CONGRESSO TOMISTA INTERNAZIONALE L’UMANESIMO CRISTIANO NEL III MILLENNIO: PROSPETTIVA DI TOMMASO D’AQUINO ROMA, 21-25 settembre 2003 Pontificia Accademia di San Tommaso – Società Internazionale Tommaso d’Aquino Análisis de las corrientes de la construcción: constructivismo y construccionismo social bajo la mirada de la gnoseología tomista Mtra. Luz María Gaubeca Naylor Universidad Anáhuac del Sur (México) Constructivism and Social Constructionism are two currents of thought very much in vogue in the USA and some Latin American countries such as Mexico, Colombia and Venezuela, mostly because of their applications in the field of Education and Psychotherapy. The authors studied for the analysis of these currents are: Ernst von Glasersfeld, Peter L. Berger, Thomas Luckmann, Kenneth Gergen and John Shotter. These currents present themselves as a “viable model” of the human cognition. The basic thesis of these currents is that either Reality does not exist as such or it cannot be known, but rather that it is constructed by the epistemic subject or knower; that it is the subject who attributes its qualities to reality. The basic postulates of this “new” gnoseology are Piagetian. These currents deny the existence of truth, of universal essences and of nature. They deny the ontological status of reality, a fact which leads its adherents to a nihilist point of view. The application of Constructivism in Education will lead its followers to drop the search for truth and substitute it for the search of “viability”, from this fact we can derive the consequent moral implications of the adoption of this attitude. In Constructivist Psychotherapy the patient is invited to make a new verbal construction of “his own reality” rather than to focus on the understanding of his problem. For these reasons, a research of the philosophical foundations of these currents was necessary, mainly because we are not sure if their adherents are aware of the nihilist tendency implied there, as well as of the moral implications and the fact that no gnoseology based on idealism is a real gnoseology. Introducción y pertinencia de la investigación sobre constructivismo: En los Estados Unidos de Norteamérica y en algunos países de América Latina como México, Colombia y Venezuela, se ha “puesto de moda” una corriente de pensamiento, con aplicaciones prácticas en el campo de la educación y de la psicoterapia, esta corriente se conoce como Constructivismo. Las llamadas “Corrientes de la Construcción”, como el constructivismo y el construccionismo social, representan, para sus adherentes, un modo de pensar que conduce a un modo de vivir, a un modo de aproximarse a las distintas áreas de investigación entre las cuales principalmente se encuentran la Pedagogía, la Psicología, la Lingüística y, más recientemente, casi todas las áreas del saber. © Copyright 2003 INSTITUTO UNIVERSITARIO VIRTUAL SANTO TOMÁS Fundación Balmesiana – Universitat Abat Oliba CEU L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción Ser constructivista significa una toma de postura frente a la Realidad; significa una manera de conducirse y de dirigirse en la vida personal, científica y académica. Ser constructivista significa reconocer que no hay la verdad, que la realidad no está allí para ser descubierta en su orden necesario sino que más bien se construye en términos de viabilidad para resolver problemas y manejarse en el mundo. Los constructivistas creen que el constructivismo garantiza la armonía social pues piensan que, al no haber la verdad, nadie puede ser dueño de ella y por lo tanto han de “respetarse” todas las posturas, por lo que creen que así se promueve la democracia. Sin embargo, ya hemos tenido ejemplos en la historia de la humanidad en que algunos gobiernos despóticos y totalitarios han tratado de imponer SU verdad a costa de muchas vidas humanas. Los constructivistas piensan que muestran una actitud de “humildad” al no considerarse “dueños de la verdad” porque, según ellos, no la hay. Sin embargo, no puede haber mayor soberbia que la de creerse constructores de la realidad. En vista de todo lo anterior se hizo necesaria la investigación de la fundamentación de este sistema de pensamiento; buscar en qué metafísica se apoya o si no la hay y ver si efectivamente se trata de una gnoseología verdadera o si por el contrario en este sistema no hay nada que conocer. El constructivismo se presenta como una gnoseología pues expresa un “modelo viable de la relación intelectual del hombre con su mundo”. ¿Cómo surgen las corrientes de la construcción? Los