A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 10 de octubre de 2012, habiéndose dispuesto siguiente en el orden establecido, Acuerdo de 2078, de conformidad que votación: deberá con lo observarse doctores de el Lázzari, Pettigiani, Hitters, Soria, Negri, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 102.040, "Brea, Noelia Grisel contra ‘PHYNX S.A.’ y otro. Despido y cobro". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo n° 2 del Departamento Judicial San Isidro, con asiento en dicha ciudad, hizo lugar parcialmente a la demanda promovida, con costas en el modo que especifica (v. sent., fs. 397/407). La parte actora dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 421/432), el que fue concedido por el citado tribunal a fs. 433 y vta. Dictada a fs. 448 la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: I. El tribunal del trabajo rechazó la demanda iniciada por Noelia Grisel Brea contra "PHYNX S.A.", en cuanto había reclamado el cobro de diferencias salariales, horas extras, adicionales por manejo de dinero y armado de vidriera (conf. C.C.T. 130/75), indemnizaciones por antigüedad y omisión del preaviso, y reparaciones de los arts. 10 y 15 de la ley 24.013; 2 de la ley 25.323 y 16 de la ley 25.561. II. Contra dicho pronunciamiento se alza la parte actora mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en el que denuncia absurdo y violación del art. 14 de la ley 20.744 y de la doctrina legal que cita. i) Afirma que el fallo en crisis adolece del vicio de marras, toda vez que el tribunal de grado rechazó la demanda mediante una resolución contradictoria en su fundamento, en contraste con las pruebas producidas en la causa, conculcando de esta manera el principio que rige la valoración de la prueba, la primacía de la realidad, la regla in dubio pro operario y el derecho de defensa. En este sentido alega que, para acreditar los hechos denunciados en la demanda, resultaba de fundamental importancia la declaración testimonial de Noelia Ferrero, quien, habiendo sido también trabajadora dependiente de "PHYNX S.A." y compartido tareas con la actora, conocía acabadamente la operatoria que aquélla tenía respecto de sus empleados. Sentado ello, se agravia de lo resuelto por el tribunal de grado, en cuanto descartó los dichos de aquélla por considerarla comprendida dentro de las generales de la ley por tener juicio pendiente -por idéntica causa- contra la accionada, circunstancia esta última que -señala la apelante- no surge de ninguna de las constancias obrantes en el expediente, como así tampoco contra cuál de las codemandadas lo tendría iniciado. Añade que la existencia del supuesto litigio no fue invocada ni acreditada por la contraparte, quien -además- no produjo actividad probatoria alguna tendiente a desvirtuar sus declaraciones. Advierte asimismo que, aún en la hipótesis de considerar a Ferrero comprendida dentro de las generales de la ley, la cuestión debió resolverse a la luz de la ausencia de razones especiales que justificasen suponer una falta de ajuste de sus manifestaciones con la realidad de los hechos que se ventilan en la causa. ii) En otro orden de ideas, afirma que la trabajadora se consideró indirectamente despedida invocando como causales "... el incumplimiento por parte de las demandadas del pago de las multas de la ley 24.013 por pago en negro de comisiones, diferencias salariales por el no pago de horas extras, diferencias salariales por el no pago de los adicionales armado de vidriera y manejo de dinero" (v. rec., fs. 426 vta. in fine/427). a. Con relación al rechazo del reclamo por el pago de comisiones "en negro" -del cual derivó el a quo la improcedencia de las multas de la ley 24.013-, sostiene que la única prueba producida por su parte consistió en la declaración de la testigo Ferrero, quien -como quedó expuesto- fue descalificada por el tribunal del trabajo por considerarla incluida dentro de las generales de la ley y por carecer sus manifestaciones de sustento en otros medios de prueba. Contrariamente, y reiterando los argumentos reseñados en el punto II. i) del presente, entiende que debe reputarse válida su declaración y -en