Elementos específicos en la realización del DRI

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las familias agrarias pueden tener los ingresos que provienen
de otras fuentes, aunque no representen una actividad laboral inmediata. Nos referimos principalmente a dos modalidades: los diversos subsidios de empleo y las pensiones por jubilación. Las primeras pueden tener o no como contrapartida
una prestación laboral -diversos esquemas de empleo comunitario que combinan la disponibilidad de ciertos subsidios con
la construcción de infraestructuras locales por ejemplo-, las
segundas, por definición son prestaciones correspondientes a
actividades laborales pasadas. No constituyen, por tanto, pluriactividad. No obstante, en muchas ocasiones los labradores
de las áreas desfavorecidas manifiestan que su subsistencia no
sería posible si no hubiera en la familia alguna de estas fuentes de ingreso. Creemos, por tanto, que su incidencia no puede ignorarse. Máxime cuando los subsidios se han ido generalizando por otros motivos. Por ejemplo, a causa de las regulaciones comunitarias del mercado de lácteos. Sin ninguna duda nos encontramos aquí con una situación todavía más reciente de las que comentamos en este trabajo cuyo detenido
análisis está por realizar.
Elementos específicos en la realización del Desarrollo Rural
Integrado
a) Importancia de la participación local.
Existen ciertos aspectos adicionales que hay que comentar
en relación a los esquemas a los que nos estamos refiriendo.
Algunos de ellos son esenciales para que éstos puedan considerarse genuinamente modelos de desarrollo endógeno, otros
corresponden a circunstancias más temporales, pero todos ellos
conforman lo que en la actualidad constituye el Desarrollo Rural Integrado. Sin ellos, podrían darse otros modelos de desarrollo, pero ciertamente no serían Desarrollo Rural Integrado.
Un elemento básico, pieza esencial de la filosofía del De296
sarrollo Rural Integrado, consiste en la importancia que ésta
concede a la integración y participación activa de las comunidades implicadas en el mismo. Se trata de que este proceso
sea controlado por las comunidades en las que se establece,
idealmente incluso que estén vinculados a su concepción y génesis, que opere de abajo-arriba en contraposición a los esquemas tradicionales constituidos por planes establecidos y llevadbs a cabo por una agencia central o, en el mejor de los casos,
regional. «Las comunidades rurales deberían poder decidir por
sí mismas, en formas que reflejan sus sistemas de valores, cuáles son sus necesidades de desarrollo y qué ayuda externa desean para conseguirlas» (135). «El desarrollo rural integrado
tiene que ser fundamentalmente autóctono en su gestión y control, de tal forma que sean los propios habitantes de la zona
los que, con la participación y orientación de los organismos
públicos, planifiquen, ejecuten y controlen después su propio
desarrollo» (136). De aquí la importante vertiente local de estos modelos.
No son desconocidos los casos de fértiles simbíosis entre los
esfuerzos centrales y locales que conducen al establecimiento
de esquemas de Desarrollo Rural Integrado, mucho más adecuados que los modelos de potenciación anteriores para las áreas
rurales. En algunas regiones de Francia, por ejemplo, precisamente los esquemas que han dado lugar al Desarrollo Rural
Integrado surgen de la rápida absorción por parte de las fuerzas locales de las medidas de política centrales para, transformándolas, adaptarlas a la dinámica y necesidades del ámbito
local. «Desde 1970, los planes de desarrollo rural se han transformado profundamente bajo la presión de los grupos locales.
Los primeros PAR (Planes de Ordenación Rural) fueron elaborados por los encargados de estudios de la Dirección Departamental de Agricultura sin concertación estrecha con los ac(135) Bryden, J., Appraising a regional development programme, European Review of Agricultural Economics, vol. 8, n° 4, 1981, p. 24.
(136) Calatrava, J., op. cit., p. 52.
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tores locales... más tarde, bajo la presión de la crisis, tanto
los profesionales del área (especialmente los agricultores) como los representantes de las asociaciones forzaron al Estado
a iinanciar lo que consideraban más necesario, es decir, acciones en favor del empleo y el desarrollo económico... Estas
acciones dieron lugar paralelamente al establecimiento de organizacioñes locales que, en ocasiones, llegaron a competir con
otros organismos de carácter más regional establecidos con anterioridad y que dieron lugar a cierto recelo por parte de éstos... Hoy; declara el presidente de un Comité Regional de Expansión, la gente intenta recuperar el poder porque sienten
que ellos mismos son los únicos capaces de resolver sus propios
problemas» (137).
