ampliar la banda que define la fluctuación máxima
respecto a la rentabilidad promedio del sistema, con el objeto de disminuir el efecto "manada" que induce a las AFP
a tener carteras de inversión muy parecidas e impide diferenciarse por ese concepto; autorizar más de un fondo, tal
como lo establece el proyecto del Gobierno y avanzar gradualmente en el futuro hacia más fondos y opciones de los
afiliados para tener mayor incidencia en la política de inversiones. Estos cambios, en general, apuntan en la
dirección de hacer posible que las AFP puedan agregar valor a su servicio y atraer a los afiliados sobre esa base.
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Por otra parte, al cambiar la cartera de inversiones de las AFP para incluir un mayor porcentaje de valores
extranjeros, lo que parece lógico en un país del tamaño del nuestro, será muy raro ver casos en que las AFP pueden
elegir directores en sociedades anónimas chilenas por el porcentaje de acciones que posee el fondo de pensiones
respectivo. Esto, de paso, solucionará una de las críticas que se han hecho en el sentido que los controladores de las
AFP tienen mucho poder por su capacidad de nombrar directores en algunas de las principales sociedades del país.
Lo cierto es que, dada la naturaleza del sistema de pensiones, las AFP debieran ser inversionistas de portafolio y no
intervenir en la gestión de las inversiones.
Traspasos y Costos Comerciales
Se ha criticado el alto costo que tendría el sistema por los importantes gastos comerciales en que debe incurrirse por
los traspasos. Si bien es deseable reducirlos, hay que señalar que los costos de administración no son una buena
medida de la bondad de un sistema de pensiones, lo que debe compararse es la relación aportes-beneficios de los
diversos sistemas, y en esa medida el sistema privado sale ampliamente favorecido frente al sistema de reparto
coomo se muestra en el gráfico de esta página. Pese a que en 1996 -último dato oficial disponible- el sistema de AFP
sólo tenía 16 años de acumulación de fondos, que es menos de la mitad de lo que se espera, ya las pensiones son
mejores que las del sistema antiguo, con una tasa de aportes que es cerca de la mitad de la del sistema antiguo.
Tendencias Preocupantes
La gran cantidad de traspasos que se presentan, y los síntomas de corrupción que los rodean son, de cualquier
manera, tendencias preocupantes. Para atacar el problema, no obstante, deben comprenderse sus orígenes. En primer
lugar, al ser el ahorro previsional uno de carácter obligatorio, y cuyos únicos beneficios se percibirán en muchos
años más
-a diferencia de las ISAPRE, por ejemplo- los afiliados no tienen elementos muy nítidos para valorar a una AFP más
que a otra, de modo que la decisión de cambio puede ser inducida por regalos o cualquier otra vía que "adelante" los
beneficios. Se agrega a lo anterior el hecho que la regulación impide que las AFP se diferencien mucho, ya sea por
rentabilidad o por servicios. Un tercer elemento contribuye al fenómeno de los traspasos. En efecto, en materia de
comisiones, persisten los incentivos que inducen a traspasar a los afiliados de alta renta. Por ello, será a la larga
inevitable buscar soluciones más de fondo en relación a las comisiones que ayuden a reducir los costos comerciales,
sin perjuicio de adoptar en el corto plazo medidas de otro tipo que vayan en esa dirección.También cabe estudiar
hasta qué punto pueden reducirse los costos del sistema por la vía de permitir la comercialización a través de canales
distintos a los actuales, utilizando para ello capacidad instalada en el sector financiero.
Concluyendo
Las cualidades del sistema privado de pensiones chileno, que ha hecho que sea imitado en buena parte del mundo,
continúan intactas. La capitalización individual en lugar del reparto; la administración privada; la libertad de elegir;
la subsidiariedad del Estado, son consustanciales al sistema y deben mantenerse a toda costa. Ajustes técnicos en
materia de inversiones, de comisiones y otro tipo de regulaciones que reglamentan en exceso lo que pueden hacer y
no hacer las AFP, son perfectamente posibles y resulta razonable que a casi veinte años del diseño del sistema se
realizen hoy día. Lo que no cabe, es echar por la borda un sistema que además de sus bondades en materia de
pensiones ha permitido a la economía chilena construir una base de ahorro interno más de 10 puntos del PIB
superior a la que existía antes de 1980, circunstancia que favorece a nuestro país respecto a otros en la hora presente.
La crítica irresponsable al sistema, intentando poner a los trabajadores contra él, debiera tener en cuenta estas
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