consecuenciahacerse lugar a las indemnizaciones previstas en los arts. 10 y 15 de la ley 24.013. b. Cuestiona -también- la sentencia de origen en cuanto declaró improcedente el rubro horas extras. Manifiesta que, para acreditar la prestación de servicios en tiempo suplementario, la accionante ofreció como prueba las declaraciones testimoniales de Ratto, Huesdens y Ferrero, quienes fueron contestes en señalar que la actora trabajaba de 10 a 22 horas (v. rec. fs. 425 vta., 5° y 6° ap.). Sobre el punto, señala la recurrente que "Siendo que el testimonio de la Sra. Ferrero debe ser tomado en cuenta, en virtud de los fundamentos dados en el apartado anterior a los cuales me remito ‘brevitatis causae’, y que el mismo se condice con las declaraciones de los señores Huesdens y Ratto, la resultan insuficientes apreciación para del desvirtuar tribunal los de que relevamientos efectuados por la A.F.I.P y el Ministerio de Trabajo (cuyo contenido intelectual ha sido desmentido por la actora), deviene en una exigencia probatoria excesiva en desmedro de la actora que torna su apreciación en parcial y, consecuentemente, nula" (v. rec., fs. 428 vta., 3° ap.) y violatoria del principio de primacía de la realidad (art. 14, ley 20.744), máxime -añade- cuando sus declaraciones no pudieron ser desvirtuadas por los testigos propuestos por la accionada. c. En lo atinente al rechazo del adicional por armado de vidriera, se agravia de lo resuelto por el juzgador de mérito, quien juzgó que los exhibidores donde se mostraba la mercadería del local no podían ser considerados "vidriera", en el sentido otorgado por el art. 23 del Convenio Colectivo de Trabajo 130/75. Contra ese argumento, aduce que la referida norma colectiva no establece las características mínimas que deben reunir esa clase de exhibidores para ser clasificados como tales (v. rec., fs. 429). Agrega que la propia demandada reconoció en su conteste el carácter de vidriera que tenían los escaparates en cuestión, procesal- aunque que específico, su señalara armado circunstancia -en estaba esta a aquella cargo última oportunidad de que personal no logró acreditarse en autos. Por el contrario, quedó comprobado -y así lo declaró el a quo- que dicha tarea era realizada por los propios empleados, entre los que se encontraba Brea. Consecuentemente, entiende que el rubro por manejo del acápite también debe prosperar. d. Respecto del plus salarial de dinero, asevera que su acogimiento resulta indubitable por haberse acreditado en autos que "... la actora se dedicaba al cobro de los equipos que vendía...". (v. rec., fs. 429 vta., 3° párrafo). III. El recurso prospera parcialmente. 1.i) En lo que resulta de interés, el tribunal del trabajo juzgó acreditado que Noelia Grisel Brea prestó servicios en relación de dependencia laboral para "PHYNX S.A.", en el stand que ésta poseía en el Shopping Plaza Oeste de Morón, desde el 2-XII-2002, con la categoría de vendedora "B" -conforme el C.C.T. 130/75-, y que su mejor remuneración mensual fue de $ 1.547,44. ii) Tuvo por cierto -también- que el contrato de trabajo se extinguió mediante carta documento de fecha 10V-2005 (v. fs. 8), invocando la accionante como causales rescisorias las siguientes: a) registración defectuosa del monto total de remuneraciones -por no volcarse en los recibos de sueldo la correcta liquidación de las comisiones por ventas- ; b) diferencias salariales -derivadas de la rebaja del monto de comisiones de $ 26 por venta a $ 16-; y c) la falta de pago de adicionales por armado de vidriera, antigüedad, manejo de dinero y el pago de horas extras (ver sent., fs. 400, 2° ap.). En resolver era este marco, determinar estimó si el que el despido primer punto indirecto de a la accionante había sido o no ajustado a derecho. a. En este sentido, estimó que no resultó acreditada la defectuosa registración de las comisiones por venta supuestamente percibidas en negro por la trabajadora. Para así decidir, juzgó que la única prueba de que se valió para acreditar tal extremo consistió en la declaración de la testigo Ferrero, quien -además de haber sido dependiente de "PHYNX S.A."