Agosto 1949 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA 12 9 les en esta región para descubrir las pequeñas lesiones destructivas que pueden presentarse en esta zona. 2.° Los aneurismas aórticos existentes en la raíz de la aorta en las endocarditis lentas tienen su origen en una aortitis producida por la infección endocardítica que destruye la capa media de la aorta, la cual queda necrosada por completo en el punto afecto, en forma de una necrosis circunscrita con el aspecto histológico de un goma, rodeada de un tejido de granulación con alguna célula gigante, constituyendo una lesión típicamente terciaria, es decir, en todo análoga a las que se observan en los terciarismos infecciosos. No dudan en calificarla como goma endocardítico. En las válvulas se observan lesiones análogas, que a su juicio tienen una misma génesis histológica. 3.°1 En ninguno de estos casos había gé!1menes en las lesiones necróticas, ni en las válvulas aórticas enfermas, ni en la sangre del enfermo. Se trataba de necrosis «abacterianas». ' 4.IdEstas necrosis, al vaciarse en la luz de la aorta, dejan la' excavación aneurismática, que posteriormente puede curar por completo, rodeándose la pérdida de substancia de un tejido conjuntivo de cicatriz, tapizado por endotelio que se continúa con el de la aorta. 5.° En ocasiones, la necrosis puede no vaciarse, sino quedar incluída en el tejido aórtico necrosado y calcificarse, quedando rodeada de una reacción conjuntiva en la que se ven a menudo células gigantes. 6.° Finalmente, la ulceración aórtica puede permanecer activa, es decir, quedar con un fondo constituído por tejido conjuntivo laxo, con necrosis de distintos tipos, células gigantes e infiltrados, con tendencia a la fusión necrótica. Estas ulceraciones activas pueden recubrirse de una capa más o menos gruesa de trombo sanguíneo oclusor y pueden perforarse en el pericardio. 7.° Nunca han encontrado aneurismas activos, ni cicatrizados, en endocarditis reumáticas simples. 8.° La identidad entre estos aneurismas de las endocarditis lentas en que no se encontraron gérmenes y los que se han descrito en casos (caso 14 de Gram) en que existían estreptococos en la sangre de los enfermos, es :una prueba de que las endocarditis lentas «abacteriémicas» son igualmente producidas por bacterias, que por motivo.s desconocidos no pueden demostrarse, ni en la sangre ni en las lesiones histológicas, así como de que las endocarditis lentas «abacterianas» no deben 'conceptuarse como reumáticas. 9.° Los pólipos aórticos existentes en estas endocarditis lentas representan una proliferación irritativa del endotelio aórtico que no tiene relación alguna con las lesiones necrosantes productoras de aneurismas, fisuras o inclusiones calcificadas de la pared de la aorta . • Tumores inlrarraquídeos Dr. 1. de GISPERT CRUZ 1 sobre el interés del conocimiento de estos tumores, pues una intervención quirúrgica oportuna puede curar y recuperar al enfermo, :(!lientras que a veces han pasado desapercibidos o se han diagnosticado de ciáticas, pleurodinias, algias tesdculares, apendicitis, ulcus gastroduodenal, etc. Desde 1887 en que HORSLEY operó el primer tumor medular, diagnostiNSISTE ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA Vol. XXVI.-N.o 50 cado por GOWERS, se ha progresado mucho en el diagnóstico y técnica operatoria, particularmente en los últimos doce a quince años. Describe ,con todo detalle la sintomatología en l.as tres fases evolutivas: dos grandes grupos, extramedulares e intramedulares, con diversos subgrupos. Puede tratarse de neurinomas, meningiomas, metástasis neoplásicas, gliomas, glioblastomas, neurocitomas, tuberculomas, sifilomas, etc. Su tamaño no es muy considerable, pues alcanzando el de un guisante o avellana, pueden ya producir la; muerte. En la cola de caballo es posible adquieran e! volumen de una nuez. Describe con todo detalle la sintomatología en las tres fases evolutivas: período álgico, paraplégico y final. Refiere luego e! valor de la manometría en el diagnóstico y localización de los tumores intrarraquídeos, que, con la prueba de Queckenstedt-Stokey, muestra la existencia del bloqueo medular. Es de poco valor para el diagnóstico precoz, pues en esta fas.e no suele haber bloqueo. El método de El.sberg, de punción doble, da idea de la localización y extensión de los tumores. Se tiende a prescindir de la técnica con lipiodol por no dar a veces resultados s~guros y por las complicaciones de tipo aracnoidítico o radiculítico que en ocaSIOnes aparecen. Estudia las modificaciones del líquido céfalorraquídeo en estos casos, aunque muchas veces continúa sin anormalidad. Generalmente no se observa imagen radiológica debida a los tumores intrarraquídeos. En algunos de gran tamaño, puede verse un aumento del canal medular o del agujero de conjunción, y rarísimamente calcificaciones tumorales. Hay necesidad de hacer el diagnóstico diferencial con procesos que, sin producir compresión medular, dan sintomatología parecida: esclerosis en placas, siringomielia, meningomielitis luética, etc., y estudia con detalle los signos útiles para la diferenciación. Los tumores de la cola de caballo pueden simular también cuadros de polineuritis localizada y dar afecciones del tipo de la ciática. Debe des'cartarse también la existencia de espondilitis tuberculosa, en la que puede faltar la imagen radiológica y la presencia de abscesos y fístulas, que cuando existen son datos de gran valor. . La máxima dificultad se encuentra en el diagnóstico diferencial entre estos tumores y las aracnoiditis adhesivas, tanto las formas quísticas como las difusas, e! cual se hace por su curso clínico, ausencia frecuente en estas últimas de disociación albúmino-citológica y una mayor difusión de los fenómenos radiculares. También la paquimeningitis hipertrófica es difícil de diferenciar. • Síndrome de Wolf-Parkinson-White Dr. E. JUNCADELLA FERRER D ESDE las primeras descripciones de este síndrome, en el año 1930, se han venido sustentando diversas hipótesis para explicarlo. De todas ellas, la que más adeptos cuenta y que mayormente explica las características de! síndrome, es la de la existencia de formaciones anómalas, por las que puede ser conducida la excitación a los ventrículos desde las aurículas.