Cuatro pasos a la felicidad plena ¿A quién no le gustaría de forma constante ser una persona serena, amable, compasiva y con un corazón lleno de ternura? Sin duda a todos nos gustaría, pero no siempre nos resulta sencillo porque nuestra mente suele estar muy ocupada consigo misma y cuando esta preocupación no se ve satisfecha inmediatamente reaccionamos y surgen, por ejemplo, la desilusión, la ansiedad o el enfado con un resultado final de mucha agresividad hacia nosotros mismos y, por lo tanto, también hacia los demás. Pero por el otro lado cuando el amor incondicional, nuestra identidad absoluta, encuentra que su anhelo constante de que todos encuentren la felicidad y sobre todo las causas que la generan se ve dificultado por el sufrimiento, entonces, nace la compasión. La enseñanza del Buda tiene como eje central la dedicación al bienestar y la felicidad de todos los seres al mismo tiempo que el propio, considerando a nuestras propias vidas como vehículos portadores de felicidad y de paz en beneficio mutuo. Meditar, estudiar y practicar estas enseñanzas implica trabajar con la enorme riqueza y potencial de nuestro corazón y de nuestra mente. Entrenar la mente a que reconozca su sabia tranquilidad y a que resida en un corazón que nos reconoce y reconoce a los otros merece un método proporcional a este anhelo, que nos ayude a dejar atrás nuestra limitante manera de ver el mundo solo en términos de bueno o malo, para comenzar a investigar el sufrimiento en términos de origen y cese. Así se puede desmantelar la fabricación continua de juicios y críticas despectivas descubriendo la fuerza curativa del amor, la compasión, el regocijo y la presencia plena. El camino de la meditación conduce a estar completamente preparado o adiestrado, que es el resultado o consecución de la meditación shamatha (calma y claridad) y vipashyana (claridad y lucidez penetrante) La factible cesación del sufrimiento llega cuando nos convertimos en personas razonables y meticulosas; pero lo meticuloso no se basa en lo obsesivo, se basa en la atención natural y despierta a los procesos de pensamientos y a la reacción cognitiva con ellos. A consecuencia de ello, hay una sensación de alivio y desarrollamos un sentido de amabilidad, sencillez y respeto por uno mismo, tenemos pocas quejas y menos resentimiento desarrollando un sentido de confianza y autenticidad. El crecimiento personal se basa en la fortaleza interior descubriendo en nosotros la capacidad de extendernos hacia la dimensión más amplia y profunda de los seres humanos, aboliendo el aislamiento autoimpuesto a través del miedo y la esperanza. La verdadera comunicación tiene que trascender las autodefensas habituales suprimiendo las estrategias preventivas si no nuestra comunicación queda interrumpida. La fortaleza interna nos hace participar y la participación significa brindarnos como ser receptivo a los demás. Esta participación se produce mediante cuatro propiedades fundamentales, las cuales son por igual agentes, sensibilidades y sentimientos: amor, compasión, alegría y ecuanimidad; todas éstas sugieren e implican consideración en el cuidado, bienestar, prosperidad, serenidad, etc., propio y de los demás. el amor tiene su propia sabiduría: comprende y afronta las demandas de la vida. la alegría tiene su propia sabiduría: el regocijo por el bien y los aciertos de los demás. la compasión tiene su propia sabiduría: es hábil y silenciosa en su presencia. la ecuanimidad tiene su propia sabiduría: es amor, alegría y compasión sin reservas ni preferencias. Una vida con sentido es esa actitud ante los cuatro inconmensurables… y el concepto sobre nosotros mismos está profundamente condicionado a nuestra relación con estos cuatro inconmensurables. Cuando nuestra personalidad entra en conflicto con la personalidad del otro este condicionamiento da inevitablemente paso a los sentimientos conflictivos, pero en su esencia más profunda el amor ignora todo condicionamiento. Los obstáculos descubren la vulnerabilidad y ternura del corazón, lo íntimo; aunque incomoda, la aceptación amable despierta el corazón. Debemos confiar en la bondad del corazón, pero ¿cómo llevar a la práctica esta confianza? Una de las mejores maneras es la meditación y el autoconocimiento. Tomar conciencia del esfuerzo que hacemos para demostrarnos que somos buenos si cumplimos determinadas cosas y no lo somos si las incumplimos. Todos los aspectos de nosotros mismos que nos incomodan son como niños que requieren nuestra atención, pero les privamos de nuestra aceptación incondicional. Reconocer la importancia de abrir nuestro corazón, en principio a nosotros mismos, porque mientras sigamos poniéndonos condiciones les impondremos condiciones a los demás. Aunque advertir los obstáculos nos entristezca la única manera de atravesar estas decepciones sin dañarnos ni dañar es