Pesticidas prohibidos La contaminación con pesticidas prohibidos de pimientos procedentes de Almería se extiende a Alemania, Reino Unido y Holanda Justo al inicio de este año 2007 se ha descubierto la presencia de un pesticida prohibido, el metil isofenfos, en pimientos procedentes de Almería. Esta situación ha permitido comprobar que las medidas sanitarias y de alerta existentes en la Unión Europea están funcionando correctamente. A pesar de todo, es evidente que aún hay productores que no consideran esenciales las medidas de prevención en materia de seguridad alimentaria y que no las cumplen con intención de obtener dudosos beneficios económicos. Por JOSÉ JUAN RODRÍGUEZ JEREZ Algunos de los pesticidas prohibidos se han relacionado recientemente con el incremento de casos de cáncer en la población expuesta de forma regular. Por este motivo, las regulaciones en materia de seguridad para pesticidas de síntesis han de mantenerse. De la misma forma, se deberán extremar las medidas de autocontrol y de inspección a fin de detectarlo antes de que los vegetales afectados puedan llegar al mercado. El empleo de sustancias prohibidas en la producción primaria no es nuevo, y va desde la utilización de sustancias ilegales para el engorde del ganado hasta el empleo de sustancias ilegales para el control de las plagas. En el caso de los pesticidas, las autoridades sanitarias alemanas detectaron restos de metil isofenfos a finales del pasado mes de diciembre en varias partidas de pimientos procedentes de Almería y lo notificaron al Ministerio de Sanidad y Consumo. Un caso más de ilegalidad La retirada de los pimientos se justifica por la toxicidad crónica del pesticida y por el incumplimiento de la normativa Los restos de este plaguicida prohibido se descubrieron durante un control rutinario. La Junta de Andalucía acaba de identificar esta misma semana diez invernaderos de Almería de los que provenían esas partidas de pimientos y ha tomado muestras para confirmar los niveles de contaminación y prevenir la puesta en el mercado de mayor cantidad de producto contaminado. Los datos actuales sitúan el origen en varios invernaderos, lo que implica el precinto de las instalaciones y la evaluación de las condiciones en las que se ha llevado a cabo el empleo de esa sustancia. En un primer momento, las autoridades sanitarias señalaron que el producto no era peligroso para la salud, desde el punto de vista de la toxicidad aguda, pero se retira del mercado debido a su toxicidad crónica y al incumplimiento de la normativa vigente. Casi simultáneamente a la detección por parte del Gobierno alemán, las autoridades británicas detectaron la presencia del pesticida durante un proceso de inspección rutinario. Finalmente, se han detectado más partidas de pimientos contaminados en Holanda. Metil isofenfos Este pesticida responde al nombre comercial del O-etil O-2-isopropoxicarbonilfenil isopropilfosforamidotioato o 1-Metiletil 2-etoxi 1-metiletil amino fosfinotioil oxy benzoato para la forma metil del producto. Es un insecticida organofosforado y, por tanto, comparte su actividad y efectividad contra multitud de insectos, así como su toxicidad para humanos y animales. La intoxicación aguda, cuando se entra en contacto directo con el producto, se caracteriza por una salivación y lagrimeo excesivos y rinorrea. Posteriormente, y si la intoxicación es importante, aparece irritabilidad muscular e incoordinación. En muchos casos, especialmente en el caso de ingestión del producto, se producen los síntomas característicos de una intoxicación alimentaria, con dolor de cabeza, nauseas, vómitos, dolores abdominales y diarrea. El mecanismo de acción se basa en la inhibición del enzima colinesterasa, necesario, entre otros, para la transmisión del impulso nervioso. Por estos motivos los síntomas se basan en su neurotoxicidad. En cuanto a los alimentos, si llega en ciertas cantidades a los ríos y/o el mar, contamina el pescado y los moluscos, detectándose ciertos niveles de acumulación en estos animales. No es un producto completamente estable en el medio, siendo la temperatura, el tipo de suelo, el pH y las horas de insolación elementos determinantes para su biodegradabilidad, por lo que si no es por uno directo, el nivel de toxicidad de sus residuos es clasificado como bajo. Regulación europea La Unión Europea adoptó, igual que hiciera en otros productos empleados para la producción de alimentos y en la propia industria alimentaria, el criterio de creación de listas positivas y listas únicas para productos como los aditivos y, en nuestro caso, para los productos fitosanitarios. El objetivo era unificar a nivel comunitario los criterios para la evaluación de los productos fitosanitarios, con un alto nivel de exigencias a nivel toxicológico y ambiental, a fin de controlar su impacto sobre la salud humana y el medio ambiente. En total se contabilizaron inicialmente 834 sustancias ya registradas y, a efectos de su revisión, se agruparon en cuatro listas. Los plazos de evaluación se tuvieron que alargar hasta 2005 para la segunda lista, y hasta 2008 para la tercera y cuarta lista. El isofenfos entró dentro de la segunda lista, en el apartado de sustancias activas antiguas no defendidas. ¿Qué significa esto?, pues que era un insecticida utilizado desde hace años, que ninguna casa comercial lo ha defendido como sustancia a emplear. Por tanto, su eliminación se debe, básicamente, a que al ser un producto clásico se considera que tiene un bajo interés comercial. Su uso se permitió hasta el 30 de septiembre de 2003. NECESIDAD DE CONTROL Los pesticidas son contaminantes orgánicos persistentes que se dispersan y acumulan en el medio ambiente y en la cadena alimentaria. Para los humanos, la principal vía de exposición a estos compuestos es la dieta, fundamentalmente a través del pescado, la carne y productos lácteos. La población infantil está expuesta a ellos ya en el útero, a través de la placenta, y tras el nacimiento, a través de la leche materna. Evaluar el impacto de un pesticida en la cadena alimentaria puede ser un rompecabezas. Un herbicida, en teoría aplicado sólo a un cultivo, puede acabar en función de su persistencia en el ganado, en el agua, y de ahí pasar a la distribución de agua corriente, a los insectos, a las abejas productoras de miel o en otros vegetales. Por ello, se está en un constante estudio y evaluación de sustancias con el objeto de reducir su permanencia en el medio, y a ser posible, su toxicidad, con la finalidad de emplear sólo las sustancias que realmente son necesarias y a concentraciones adecuadas.