SEMIÓTICA Y CONOCIMIENTO Introducción a la epistemología en Locke y Leibniz de una mentalidad completamente nueva, que luego Locke contribuirá a imponer definitivamente28. Locke define idea como: El término que, según creo, sirve mejor para mentar lo que es el objeto del entendimiento cuando un hombre piensa, lo he empleado para expresar lo que se entiende por fantasma, noción, especie, o aquello que sea en que se ocupa la mente cuando piensa (...)29 . Como se deduce, la amplitud de este “objeto del entendimiento” es total en el sentido que abarca todos los datos de la sensación, los recuerdos, las imágenes (fantasma), los conceptos abstractos (nociones), y en fin todas las especies sensibles e inteligibles. Esto viene confirmado en las otras definiciones y descripciones presentes en el Libro Segundo: “todo aquello que la mente percibe en sí misma, o todo aquello que es el objeto inmediato de percepción, de pensamiento o de entendimiento, a eso llamo idea”30. Se constata que la definición de idea, como the object of the understanding when a man thinks (el objeto del entendimiento cuando un hombre piensa) está conforme con la definición de Descartes: “tomo el nombre de idea para todo aquello que es concebido inmediatamente por el espíritu”31. Pero Locke rompe este acuerdo con Descartes cuando se trata de establecer “en qué modo estas ideas vienen al espíritu”. Mientras Descartes acepta las ideas innatas, Locke, por el contrario, niega toda forma de innatismo y busca demostrar, como se verá más adelante, que las ideas derivan siempre y solo de la experiencia32. Al comienzo de su Segundo Libro afirma: puesto que todo hombre es consciente para sí mismo de que piensa, y siendo aquello en que su mente se ocupa, mientras 28 Cf. G. REALE - D. ANTISERI, Historia del pensamiento filosófico y científico.Vol. 2. Traducción de Juan Andrés Iglesias. Barcelona, Herder, 1995. p. 379. 29 Ensayo, I, I, 8. 30 Ensayo, II, VIII, 8. 31 R. DESCARTES, Oeuvres, París, 1964, vol. VII, p. 181. Citado por M. SINA en Introducción a Locke, Bari, Laterza. 1993. p. 69. 32 Cf. G. REALE - D. ANTISERI, o. c. p. 380. 34