Si \ 38 to influye directamente en la práctica de uno de los auxilios mas heroicos de la medicina, c u y o uso perfeccionado en lo posible salvará la vida de los pacientes en mil casos en que no se pueda administrar la Q u i na sin estos conocimientos, lográndose tal v e z por este medio,hacer mas seguro y mas sencillo el egercicio práctico como lo desean los grandes médicos de nuestro siglo, y lo e x i g e de nosotros el bien de la humanidad. Supuesta pues l a importancia de distinguir las especies del remedio , y admitida por un momento la proposición de estar dotada cada una de las legítimas Q u i nas oficinales de virtudes que las caracterizan ¿habrá d i ' ficultad alguna en dejarse persuadir de los gravísimos é inevitables defectos de la práctica anterior? E s absolutamente necesario abandonar el camino trillado, y abrir nuevas sendas. A este fin intentamos demarcar algunos límites generales en el dilatado campo de la medicina; dejando reservada á sus mas sobresalientes profesores la inmortal gloria de fijarlos en sus respectivas provincias, según la oportunidad y particulares circunstancias de las epidemias, y otros males endémicos que no ocurren igualmente en todas las regiones. §. I . L a botánica demuestra la verdadera distinción de cuatro especies oficinales selladas con caracteres que nos anuncian virtudes eminentes de propia esfera en cada una. ¿Sería pues casualidad, ó mera ostentación de su poder habernos enriquecido la D i v i n a Providencia con cuatro especies de árboles, limitándoles una misma virtud general? A u n q u e sea imposible penetrar los admirables designios del Autor Omnipotente, pueden rastrearse algunos de los que miran á nuestra utilidad y propio bien; siéndoles permitido y ordenado á los mortales intentar con sobriedad todas las esploraciones dirigidas al buen uso de las cosas criadas. Si desde los tiempos primitivos en que por la rareza de la primera especie se remitieron desordenadamente las »