orígenes de estas corrientes no pueden ubicarse en un momento histórico preciso como producto del pensamiento de un solo autor, son ideas que, por extraño que suene, flotan en el aire por el mundo de la vida ordinaria cotidiana, como una “moda de modo de pensar” (“No creo en la verdad”, “la verdad no existe”, “sólo hay tu verdad y mi verdad”, etc); estas ideas se difunden en las diversas ciencias y se buscan aplicaciones y metodologías. Es difícil discernir, en los discursos constructivistas, desde qué plataforma se está hablando pues la terminología es ya una mezcla de vocablos filosóficos, pedagógicos, lingüísticos, biológicos, cibernéticos, etc. Los foros, las conferencias, el intercambio de “papers” de y entre constructivistas han borrado las fronteras de las ciencias y se han tomado prestados los objetos materiales y formales entre ellas, lo que ha producido un caos, sobre todo para aquéllos que quieren saber lo que es el constructivismo. p. 2 Congresso Tomista Internazionale Si quisiéramos remontarnos a los orígenes más remotos de estas corrientes de la construcción nos podríamos ir hacia atrás en el tiempo hasta los escepticismos como el de Sexto Empírico, luego hasta los subjetivismos como el de Vico, el de Descartes y el de Kant. Buscaríamos a todos los pensadores que de un modo u otro han caminado, en mayor o menor grado por la vía del idealismo. Desde aquí ya podemos ver que el constructivismo no tiene nada de novedoso sino que sólo es una corriente más con ropaje idealista. Pero en lo que respecta a autores más recientes que marcaron un antecedente para estas corrientes se encuentran: C.I. Lewis, William James, Carnap, Wittgenstein. Y los autores que han trabajado ya en las corrientes de la construcción son, entre otros, Ludwig Fleck, Mark Baldwin, Jean Piaget, Lev Vygotsky, Jerome Bruner, Peter Berger, Heinz von Foerster, Ernst von Glasersfeld, Nelson Goodman, Joseph Novack, Marcelo Packman, Paul Watzlawick, Humbreto Maturana, Varela, Hilary Putnam, Gordon Pask, George Kelly y muchos otros quienes, desde sus temas de interés, han afirmado que la realidad no existe o bien que es incognoscible porque el sujeto modifica la realidad con su experiencia subjetiva y por ello no se la puede conocer tal cual ella es. Pero, en general hablar de constructivismo casi siempre es “según quién”. Los autores abordados para el estudio de las corrientes de la construcción: En medio del cúmulo de investigadores, promotores y divulgadores de estas corrientes se encuentra Ernst von Glasersfeld como uno de los exponentes y difusores más prolíficos del constructivismo que él mismo llama “radical”. En cuanto al construccionismo social entre sus exponentes principales están Peter L. Berger y Thomas Luckmann, en sus orígenes, y más posteriormente, John Shotter y Kenneth Gergen. Ernst von Glasersfeld es un investigador nacido en Munich en 1917. Estudió matemáticas, filosofía, lógica y psicología. Trabajó en Milán en los departamentos de lenguas extranjeras y de cibernética. En 1966 emigró a los Estados Unidos de Norteamérica, a Georgia, donde trabajó en el Centro de Cómputo de la Universidad de Georgia. Se interesó en la psicología y desarrolló trabajos en las áreas del lenguaje y de la cognición, pero sobre todo quiso encontrar un lazo de unión entre el modo de operar de las computadoras y el modo de operar de la mente humana y la relación de los lenguajes con estos modos de operar. Después quiso hacer una síntesis de estas ideas con la teoría del conocimiento de Jean Piaget y así desarrolló la teoría de lo que él llama el p. 3 L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción “constructivismo radical”, a la que agregó una postura filosófica idealista y nihilista. Su trabajo ha sido muy difundido y ha servido de base para crear modelos educativos en diferentes áreas, especialmente en matemáticas, física y lengua, y para la creación de nuevos modelos para la psicoterapia. Su sistema sustentaba haber desarrollado un “modelo viable” de cómo el hombre construye su conocimiento. Una de sus obras más difundidas ha sido Radical Constructivism: A Way of Knowing and Learning1. ¿Qué es el constructivismo? Según el constructivismo radical expuesto por Ernst von Glasersfeld, su presupuesto básico es: El mundo completamente estructurado que existe independientemente de cualquier ser humano cognoscente nunca podrá ser conocido como algo verdadero porque: “cualquier cosa que un ser humano percibe o concibe es necesariamente el resultado de los modos y medios de percepción y concepción del ser humano. No