- prestó servicios con la actora durante una semana, en la cual reemplazó a la encargada el día en que ésta gozó de su franco semanal (ver vered., 4ta. cuestión, fs. 391). Declaró -asimismo- que si "... bien en el procedimiento laboral bonaerense no rige el principio de ‘testis unus, testis nullus’, es sabido que debe apreciarse rigurosamente la única declaración y debe descartarse aquélla en la que se evidencia un marcado interés en el resultado del pleito. En este caso, la testigo tiene un juicio idéntico con la misma demandada y no obra en autos elemento alguno que apoye su declaración por lo cual se lo ha descartado como material probatorio" (ver. sent., fs. 400, últ. ap. y vta.). Consecuentemente, rechazó el reclamo por diferencias salariales y el fundado en la ley 24.013. b. También juzgó improcedente el rubro horas extras. Para así decidir, tuvo fundamentalmente en cuenta los relevamientos Ministerio de efectuados Trabajo, Empleo por y la A.F.I.P. Seguridad Social y el de la Nación, de fecha 7-V-2004 y 19-IV-2005, respectivamente (v. fs. 145/151 y fs. 248/251), declarando al respecto que "... no se probó que la actora prestara servicios en jornadas que excedieran las 8 horas. Así surge de un relevamiento efectuado por la autoridad laboral en el cual la propia actora 16 días antes de enviar su primer telegrama declara que esta es su jornada de trabajo cuando bien pudo haber denunciado la irregularidad en ese momento" (ver. sent., fs. 401 vta.). Juzgó -asimismo- que las declaraciones testimo- niales de Florencia Ratto y Sebastian Huesdens -quienes manifestaron haber visto a la actora prestar servicios en el horario de 10 a 22 horas en el local de la demandadaresultaban insuficientes para desvirtuar el contenido de los mencionados documentos administrativos. c. Estimó que tampoco le correspondía a la actora percibir los adicionales por manejo de dinero y armado de vidriera (conf. C.C.T. 130/75). c. 1. Con relación al primero, declaró que no se probó que Brea tuviera asignada la tarea de cobro de los equipos y extremo éste colectivo servicios comercializados requerido citado para por el su por art. la 30 procedencia, accionada, del convenio sino que -contrariamente- mediante la declaración de los testigos Ratto y Huesdens, se acreditó que ocasionalmente cobró algún monto; por lo que descartó la obligación patronal de abonarlo. c. 2. Respecto del plus salarial por armado de vidriera, el a quo declaró que "... todos los testigos fueron contestes que estos exhibidores eran armados por cualquier empleado, entre los que se encontraba la actora, y que eventualmente la encargada designaba a un empleado a quién le encargaba esa tarea cuando no era ella misma la que las armaba..." (v. verd., 7° cuestión, fs. 393 y vta.). A ello añadió que, si bien los testigos Ratto y Huesdens manifestaron haber visto a Brea arreglar la vitrina del stand donde prestaba servicios, ésta no podía considerarse vidriera en el sentido que le otorga el art. 23 del Convenio Colectivo de Trabajo 130/75, norma que -según estimó el juzgador- hace referencia a las tareas efectuadas en los escaparates tradicionales y no en pequeños exhibidores (v. sent., fs. 400 vta./401). iii) En base a todo lo expuesto, el tribunal de grado concluyó que no habiéndose acreditado en autos los incumplimientos en que la trabajadora fundó su autodespido, el mismo resultó inmotivado. 2. Primeramente he de señalar que, por cuestiones metodológicas, abordaré los agravios planteados por la recurrente en un orden diverso al plasmado en su libelo recursivo. i) El planteo relativo al monto de las comisiones no resulta atendible. El argumento presentante construye central su a embate partir gira en del cual torno a la la descalificación que el juzgador de mérito efectuó respecto de los dichos de la testigo Ferrero. En este sentido, refuta lo resuelto por el a quo en cuanto descartó sus declaraciones por considerarla incluida dentro de las generales de la ley con motivo de tener juicio pendiente -por idéntica causa- contra la accionada, circunstancia esta última que -añade- no surge de ninguna de las constancias obrantes en el expediente. Advierte -asimismo- que la existencia del supuesto litigio no fue