La economía mundial atraviesa una fase expansiva y su continuidad en 2004 parece estar asegurada. No obstante, la intensidad de la recuperación y las bases sobre las que se asienta difieren significativamente entre regiones y países. La acentuación de los desequilibrios de la economía estadounidense, plantea dudas en cuanto a su sostenibilidad a plazo. El mercado de cambios sigue dominado por la depreciación del dólar, especialmente frente al euro. Con todo, el tipo de cambio actual no difiere significati-vamente del que prevalecía en el momento del lanzamiento de la moneda única en 1999, lo que sugiere que, en gran parte, dicha depreciación corrige una disparidad anterior. La economía española presenta un balance muy positivo y se encuentra en buenas condiciones para aprovechar un relanzamiento de la actividad y del comercio mundial. Las previsiones para el presente ejercicio apuntan hacia un crecimiento del orden del 3 por ciento con una composición más equilibrada entre la demanda externa e interna y un mayor protagonismo de la inversión en equipo. Aun así, nuestra economía sigue enfrentada a importantes retos para seguir avanzando en la convergencia real y asegurar una competitividad suficiente en el marco de la globalización y la in-corporación de nuevas economías al mercado internacional. A este fin, es crucial aumentar la tasa de participación, mejorar la productividad, incentivar el uso de las nuevas tecnologías, y reforzar la competencia en los mercados de bienes, servicios y factores. El rasgo más destacable del comportamiento de los mercados financieros internacionales durante 2003 fue la recuperación de la tranquilidad y de la confianza que experimentaron a lo largo del mismo. A pesar de ello, aún no se ha producido un cambio de orientación de la política monetaria por parte de las autoridades responsables del euro y del dólar, con lo que los tipos de interés siguen en niveles históricamente bajos y con una escasa pendiente en su curva según plazos.