Las arras Las Arras o Señal: Cantidades a Cuenta. Las arras constituyen una pieza clave de los contratos de traspaso de Oficina de farmacia, el concepto “arras” ha sido muy discutido, y en ocasiones, se le ha dado un alcance que no tiene. La palabra “arra” procede del término fenicio “arrha”, que lleva implícita una connotación de garantía o fianza. Además tiene concepto vulgar procedente de aquella costumbre histórica (mantenida hoy), en la que el esposo entregaba unas monedas (arras) a la esposa en el momento de celebración del matrimonio y como prueba del mismo. El concepto legal aparece en el art. 1454 del código civil: “ si hubiera mediado arras o señal en el contrato allanándose el comprador a perderlas, o el vendedor a devolverlas duplicadas” también en el art. 343 del Código de comercio, al establecer que: “ las cantidades que, por vía de señal se entreguen en las ventas mercantiles, se reputarán siempre dadas a cuenta del precio, y en prueba de la ratificación del contrato, salvo pacto en contrario”, son los artículos que regulan las arras. Sin embargo, en ellos se expresa únicamente un concepto estrecho que se refiere sólo a una modalidad de arras, las penitenciales en el Código Civil y las confirmatorias en el Código de Comercio. Por ello, resulta más exacto definir las arras como un objeto tangible casi siempre una suma de dinero, que un contratante entrega a otro con el fin de asegurar una promesa, garantizando su cumplimiento facultando para poder rescindirlo libremente, consistiendo en perder la cantidad entregada; pero siempre se hacen efectivas en el momento de la celebración del contrato. Existen tres tipos de arras: • Confirmatorias • Penitenciales • Penales 1 Las consecuencias jurídicas que se desprenden de los tres tipos de arras son completamente diferentes, y se aconsejará, en función de la operación, y de los fines pretendidos, un tipo u otro, según a la persona que se asesore; de tal forma que el cliente quede en una posición lo más ventajosa posible en caso de incumplimiento; y que si éste se produce, la indemnización sea favorable para el farmacéutico que_se encuentre_mejor asesorado. Las arras confirmatorias tiene un concepto de “ paga y señal” su finalidad es probar la existencia de un contrato entre las partes. Las penitenciales se llaman también de desistimiento, aparecen en el 1454 del código Civil. Por tanto se prevé que las partes puedan libremente desligarse de un contrato ya perfeccionado. Aunque este artículo se refiere sólo al contrato de compraventa, las arras pueden ser extensibles a cualquier otro. El plazo durante el cual pueden las partes rescindirlo no está cuantificado legalmente, y será el prudencialmente se estime correcto según los usos del lugar y siempre antes de la consumación del contrato. Por el contrario las arras penales desempeñan una función de pena y resarcimiento de daños en caso de incumplimiento; de forma que en algunos casos puede exigirse judicialmente la ejecución del contrato siempre a criterio del Juez. Así, nos encontramos, en ocasiones, que el precontrato no indicaba plazo, y por tanto si el comprador ya deseaba adquirir la oficina de farmacia, alegaba que la escritura se firmaría “el día del juicio final”. En la actualidad, las corrientes jurisprudenciales dan una inmediatez manifiesta a aquellos documentos en los que se incluye una duración “indeterminada” que es distinta a “indefinida”. Recordemos que en este sentido cuando en un contrato de alquiler indica vigencia “indefinida” jueces entienden que la duración será un día o un mes (en función de cómo se pague la renta), el Código Civil no acepta la duración infinita de los documentos. Las arras penales no actúan sólo como entrega de señal o parte del precio a cuenta (lo que en principio sería común a todas ellas), pero tampoco conceden la posibilidad de liberarse de la obligación: ambas partes deben cumplir y en caso contrario, las arras se pierden, pero no porque faculten (como las penitenciales) para resolver el contrato, sino en virtud del mismo incumplimiento, por vía de pena y como resarcimiento del daño; pero la Jurisprudencia no es unánime, algunas Sentencias se aboga por entender que es posible exigir el cumplimiento forzoso de la obligación (por ejemplo la del 26.6.1995), en otra se entiende que las arras fijadas se convierten en penales la de 2 9.9.1989). En suma, la doctrina jurisprudencial, concibe penitenciales a manera de multa correlativa al derecho de las partes de desistir a su arbitrio del contrato, las penales actúan como cláusula punitiva, compulsiva del cumplimiento del mismo, de ahí que cumplan una función equivalente a la cláusula penal, lo que legitima y fundamenta, en cuanto a sus consecuencias y eficacia, la aplica analógica de la normativa comprendida en los art. 1152 y siguientes del Código Civil. Dentro de las arras penales, existen dos subtipos las puras o cumulativas y las sustitutorias. Veamos un caso frecuente: tras la firma del precontrato el comprador posteriormente no puede llevar a cabo la compra de la oficina de farmacia. “… la cláusula litigiosa es la siguiente: el precio convenido es 330.556 euros, que se pagarán así: 30.050 euros como señal, se dan por recibidas en este acto, y el resto se abonarán en plazo máximo de veinte días de esta fecha, o se perderá la señal y la opción de compra.”, “… siendo un periodo de tiempo tan sumar perentorio para satisfacer una suma tan importante, la intención de los vendedores apunta, no a que se facultare al comprador libremente a rescindir el contrato, consintiendo en perder la cantidad entregada, sino, y mas razonablemente a insertar un medio coactivo o de presión para evitar el incumplimiento, y se afirma “ entendiendo, a su petición, que, por no cumplir el contrato, queda rescindido con consecuencias en el mismo acordadas…” “… el incumplimiento provino de la imposibilidad de conseguir el numerario en el breve espacio de tiempo, y teniendo en cuenta la escasísima entidad del perjuicio causado a los vendedores de la oficina de farmacia, ya que poco tiempo después la traspasaron, por precio presumiblemente superior al pactado (si hubiese sido inferior lo habrían hecho saber los demandados), en aplicación de los principios de buena fe y equidad, interpretados de acuerdo con los criterios objetivos de justicia socialmente admitidos, procede la moderación de la pena…” Aranzadi 1279. Con frecuencia, en los precontratos llevados a cabo profesionalmente, poco cualificados se intenta pactar unas arras entre las partes, pero por desconocimiento, no se utilizan los términos legales expuestos a la hora de redactar los contratos; está generalizado el empleo de palabras “señal” o “parte de precio” para referirse a las arras. Estas expresiones que no son correctas, y se deben sustituir por los conceptos antes aludidos de arras confirmatorias, penales o penitenciales, según las necesidades del caso concreto y en función del interés que manifieste el farmacéutico a que estemos asesorando. 3 Dada la generalización de estas expresiones en los contratos, la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha interpretado las mismas y llegado a la conclusión (no unánime) de que ante frases de ese tipo debe considerarse que existen arras penales, de forma que no es posible rescindir el contrato para el caso de incumplimiento perdiendo las arras el comprador o devolviéndolas dobladas; con el consiguiente perjuicio patrimonial. Tal vez, esta circunstancia, por la frecuencia en que se producen desistimientos tras un precontrato, es de las más importantes en cualquier compraventa; la legislación y jurisprudencia es variadísima; hemos estudiado muchos precontratos de traspasos de oficinas de farmacia que finalmente no se llevaron a cabo, con las consecuencias de toda índole que llevan aparejadas ( en algunos casos hasta penales), y para no aburrir al lector, sólo podemos conminar al farmacéutico que a la hora de traspasar su oficina de farmacia cualquier operación que tenga una trascendencia similar en el ámbito patrimonial, se dote de un asesoramiento con profesionales experimentados. 4