Enseñar exige curiosidad | Freire, Paulo

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Freire, Paulo. PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA: Saberes necesarios para la práctica educativa * 39
9. Enseñar exige curiosidad
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Como profesor debo saber que sin la curiosidad que me mueve, que me inquieta, que me
inserta en la búsqueda, no aprendo ni enseño. Ejercer mi curiosidad de manera correcta
es un derecho que tengo como persona y al que corresponde el deber de luchar por él, el
derecho a la curiosidad. Con la curiosidad domesticada puedo alcanzar la memorización
mecánica del perfil de este o de aquel objeto, pero no el aprendizaje real o el
conocimiento cabal del objeto. La construcción o la producción del conocimiento del
objeto implica el ejercicio de la curiosidad, su capacidad crítica de "tomar distan- cia" del
objeto, de observarlo, de delimitarlo, de escindirlo, de "cercar" el objeto o hacer su
aproximación metódica, su capacidad de comparar, de preguntar.
Estimular la pregunta, la reflexión crítica sobre la propia pregunta, lo que se pretende con
esta o con aquella pregunta en lugar de la pasividad frente a las explicaciones discursivas
del profesor, especie de respuestas a preguntas que nunca fueron hechas. Esto no
significa realmente que, en nombre de la defensa de la curiosidad necesaria, debamos
reducir la actividad docente al puro ir y venir de preguntas y respuestas que se esterilizan
burocráticamente. La capacidad de diálogo no niega la validez de momentos explicativos,
narrativos, en que el profesor expone o habla del objeto. Lo fundamental es, que profesor
y alumnos sepan que la postura que ellos, profesor y alumnos, adoptan, es dialógica,
abierta, curiosa, indagadora y no pasiva, en cuanto habla o en cuanto escucha. Lo que
importa es que profesor y alumnos se asuman como seres epistemológicamente curiosos.
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