Poder Judicial de la Nación

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Poder Judicial de la Nación
2010 - Año del Bicentenario
CN°°43.735
“Chavez,
Diego
Manuel s/ sobreseimiento”
Juzgado N°°5 - Secretaría N°°9
Reg. N° 366
/////////////nos Aires, 27 de abril de 2010.VISTOS: Y CONSIDERANDO:
I. Las presentes actuaciones llegan a conocimiento y decisión
de este Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el agente
Fiscal a fs 3/4 contra la resolución de fs 1/2 por medio de la cual el titular del
USO OFICIAL
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro 5, Secretaría nro 9,
resolvió dictar el sobreseimiento de Narek Simonian Baviquian y Cristian
Damian Salas, por el hecho que se los calificó bajo la figura de resistencia a la
autoridad.
II. Se inició la presente causa el 21 de noviembre de 2006
aproximadamente a las 16.45 horas, cuando el Sargento Migliaia divisó a un
grupo de siete jóvenes junto a un vehículo abandonado en una playa de
estacionamiento ubicada en la intersección de Conrado Villegas y Larrazza. Al
solicitarles sus documentos de identidad, uno de ellos arrojó unos envoltorios al
piso, por lo que, al requerir la presencia de testigos para su requisa, comenzaron
a agredir al personal policial, por lo que cinco de ellos fueron reducidos mientras
que dos se dieron a la fuga. Durante la gresca los agentes policiales resultaron
con traumatismos y escoriaciones varias.
Luego se secuestraron dos envoltorios que contenían una
sustancia vegetal verde amarronada similar a la picadura de marihuana y del
interior de la camioneta abandonada se incautó otro trozo de la misma sustancia.
(ver fs. 1/2, 3).
Consideramos acertado lo resuelto por el Señor Juez de
grado, en cuanto a que no cuenta en autos con elementos de convicción
suficientes para tener por probado la configuración del hecho imputado por la
fiscalía.
Sucede que de la declaración de los preventores se
reproducen circunstancias que indican un sentido contrario al pretendido por el
Ministerio Público Fiscal y, en consecuencia, la relevancia jurídico-penal de la
conducta de los imputados a la luz de la figura que pretende aplicarse. En efecto,
la Sala ha dicho que en referencia a esta figura, Soler expresaba, mediante una
argumentación aplicable a la nueva, contemplada en el art. 239 del C.P., que el
primer presupuesto que debe evaluarse es “…el hecho de que la actividad
administrativa de la autoridad haya llegado al punto en que se concreta una
disposición ejecutable contra alguien…”, pues recién a partir allí es posible
“resistirse” a una orden. De hecho, su existencia es la que permite distinguir un
caso de resistencia de un supuesto atentado a la autoridad (conf. Cn 43.745
“Almirante Rueda, Merli”, reg 105, rta 23/2/10).
La acción típica prevista por el art. 239 C.P. importa una
oposición activa al desarrollo actual del acto funcional por parte del agente.
Ahora bien, la formulación genérica del verbo típico “resistir” permite referir los
medios de la acción con relativa mayor amplitud de la descripción de la ley
derogada y no reducirlos estrictamente, en consecuencia, a los de fuerza e
intimidación (cfr. Creus, Carlos. “Derecho Penal, parte especial”. Ed. Astrea,
5ta edición actualizada, Buenos Aires, 1995, p. 226). En esta dirección, se han
admitido como medios comisitos la amenaza, intimidación o cualquier acción
que provoque razonablemente sensación de peligro en el sujeto pasivo (cfr. c.
nro 43.024, “Ibañez” rta. 25/6/09, reg nro 620).
Por otra parte, entendemos que la conducta desplegada no
configura, a criterio del Tribunal, los extremos requeridos por el tipo en cuanto al
verbo típico, dado que no denota un verdadero despliegue activo y violento
tendiente a vencer el accionar policial.
En el precedente citado hemos dicho que “…aún cuando se
sostuviera que existió un “forcejeo” que requirió de una fuerza mínima para
poder ejecutar la orden y que previamente los imputados habían comenzado a
agredir al personal policial, tampoco es posible identificar normativamente dicha
actividad, teniendo en cuenta dicho contexto, como una oposición activa a la
orden de los términos del art. 239 C.P. En efecto, no corresponde olvidar que
ello tuvo lugar en el marco de una detención, ante la cual el arrojar los objetos
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buscados al piso y la eventual agresión a los preventores – acción que habría
generado una fuerza mínima para repelerlo y asegurar a los imputados- se
revelan, más que como actos destinados a trabar el cumplimiento de una orden,
como reacciones espontáneas producto de una tensión inherente a una detención.
En este sentido, Soler señala que:…la mera resistencia pasiva no se computa
como tal, si el sujeto no está jurídicamente obligado. Un sujeto no está
jurídicamente obligado a dejarse conducir detenido, puesto que su autoeximición
es impune…por lo tanto, no será resistencia el hecho de que se tome del árbol o
se ate o se haga arrastrar…” (conf. Soler, Sebastián, “Derecho Penal
Argentino”, Ed. Tea, Buenos Aires, 1992, p. 141)
Así, también se dijo que: “…no configura delito de
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resistencia a la autoridad la oposición activa por parte del imputado,
consistente en no acatar la orden de alto impartida por funcionarios policiales y
darse a la fuga, toda vez que no incluyó el despliegue de medios violentos para
lograr sus fines…” (CCC, Sala IV, “Suen, Federico G. y otros”, rta. El 2/6/06).
Por lo demás, tampoco sería aplicable la figura de
desobediencia establecida por el art. 239 del C.P. pues, como se ha razonado en
el precedente citado “…la detención en sí misma, lleva insito un acto compulsivo
que por ello, no prevé una elección libre del sujeto pasivo ni tampoco, en
consecuencia, una actividad voluntaria que deje abierta la posibilidad de un
merecimiento -sea por el cumplimiento, sea por la desobediencia de la orden-...”
Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE:
CONFIRMAR la resolución obrante a fs 1/2 en todo y
cuanto fuera materia de apelación.
Regístrese, hágase saber al Ministerio Público Fiscal y
devuélvase al Juzgado de origen para que se practiquen las restantes
notificaciones.
Sirva la presente de muy atenta nota de envío.
Dr. Jorge Ballestero
Dr. Eduardo R. Freiler
Dr. Eduardo G. Farah
Ante Mi: Eduardo A. Nogales, Prosecretario de Cámara
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