invocada ni acreditada por la contraparte, quien -además- no produjo actividad probatoria alguna tendiente a desvirtuar sus exposiciones. Sobre el punto, es necesario recordar que valorar tanto el mérito como la habilidad de los testigos es, en virtud del sistema imperante en el fuero laboral, facultad privativa de conclusiones los al jueces respecto del trabajo, puedan ser sin que sus revisadas por esta Corte (conf. causas L. 95.724, "Campos", sent. del 15-VII2009; L. 86.438, "Navarro", sent. del 14-XI-2007, entre otras), salvo absurdo. Si bien las conclusiones del a quo adolecen de cierto dogmatismo, lo cierto es que las críticas contenidas en el embate no alcanzan a derribar lo resuelto en la instancia de origen. En primer lugar, es necesario recordar que -contrariamente a lo señalado por el tribunal del trabajo a fs. 392- es doctrina reiterada de esta Corte que la aseveración según la cual quien tiene un juicio pendiente no es testigo idóneo, por cuya razón debe ser descalificado, constituye una mera afirmación dogmática y como tal violatoria de la norma procesal que rige en materia laboral la apreciación de la prueba (v. causas L. 85.111, "Blaser", sent. del 20-II-2008; L. 75.514, "Ledesma", sent. del 28-V-2003; L. 66.747, "Suárez", sent. del 27-X-1998; L. 36.328, "Spnoli de Malfa", sent. del 5VIII-1986). Consecuentemente, no es suficiente para descalificar a un testigo la circunstancia de que tenga un litigio pendiente con la misma empresa, si del contexto de su declaración criterio del "Elizalde", resulta tribunal sent. del evidente de grado su objetividad (v. 15-VII-2009; causas L. L. 59.389, en el 97.472, "Ferro", sent. del 27-XII-1996). Sin embargo, más allá de aquella descalificación inicial, el a quo enunció los motivos que autorizaban a pensar que aquella objetividad se encontraba ausente en el caso. En tal sentido, estimó que la testigo evidenció tener un "... marcado interés en el resultado del pleito..." y que había laborado junto con la actora, sólo durante una semana en el año 2004 (v. sent., fs. 400 y vta.), "... en la cual reemplazó a la encargada (...) el día en que ésta tomó su franco semanal..." (v. vered., fs. 391). A todo evento, es del caso remarcar que en razón de la oralidad propia de la estructura del proceso laboral, no consta en el acta de la audiencia de vista de la causa el contenido de la declaración prestada por Ferrero, no pudiendo esta Corte evaluar y, en su caso, expedirse sobre la pretendida fundabilidad y gravitación que sus dichos hubieren tenido respecto de la pretensión actora. Por último, es dable añadir que el juzgador de grado meritó la inexistencia de otros medios de prueba que avalaran tales dichos, así como la circunstancia de constar agregada libros en autos llevados en un informe legal contable forma por efectuado la sobre empleadora (v. vered., 5° cuestión, fs. 391 vta. y 392). A tenor de lo señalado, soy de la opinión de que los embates de la recurrente -en torno a la descalificación de la testigo- pierden entidad frente a los restantes argumentos expuestos por el tribunal de grado para fundar su fallo. ii) Respecto de los agravios por el rechazo de los adicionales por armado de vidriera y manejo de dinero, entiendo que tampoco son de recibo. a. Con relación al primero cabe advertir que, si bien es cierto que de la contestación de demanda se puede inferir que la accionada atribuyó el carácter de "vidriera" a los exhibidores donde se exponían los productos para la venta (ver fs. 152 vta. 2° párrafo), el tribunal de grado juzgó -con sustento en la prueba testimonial (44 inc."d", ley 11.653)- que su armado correspondía a la encargada y que, eventualmente, ésta designaba a un empleado a quien delegaba dicha tarea (v. vered., fs. 393 y vta.), conclusión que lo llevó a rechazar el reclamo y que no logra ser desvirtuada por la quejosa. Tal como lo tiene dicho reiteradamente esta Corte, establecer si en un caso dado concurren o no las circunstancias fácticas constitutivas de elementos o presupuestos que dan lugar a la aplicación de una norma o precepto, constituye una cuestión de hecho ajena a la instancia extraordinaria (conf. causa L. 86.171, "García