VINCENT VAN GOGH (Biografía) VINCENT VAN GOGH “Les Vessenots” en Auvers, 1890 Óleo sobre lienzo. 55 x 65 cm Museo Thyssen-Bornemisza VINCENT VAN GOGH Molino de agua en Gennep, 1884 Óleo sobre lienzo. 85 x 151 cm Museo Thyssen-Bornemisza Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zunder, Holanda, en el seno de una familia cuyo padre era pastor protestante. En 1869 entró a trabajar en la tienda que Goupil tenía en La Haya y que estaba dedicada a la venta de material para pintores. Entre 1873 y 1875 trabajó en la sucursal que tenía en Londres y los dos años siguientes en la tienda de París, en la que trabajaba también su hermano Théo. Fue de este modo como conoció a jóvenes artistas y se reveló en él el deseo de dedicarse al arte. Por su carácter sensible y tormentoso sufrió continuas crisis nerviosas y de ánimo motivadas por preocupaciones de tipo existencial. Tras abandonar el trabajo en la casa Goupil, Van Gogh decidió reconducir su vida como predicador y servir a los más pobres y necesitados. Cursó estudios religiosos en Ámsterdam, en 1878, y se trasladó a La Boragine, una región belga minera, donde desempeñó la labor de pastor laico. Fue en este momento, hacia 1880, cuando se inició como dibujante y poco tiempo después empezó a pintar al óleo. Sus referencias más inmediatas fueron los pintores holandeses del siglo XVII. En sus primeras obras los mineros y la gente del campo fueron sus modelos y sus principales temas. Van Gogh regresó a su casa en 1883, insatisfecho con su trabajo y desolado por la miseria que había visto. Con el deseo de afianzarse como artista realizó estudios de Bellas Artes en Anvers, la ciudad belga donde nació Rubens, por cuya pintura sintió una gran admiración. En marzo de 1886, sin trabajo pero siempre con el apoyo económico y moral de su hermano Théo, regresó a París. Allí permaneció hasta 1888 y durante este tiempo descubrió a los pintores de la Escuela de Barbizon, quienes a mediados del siglo XIX habían llevado a cabo la renovación del género de paisaje en la pintura francesa; de entre ellos se inclinó sobre todo por las obras de Millet y Daubigny. Por otro lado, entró en contacto con los pintores modernos del panorama parisino: los impresionistas, Gauguin y Toulouse-Lautrec. También se convirtió en un apasionado del arte japonés y empezó a coleccionar estampas de los más destacados grabadores japoneses del siglo XVIII, como Hiroshigue y Hokusai. Su paleta se aclaró considerablemente, sus pinceladas se hicieron cada vez más sueltas y se cargaron de color –al modo de Manet, Monet, Sisley y Pissarro–, y los asuntos de sus obras se hicieron más amables. En marzo de 1888 dejó París y se trasladó al sur de Francia con la esperanza de atraer allí a algunos de sus amigos y fundar con ellos un «Taller del Mediodía». VINCENT VAN GOGH Los descargadores en Arles, 1888 Óleo sobre lienzo. 54 x 65 cm Museo Thyssen-Bornemisza VINCENT VAN GOGH Paisaje al atardecer, 1885 Óleo sobre lienzo. 35 x 43 cm Museo Thyssen-Bornemisza Instalado en Arlés, bajo el intenso sol, pintó escenas rurales y de siega, cipreses, campesinos y vistas del pueblo y sus calles. En ese momento su pincelada se hace más ondulante y en su paleta dominan los amarillos, verdes y azules intensos con los que recrear la fuerza y la vida que percibía en la naturaleza. En octubre de 1888 Paul Gauguin aceptó la invitación de Van Gogh para pintar juntos en Arlés. Su estancia apenas duró tres meses, pues surgieron muchas tensiones derivadas de una difícil convivencia dado el fuerte carácter de ambos pintores. Van Gogh sufrió una gran crisis cuando Gauguin se marchó de Arlés y, en un arrebato nervioso, el 24 de diciembre se cortó parte de la oreja izquierda. La gente del pueblo se sintió amenazada por la presencia del pintor y pidieron a las autoridades que lo ingresaran. Así, Van Gogh estuvo internado una temporada en el hospital de Arlés hasta que en mayo de 1889 se trasladó al manicomio de Saint-Rémy, situado en esa misma región. Allí pasó todo un año y pintó numerosos cuadros de vistas del pueblo desde la ventana de su celda y desde los jardines. En Saint-Rémy logró recuperar momentáneamente la serenidad gracias al dibujo y la pintura, cuya pincelada era cada vez más ondulante, pero no terminó de curarse completamente. Tras pasar una nueva crisis entre febrero y abril de 1890, Van Gogh llegó a la conclusión de que entre locos y enfermos su salud no mejoraría nunca. De nuevo gracias a la ayuda de su hermano Théo, por la que siempre consideró ser una pesada carga para él, Van Gogh se instaló en Auvers-sur-Oise, un pueblecito situado a unos veinte kilómetros al norte de París, a finales del mes de mayo de 1890. Setenta días después de su llegada, en la tarde del 27 de julio, Van Gogh se disparó una bala en el pecho y murió dos días después en la cama del albergue donde vivía, a los treinta y siete años de edad. Retratos, autorretratos, vistas, paisajes, flores y escenas de trabajo y costumbres constituyen los temas fundamentales en los que Van Gogh se ocupó a lo largo de su breve pero intensa trayectoria como pintor, que se concentró en la década de 1880-1890 y en la que realizó la ingente cantidad de unos setecientos cuadros y más de mil dibujos. Por otro lado, el abundante número de cartas que escribió durante ese mismo período nos revela que la actividad epistolar era tan necesaria para él como su pintura, pues con ella también daba salida a sus inquietudes y emociones artísticas.