DIGESTIVO Náuseas/Vómitos Un nuevo tipo de agente antiemético. El carácter ematógeno de los fármacos antitumorales da lugar a uno de los aspectos más temidos de la quimioterapia. Según los resultados de un reciente ensayo clínico con un antagonista de la sustancia P, potencia el efecto antiemético de la combinación granisetrón y dexametasona de forma eficaz y segura. Mejorando considerablemente la calidad de vida del paciente oncológico. Se abre pues camino para una nueva familia de fármacos. El cisplatino es uno de los agentes quimioterápico más asociado a la aparición de náuseas y vómitos. La emesis inducida por cisplatino sigue un patrón característico con una primera fase aguda (unas horas después de la quimioterapia) y una segunda fase retardada (a los 2-5 días). Mientras que la primera ocurre en la práctica totalidad de los sujetos tratados con dosis superiores a 50 mg/cm2 si no se les ha administrado un antiemético, la segunda sólo aparece en el 50-89% de los pacientes. La activación de receptores dopaminérgicos, serotoninérgicos, o de sustancia P en la zona gatillo quimiorreceptora o el centro del vómito desencadena la emesis. Así, el diseño de fármacos antieméticos se ha orientado al bloqueo de este tipo de receptores. Los primeros fármacos antieméticos utilizados en el control de los vómitos inducidos por quimioterapia fueron antagonistas dopaminérgicos (fenotiazinas, butirofenonas). El hallazgo de que la metoclopramida, a las altas dosis en que actuaba como antiemético en la quimioterapia, fuera capaz de bloquear los receptores 5HT3 de la serotonina, abrió las puertas de los fármacos más eficaces hasta la fecha en esta situación, los antagonistas selectivos de serotonina. Sin embargo, los antieméticos tienen en estos casos un efecto parcial y suelen asociarse a otras sustancias que actúan como coadyuvantes, frecuentemente dexametasona. Los antagonistas selectivos de serotonina resultan eficaces en la fase aguda pero no lo son tanto en la retardada. El control del vómito en esta fase mejora asociándolos con dexametasona o administrando metoclopramida y dexametasona a dosis elevadas, con el inconveniente de provocar sedación y reacciones extrapiramidales. La sustancia P es una taquicinina que ejerce su acción al acoplarse al receptor de neurocinina-1, un receptor asociado a proteína G y por tanto, acoplado a la ruta de los inositoles. Un ensayo clínico multicéntrico, aleatorizado a doble ciego frente a placebo, ha valorado la eficacia y seguridad de un antagonista del receptor de neurocinina-1 (L-754,030) en la prevención de la emesis retardada inducida por cisplatino y su posible potenciación del efecto antiemético conseguido con antagonistas selectivos de serotonina y dexametasona. Se trata de un acetal morfolínico trisustituído, por tanto una sustancia no peptídica, que actúa como antagonista selectivo. A todos los pacientes de les administró media hora antes de la dosis de cisplatino una dosis oral de dexametasona (20 mg) y una dosis intravenosa de granisetrón de 10 µg/Kg. Pero a un primer grupo se les administraron además, dos horas antes del cisplatino, 400 mg de L-540,030 por vía oral, y 300 mg en días sucesivos. Un segundo grupo recibió la primera dosis de 400 mg de L-540.030 y placebo en el lugar de las siguientes. Al tercer grupo tan solo se le administró placebo. En caso necesario se recurrió a la administración de metoclopramida y/o dexametasona pero nunca como medida profiláctica. La náusea y la satisfacción con el tratamiento antiemético se valoraron mediante una escala visual analógica y los distintos episodios de vómito o náusea fueron registrados por los pacientes. Los resultados del estudio demuestran que la adición de L-754,030 a una terapia antiemética estándar es más eficaz en la prevención de la emesis aguda y reduce significativamente la frecuencia de los vómitos y náuseas en la emesis retardada. La proporción de pacientes que no sufrieron emesis retardada fue un 50% mayor que la observada en el grupo placebo. En los grupos que recibieron una o varias dosis del nuevo fármaco un número significativamente menor de pacientes necesitó recurrir a un tratamiento antiemético de rescate. Aunque la reducción de la náusea en la fase aguda no resultó significativa si lo fue en la retardada aumentando el grado de satisfacción con el tratamiento antiemético. La tolerancia es buena y la aparición de efectos adversos fue similar a la observada en el grupo placebo. Según estos datos podría ser interesante la administración del L-754,030 al menos hasta el tercer día tras la administración del quimioterápico. Navari RM, Reinhardt RR, Gralla RJ, et al. Reduction of cisplatin-induced emesis by a selective neurokinin-1 receptor antagonist. N Eng J Med 1999; 340: 190-5.