Núñez", sent. del 15-III-2006, entre otras). b. En cuanto al agravio por el cual impugna el rechazo del adicional por manejo de dinero, los argumentos de la quejosa tampoco resultan atendibles. Ello así, por cuanto determinar si la trabajadora tenía entre sus responsabilidades el manejo de dinero, como asimismo si lo hacía de manera permanente o accidental, constituyen típicas cuestiones de hecho y prueba, cuya evaluación corresponde -de manera privativa- a los jueces de grado, resultando -por lo tanto- irrevisables por esta Corte, salvo absurdo, irregularidad que tampoco logra acreditar la recurrente. De la lectura del fallo en crisis surge con claridad que el tribunal de grado ponderó -para analizar la procedencia o no del plus salarial en cuestión- las declaraciones prestadas por los testigos Ratto y Huesdens, quienes afirmaron haber visto ocasionalmente a Brea cobrar la venta realizada (v. vered., 8° cuestión, fs. 393 vta.); ajustándose -asimismo- lo decidido, a los términos de la norma colectiva, en cuanto señala expresamente que "... no tendrán derecho a esta compensación los empleados que ocasional o transitoriamente realicen la cobranza mencionada..." (art. 30, C.C.T. 130/75). iii) En lo atinente al agravio dirigido a cuestionar -por absurdo- el rechazo del reclamo por horas extras, estimo que asiste razón a la recurrente. Liminarmente, considero necesario destacar que, contrariamente a lo que pareciera desprenderse de ciertas expresiones vertidas por el tribunal, para tener por probada la realización de labores en jornadas que excedan la legal, no se requiere que el juzgador alcance un grado de certeza o convicción mayor que el normalmente exigido para tener controvertido. verifique por En una demostrado consecuencia, actividad cualquier la otro necesidad probatoria de hecho que se "exhaustiva" y "fehaciente", "precisa y fehaciente" o que genere "la más absoluta convicción" de su realización (v. vered., fs. 392 vta./393), excede jurisdiccional dé a la por requerida cierto para cualquier que un órgano circunstancia fáctica debatida en una contienda judicial (arts. 44 inc. "e", ley 11.653; 384, 456 y 474, C.P.C.C., remisión art. 63, ley 11.653). En ese sentido, no existe norma legal alguna que establezca que la valoración de la prueba, tendiente a acreditar la prestación de servicios en tiempo suplementario, deba realizarse con mayor estrictez, o que la convicción que arroje aquélla deba ser más contundente que la necesaria para administrar cualquier otro hecho litigioso, pudiendo, en definitiva, tenerla por demostrada con cualquiera implícitamente de los admitidos medios por las probatorios leyes expresa procesales y o de conformidad al sistema de valoración en ellas establecido. Sentado ello, cabe remarcar que en el fallo sobre los hechos, el a quo recogió los testimonios prestados por Ratto y Huesdens, quienes estuvieron contestes en haber visto a la actora prestar servicios para la accionada en el horario de 10.00 a 22.00 horas (v. vered., 6° cuestión, fs. 392 vta.). Más luego procedió -sin ocuparse en especificar las motivaciones que tuvo para ello- a descalificar sus dichos en base a argumentaciones meramente dogmáticas -alejadas de la "apreciación en conciencia" (art. 44 inc. "d", ley 11.653) que rige la labor axiológica de los jueces del fuero- priorizando los relevamientos efectuados por la autoridad cuales administrativa -no puedo contradicciones en del dejar lo de trabajo y advertir- referente a la la A.F.I.P; exhiben los marcadas extensión de la jornada cumplida por la actora. Así, de las planillas de fs. 149 y 151 confeccionadas por la autoridad administrativa del trabajo -correspondientes al mes inmediatamente anterior al distracto- surge que Brea prestaba servicios 5 horas, 6 días a la semana; y en la documentación elaborada por la A.F.I.P -un año antes de la ruptura del vínculo laboral (fs. 147)- se informa que cumplía una jornada de 8 horas, 6 veces a la semana. La demandada, por su parte, reconoció que la accionante cumplía un turno de 8 horas diarias de lunes a sábados en horarios rotativos (v. 2° traslado, fs. 153). Frente a ello, resulta dificultoso imaginar