hay forma de comprobar los resultados de estas actividades con lo que podría existir independientemente porque el único acceso a la presunta “realidad” sería mediante un nuevo acto de percepción y concepción”.2 De tal manera que ya desde su presupuesto básico podemos ver que, para el constructivismo, el modo de conocer humano no proporciona un conocimiento verdadero de las cosas. Se desconfía tanto del conocimiento sensible como del conocimiento intelectual como si por sistema nuestros sentidos y nuestro intelecto nos engañaran respecto a la realidad. También vemos que el constructivismo no considera el criterio de verdad proporcionado por la evidencia. Desde su postulado básico, el constructivismo maneja una antropología negativa que le niega al hombre el conocimiento de la realidad. Dos principios básicos sustentan el constructivismo: Glasersfeld, Ernst von. Radical Constructivism: A Way of Knowing and Learning. 1re. The Falmer Press, London, 1996. 2 Glasersfeld, Ernst von. “Aspectos del constructivismo” en Marcelo Packman, Construcciones de la experiencia humana. Vol. 1. Gedisa, Barcelona, 1996. 1 p. 4 Congresso Tomista Internazionale 1. El conocimiento no se recibe pasivamente ni a través de los sentidos ni por medio de la comunicación sino que es construido activamente por el sujeto cognoscente. 2. La función de la cognición es adaptativa y sirve a la organización del mundo experiencial del sujeto, no al descubrimiento de una realidad ontológica objetiva. Por lo que respecta al primer postulado constructivista se deduce que no se admite, por parte de los sentidos, la parte pasivo-receptiva; y que tampoco se admite entonces el intelecto posible que debe recibir la imagen inteligible para dar como fruto el concepto universal que es sucedáneo de la esencia. Sólo se admite un puro activismo del cual no podríamos saber qué es lo que pone en acto a los sentidos para producir la sensación. Tampoco se admite el conocimiento por la comunicación, de allí que el testimonio de personas autorizadas en su materia queda invalidado así como el contenido de toda la Historia. En cuanto al segundo postulado se deduce que el constructivismo no admite la parte contemplativa del conocimiento como fin en sí misma ni como perfeccionamiento del sujeto cognoscente cuya apertura al ser le permite expandirse y modificarse gracias al conocimiento. Para esta corriente el conocimiento es solamente instrumental para la adaptación al mundo y para la organización del mismo. Sin embargo, nosotros no vemos la manera en que el hombre pueda hacer del conocimiento un instrumento tanto para la poiesis y para la praxis sin antes haber pasado por la theoria o contemplación de la verdad. Sin la contemplación o teoría cualquier acción, tanto en el ámbito del hacer como en el ámbito del obrar, sería ciega. El argumento central del constructivismo para desconfiar de los sentidos como portadores de cualidades sensibles reales o accidentes de la sustancia es que, según los modelos neurofisiológicos contemporáneos, los receptores sensoriales del cuerpo humano envían respuestas físicamente indistinguibles a la corteza cerebral y las modalidades sensoriales sólo pueden distinguirse mediante el registro de la parte del cuerpo de donde vienen las respuestas y que estas distinciones no se dan en base a las características del ambiente. Este argumento no tiene ninguna validez puesto que, aunque la distinción se dé por el registro de la parte del cuerpo de donde vienen las respuestas, debe haber una causa exterior al sujeto que hace que el registro de las respuestas venga de alguna parte del cuerpo y no de otra, es algo que el cuerpo no puede decidir por sí mismo sino que las cualidades sensibles se distinguen como objetos propios de cada sentido en particular y afectan sólo a p. 5 L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción dicho sentido y no a otro (excepto en el caso del objeto común, como lo es la cantidad). Dice Glasersfeld que las construcciones conceptuales que denominamos conocimiento no son una representación del mundo en sí mismo sino que más bien son concepciones viables para el mundo experiencial del sujeto. Es decir, al constructivista no le interesa si las definiciones y juicios científicos son verdaderos sino simplemente viables para moverse por el mundo. La palabra “conocimiento”, en el constructivismo, no se refiere a representación objetiva de un mundo independiente del observador sino que se refiere a estructuras conceptuales que los agentes epistémicos consideran viables dado el rango de la experiencia