MODELOS DE NEGOCIOS Y SU RELACIÓN CON LA ESTRATEGIA COMERCIAL Por: Francisco Páez, MBA- Ing. Comercial, Profesor de la Escuela de Empresas USFQ. Todas las empresas, de algún modo, tienen una manera específica de llegar al mercado. La forma en que lo hacen constituye una parte importante de su modelo de negocio y permite que las organizaciones se puedan mover en un entorno en particular. Sin embargo, el contexto es cambiante, y en más de una ocasión es bueno analizar o preguntarse si el modelo adoptado es el apropiado para enfrentarlo adecuadamente. Al comprender un modelo de negocio, podemos entender de mejor manera cómo funciona una compañía. Un modelo apropiado debe responder –según Peter Drucker- a dos simples pero importantes interrogantes: ¿Quién es nuestro cliente? y ¿Qué valora nuestro cliente? Adicionalmente, según Joan Magretta1, nos debe ayudar a responder dos preguntas elementales para los ejecutivos: ¿Cómo generamos rentabilidad en este negocio? y ¿Cómo podemos entregar valor agregado a los clientes a un costo apropiado? Según Michael Porter, la ventaja competitiva es lo que permite lograr un desempeño por sobre el promedio de la industria. La base de la ventaja competitiva es el modelo de negocios2, el cual es el medio por el cual se estructura la materialización de una idea que permite generar ingresos. Un modelo de negocios responde a una estrategia definida para lograr el éxito esperado. Rescatando los planteamientos de varios autores, Llorens (2010) en su artículo propone que la perspectiva adecuada para definir un modelo de negocios es a través de la teoría de sistemas, siendo “un modelo de negocios el conjunto de actividades que desarrolla una empresa para satisfacer a los clientes en un momento determinado del tiempo”, el cual se aplica para empresas u organismos con y sin fines de lucro. Cuando se mencionan a los “clientes”, no podemos dejar a un lado la estrategia comercial de una compañía. La forma de llegar al mercado, identificar los clientes objetivos, establecer la oferta apropiada, entre otros, son aspectos importantes que deben ser considerados. Y los ejecutivos deben tener presente que éxitos pasados no necesariamente implican recetas de acciones a seguir permanentemente. La dinámica del mercado es cambiante, y más aún, cuando hay momentos de ruptura, cambio o turbulencia. Dentro de los eslabones de los modelos de negocios, el primero que se considera es Magretta, Joan (2002). Why Business Models Matter. Harvard Business School Publishing Corporation. 2 Llorens Bueno, Georgy A. (2010). Una perspectiva al Concepto de Modelo de Negocios. Universitê Libre des Sciences de l’Entreprise et des Technologies de Bruxelles 1 el de segmentos de mercado. Ante ellos Osterwalder & Pigneur (2010)3 plantean dos interrogantes que deben ser revisadas permanentemente: ¿Para quién estamos creando valor? y ¿Quiénes son nuestros clientes más importantes? Para responder estas interrogantes, es necesario revisar cómo se está llevando o administrando la estrategia de segmentación al interior de la compañía. Según Kotler & Caslione (2010)4, quienes están a cargo del área de marketing al principio de una recesión deben considerar los siguientes pasos posibles: Abandonar segmentos de clientela que den pérdidas Abandonar clientes que den pérdidas dentro de un segmento Abandonar zonas geográficas que den pérdidas Sin duda, este análisis desencadenará un posible y eminente cambio en la forma de segmentar que mantenía la compañía. Por otro lado, dentro de la segmentación es importante considerar que los clientes no se los mide solo por su contribución en ventas hacia la compañía. Se puede considerar, entre otros puntos, su nivel de compromiso o colaboración hacia la empresa, así como, su potencial de compra o participación en un mercado específico. Al tener clientes con un alto nivel de colaboración, se puede desarrollar estrategias que contribuyan a incrementar la participación de los productos o servicios de la compañía en su negocio. Por otro lado, si el nivel de compromiso es bajo pero su participación en el mercado es alta, se pueden diseñar estrategias para estimular su lealtad y preferencia hacia la organización. Un segundo eslabón según Osterwalder & Pigneur (2010) a tomar en cuenta desde el punto de vista comercial es considerar a los canales de distribución, ante los cuales vale la pena preguntarse ¿Cómo nos comunicamos y llegamos a los segmentos de mercado para entregar la propuesta de valor? ¿Propios / socios? ¿Directos / indirectos? Aunque no hay una receta mágica, lo que se debe considerar es escoger los mejores componentes de la estructura de distribución y auditar sus resultados. Según Kotler & Caslione (2010), hay que presionar y motivar a terceras partes para empujar las ventas de los productos o servicios de la compañía. Se debe evidenciar lo rentable que es