permitir abrir el corazón en los momentos que más nos gustaría cerrarlo. Los obstáculos nos permiten descubrir, a través de la vulnerabilidad, la ternura del corazón lo más vivo que se halla en nosotros; incomoda pero no es menos cierto que la aceptación amable despierta el corazón. Aliarse con el otro de corazón a corazón acompañándole en sus intentos por alcanzar la dimensión más elevada de su ser. Ver la bondad incondicional de las personas más allá de sus limitaciones del yo condicionado e irradiar afecto y empatía hacia todos los seres que ocultan su ternura por miedo a ser heridos…necesitan de nuestro amor incondicional para despertar su corazón. “Sé amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla” Platón. Fechas y contenidos: Sesiones de enseñanzas y de práctica meditativa que promueven la calma, la claridad y el afianzamiento de los cuatro pasos hacia la felicidad plena: el amor, la alegría, la compasión y la atención plena basada en el cuidado amoroso y la ecuanimidad. Enero 15 al 17, Lama Shesan y Karma Tenpa Presentación de los contenidos, enseñanzas y práctica de calma mental y lucidez cognitiva, shiné. Febrero, 12 al 14, Karma Tenpa Los primeros cuatro pasos Las Cuatro Nobles Verdades El punto de partida: La angustia, la insatisfacción o el sentimiento continuo de amenaza, etc. pueden ser entendidos con una aceptación relajada y clara de lo que está pasando. El entendimiento: soltar los estados emocionales de sufrimiento es un desafío que requiere conocer porqué las reacciones habituales nos limitan, condicionan e incapacitan. Las cosas tal y como son: los miedos y las esperanzas en vez de ser solo estados mentales que tenemos pasan a ser unas compulsiones que nos poseen, pero podemos investigar y descubrir que mantienen su poder sobre nosotros todo el tiempo que le permitamos coaccionarnos. El andar: una forma auténtica de estar en el mundo con una visión sostenida por los valores que nutren nuestras ideas, las elecciones que tomamos, las palabras que pronunciamos, las acciones que ejecutamos, el trabajo que hacemos. Provee una base ética para una percepción atenta y enfocada, que a su vez profundiza nuestro entendimiento del tipo de realidad que habitamos y el tipo de seres que somos y que habitan esa realidad. Marzo 11 al 13, Lama Shesan Los cuatro factores del crecimiento personal Los cuatro pensamientos inconmensurables y tonglen El crecimiento personal se basa en la fortaleza interior descubriendo en nosotros la capacidad de extendernos hacia la dimensión más amplia y profunda de los seres humanos. La fortaleza interna nos hace participar y la participación significa brindarnos como ser receptivo a los demás. Esta participación se produce mediante cuatro factores fundamentales: amor, compasión, alegría y ecuanimidad; todas éstas sugieren e implican consideración en el cuidado, bienestar, prosperidad, serenidad, etc., propio y de los demás. el amor tiene su propia sabiduría: comprende y afronta las demandas de la vida. la alegría tiene su propia sabiduría: el regocijo por el bien y los aciertos de los demás. la compasión tiene su propia sabiduría: es hábil y silenciosa en su presencia. la atención plena y ecuánime tiene su propia sabiduría: es amor, alegría y compasión sin reservas ni preferencias. Nuestra vida puede estar modelada y ser una expresión activa de estos cuatro factores y el concepto sobre nosotros mismos está profundamente condicionado a nuestra relación con ellos. Abril 8 al 10, Lama Shesan Los cuatro pensamientos que dan significado a nuestra vida Los cuatro recordatorios Shiné/lhagtón En el primero apreciamos nuestra extraordinaria y maravillosa condición humana que nos permite desarrollar la naturaleza de la mente y desplegar sus cualidades sabias y amorosas. Después reconocemos que esta oportunidad no es estable, es cambiante y eso desafía nuestra ansiada seguridad, pero al mismo tiempo nos alienta a integrar el cambio como factor de liberación y utilizar esta experiencia vital significativamente es extremadamente valioso. Lo tercero que exploramos es que el mundo es realmente un entretejido de causas, condiciones y efectos y que nuestras acciones, nuestras palabras, y nuestros pensamientos presentes modelan nuestro futuro. No importa que lo sepamos o no, que nos demos cuenta o no todo lo que hacemos, decimos o pensamos deja sus huellas en nosotros mismos y nosotros en las huellas que dejamos en el mundo. De esas huellas unas nos llevan al sufrimiento y otras nos llevan a la felicidad. Por último, la confusión habitual de la mente puede desarrollarse en distintos ámbitos sicológicos y emocionales que deforman o condicionan nuestras experiencias vitales. Pueden encerrarnos en un mundo virtual que reconstruye bajo nuestro hipotético control el mundo que experimentamos dentro de una versión particular de la realidad.