actual dentro de su tradición de pensamiento y de lenguaje. Según esto, somos nosotros los que construimos la realidad experiencial en la que pensamos, actuamos y vivimos. Lo que el constructivismo nos dice, en otras palabras, es que no hay los conceptos universales, no hay las esencias, no hay la naturaleza de las cosas, no hay los modos de operar de los entes conforme a su naturaleza. Lo que se considera real es lo que el hombre quiera atribuirle a las cosas, de por sí incognoscibles, para alcanzar la viabilidad en un momento particular. Ya aquí se ve que se trata nuevamente de la aparición del nominalismo. Para el constructivismo radical de Glasersfeld, el lenguaje no es portador de significados que reflejen conceptos universales pues, para él, el lenguaje sólo denota la experiencia personal del hablante de las cosas de las que habla. Afirma que ninguna palabra significa lo mismo para todos los hablantes de una lengua, pues cada uno de ellos maneja una estructura conceptual diferente conforme a su experiencia personal; por ello el constructivismo postula una negociación de significados entre los hablantes para asegurar una comunicación más o menos buena; afirma que la comunicación entre los seres humanos es más bien rara pues cada quien ha construido sus conceptos. Nada podría parecernos más absurdo, puesto que, si esto fuera cierto, ni siquiera podríamos intercambiar un saludo pues cada hablante tendría su propio contenido de significación para la palabra “hola”. Al perderse la naturaleza de las cosas, en el constructivismo, las cosas pueden ser entonces lo que sea, entre ellas el ser humano. El constructivismo niega la esencia, pero tampoco se queda con el esse. El acto de ser de los entes tampoco es reconocido pues la existencia, según esta p. 6 Congresso Tomista Internazionale corriente, es una noción conocida como “permanencia del objeto” que es construida por el sujeto cognoscente, según esto, la “existencia” en el constructivismo es una noción que se construye gracias a la construcción previa de dos nociones: la noción de “identidad individual” con la que se identifica a un objeto como siendo el mismo de una experiencia anterior y una experiencia posterior con éste; y la noción de “duración en el tiempo”. Tiempo y espacio también son nociones construidas por el sujeto cognoscente. En otras palabras, es el sujeto cognoscente quien le da existencia a las cosas. La construcción de todas estas nociones es explicada en la teoría del conocimiento de Jean Piaget. Efectivamente, el constructivismo hizo suya la gnoseología de Piaget; es el fundamento del modelo cognoscitivo del constructivismo. Según Glasersfeld, Jean Piaget es el constructivista más prolífico del siglo XX y fue él quien lanzó la idea principal que distingue al constructivismo que dice que: “Lo que nosotros llamamos conocimiento no tiene ni puede tener el propósito de producir representaciones de una realidad independiente sino que tiene una función adaptativa.”3 La aceptación de la teoría de Piaget requiere, según Glasersfeld, de drásticos cambios de ciertos conceptos que se han dado por hecho durante mucho tiempo, como los de realidad y verdad. Para la gnoseología constructivista, que es la de Piaget, todo el conocimiento está atado a la acción, así que conocer un objeto o un evento es utilizarlo asimilándolo a un esquema de acción; implica incorporar al objeto a esquemas de acción.4 Esta idea de Piaget es válida tanto para lo que él llama el nivel sensoriomotor más elemental hasta para las más elevadas operaciones lógico matemáticas. Piaget pensó que la naturaleza última de la realidad es la construcción continua en lugar de una acumulación de estructuras ya hechas. Glasersfeld, Ernst von. “Aspects of constructivism” en Catherine Twomey Fosnot (Ed.), Constructivism. Theory, Perspectives and Practice. Teacher´s College Press, Columbia University, New York, 1996. P. 3. 4 Piaget, Jean. Biologie et connaissance. Gallimard, Paris, 1967. P.14-15. 