UNIDAD III EL SER COMO DEVENIR “El devenir y el espíritu” Lic. Vanessa Caballero de Carranza Ayala EL SER COMO DEVENIR HEGEL (1779-1831) La dialéctica Teórico del romanticismo, Hegel muestra la influencia de su época por pensar que la naturaleza de todas las cosas es ante todo histórica. Debido a esto, el sistema filosófico hegeliano es también la búsqueda de un método que explique el movimiento. Ese método es la dialéctica, que explica no sólo el movimiento como unión de los opuestos, sino la unión de ellos en un principio superior. Se define a la dialéctica como el método que afirma que la verdad surge de la oposición y la contradicción. En términos coloquiales, Hegel sostenía que cualquier término, ente físico, espiritual o moral, contiene en sí su propia negación. El ejemplo mediante el cual Hegel ejemplifica la dialéctica es el del término ser, el cual, debido a su generalidad, no representa nada de la realidad particular; en este sentido, el ser contiene en sí mismo a su opuesto el no-ser (la nada). A su vez, la antítesis no-ser contiene a su opuesto, debido a que no puede pensarse en la nada si no la pensamos como algo. La oposición entre ser y no-ser da como resultado el devenir, término que describe a no transitorio y cambiante, que implica tanto al ser como al no-ser. Los tres pasos de la dialéctica ejemplificados anteriormente son tesis, antítesis y síntesis. El ejemplo de Hegel muestra también que, el término devenir, como síntesis del ser y no-ser, representa el perfeccionamiento de ambos conceptos opuestos. En eso consiste la dialéctica, y es, además de un método de explicación de la realidad, el principio que rige todo cambio. El espíritu De lo anterior se concluye que el ser es devenir. Esto significa que el movimiento de la realidad se da por una especie de lucha de opuestos. La realidad surge de los conceptos lógicos, que en sí mismos contienen a su opuesto: la realidad natural. Lo real, entonces, tiende hacia su perfección mediante un proceso dialéctico. La síntesis entre la lógica –conceptos, y 1 realidad natural, es el espíritu. El espíritu es el pensamiento conciente de sí mismo, la revelación del Dios. El espíritu culmina en el absoluto o totalidad, la divinidad. En este sentido, la manifestación más perfecta del ser es el espíritu, ser humano, alma, que descubre en sí mismo a Dios; el hombre como espíritu encierra tensiones internas entre lo que sabe del mundo y lo que quisiera que fuera, es el proceso dialéctico humano que le llevará a la acción libre. El espíritu es la síntesis entre el alma y la conciencia. La tesis es el espíritu subjetivo, que contiene, a su vez, al espíritu objetivo como su opuesto: el plano social. Como subjetividad, el espíritu no puede desarrollar plenamente su historicidad o autoconciencia. El plano social incluye a la familia, la sociedad civil y el estado, momentos dialécticos del espíritu objetivo. La importancia del Estado, como síntesis, radica en que sólo en él la libertad se desarrolla desde una consideración social. Sin embargo, el pleno momento de desarrollo de la totalidad se da en el espíritu absoluto. La vuelta del espíritu a la autoconciencia como conclusión del devenir se da en la filosofía, síntesis del arte y la religión, en que se manifiesta el absoluto como belleza y Divinidad, aunque el pleno conocimiento de la verdad es el conocimiento de la Divinidad, lo cual se logra sólo en la filosofía, supremo momento del espíritu. Bibliografía Lledó, Emilio, et. al. (2004), Historia de la filosofía, México: Santillana. pp. 186196 Wiechers Guerrero, Jesús (1999), Historia de las Doctrinas Filosóficas: Texto y cuaderno de trabajo, México: Humanismo y Sentido. pp. 240-255 Xirau, Ramón (2004), Introducción a la historia de la filosofía, México: UNAM. pp. 331-358 2