EL ARTISTA HABLA: Vincent Van Gogh sobre “Les Vessenots” en Auvers Carta de Van Gogh a su madre (4 de junio de 1890): «El médico de aquí [Dr. Gachet] está demostrándome una gran simpatía. Puedo pasarme por su casa cuantas veces estime necesario y está muy al corriente de lo que hoy en día preocupa a los pintores. Es un hombre muy nervioso, un rasgo que probablemente se haya agravado a raíz de la muerte de su esposa… Me asegura que, en mi caso, no hay nada mejor que trabajar para mantenerme a flote… El caso es que por el momento debo residir cerca de un médico a quien conozco. Por fortuna, al doctor Gachet le puedo pagar con cuadros si algún día me veo obligado a recabar su ayuda. Otros no lo consentirían.» VINCENT VAN GOGH “Les Vessenots” en Auvers, 1890 Óleo sobre lienzo. 55 x 65 cm Museo Thyssen-Bornemisza Carta de Van Gogh a su hermano Théo (26-27 de junio de 1890): «Ayer y anteayer me dediqué a pintar el retrato de la señorita Gachet, que verás muy pronto, espero; el vestido es rosa, la pared del fondo verde con un punto anaranjado; la alfombra, roja con un punto verde, el piano violeta oscuro; tiene 1 metro de alto por 50 de ancho. Es una figura que he pintado con gusto, pero es difícil… Me he dado cuenta de que este lienzo queda muy bien con otro apaisado, de trigos, al ser un lienzo vertical y rosa, y el otro de un verde pálido y amarillo verdoso, complementario del rosa; pero aún falta mucho para que la gente comprenda las curiosas relaciones que existen entre un trozo de naturaleza y otro, que, no obstante, se explican y refuerzan mutuamente su valor.» Carta de Van Gogh a su hermano Théo (c.10 de julio de 1890): «… Qué hacer… fijaos, suelo intentar estar de bastante buen humor, pero mi propia vida también está mellada en la propia raíz, mi paso también es vacilante. He tenido miedo, no muchísimo pero sí un poco, de resultaros temible por estar a vuestro cargo, pero la carta de Jo me demuestra claramente que sentís de verdad que yo también estoy pasando zozobra y dolor igual que vosotros. Bueno; de regreso aquí me he vuelto a poner a trabajar, aunque el pincel se me caía casi de las manos, y, como sabía bien lo que quería, he pintado otros tres lienzos grandes desde entonces. Son inmensas extensiones de trigales bajo cielos turbulentos y no he tenido que forzarme para tratar de expresar la tristeza, la soledad extrema... Conservo de este viaje a París recuerdos estupendos, hace unos meses casi no me atrevía a esperar volver a ver a mis amigos. Me ha parecido de mucho talento esa dama holandesa. El cuadro de Lautrec, retrato de mujer músico, es bastante asombroso, lo he visto con emoción.» Carta de Van Gogh a su madre y hermana (c.11 de julio de 1890): «Querida madre, querida hermana. Les agradezco sus hermosas cartas, que he leído con agrado. Me encuentro mucho más sereno que el año pasado. La agitación en mi cabeza ha remitido considerablemente. De hecho, siempre confié en que el regreso a este viejo y familiar entorno surtiría tal efecto… Yo por mi parte estoy absorto en la inmensa planicie con campos de trigo contra las colinas, ilimitada como un mar, con delicados tonos amarillos, suaves tonos verdes, sutiles tonos morados de algún campo labrado y escardado, salpicada a intervalos regulares por el verde color de las plantas de la patata en flor, todo ello bajo un cielo de finos matices azules, blancos, rosados y violetas. Me embarga una serenidad excesiva, un estado de ánimo idóneo para pintar lo que acabo de describir…»