3 p. 7 L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción Como ya dijimos, en el constructivismo, el objeto es una noción construida. Para Piaget el objeto no es la cosa en cuanto cognoscible sino una noción construida por el sujeto desde la infancia. Así, según esto, el objeto es un conjunto de señales sensoriales de tipo perceptual que son recurrentemente accesibles al mismo tiempo en el campo perceptual del niño y el objeto se reconstruye cada vez que sus componentes sensoriales son accesibles. De tal manera que el objeto de conocimiento en el constructivismo no tiene fundamento en una cosa real sino que solamente es un conjunto de sensaciones subjetivas. Ya con esto podríamos advertir que la metafísica constructivista tiene al sujeto como fundamento ontológico de las cosas, puesto que si los objetos son sensaciones, es el sujeto el que tiene las sensaciones. Sin embargo, en vista de que, en esta visión, el conocimiento de uno mismo también se reduce a un conjunto de sensaciones, el constructivismo, con su firme convicción de no admitir el estatuto óntico de la realidad tampoco quiere conferírselo al sujeto de las sensaciones, puesto que por lo menos debería admitir que quien tiene las sensaciones existe y tiene un modo de ser. Para Glasersfeld la conciencia de lo que estamos haciendo o pensando es el fundamento del “yo”, pero no explica la reflexión como un volver sobre sí mismo que conoce sus actos y por medio de ellos conoce sus facultades y por ende su naturaleza (el constructivismo niega las esencias). Glasersfeld evade el problema diciendo simplemente que no hay un modelo viable de la conciencia y que se trata de un misterio fundamental. Es precisamente en este tipo de salidas fáciles donde se ubican los talones de Aquiles de esta teoría que la llevan a su desmoronamiento por carecer de una concatenación de juicios relacionados por necesidad causal, es decir, por su falta de rigor y desde luego porque todo sistema que deja del lado el fundamento ontológico no puede tener siquiera un punto de partida seguro. Un sistema de pensamiento que rechaza el fundamento ontológico no puede sostenerse de ninguna manera porque por lo menos deberá admitir una realidad óntica primera, en el caso del constructivismo, la del sujeto que construye las nociones de objeto, de identidad, de causalidad, de existencia, de permanencia en el tiempo, de tiempo, de espacio, etc., etc. Como bien puede observarse el fundamento del constructivismo es la nada; se trata pues de un nihilismo disfrazado de idealismo y desde luego que de ninguna manera puede tratarse de una gnoseología verdadera pues no hay quien conozca y no hay nada que conocer. De aquí podemos pasar a las implicaciones éticas que derivan de este sistema que carece de todo criterio puesto que rechaza la verdad. No puede tener un criterio de moralidad exterior al sujeto, no puede considerar el fin p. 8 Congresso Tomista Internazionale absoluto del hombre; se trata más bien de un dinamismo puro en el que la moralidad se autorregula en las interacciones sociales dentro de la dinámica de “yo hago hasta donde el otro me deje”. En lo que respecta al construccionismo social los autores estudiados son Peter L. Berger: Sociólogo nacido en Viena que emigró a los Estados Unidos de Norteamérica y obtuvo un Doctorado en la New School for Social Research. Trabajó principalmente en Boston, Mass; y Thomas Luckmann: Profesor de sociología en la Universidad de Konstanz (Alemania). Trabajó con Berger en el área del construccionismo social y juntos produjeron la obra ampliamente difundida, The Social Construction of Reality: A Treatise in the Sociology of Knowledge.5 También se abordó a los autores Kenneth Gergen: Profesor de Psicología en el Swarthmore College. Exponente importante del construccionismo social en la psicología moderna. Obtuvo su Doctorado en la Duke University. Su obra más difundida: Realities and Relationships. Soundings in Social Construction6 ; y a John Shotter: Profesor de relaciones interpersonales en el Departamento de Comunicación de la Universidad de New Hampshire. Principalmente se analizó su obra: Conversational Realities: Constructing Life through Language.7 Berger y Luckmann se interesaron por la sociología del conocimiento, es decir, por las maneras en que el conocimiento se genera socialmente o, en otras palabras, de la relación entre el pensamiento y el contexto social del que emerge. Como sociólogos postularon que “lo que es verdad de un lado de los Pirineos, no lo es del otro lado” (Pascal). De allí derivan la idea de que la realidad se construye socialmente, por eso, según ellos, la realidad y el conocimiento son relativos a las sociedades donde se generan. Se interesaron por los procesos por los que cualquier cuerpo de conocimiento llega a ser socialmente reconocido como “realidad”. Explicaron los diferentes mundos en los que se mueve la atención humana y destacaron que el mundo de la vida cotidiana o de la inmediatez, que incluye el trabajo y las relaciones interpersonales, es el que ocupa nuestra atención y que esporádicamente salimos de él cuando soñamos, cuando tenemos una experiencia mística o cuando asistimos a espectáculos (del tipo cine o teatro). La Berger, Peter L. y Thomas Luckmann. The Social Construction of Reality: A Treatise in the Sociology of Knowledge. Doubleday, New York, 1966. 