El interés en la participación local conduce a la necesidad
de instituciones locales, ágiles y potentes, públicas o de carácter voluntario, que permitan a las poblaciones rurales articular sus propios intereses. Reunirse a discutir su situación, las
posibilidades,y las responsabilidades para mejorarla. Para formular sus exigencias para el desarrollo y organizarse para el
diálogo con los diversos organismos públicos relacionados con
el desarrollo rural.
La existencia y vitalidad de instituciones locales es esencial para que la idea del Desarrollo Rural Integrado se materialice. Sin embargo, durante muchos años, por múltiples razones, las instituciones locales han ido perdiendo su vitalidad,
decayendo; en algunas ocasiones su poder ha pasado a grupos
no interesados en el desarrollo rural, por lo que no existe incentivo para una enérgica acción local a partir de las mismas.
Con mucha frecuencia las comunidades locales tienen una profunda sensación de impotencia acerca de su capacidad para
controlar su propia realidad, por lo que abandonan todo intento de acción colectiva. Hay también grandes diiicultades
(137) Martín, S., L'amenagement rural a la rescousse des explotations
familials, Economie Rurale, n° 168, juillet-aóut 1985, p. 8.
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para encontrar las personas que estén dispuestas a asumir el
liderazgo local o tengan capacidad para ello... Con frecuencia, incluso las autoridades locales no están demasiado interesadas en potenciar un protagonismo local amplio, o el asociacionismo local, ya que resienten sus actividades como una ingerencia en sus funciones. Es decir, que no es sencillo movilizar a las poblaciones en torno a la idea del desarrollo con su
participación activa. Para ello es también esencial que las iniciativas locales en esta dirección obtenga cierta credibilidad,
es decir, algunos éxitos a un plazo relativamente corto. Pero,
a menos que esta movilización se logre, la totalidad del esquema habrá caído por su base. Recuperar el desarrollo es recuperar un cierto número de poderes que, de hecho o de derecho, han ido perdiendo las colectividades locales.
Con el objetivo de estimular la participación local y hacer
más efectivos los programas de acción, se ha ido modificando
la concepción de los programas concretos de desarrollo integrado. En la actualidad, éstos no consisten en proyectos específicos y aislados, sino que se trata de diseñar programas coherentes que conduzcan a impulsar iniciativas integradas y a
incorporar desde el principio a la base local. Tanto los Programas Integrados Mediterráneos (PIM) que consisten esencialmente en importantes ayudas de la CEE para financiar programas integrados de desarrollo en las áreas mediterráneas,
como y especialmente los Plans d'Amenagement Ruraux franceses (PAR) actúan básicamente desde esta óptica. Estos, iniciados ya en 1970 por razones de equilibrio regional, constituyen fundamentalmente procedimientos de Planificación Local incorporando en los mismos desde el comienzo del proceso
a la población de las áreas a las que el Plan afecta. Estudian
con las mismas no solamente los objetivos del Plan sino también los medios para llevarlo a cabo, intentando utilizar programas paralelos que puedan ser de utilidad, como «los contratos de país», programas específicos para financiación de infraestructuras, etc. Se establece así conjuntamente un Plan de
actuación que puede alcanzar gran amplitud:
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«Los PAR tiene como objetivo definir las perspectivas deseables de desarrollo y del equipamiento de los territorios con
vocación rural. Tienen un doble carácter:
- Se trata a la vez de un documento de orientación y de
un procedimiento cuyo objetivo es movilizar las poblaciones
locales,
- cubren todos los campos de actividad, de cuadro de vida, de la organización de territorio.
Expresión de las preocupaciones y las voluntades locales, han concedido una fuerte importancia a los problemas de
empleo, y esta tendencia se ha acentuado en los últimos años...»
(138).
