MAURITANIA Grave atentado contra la libertad de expresión y de asociación Condenados a prisión cinco defensores de los derechos humanos. Al menos otros cinco sufren restricciones de movimientos sin que se hayan formulado cargos en su contra Condenados el 12 de febrero de 1998 Boubacar Ould Messaoud, presidente de la organización no gubernamental SOS-Esclavos Brahim Ould Ebetty, secretario general de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados, miembro de SOS-Esclavos y del Grupo de Estudios e Investigaciones sobre la Democracia y el Desarrollo Económico y Social en África GERDDES-MAURITANIE Cheikh Saad Bouh Kamara, presidente de la Asociación Mauritana de Derechos Humanos (AMDH) y fideicomisario del Fondo Fiduciario de Contribuciones de las Naciones Unidas para Luchar contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud Fatimata M’Baye, vicepresidenta de la Asociación Mauritana de Derechos Humanos Abdel Nasser Ould Ethmane, secretario de relaciones exteriores de SOS-Esclavos (condenado en ausencia) Sometidos a restricciones de movimientos sin cargos desde el 5 de febrero de 1998 Mohamed Ould Borbousse Samory Ould Beye Sidi Mohamed Ould Mahjoub Semetta Ould Bilal Oumar Ould Yali Todos pertenecen al partido político Acción por el Cambio Resumen.- En enero de 1998, tres defensores de los derechos humanos fueron detenidos y procesados por su labor no violenta en favor de los derechos humanos. El 5 de febrero, tres días antes de que se iniciasen las sesiones de su juicio, un partido de oposición organizó una manifestación para exigir su libertad. Varios miembros del partido fueron detenidos y al menos cinco están sometidos a restricciones sin que se hayan formulado cargos en su contra. Ese mismo día, una abogada y destacada defensora de los derechos humanos, que iba a actuar como abogada defensora en el juicio, fue asimismo detenida. El 12 de febrero de 1997, los tres defensores de los derechos humanos, la abogada y otro compañero juzgado en ausencia fueron condenados a 13 meses de prisión. Amnistía Internacional cree que todos ellos son presos de conciencia y pide su libertad inmediata e incondicional. ****** Boubacar Ould Messaoud, Brahim Ould Ebetty y Cheikh Saad Bouh Kamara, destacados defensores de Amnistía Internacional, 6 de marzo de 1998 Índice AI: AFR 38/05/98/s los derechos humanos, fueron detenidos en sus casas en la capital, Nuakchot, la tarde del sábado 17 de enero de 1998. Tras permanecer cuatro días en régimen de incomunicación, sin acceso a sus familias ni a sus abogados, fueron procesados sólo por su labor en defensa de los derechos humanos. Una cuarta persona, Abdel Nasser Ould Ethmane, que vive en Francia, fue acusado en ausencia. La abogada Fatimata M’Baye formaba parte del equipo de letrados defensores de los cuatro encausados cuando fue detenida el 5 de febrero de 1998. El 12 de febrero, los cinco fueron declarados culpables y condenados a 13 meses de prisión por sus actividades en organizaciones no autorizadas. Los procesados han recurrido tanto las sentencias como las penas impuestas. Todos ellos fueron declarados culpables en aplicación de una ley de 1973 que regula las asociaciones y que prevé hasta tres años de prisión para «quienes administren o continúen administrando asociaciones que funcionen sin autorización».1 Al parecer, esta ley es contraria al artículo 10 de la Constitución mauritana de 1991, que garantiza claramente el derecho a la libertad de expresión y de asociación. La detención de Fatimata M’Baye, una de los abogados de los procesados, conculca también los Principios Básicos sobre la Función de los Abogados, de la ONU, que en su artículo 16 establece que «Los gobiernos garantizarán que los abogados a) puedan desempeñar todas sus funciones profesionales sin intimidaciones, obstáculos, acosos o interferencias indebidas; b) puedan viajar y comunicarse libremente con sus clientes tanto dentro de su país como en el exterior; y c) no sufran ni estén expuestos a persecuciones o sanciones administrativas, económicas o de otra índole a raíz de cualquier medida que hayan adoptado de conformidad con las obligaciones, reglas y normas éticas que se reconocen a su profesión.» El 5 de febrero fueron también detenidas más de otras 6 personas, durante una manifestación organizada por Acción para el Cambio para pedir la libertad de los defensores de los derechos humanos que iban a ser juzgados. Según informes, la manifestación discurrió pacíficamente hasta que la policía detuvo a Ladji Traore, secretario general adjunto responsable de relaciones exteriores de Acción para el Cambio, que al parecer recibió una brutal paliza delante de la multitud, lo que provocó enfrentamientos con la policía que se saldaron con varios manifestantes heridos. Ladji Traore fue puesto en libertad, pero al menos otras 5 personas están sometidas a restricciones de movimientos sin que se hayan formulado cargos en su contra. Según informes, todas ellas han sido enviadas a sus regiones natales bajo un tipo de arresto domiciliario. El juicio comenzó el 8 de febrero de 1998. Al principio, los encausados fueron obligados a permanecer de pie durante largas sesiones, algunas de las cuales duraron hasta la madrugada. Después de que la defensa presentara una queja, se les permitió sentarse en el suelo, aunque se les negaron asientos. Durante el juicio quedó patente que habían sido detenidos y procesados sólo por sus actividades no violentas en defensa de los derechos humanos, pues los interrogatorios giraron en torno a cuestiones relativas a la libertad de expresión y de