6 Gergen, Kenneth. Realities and Relationships. Soundings in Social Construction. 3 re. Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1999. 7 Shotter, John. Conversational Realities: Constructing Life through Language. 1 re. Sage Publications, London, 1996. 5 p. 9 L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción realidad de la vida cotidiana se interpreta subjetivamente, es subjetiva, pero allí entra también la intersubjetividad. En la intersubjetividad están las “objetivaciones” que incluyen todos los aspectos que son comprendidos de la misma manera por la comunidad, como formas de orden del mundo, organizaciones, usos, costumbres, etc. Es el conocimiento del sentido común o de los significados compartidos, según su teoría. Los autores explican los procesos sociales involucrados en la formación de las instituciones, de las tradiciones, de los roles sociales, de los procesos de legitimación. Los productos de estos procesos sociales son, para ellos, la construcción de la realidad. Así, nos damos cuenta que estos autores confundieron “el hacer cultura”, que desde luego es real, con La Realidad universal, desde el punto de vista filosófico. Estos planteamientos de Berger y Luckmann encontraron eco en otros sociólogos como John Shotter quien a su vez explicó la construcción social de la realidad a través de procesos lingüísticos, dentro de la dimensión que él llamó “retórico-respondiva”. La tesis básica de Shotter es que la realidad se construye a través del lenguaje durante la conversación, pues las personas, al hablar, no sólo están poniendo sus ideas en palabras sino que también están respondiendo a las enunciaciones del otro y están intentando ligar sus actividades prácticas con las de los demás a su alrededor; intentan coordinar sus actividades y así se construyen unos a otros o alguna clase de relación social. Estas relaciones que se desarrollan en la conversación son más importantes, según Shotter, que las propias ideas compartidas. Shotter coloca la significación en estas relaciones, pues es allí donde lo que se habla adquiere significación. Lo que importa es cómo las personas desarrollan y sostienen ciertos modos de relacionarse unos con otros en la conversación y luego, desde estos modos de hablar, se saca algún sentido de las cosas del mundo que los rodea. Aquí el fundamento de la realidad es la relacionalidad de los que conversan. Lo que le da sentido a la realidad circundante es la significación que le atribuimos con nuestro uso del lenguaje. El mundo, según esto, no es homogéneo ni igual para todos ni en todas partes sino que las personas viven diferentes realidades. Para nosotros esto no significa que haya diferentes realidades sino diferentes culturas. Shotter atribuye los cambios de la realidad a los cambios en las formas de hablar: cuando cambia el estilo de la argumentación, cambia la realidad. El modo de experimentar el mundo y a nosotros mismos está dado, según el construccionismo social de Shotter, por el modo de hablar, por el lenguaje. p. 10 Congresso Tomista Internazionale Según él, los modos de hablar más bien responden a ideologías que benefician a ciertos grupos sociales; no es que el lenguaje sea representacional de la realidad. Según este autor, la forma de ser del ser humano está determinada por ciertos discursos establecidos que responden a ideologías creadas por intereses. Shotter se propone revelar que el origen de estos discursos es conversacional, que se da en la transacción de la conversación cotidiana. En resumen, no hay las cosas, lo que hay es nuestro modo de hablar de ellas; no hay ninguna realidad subyacente sino lo que hay es una serie de transacciones conversacionales y, una vez que se publica alguna afirmación, ésta entra a formar parte de las fuerzas sociales que forman conceptos y que crean hábitos de pensamiento, quedando así determinado lo que no puede pensarse de otra manera. Al no haber la realidad sino modos de hablar de ella, nunca llegamos a conocerla tal cual es; así, el construccionismo social de Shotter tampoco es una gnoseología pues nada hay que conocer. Según su sistema somos prisioneros de nuestros hábitos mentales y creencias creadas conversacionalmente. La realidad termina siendo una negociación de significados atribuidos a ella misma; es la factura social del significado. También para el construccionismo social