Para llevar a cabo estos objetivos al inicio de un Programa
PAR se comienza por desarrollar una serie de reuniones con
,los habitantes de la zona que se presume afectada, para analizar los problemas de la región. En estas primeras reuniones,
se intenta establecer una Comisión Local para la Ordenación
Rural y surgen las cuestiones que se abordarán después. Con
mucha frecuencia se designan animadores responsables de los
diversos grupos de acción y se estructuran formas de continuidad de consulta y participación de las poblaciones afectadas
como Seminarios, grupos de trabajo, etc. Esquemas similares
se repiten en diversos países europeos si bien, hasta ahora, son
desconocidos en España.
Es de interés destacar las profundas repercusiones sociales
y políticas que esta revitalización de las áreas locales podría
acarrear. La dinámica de las comunidades locales se transformarían radicalmente, pero no sólo de éstas, sino de las regiones y las comunidades políticas en su conjunto. Una genuina
participación de las comunidades locales en los asuntos que
les afectan supone un cambio social de gTan magnitud que,
partiendo desde la base, afectaría a todos los niveles del tejido
social y es muy probable que pusiera en cuestión una gran parte
(138) Amenagement Rural. Circular de 13 Mayo 1971. El subrayado
es mío.
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de la organización social y política actual, mucho más basada
en una participación formal que efectiva. Verdaderamente entonces podría entenderse que el Desarrollo Rural Integrado
constituye un modelo de otro desarrollo. De nuevo no puedo
por menos de preguntarme si efectivamente los dirigentes de
la sociedad actual están realmente dispuestos a asumir esta
transformación.
b) La formación
Consecuencia inmediata del interés en la participación loca, surge con fuerza la necesidad de la formación, como ins- trumento de potenciación de los nuevos modelos. Si éstos tienen que tener un carácter autóctono, la población agente de
los mismos, tiene que tener una formación que le permita percibir su necesidad y conveniencia y le conduzca a su realización.
Es nece^ario precisar algunos requisitos de esta formación,
ya que por sus objetivos no se trata de planificar un avance
educativo indiscriminado, sino que ha de tener en cuenta otros
muchos aspectos:
- Es necesario destacar el enfoque colectivo que debe guiar
la misma. En general, la formación se suele expresar en términos de promoción social individual: la mayor parte de las
acciones, la forma de financiación, las instituciones, todo el
arsenal jurídico-administrativo de la formación está marcado
por esta dimensión individualista. Por el contrario, los proyectos de desarrollo suponen una acción voluntarista en la que
debe participar el mayor número de gente posible. Las posibilidades de éxito del esquema son directamente proporcionales a la adhesión colectiva de un grupo social. No se trata
de promover a un individuo sino de asegurar el éxito de una
obra colectiva.
En este contexto no se puede ignorar que en el ámbito rural, como en cualquier otro, los intereses no son unitarios, ni
homogéneos. En estas comunidades hay grupos sociales en con301
flicto y precisamente una de las tareas preliminares de un programa de desarrollo puede consistir en descubrir mecanismos
y objetivos capaces de asegurar que el mismo reciba el acuerdo, por lo menos en sus líneas^generales, de todos los grupos
sociales implicados, no se trata de ignorar los conflictos sociales importantes, pero se trata de establecer los mecanismos para
plantearlos y discutirlos, único medio de llegar a negociaciones viables. La formación, como campo de acompañamiento
de una política de desarrollo aparece como un campo donde
se ejercen las mismas contradicciones, las mismas diiicultades
que supone el cambio social, objetivo de aquélla.
- En las zonas más deprimidas, hay que promover el desarrollo endógeno adaptado a las condiciones locales y fundado sobre la participación activa de sus habitantes. La formación no puede comenzar por apoyar proyectos, ya que éstos
no existen todavía, y una de sus funciones prioritarias es precisamente el favorecer el establecimiento de éstos. Por todo ello
la formación debe tener ciertas características:
•
La motivación de origen es la mejora de la situación socioeconómica de la zona. Por tanto la formación tiene que
servir para permitir el diagnóstico de la situación por los
agentes locales y adaptar las acciones a la misma. Esta debe
permitir a la población autóctona asegurar la coherencia
global de los programas de desarrollo, realizar la formación en función de los problemas de los grupos o la elaboración de sus proyectos específicos.
