4 La mente humana comprender y distinguir los verdaderos valores de los falsos, el camino correcto del equivocado, el bien del mal, a rechazar éste y escoger aquél y, con el poder de la VOLUNTAD, desechar el mal y OBRAR el bien. Los animales están dotados de cerebro e instinto, mas no tienen la facultad de comprender los valores espirituales y morales para hacer una elección entre ellos ni para desarrollar un carácter espiritual perfecto. Poseen cerebro, pero no intelecto; poseen instinto, pero no la capacidad para desarrollar un carácter santo y divino. En esto consiste la DIFERENCIA trascendental entre el CEREBRO animal y la MENTE humana. Pero, ¿cuál es la causa de esta diferencia tan abismática? No hay casi diferencia alguna entre el diseño, la forma y la estructura de los cerebros animal y humano. Los cerebros de los elefantes, ballenas y delfines tienen mayor tamaño que el del hombre, y el del chimpancé es apenas un poco más reducido. Cualitativamente, el cerebro humano puede ser ligeramente superior al de los animales mencionados, pero no en medida suficiente para justificar o explicar la enorme diferencia entre los frutos rendidos por el cerebro humano y por el cerebro animal. ¿Cómo, pues, puede explicarse satisfactoriamente esa insalvable diferencia? La ciencia no puede darnos una respuesta adecuada. Algunos científicos en el campo de las investigaciones cerebrales llegan a la conclusión de que necesariamente debe haber algún componente no físico en el cerebro del hombre, componente que brilla por su ausencia en el cerebro animal. No obstante, la mayoría de los científicos se niegan a reconocer la existencia de lo no físico. ¿Qué otra explicación puede haber? Fuera de la ligerísima diferencia cualitativa entre los dos cerebros, la ciencia se queda sin respuesta debido a su obstinación en no querer admitir la posibilidad de que exista lo espiritual. Cuando el hombre se niega a aceptar la existencia de su propio Creador, cierra su mente ante grandes océanos de conocimiento básico y verdadero, de hechos y de COMPRENSIÓN. Cuando el científico rechaza la verdad del conocimiento revelado y se atrinchera en la fábula, se convierte en el más ignorante de todos los hombres, aunque se crea sabio.