hay que pasar, según Shotter, de un enfoque referencial-representacional a un enfoque “retórico-responsivo”. Shotter propone dar este paso en el campo de la Psicología al dejar de afirmar que la mente existe como tal y que más bien lo que hay es nuestros modos de hablar. Como se ve el ser es sustituido por la retórica. El construccionismo social de Shotter es un relativismo pues la realidad depende de nuestros modos de hablar de ella. Por otro lado, Gergen es uno de los principales exponentes del construccionismo social en psicología. En esta corriente del construccionismo social, que Gergen denomina “dialógico-suplementaria”, el lenguaje significativo es producto de la interdependencia social que requiere de las acciones coordinadas de por lo menos dos personas y mientras no haya un acuerdo mutuo sobre el carácter de la significación de las palabras, éstas no pueden constituir lenguaje. Según esto, la creación del discurso significativo es conjunta. Su lema es “nos comunicamos, luego somos”. De allí que hayan surgido propuestas construccionistas para la práctica psicoterapéutica en la que el terapeuta y el paciente construyen juntos la significación de la realidad a través del diálogo y las suplementaciones que se van dando dentro de éste. De tal manera que tanto el terapeuta como el paciente tienen la posibilidad de crear tantos mundos como maneras encuentren de hablar, lo que le permite al paciente construirse un mundo, a través del lenguaje, que le permita sentirse mejor, no importa si es real y verdadero. De aquí se desprenden las p. 11 L. M. GAUBECA NAYLOR, Análisis de las corrientes de la construcción implicaciones éticas pues no hay criterio exterior fuera de las construcciones dialógicas para conducir la propia conducta. Las aplicaciones prácticas de las corrientes de la construcción: Como ya vimos, las corrientes de la construcción se han aplicado ya a técnicas psicoterapéuticas. También, esta investigación nos llevó a examinar las aplicaciones del constructivismo en el campo de la enseñanza, donde se pretende estimular la construcción de nuevos esquemas conceptuales a partir de experiencias que provoquen un desequilibrio en las estructuras conceptuales ya adquiridas previamente, en el sentido de que una estructura conceptual ya probada no sirva para la resolución de un problema nuevo, lo que supuestamente llevará al estudiante a construir nuevos esquemas conceptuales. Puede parecer muy bueno el hecho de que los estudiantes se vean en la necesidad de buscar por ellos mismos una solución a los problemas que se les plantean, sin embargo, el problema se encuentra en la idea de fondo de esta pedagogía constructivista que es: el conocimiento sólo sirve para resolver problemas y adaptarse en el mundo; el conocimiento no nos dice nada de la realidad; el conocimiento es una construcción viable, no verdadera; la Realidad es incognoscible; las cosas son lo que nosotros decimos que son, no lo que son. Así, el estudiante no sólo “aprende” su materia sino que aprende a ser constructivista, a negar la verdad, a ser relativista, a conducirse sin la guía segura del Fin Último. Se les transmite una enorme soberbia, como constructores de la realidad, donde dejan de buscar la verdad y buscan la viabilidad. Sin la guía de la verdad se instalan en la confusión y aceptan una antropología negativa que les priva del don del conocimiento verdadero, por más limitado que éste pueda ser. Los tres efectos más graves de la adopción de las corrientes de la construcción: 1º El rechazo de la verdad, en estas corrientes, rechaza también La Verdad Suprema que es Dios. 2º En estas corrientes no se admite la Ética de la moralidad encaminada al Fin Último y se acepta una ética de criterio subjetivo. 3º Estas corrientes, al negarle al intelecto humano su operación que es conocer la realidad, aniquilan al mismo intelecto pues lo privan de su objeto propio y de su acto, esto desespecifica al hombre y lo degrada a su género próximo que es la animalidad. La aceptación de estas corrientes nos instala en el terreno de la irracionalidad. Pienso que alguien tiene que decirlo pues estoy segura que no todos los educadores ya entrenados en los métodos de la p. 12 Congresso Tomista Internazionale educación constructivista degradan al hombre. están conscientes de estas implicaciones que Estas corrientes de la construcción se autodestruyen pues al no reconocer a la verdad, reconocen que el Constructivismo y el Construccionismo social, como modelos de la cognición humana, no son verdaderos, pues para ellos nada verdadero hay. p. 13