Conducir al desarrollo de las responsabilidades colectivas
•
locales y estimular las nuevas prácticas sociales necesarias
en este contexto: concertación, organización local, asociacionismo. . .
•
Debe facilitar la capacidad de reorientación de las decisiones económicas en función de las necesidades prioritarias de la zona.
- Para ello parece conveniente actuar sobre dos ejes: uno,
la «animación para el desarrollo» consistente en un proceso educativo centrado sobre el desarrollo de la zona y su dominio por
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la población local, y, dos, el proporcionar enseñanzas diversificadas e individualizadas en estrecha relación con los proyectos locales: facilitar una formación metodológica y de cultura
general (técnicas de expresión, comunicación, conocimiento
y análisis del ambiente), desarrollar las capacidades locales de
iniciativa, gestión y organización, y, por otra parte, puede ser
necesario facilitar los medios para la obtención de una formación profesional específica en oficios o capacitación técnica concreta.
- En todo este proceso puede distinguirse una primera
fase de movilización cultural, donde en general agentes externos de animación y formación tienen que reestructurar el tejido social, estimular la adecuación de las estructuras y los medios necesarios a los proyectos que se van diseñando, «lanzar»
los nuevos esquemas de desarrollo y su particular metodología
de trabajo, y una segunda fase en que las demandas de formación se precisan y comienza a distinguir de las acciones de
desarrollo. En esta segunda fase van surgiendo nuevos actores
a nivel local: cargos públicos, líderes locales, que gradualmente
conducirán a que el papel de los formadores externos se vaya
difuminando, completándose así el proceso de formación.
c) El papel de la mujer
Finalmente nos falta referirnos a otro de los elementos específicos que tienen importancia para la realización del desarrollo integTado: el papel de la mujer. Este es importante en
dos aspectos: se considera que la iniciativa y la voluntad de
cooperación de la mujer -esposa del cabeza de familia- es
crucial para un desarrollo satisfactorio de la pluriactividad,
especialmente para aquellas modalidades que suponen la combinación de actividades en la explotación y el hogar familiar.
Si se trata de impulsar las actividades turísticas o artesanales
con base en el domicilio familiar, sólo si la mujer presta su
apoyo decidido y activo, se podrán llevar a buen término. En
la mayoría de casos es probable que estas actividades sean ini-
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ciativa de la propia esposa y sea ella el agente activo directamente responsable de llevarla a cabo. Por otro lado, si es el
cabeza de familia el que inicia una nueva actividad en el exterior, en la mayoría de los casos será su esposa quien habrá de
sustituirle en muchas de las tareas agrarias. En términos de
trabajo a realizar, la pluriactividad con frecuencia penaliza
duramente a las mujeres, por lo que su acuerdo en las nuevas
actividades del titular es también imprescindible.
En otras situaciones la mujer puede ser un importante agente directo para la pluriactividad. Se observa que es cada vez
más frecuente la situación en la que es ésta quien inicia una
actividad en el exterior, la esposa del titular de la explotación,
o bien mantiene una que ya ejercía antes de su matrimonio
con un agricultor. Esta dinámica está estrechamente relacionada con la creciente integración entre los ambientes rurales
y urbanos que ha conducido a acrecentar las relaciones personales entre residentes en ambos. También influye el avance
en las cualificaciones profesionales de la mujer que le permite
optar por puestos de trabajo más activos. Una persona que ejerce una actividad laboral que le satisface se resistirá a dejarla
por el hecho de convertirse en miembro de una familia rural
o a adquirir nuevas responsabilidades en la misma (no olvidemos que muchas jóvenes de familias agrarias ejercen actividades laborales con cualificaciones de tipo medio antes de su matrimonio).
Para terminar hay que considerar la importancia del papel de la mujer en el trabajo a domicilio. Ya hemos señalado
la significación que se asigna a éste en el desarrollo del sistema de industrialización difusa en Italia, pero parece una situación bastante generalizable. Cuando la mujer no tiene cualificaciones profesionales, o se encuentra en dificultades para
desarrollar una actividad laboral regular, en muchas ocasiones en familias de bajos ingresos no duda en engrosar la categoría de trabajadores a domicilio. En el variado camino hacia
la pluriactividad de muchas familias, el papel de la actividad
de las mujeres no puede ignorarse.
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