asociación. Amnistía Internacional ha pedido la libertad inmediata e incondicional de los cuatro activistas de derechos humanos actualmente en prisión. Un abogado francés, en representación de la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos, a la que pertenece la Asociación Mauritana de Derechos Humanos, asistió como observador a la mayor parte de las sesiones del juicio. En su informe, cita estas palabras del fiscal: «La Declaración Universal de Derechos Humanos no es un convenio internacional. Nada obliga a Mauritania a aplicarla».2 Pero el compromiso de Mauritania con la Declaración Universal de Derechos Humanos queda de manifiesto en la Constitución de este país, y todos los Estados Miembros de la ONU están obligados a la promoción del respeto universal y el cumplimiento de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Este año, 1998, se conmemora el cincuentenario de la adopción de la Declaración Universal. La detención de Boubacar Ould Messaoud, Brahim Ould Ebetty y Cheikh Saad Bouh Kamara parece 1 «ceux qui ... assument ou continuent à assumer l’administration d’associations fonctionnant sans autorisation... » 2 »La Déclaration Universelle des Droits de l’Homme n’est pas une convention internationale. Rien n’oblige la Mauritanie à l’appliquer» Índice AI: AFR 38/05/98/s Amnistía Internacional, 6 de marzo de 1998 haber sido propiciada por una noticia emitida por una cadena francesa de televisión por cable el 15 de enero de 1998 sobre la esclavitud en Mauritania, que ese mismo día se retransmitió en ese país, y en la que se incluía una entrevista con Boubacar Ould Messaoud. Al parecer, las autoridades han utilizado este programa como excusa para limitar la libertad de asociación y de expresión de destacados activistas de derechos humanos del país. Aunque la Asociación Mauritana de Derechos Humanos, el GERDDES-Mauritanie y SOS-Esclavos pertenecen a la Comisión de Derechos Humanos y de los Pueblos de la Organización de la Unidad Africana, nunca se han tramitado sus solicitudes para inscribirse legalmente en Mauritania. Pese a ello, todas vienen manteniendo una gran actividad, tanto en Mauritania como en el ámbito internacional. La Asociación Mauritana de Derechos Humanos y el GERDDES-Mauritanie se crearon en 1991, y SOS-Esclavos, en 1995. La primera trabaja sobre una amplia gama de cuestiones relativas a los derechos humanos y tiene una función de promoción. En la reunión de la Comisión Africana celebrada en Nuakchot en abril de 1997, un grupo de organizaciones no gubernamentales que están en la misma situación de «en espera de autorización» se enfrentó a su exclusión por parte de las autoridades mauritanas. Sólo después de las protestas de algunas organizaciones no gubernamentales internacionales se les permitió asistir a la reunión. No se tiene información de que ninguno de los detenidos haya propugnado la violencia ni recurrido a ella, y Amnistía Internacional considera que son presos de conciencia, encarcelados sólo por su labor de defensa de los derechos humanos. La esclavitud se ha convertido en una delicada cuestión política en Mauritania. Aunque fue abolida legalmente en 1905, 1960 y 1980, parece ser que continúan las prácticas esclavistas. En los últimos cuatro años, algunos políticos de oposición, sindicalistas, estudiantes y activistas de derechos humanos vienen aunando sus esfuerzos para denunciar estas prácticas ante la comunidad internacional. Su campaña ha recibido la enérgica condena del gobierno mauritano. En un discurso pronunciado el 10 de enero de 1997, el presidente del país, Maaouya Ould Sid’Ahmed Taya declaró que quienes hacían campaña contra la esclavitud eran enemigos de su gobierno que querían empañar la imagen del país. En las sesiones del juicio de febrero de 1998, el presidente del tribunal manifestó que el problema había sido resuelto de una vez para siempre y que estaba legalmente prohibido hablar de esclavitud como si fuera una práctica vigente. Estos hechos siguen una constante de violaciones del derecho a la libertad de expresión y de asociación. A mediados de enero de 1998, se impuso una nueva prohibición de tres meses a Mauritanie-Nouvelles, semanario independiente que acababa de reanudar su publicación al expirar una prohibición anterior de tres meses que le impidió informar del periodo electoral. Al conocer la noticia, el director de Mauritanie-Nouvelles declaró que temía que esta nueva suspensión pudiera provocar el cierre de la revista. Esa misma semana, las autoridades secuestraron todos los ejemplares de la edición del 12 de enero de 1998 de Le Calame, otra publicación independiente. Qué hace falta hacer: -Debe respetarse el derecho a la libertad de opinión y de expresión y el derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas, garantizados en la Constitución de Mauritania, además de consagrados en los artículos 19 y 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la ONU, y reconocidos en los artículos 9 y 10 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos; -Todos los presos de conciencia citados en este documento deben ser puestos en libertad sin sufrir restricciones de ningún tipo, de forma inmediata e incondicional; -Debe aclararse sin dilación la situación legal de estas y otras organizaciones no gubernamentales, para que los dirigentes y otros defensores de los derechos humanos puedan continuar sin trabas su trabajo en defensa de los derechos humanos de otros. Amnistía Internacional, 6 de marzo de 1998 Índice AI: AFR 38/05/98/s Índice AI: AFR 38/05/98/s Amnistía Internacional, 6 de marzo de 1998