representar los productos de la compañía. En estas circunstancias, el área de marketing debe revisar su estrategia y reconsiderar acciones relacionadas con exhibiciones, promociones e incluso incentivos para la fuerza de ventas, con el fin de respaldar la gestión que realicen los distribuidores. Como tercer eslabón a considerar, de acuerdo a Osterwalder & Pigneur (2010), es la relación con los clientes. Por un lado, se debe tener presente que los tiempos de 3 Osterwalder, Alexander and Pigneur, Yves, 2010. “Business Model Generation”, London School of Economics, April 29 Kotler, Philip & Caslione, Jhon A. (2010). Caótica, Administración y marketing en tiempos de caos. Editorial Norma S.A.: Bogotá 4 recesión económica generan nuevas oportunidades de ventas debido a que se producen paralelamente muchos cambios en el entorno. Según Kotler y Caslione (2010), los clientes buscan proposiciones de valor nuevas y más apropiadas, las cuales tengan sintonía con los tiempos difíciles que se están enfrentando. Es rol de Marketing y Ventas identificar cómo adaptar la propuesta de valor de la empresa ante este escenario. Por otro lado, la segmentación gana relevancia nuevamente en este punto, ya que para establecer y fortalecer la relación con los clientes, las empresas deben tener claro a qué grupo y perfil de clientes se los debe retener, en cuáles se puede y debe incrementar la participación, y definir qué acciones se van a realizar para adquirir nuevos clientes. Es evidente que tiempos turbulentos o de recesión demandan muchos cambios – tanto estratégicos como tácticos-, en los esfuerzos de marketing y ventas de una compañía. Según Kotler & Caslione (2010), desde un punto de vista estratégico, las compañías deben permanecer concentradas en satisfacer su público objetivo, prestando especial atención a sus mejores clientes. Según Llorens (2010), independientemente de la etapa en la cual se encuentra una empresa, el factor fundamental para producir el cambio, es que los ejecutivos tengan el liderazgo que se necesita para llevar a cabo sus objetivos. Muchas empresas no realizan cambios, porque el actual modelo les ha funcionado, y sus ejecutivos carecen de autoridad y/o capacidad para efectuar dichos cambios. Las compañías no deben empezar a hacer reducciones de costos mientras no se den cuenta muy bien de lo que está ocurriendo con sus clientes, competidores y socios claves. Cada organización debe actuar en la forma que mejor prometa preservar sus clientes, fortalecer su marca y alcanzar sus objetivos de largo plazo. Llorens (2010), también menciona que existe una tendencia en el mercado, principalmente en los potenciales emprendedores, de buscar el modelo de negocios exitoso, aquel que les permita dar el gran salto. Sin embargo, es preciso comprender que el contar con un “buen” modelo de negocios no garantiza el éxito por sí mismo, lo importante es la ejecución de dicho modelo, es decir, la estrategia. Bajo esta perspectiva, la implementación de una buena estrategia con un modelo de negocios “deficiente”, puede ser más exitosa que una mala estrategia que cuenta con un “buen” modelo. En resumen, un modelo de negocio como sistema, muestra cómo las piezas del negocio calzan entre sí y se interrelacionan para generar valor, mientras que la estrategia incluye la competencia (el medio) y la implementación. En línea con lo mencionado, y de acuerdo a Kotler & Caslione (2010), hay que tener en mente la importancia de que los líderes empresariales estén concentrados en generar estrategias, estructuras organizacionales y cultura empresarial para producir valor superior para el cliente a lo largo de la vida de la empresa. En tiempos de incertidumbre y turbulencia, maximizar la creación de valor en forma constante y continua requerirá otros o nuevos tipos de comportamientos. Anna Kirah5, experta en innovación y generación de conceptos, declara que se debe entender que la gente mira una compañía como un servicio en sí mismo. La gente compra la experiencia –el producto o servicio-, y si la experiencia no satisface la expectativa, la compañía pagará un alto precio. Por lo expuesto, antes que todo, las compañías deben considerarse como proveedoras de servicios. Y como Kotler & Caslione (2010) lo mencionan, el servicio de una compañía es la combinación de su identidad –esto es, su marca-, su organización y los productos que vende. Si cualquiera de esas cosas fallan, falla el servicio, y en consecuencia la proposición de valor de la compañía. Por ello, analizar y/o replantear el modelo de negocio de una organización junto con su estrategia comercial –y otras-, en momentos de incertidumbre se vuelve algo imprescindible, con el fin de garantizar la continuidad del negocio y poder responder ¿dónde queremos estar posicionados cuando el entorno se recupere? 5 Kirah, Anna, “Concept Making”, http://kirahconsult.com/.