por qué Brea declararía ante el Ministerio de Trabajo una jornada inferior a la legal, cuando, según la patronal, era esta última la que efectivamente cumplía. Tampoco se explica por qué el juzgador de mérito jerarquizó la citada prueba escrita -contradictoria entre sí- en detrimento de declaraciones testimoniales que resultaban coincidentes. Cabe señalar que, si bien los mencionados documentos administrativos fueron suscriptos por la propia actora (v. acta de fs. 234), y respecto de la documentación emanada de acreditó 248/258), la su no autoridad autenticidad es menos administrativa (v. cierto informe que la del trabajo obrante se a fs. accionante los descalificó, imputándoles falsedad ideológica (v. fs. 185 vta. punto "a", rec., fs. 425 vta., 4° párrafo). No es ocioso agregar que la circunstancia de tratarse de instrumentos públicos (v. vered., cuestión 6ta. fs. 393) en nada modifica la solución que propongo, pues lo que en ellos hace plena fe -hasta la redargución de falsedad- es la existencia material de los hechos que el oficial público hubiese anunciado como cumplidos por él mismo o que han sucedido en su presencia -en el caso, que Brea expuso lo que en dichas actas se consigna- pero no respecto de la falsedad o veracidad de lo declarado (arts. 980, 993 del Cód. Civil; v. causas L. 59.452, "Correa", sent. del 17-XII-1996; L. 52.936, "Faiazzo", sent. del 9XI-1993). Ante grado, al el error haber en que prescindido incurrió el tribunal arbitrariamente de de la valoración de una prueba esencial y decisiva para la suerte de la controversia -testimonial- en violación de lo preceptuado por el art. 44 inc. d de la ley 11.653, me pronuncio por la procedencia de esta porción de la queja. IV. lugar Si mi parcialmente opinión al es recurso compartida deducido, debe hacerse revocar la sentencia apelada en cuanto rechazó el reclamo por horas extras y disponer que la causa vuelva al tribunal de origen para que, integrado con otros jueces, renueve los actos procesales necesarios y dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo que aquí se decide, debiendo expedirse -asimismo y en consecuencia de lo anterior, evaluando los términos de la comunicación extintiva- respecto de la configuración o no de la injuria invocada por la recurrente para decidir la ruptura de su contrato de trabajo, y -en su caso- sobre la procedencia o no de los rubros reclamados en la demanda. Costas de esta instancia en el orden causado (art. 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Pettigiani e Hitters, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votaron también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. 1. Adhiero a lo expuesto por mi distinguido colega doctor de Lázzari en el ap. III.2. sub puntos i) e ii) de su voto. 2. En mi opinión, tampoco merece favorable acogida el agravio vinculado con el reclamo fundado en la realización de horas extraordinarias. a. Tiene dicho esta Suprema Corte, que determinar si el trabajador se desempeñó o no en horas extraordinarias así como configuran valorar típicas la prueba cuestiones pertinente de hecho a tales reservadas fines, a la instancia casación ordinaria salvo la y, eficaz como tales, invocación marginadas y de la demostración del absurdo (conf. causas L. 97.653, "Larragueta", sent. de 3XI-2010; L. 93.882, "Ullua", sent. de 29-XII-2009; L. 79.601, "Rodríguez", sent. de 23-II-2005). El éxito de la impugnación, supone entonces la configuración de aquel error grave y grosero, concretado en una conclusión del sentenciante visiblemente incoherente y contradictoria en el orden lógico formal e incompatible con las constancias objetivas que resultan de la causa (conf. L. 99.606, "Rodríguez", sent. de 31-VIII-2011; L. 86.145, "Pesci", sent. de 19-IX-2007; L. 83.795, "Andiarena", sent. de 1-III-2006), pues no cualquier equívoco o disentimiento autoriza a tener por acreditado el absurdo, ni puede este Tribunal sustituir con su propio criterio al de los jueces de mérito (conf. L. 92.944, "Medina", sent. de 27-III-2008; L. 89.043, "G., A.", sent. de 12-XII-2007; L. 80.043, "Veiga", sent. de 31-VIII-2005). b. Sin dejar de reconocer que la comprobación de la prestación de servicios en horas suplementarias se halla sujeta a las mismas reglas aplicables a cualquier otro hecho controvertido en el litigio laboral (arts. 44 inc. "d" y 63 de la ley 11.653, y normas supletorias del régimen procesal civil y comercial local), lo cierto es que lo argumentado por la quejosa luce insuficiente para evidenciar el vicio que se le atribuye al tribunal a la hora de desplegar su labor axiológica en torno a la prueba. i] Por conducto de la ponderación de las actas acompañadas por la demandada a fs. 145/151, que luego fueran tenidas por auténticas y cuyas firmas -se dijo en el fallo- resultaron reconocidas, señaló el a quo que ante relevamientos de trabajadores efectuados por la A.F.I.P. y el Ministerio del Trabajo Empleo y Seguridad Social de la Nación, la propia demandante admitió que cumplía jornadas de 8 horas. Luego, sostuvo que las declaraciones brindadas por los testigos Ratto y Huesdens no resultaban suficientes para desvirtuar lo que surgía de los dichos de la actora, sin que además, se haya acreditado que ésta se hubiese encontrado forzada a firmar aquellos instrumentos (vered., fs. 392/392). ii] Silenciando todo análisis sobre el contenido de dichas actas, el interesado se limita a expresar su disconformidad alegando que el horario alegado en la demanda debió tenerse por acreditado con las declaraciones de los testigos Ferrero, Ratto y Huesdens (rec., fs. 425 vta./426 vta.). Estas expresiones resultan inhábiles para edificar con éxito una impugnación, pues en el ámbito del proceso laboral rige el principio de apreciación en conciencia de la prueba, con arreglo al cual los jueces de la instancia seleccionar ordinaria y tienen jerarquizar amplias fuentes y facultades medios para probatorios, pudiendo preferir unos elementos de tal naturaleza a otros (conf. causas L. 97.916, "De Paolo", sent. de 16-XII-2009; L. 98.885, "Cinquino", sent. de 7-VII-2010; L. 85.111, "Blazer", sent. de 20-II-2008). Desde ya, la regla cede ante la demostración del vicio del absurdo, pero -como se adelantó- éste no se configura con la mera expresión del criterio discrepante de la 101.666, "Martínez", sent. quejosa de (conf. 27-IV-2011; causas L. L. 102.979, "Bulacio", sent. de 20-X-2010). Con todo, pueda o no compartirse lo resuelto por el a quo, lo cierto es que los motivos que expuso para juzgar no acreditado el horario denunciado por la parte actora, lejos de ser fruto de su mero arbitrio o de un razonamiento sustento en reñido las con la constancias lógica, obrantes encuentran en el expreso expediente, reflejadas aquí en aquellas declaraciones efectuadas por la accionante ante la autoridad administrativa del trabajo y la A.F.I.P., variaciones las cuales, (fueron aun cuando efectuadas en presenten ciertas distintos tramos temporales) que no resultaron objeto de consideración en el agravio en tratamiento, indicaron una labor en los límites de la jornada legal. Para más, entre las inconsistencias que porta la queja, de un lado, dable es señalar que -como se apuntarano existe en el expediente registro alguno del testimonio brindado en el tema por Ferrero, y del otro, que no fue sólo un acta del "Ministerio de Trabajo" la valorada por el tribunal, sino también, aquella otra labrada por la A.F.I.P. II. En razón de su insuficiencia, el recurso debe ser rechazado; con costas (arts. 279 y 289 del C.P.C.C.). Voto por la negativa. El señor Juez doctor Negri, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace lugar parcialmente al recurso extraordinario de consecuencia, inaplicabilidad se revoca la de ley sentencia traído impugnada y, en con el alcance establecido en el ap. IV del voto emitido en primer término. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, integrado con otros jueces, renueve los actos procesales que estime necesarios y dicte el pronunciamiento corresponda conforme a lo que aquí se ha resuelto. que Costas de esta instancia por su orden, atento el progreso parcial de la impugnación (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI JUAN CARLOS HITTERS DANIEL FERNANDO SORIA EDUARDO JULIO PETTIGIANI GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario