Defensa hecha por el licenciado D. Manuel Castellanos

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DEFEN SA
HECHA
POR EL LICENCIADO D. MANUEL CASTELLANOS
ANTE EL SEÑOR JUEZ 5. 0 DEL RAMO CRIMINAL DE MÉJICO
LICENCIADO DON DIONISIO DEL CASTILLO
EN EL
JUICIO VERBAL SOBRE DENUNCIA DE UN IMPRESO
INTITULADO
CONTESTACION DE LN ESPAÑOL AL E. S. 11IINISTR SILICEO.
ACUSADO POR ABUSO DE LIBERTAD DE IMPRENTA.
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MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE T. FORTANET
calle de la Libertad, núm. 29
1866.
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Madrid 20 de Agosto de 186G.
Muy señor mio: varios españoles que leimos en los periódicos
de esta Corte parte de la brillante defensa que hizo en Méjico
verbalmente el eminente abogado español, nacido en PuertoPríncipe de la isla de Cuba, D. Manuel de Castellanos y Mojarrieta, ante uno de los tribunales de primera instancia de aquel
Imperio, en favor de D. José María Gil y Boyzán, español, que
publicó una hoja suelta en aquella capital, contestando al señor
ministro de Instruccion pública del Emperador la carta que
S. E. le hizo á S. M. , en los puntos relativos á la instruccion
pública en Méjico ántes de su independencia, altamente ofensivos á España; deseosos de que un documento de la importancia
de éste, pueda conservarse íntegro en nuestras bibliotecas, y de
que llegue al conocimiento de todos los españoles amantes de
las glorias de su patria; habiendo conseguido toda la defensa,
sus antecedentes, y la muy honrosa carta que el señor ministro
de Estado de España hizo al autor de tan esforzado trabajo , en
la cual le da las gracias á nombre de S. M. la Reina, por sí, y
por la nacion Rspañola, por el eminente servicio prestado á aquella distancia con tan heróica abnegacion , remitiéndole de Real
órden las insignias de Comendador de Cárlos III, libre de gastos;
hemos querido reimprimirla para repartirla gratis á cuantos
deseen obtenerla, y nos cabe la satisfaccion de remitir á V.
un ejemplar, que se dignará recibir como una muestra de la
distinguida consideracion y alto respeto con que se ofrecen á las
órdenes de V. atentos S. S. Q. B. S. M.
Por sí y á nombre de los demás señores que han costeado la reimpresion,
Francisco Moreno.
ANTECEDENTES.
S. M. el Emperador de Méjico dirigió en 11 de Mayo
de 1865 una carta a su ministro de Instruccion pública y
de Cultos, comunicándole los principios que deberia tener
presentes para la formacion de un plan general de instruccion pública. El Excmo. Sr. D. Manuel Siliceo presentó
á S. M. el plan general, dando en carta de 27 de Junio las
explicaciones que tuvo por convenientes, é hizo reseña del
estado que guardaba la instruccion pública en Méjico en
los términos siguientes:
«La instruccion pública e» Méjico, al hacerse la independencia, sobre todo la primaria, que sin discusion es la
más importante, se hallaba en un atraso lamentable, ya
porque en aquella época los dominadores de la Nueva
España no podian enseñar más de lo que sabian, ya porque formase parte de su política conservar en la ignorancia á las clases populares y en el embrutecimiento á la
numerosa poblacion indígena. Si se exceptúa el estudio
propio de las ciencias forenses y de las eclesiásticas, y
algo de las literarias, que en algunas épocas y en muy
raros establecimientos se hacia, dirigido por profesores inteligentes, aunque con métodos defectuosos, las ciencias
médicas y las físico-matemáticas participaron del atraso de
la época, y las de aplicacion eran enteramente desconocidas, así como lo era la enseñanza de los idiomas, excep-
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tuando el latin; y el de la geografía, la cronología, la historia, la economía política, el derecho público, el internacional y las ciencias naturales. El número de las escuelas
de educacion primaria era reducidisimo, y en ellas se limitaba la enseñanza á la de la lectura, de la escritura y de
las primeras operaciones de aritmética; y por todo principio de religion á aprender de memoria el catecismo del
Padre Ripalda. Para las mujeres no habia escuelas: en el
hogar doméstico se les dedicaba á las faenas de su sexo,
aprendian de memoria el catecismo del Padre Ripalda, y
apenas se les permitia adquirir conocimientos de lectura,
siendo para esto necesario que perteneciesen á familias
decentes y acomodadas. El talento, la aplicacion y los esfuerzos individuales , que alguna vez proporcionaron víctimas á la ignorancia y al fanatismo del Santo Oficio , formaron excepciones, tanto más honrosas, cuanto más raras,
relativamente consideradas.
» Consumada la independencia, un país lleno de vida, de
riqueza y de porvenir, deseoso de tener un lugar prominente en la familia de las naciones, y alentado con los
progresos que la república vecina y los pueblos de Europa
hacian en las ciencias, en la literatura y en las artes, se
lanzó con fe en ese camino , por desgracia todavía con las
preocupaciones que habían puesto su planta en Méjico,
despues de centenares de años y con la falta de direccion
y de un recto sentido, que sólo podian deberse á la práctica ilustrada de que era preciso que careciese. En la primera época de la federacion, todos los Estados á porfía y
con un noble estímulo, se apresuraron á fundar institutos
ó colegios más ó ménos perfectos para aquella época, segun
los elementos morales ó materiales de que podian disponer sus legislaturas y gobernadores, y á establecer y á
multiplicar las escuelas de primeras letras. Aquellos ensayos tenían aún graves defectos y numerosos vacíos, debidos a que la civilizacion se hallaba en mantillas y á la falta
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de profesores que dieran ciertas enseñanzas. A excepcion
del colegio de Guanajuato, en el que desde el año de 828
se hizo una revolucion en las materias, métodos y textos
para la enseñanza; á excepcion del colegio de Guanajuato,
que introdujo el estudio de las matemáticas puras , del
francés , de la geografía, cronología é historia, de la economía política y de los derechos natural, internacional y
público en la carrera del abogado; á excepcion del colegio
de Guanajuato, que arregló cursos de derecho de una manera ideológicamente científica y progresiva , todos los
demás Estados, con pocas ó ligeras modificaciones, continuaron en la mala rutina que habian adquirido de la Metrópoli, y sin embargo, la ilustracion se difundía y la
educacion se generalizaba. Los legisladores de esos primeros años de la vida intelectual de Méjico, incidieron en un
error que era entónces muy natural y muy disculpable:
como en el régimen vireinal no se conocían como carreras
científicas sino la de derecho, la eclesiástica, la médica, y
recientemente la del minero; con esos antecedentes en los
institutos de los Estados, se quisieron establecer todas ó
algunas de esas carreras, de las que la tercera y la cuarta
necesitaban un personal numeroso de profesores hábiles, y
gastos muy considerables de instalacion , de conservacion
y de mejora de las cátedras que debian cursarse para hacer los estudios del médico y del ingeniero con verdadero
aprovechamiento. Ese error tuvo graves consecuencias
sociales. En cada Estado se formó un plantel de abogados,
y en algunos otros tambien de médicos tanto porque no
se abriera otro porvenir á la juventud, como por la facilidad que habia para llegar pronto á la terminacion de la
carrera; los profesores en derecho se fueron, y se han seguido multiplicando hasta un número muy superior á las
necesidades sociales. Respecto de los médicos no se puede
decir lo mismo, tanto porque los focos eran menores, como
porque presentando más alicientes la carrera del abogado,
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que preparaba para los altos puestos en la administracion
ó en la judicatura, era preferida por los estudiantes. De la
del minero poco puede decirse, porque sólo fué establecida
primero en Méjico, à fines del siglo próximo pasado , y
despues en Guanajuato, en el año de 28; y la del eclesiástico, que reducida á los seminarios conciliares, acaso por
las necesidades espirituales, acaso por consecuencia de las
revoluciones, se cuidó poco de ilustrar los pastores encargados inmediatamente de conducir la grey: muy frecuentemente bastaba que aprendiesen un poco de latin y de
teología moral, para ser ordenados y autorizados á administrar los Santos Sacramentos, y á ejercer la delicada cura
de almas. En todas partes se olvidó, ó no pudo establecerse, el estudio de las ciencias y aplicacion à la industria
y á las artes; en todas partes, á excepcion de Guanajuato,
se siguió con la enseñanza indigesta de lo que se llamaba
filosofía, que estaba reducida al conocimiento de la lógica,
metafísica y ética, y á las nociones ligeras y muy elementales de matemáticas y de física »El 4.° se ocupa de la organizacion de las facultades
científicas, designando el personal de cada una de ellas,
despues de haber establecido en el capitulo ii, que reunidas todas bajo la presidencia de la direccion central de
instruccion pública, constituyen la Universidad Imperial
de Méjico. La palabra Universidad para mí es tambien vacía de sentido, y en Méjico lo ha sido siempre. Con el respeto que me merecen los sabios que han pertenecido á ella,
ni sé que haya hecho cosa alguna útil en favor de la enseñanza, ni conozco los trabajos que haya impendido para
el adelanto de, las ciencias. Esta observation se refiere al
cuerpo y no à sus individuos, porque ni me permitiria
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alusion alguna personal, ni me son extrañas las obras de
algunos de ellos. La Universidad Imperial de Méjico,
como se organiza hoy, será un cuerpo propiamente docente, que reunirá en su seno todo lo más distinguido de
nuestras ilustraciones científicas, y que prestará grandes
servicios á la instruccion pública.»
D. José María Gil y Boyzán publicó una hoja suelta censurando la carta de S. E. al Emperador en los puntos que
hacen referencia á la parte histórica de la instruccion pública en Méjico, antes de su independencia, y à las apreciaciones del Sr. Siliceo acerca del método, a su juicio, diminuto y defectuoso de la educacion en tiempo de la dominacion española; escrito que hoy reproducimos, por
haber cesado las causas que habian impedido su publicacion, y cuyo tenor es el siguiente:
CONTESTACION DE UN ESPAÑOL AL SEÑOR MINISTRO SILICEO.
Nos explicaremos antes de principiar, y sirvan como de
prefacio estas cuatro palabras que vamos á decir.
S. M. el Emperador Maximiliano, manifestando los principios más extensamente liberales desde que tomó en sus
manos las riendas del poder en Méjico, dió amplia facultad
al pensamiento para que libremente pudiese manifestar
sus ideas.
Pues bien, un ministro, llámese corno quiera, se ha permitido atacar, de una manera cruda, agresiva é inconducente, á una gran nacion, sin que ésta le haya dado para
ello el más mínimo motivo.
¡Se daria el triste espectáculo de poner una mordaza a los
que, viéndose ofendidos y pisoteados, tomaran la pluma
para hacer pública su reparador? A la noble lealtad del
Emperador apelamos; y bajo estos auspicios salimos al pa-
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lenque, devolviendo golpe por golpe, y luchando, no en el
terreno de la personalidad, sino en el de la ley, de la justicia y del derecho.
Hé aquí la cuestion.
Por casualidad ha caido en nuestras manos el Informe
que ha presentado el señor ministro Siliceo á S. M. el Emperador sobre instruccion pública; y siquiera sea por honor nacional, y porque no se rian en Europa de los mejicanos, nos permitiremos darle algunos consejos á dicho
señor ministro, que bien los necesita.
Aparte de lo malísimamente concebido y peor redactado
que está, entremos en el asunto.
No es digno de un ministro de la Corona, al tratar de
otras naciones con las que se conserva buena amistad, como
sucede con España, decir que los antiguos dominadores en
este territorio no enseñaban más que lo que sabían; es decir,
la ignorancia á las clases populares, y el embrutecimiento
á los indígenas. Y esto es tanto más grave, cuanto que al
asentar semejante asercion el Sr. Siliceo, se olvidó seguramente de que era ministro de un emperador de la casa de
Austria, de la misma á cuyos monarcas pertenecia este
territorio, y al que enviaban solamente la ignorancia y el
embrutecimiento. ¡Pobre Sr. Siliceo! ¡Qué juicio habrá podido formarse de V. el Emperador Maximiliano!
Pues qué, ¡,cree el Sr. Siliceo que por atacar de ese modo
á España habrá más grandes hombres en Méjico? Y ciertamente que si los españoles quedan mal parados, algo peor
deja á los mejicanos, cuando dice con la frescura del mundo, que «desde la Independencia acá, ningun sabio mejicano ha hecho nada por la enseñanza, `ni ha escrito nada,
ni ha servido de nada.» ¡Bravísimo! Y como en unos párraos ántes afirma que los españoles enseñaban la Filosofía,
la Lógica, la Metafísica, la Ética , las Matemdticas y la
Física, claro está que enseñaban algo, mientras que los
sabios del país, segun la expresion Silicea, no enseñaban
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nada. Esto se llama raciocinar. ¡Vaya un informe para un
ministro de una gran nacion! ¡Qué lenguaje! ¡Qué falta tan
absoluta de lógica! ¡Qué manera de discurrir! ¡Qué abigarramiento! ¡Qué carencia tan completa de raciocinio!
Y si no lo cree así, vamos á probárselo.
Dice el ministro :
«En todas partes, á excepcion de Guanajuato, se siguió
con la enseñanza indigesta de lo que se llamaba Filosofía,
que estaba reducida al conocimiento de la Lógica, Metafisica y Ética, y á las nociones ligeras y muy elementales
de Matemáticas y Física.»
Aquí te quiero, escopeta.
El Sr. Siliceo es abogado, y para recibirse de tal, ha tenido'que cursar, por precision, todas esas materias, que
forman uno de los años de estudio, aquí y en todo el orbe
donde hay abogados. Pues , sin embargo, el ilustre y sapientísimo ministro, no sólo llama indigesto al estudio de
estas materias, sino que, hablando de la Filosofía, dice:
«eso que se llama Filosofía»; es decir, esa cosa despreciable
para los hombres de mi talla.
¡Señor misericordioso! probado está por el mismo Sr. Siliceo, que él no ha estudiado tales materias; y volvemos á
preguntar entónces: z,Cómo es abogado?
Reservado estaba al egregio de Ultramar andar á puntillones con Platon, Plinio, Aristófanes, Ciceron, Aristóteles,
Séneca, los sabios de Grecia, y los del mundo entero, que
fueron grandes por la Filosofía, y como filósofos han sido
inmortales hasta el dia 19 de Julio del año de gracia 1865,
en que por gracia y obra de un Sr. Siliceo, han desaparecido de la historia con una simple plumada para siempre
jamás amen.
Y lo más chusco del caso no es esto, sino el decir que en
todas partes, á excepcion de Guanajuato... (dichoso pueblo), se enseñaban todas esas indigestas materias. El señor
Siliceo es admirable. Si no se enseñaba nada de esto en
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Guanajuato, que es lo que constituye la base de todas las
carreras científicas, ¿qué es lo que se enseñaba? Seguramente á hilar, coser y hacer petates. ¡Vaya por Dios! A Guanajuato sí que se le debe de haber indigestado la acometida
del Sr. Siliceo.
Prueba al canto:
Dice que es indigesta la Lógica: ¡la Lógica, señores, la
ciencia fundamental que enseña a discurrir con exactitud,
la base del raciocinio humano! Que es indigesta la Ética:
¡la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre! Que lo es la Metafísica: ¡la ciencia
que engrandece la imaginacion con el conocimiento de los
principios universales! ¡Que lo es la Física y las Matemáticas! vY es posible que el Sr. Siliceo sea ministro?
Pues lo es.
No hemos terminado.
Dice más adelante el Sr. Siliceo, y aquí ya raya en lo
sublime:
«Que reunidas todas las facultades científicas bajo la presidencia de la Direccion central de Instruccion pública,
constituirán... (mucho ojo á esto) constituirán la Universidad Imperial de Méjico.» Y a renglon seguido, añade:--«La palabra Universidad para mi es tambien vacía de sentido. »
Aparte de que este párrafo no está escrito en castellano
ni cosa parecida, es admirable por su ilógica. No decimos
lógica, porque al Sr. Siliceo se le indigesta la palabra.
Crea el nombre de Universidad, y en el acto dice que es
una palabra vacía de sentido. Vamos á verlo.
Universidad: Coleccion y junta de todas las cosas creadas,
tomadas en comun. Esto es vacío de sentido, segun Siliceo.
¡Pues no es nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano!
Adelante. Y habla el Sr. Siliceo :
«Con el respeto que merecen los sabios que han pertenecido á ella (á la Universidad), ni sé que haya hecho cosa útil
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en favor de la enseñanza, ni conozco los trabajos que haya
impendido (esto no es castellano) para el adelanto de las
ciencias. Esta observacion se refiere al cuerpo y no á los
individuos, porque ni me permitiria alusion alguna personal, ni me son extrañas las obras de algunos de ellos.»
Oigan Vds. un modo de discurrir sui generis. Dice el señor ministro: «La Universidad no ha hecho nada, ni conozco obra suya, ni ha servido de nada.» Y añade: «Esto se
dirige al cuerpo social.» ¿De qué está compuesto? ¿De individuos, ó de guarda-cantones? Seguramente que de indi ,
viduos. Es un cuerpo homogéneo. Pues bien: atacando al
cuerpo el Sr. Siliceo, ataca á los individuos, que son los que
lo constituyen. ¡Risum teneatis, amici! Pues no queda aquí
la cosa. Despues de declarar el autor de este desaguisado
fuera de la ley á los antiguos sabios mejicanos, de los cuales no sabe que hayan escrito ni una sola letra, dice con la
mayor frescura: «que no le son extrañas las obras de algunos de ellos.»
Pues si no han escrito nada, ¿qué obras son las que conoce de ellos el Sr. Silicio? Y si han escrito, ¿cómo dice que
no han escrito? ¿Quién entiende este modo de discurrir?
Sólo el Sr. Siliceo. Por lo demás, hay tal intemperancia en
las palabras del ministro, y tal osadía en sus afirmaciones,
que no podemos ménos, para concluir, de tomar nota de
algunas de estas, porque el no rebatirlas sería hasta criminal.
Dice, pues, que al hacerse la independencia, la instruccion pública se hallaba en un atraso lamentable, y que el
número de las escuelas era reducidisimo, hasta el punto de
no existir ninguna para la educacion de las mujeres.
Señor Siliceo, una de dos: ó conoce la historia, ó no; si la
conoce, ¿cómo la tergivers V.? Y si no la conoce, ¿cómo se
atreve V. á afirmar lo que ignora?
Dice V. que no habia edificios para la enseñanza pública.
¡Y lo dice un ministro en un documento oficial!
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Veamos, y es de esperar, que se sirva V. recoger el
guante: si nos cita V. un solo edificio público, uno solo hecho en Méjico hasta el momento en que se hizo la independencia, que no sea obra de españoles, nos damos por vencidos.
Además de San Ildefonso, Letran, Seminario, Minería,
San Gregorio, etc., etc., para hombres, ¿no habia ni uno
para la educacion de las mujeres? Pues el colegio de las
Vizcainas., ti quiénes lo hicieron? Tres españoles, tres, señor
ministro, que tuvieron el desprendimiento de desembolsar
la friolera de un millon de pesos, para dejar al Sr. Siliceo
una muestra de su ignorancia y embrutecimiento.
¿Y el colegio de las Niñas? ¿Y la Enseñanza? ¿Y las Inditas, que hoy ha venido á quedar en ruinas después de la
independencia, quiénes lo hicieron? ¿Y quiénes edificaron
los conventos, el palacio imperial, y los edificios que ostenta
Méjico con orgullo?
Si los españoles con su embrutecimiento y su ignorancia
no se hubieran tomado el trabajo de alzar estos monumentos, quizás esa raza indígena hoy no tendria hospitales
donde recoger sus enfermos, ni asilos para los desvalidos,
ni centros donde seguir carreras facultativas, ni templos
donde rendir homenaje á la religion del Crucificado. Cincuenta años han trascurrido, Sr. Siliceo, desde su famosa
independencia. Esto ni merece los honores de la refutacion.
Para concluir, porque estamos cansados y es tiempo perdido el que empleamos en rebatir esta pobre concepcion
ministerial, escrita desde la fecha á la firma por el estilo de
la que hemos anotado, para concluir, repetimos: estamos
hartos y cansados de ver cómo se abusa del nombre de España de algun tiempo á esta parte en discursos y escritos,
y hora es ya de poner correcti Qs á esta clase de abusos.
Porque es verdaderamente ridículo el ver á los altos dignatarios de la Corona ocuparse de un pájaro que vuela torpemente: de una casa que se desploma de vieja: de una
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cabalgadura que no puede arrastrar tres arrobas de peso, y
oirles exclamar á esos señores: esos pájaros no vuelan libremente porque los españoles les, recortaban las alas en
aquellos tiempos de sombrío fanatismo en que dominaban
como conquistadores; esa casa se desploma porque los españoles las edificaban con el polvo de los caminos; ese cuadrúpedo no puede con la carga, porque los españoles importaron una casta torpe y enfermiza. Y en fin, hemos sido
ignorantes, porque los soberanos austriacos soberanos en
España, nos enviaban la ignorancia y embrutecimiento;
enseñándonos lo que han hecho sabios en otras naciones,
legando sus nombres á la posteridad; esa que se llama Filosofía, y la indigesta Lógica, Física, Ética, Metafísica y
Matemáticas elementales.
jAhl Sr. Siliceo; sin el embrutecimiento y la ignorancia
de los españoles, ¡,hubiera V. llegado á ser ministro de un
emperador de la casa de Austria?
¿Risum tenea tis, amici?
José MARÍA GIL Y BOIZÁN.
Este escrito fué denunciado por el señor alcalde municipal D. Francisco Somera, en 5 de Agosto, al señor juez 5.°
de lo criminal, como altamente ofensivo á la persona del
Excmo. Sr. Siliceo. El Juzgado admitió con lugar la denuncia, hizo constituir en prision á Gil y Boyzán, á quien
denegó la libertad bajo de fianza , que pidió; y el juicio
siguió los trámites que aparecen de los documentos con
que principia esta publicacion.
DENUNCIA DEL SEÑOR ALCALDE MUNICIPAL COMUNICADA
EN COPIA AL REO PRESO.
Juzgado 5.° del ramo criminal. —Palacio Municipal.---Méjico, Agosto 5 de 1865.—Pocos dias hace que ha circulado
impreso un folleto en una hoja suelta, en que se impugna
el Informe que el señor ministro de Instruccion pública
presentó á S. M. el Emperador, con relacion al ramo que
tiene á su cargo. Y como el expresado folleto es altamente
ofensivo á la persona del Excmo. Sr. Siliceo y está comprendido en el abuso que señala el art. 4.° de la ley relativa, hago formal denuncia del repetido escrito ante el Juzgado del digno cargo de V. por excitativa del Sr. Prefecto
político.—El alcalde municipal, F. SOMERA.—Señor juez
en turno del ramo criminal.
Es copia. Méjico, Agosto 8 de 1865.—E1 juez 5.° de lo criminal, DIONISIO CASTILLO.
ESCRITO PRESENTADO POR EL PROCESADO.
Señor juez 5.° de lo criminal. — D. José Gil y Boyzán,
preso en el cuartel de Policía por la denuncia hecha por el
Sr. Prefecto municipal, de un impreso que publiqué criticando la Memoria que sobre Instruccion pública presentó
á S. M. el Emperador el Excmo. señor ministro del ramo
D. Manuel Siliceo; y por la via que más haya lugar en derecho, digo: Que se me ha pasado copia de la denuncia hecha
por dicho Sr. Prefecto municipal, y en que se califica mi
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folleto de altamente ofensivo a la persona del Excelentísimo
Sr. Siliceo, y que esta comprendido en el abuso que señala
el art. 4° de la ley relativa. El objeto de esta copia es, que
yo prepare mi defensa conforme al art. 40 de la ley de imprenta: mas me encuentro con dos graves dificultades para
hacerlo con acierto, procedentes de la vaguedad de la denuncia y de la persona denunciante.
Se califica mi folleto de altamente ofensivo á la persona
del Excmo. Sr. Siliceo y comprendido en el art. 4.° de la.ley
de imprenta: en la escala de la voz genérica ofensa hay
una larga graduacion específica, cuya apreciacion hace
mayor ó menor el delito, y mayor ó menor tambien la pena.
Se puede ofender á una persona con el epíteto de fea, del
propio modo que con la imputacion de un crímen nefando
ó atroz ; y bien se advierte que no es propia la palabra
ofensa para fundar con ella una acusacion criminal: preciso es especificar cuál es la injuria, calumnia ó difamacion
que producen la accion criminal; porque cualquiera de estos hechos constituye el delito, siendo la ofensa el efecto
moral producido en la persona injuriada, calumniada ó difamada; cuya extension puede ser mayor ó menor, segun
sea la susceptibilidad de la persona lastimada.
Los términos vagos y genéricos con que está hecha la
denuncia, prestan vasto campo para agredirme por frente
y flancos y hasta por la espalda; y al franquearme la ley
la defensa, mandando que se me pase copia de la denuncia,
quiere, y lo exigen la justicia y la moralidad, que sepa el
reo de qué delito se le acusa. Y si en materia civil dispone
la ley 4. a, tít. 3, lib. 11 ile la Nov. Recop., que la demanda
sea clara y precisa en sus términos , para que sepa el demandado cuál es el derecho ó accion que se le demanda;
en materia criminal es ménos disculpable que se presente
emboscada la acusacion usando de una frase, que no constituye en si misma el delito, sino que es el resultado de la
susceptibilidad individual, que puede ser excitada por un
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hecho que en si mismo no sea delito. Estoy , pues, en mi
derecho para pedir que el señor denunciante precise los
términos de su denuncia, determinando cuál es el delito
de imprenta que he cometido, designando para ello los párrafos de mi folleto que se crea que hayan ofendido la persona del Excmo. Sr. Siliceo, y qué especie de ofensa le he
inferido. Mediante esta claridad podré preparar mi defensa
con acierto y seguridad.
No basta que se haya dicho que mi folleto está comprendido en el abuso que señala el art. 4.° de la ley relativa. Ese
articulo declara ab uso de la libertad de imprenta la censura de las personas de los funcionarios públicos ; mas no
basta que se diga: la persona del Sr. Siliceo, ministro de la
Corona, ha sido censurada ; es necesario que se determine
en qué consiste la censura, si ha sido á la persona física, á
la moral ó á la ministerial, y qué especie de censura injuriosa se le haya hecho; porque sólo de esta manera puede
el reo defenderse del cargo; y á esto aspiro, á fin de fijar
la cuestion legal en su verdadero terreno.
La persona del señor denunciante es otro obstáculo que
se me presenta para preparar mi defensa. En la denuncia
se dice que el delito que yo he cometido ofende á la persona
del Excmo. Sr. Siliceo ; y si la persona es la ofendida por
injurias, calumnia ó difamacion, que se me impute haberle
dirigido, sólo la persona del Sr. Siliceo es parte para continuar esta denuncia, segun el art. 35 de la propia ley;
pues si bien el 4.° declara abuso de la libertad de imprenta,
la censura de las personas de los funcionarios públicos , si
la censura ofende, es sin duda porque envuelve una injuria;
y siendo ésta dirigida à la persona, no es el ministerio público parte para defender individualidades ofendidas en el
género de delito de que se me acusa. Elimínese, pues, del
juicio al Sr. Prefecto municipal, que por razon de su oficio
ha hecho la denuncia , y pretenda tal vez continuarla; y
venga en buena hora el Excmo. Sr. Siliceo, cuya persona
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se ha creido ofendida, y ocupe la poltrona de acusador, que
yo en el banco de los acusados le esperaré tranquilo é impasible para defender la verdad de mi folleto.
La personalidad legitima del denunciante debe establecerse préviamente en todos casos; mas en. el presente la
hace más necesaria la circunstancia de ser el Excmo. señor
Siliceo ministro de la Corona ; é importa no confundir de
manera alguna al ministro con la persona. No se ha denunciado mi folleto por haber censurado un acto ministerial, sino una Memoria presentada al Emperador por el
Excmo. Sr. Siliceo , en su calidad de ministro de Instruccion pública : esta calidad es la causa ocasional de la Memoria; y al permitirme yo el criticar ésta, he usado del derecho de criticar una obra literaria , pues no otro carácter
tiene la produccion de S. E.; y si mi crítica le ha ofendido,
y la ofensa es de tal naturaleza que merezca la condenacion judicial, el Sr. Siliceo, y sólo el Sr. Siliceo, debe acusarme mi delito y pedir mi castigo. Sobre este particular,
así como aclaracion de la denuncia , promuevo articulo de
previo y especial pronunciamiento, y con la instancia más
eficaz
Al juzgado pido se sirva haberlo por interpuesto, y declarar: primero, que el Sr. Prefecto municipal precise su
denuncia en términos claros , que expliquen en qué hace
consistir la ofensa inferida á la persona del Excmo. señor
Siliceo por el folleto denunciado ; y segundo , que , siendo
la persona del Sr. Siliceo la que se dice ofendida, éste y no
el Sr. Prefecto municipal debe continuar la denuncia , declarándose no parte á la autoridad pública , para seguir el
juicio segun lo dispuesto en el art. 35 de la ley de imprenta,
pues una y otra resolucion proceden de justicia.
Méjico, Agosto once de mil ochocientos sesenta y cinco.JosÉ MARÎA Ga. Y BOYZÁN.--LIC. MANUEL CASTELLANOS.
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PROVIDENCIA DICTADA AL PRECEDENTE ESCRITO.
Méjico, Agosto 12 de 1865.
«No permitiendo la naturaleza del juicio la sustanciacion
del articulo que promueve la parte de D. José Maria Gil y
Boyzán en el escrito que corre agregado, y no debiéndose
por lo mismo tomarse prematuramente en consideracion
las razones en que se fundan los promoventes , sino en el
acto de celebrarse el juicio verbal conforme al art. 43 de la
ley de la materia , para que puedan alegar en el caso lo
que convenga al derecho de las partes, pásese copia autorizada del mencionado escrito al Sr. Prefecto municipal,
señalándose para la celebracion de dicho juicio el lunes
próximo á las dos de la tarde, en el salon de sesiones del
Excmo. Ayuntamiento, para lo que se librará el oficio correspondiente, haciéndose saber. Así lo mandé y firmé.CASTILLO.—IGNACIO A. TORCIDA.»
El acto verbal no tuvo realizacion el lunes 14 designado,
por haberse excusado de asistir el señor alcalde municipal
por ocupaciones urgentes del servicio , y se trasfirió para
el 16 á las tres de la tarde, en que tuvo lugar en audiencia
pública ante un numeroso concurso, en la sala de sesiones
del Excmo. Ayuntamiento.
El señor alcalde municipal se excusó de asistir por oficio
dirigido al juzgado; y dada lectura al expediente, que en
lo sustancial se compone de los documentos anteriores, hizo
oralmente la defensa del reo el Sr. Lic. D. Manuel ('astellanos, la cual tomada por un taquígrafo y corregida por
su autor, es la que se publica á continuacion.
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DEFENSA ORAL DEL SEÑOR CASTELLANOS.
La lectura que acaba de dar el secretario á la comunicacion del Sr. Prefecto municipal , excusándose de comparecer en esté acto á sostener su denuncia , me ha colocado,
señor juez, en una posicion muy embarazosa; y ha venido
á justificar la prevision con que pedí aclaracion de la denuncia, y declaratoria sobre la falta de personalidad del
Sr. Prefecto, para haberla hecho y para continuarla.
Yo me encuentro en este momento sin delito especificado en la denuncia, y sin acusador; y sin embargo tengo
á mi derecha en el banco de los acusados á un reo que
debo defender, y cuyo delito no se me ha querido explicar,
no obstante mis esfuerzos para conseguirlo, y tendré que
hacer el triste papel de D. Quijote batiendo molinos de
viento.
Al promover yo, señor juez, el articulo á que ha dado
lectura la Secretaría, tuve dos objetos muy importantes
para la regularidad del juicio y para salvar todo peligro de
nulidad de él, y de atentado á las garantías individuales.
La denuncia está tan vaga é indeterminada, que me es
absolutamente imposible hacer la defensa del reo con la
prevision que era de esperarse, y que yo deseaba. ¡De qué
se acusa al Sr. Gil y Boyzán? ¡Qué delito le ha traido a
este humilde banco? El de abuso de libertad de imprenta
por la publicacion de un folleto, que se ha calificado por el
señor denunciante de altamente ofensivo á la persona del
Excmo. Sr. Siliceo. Yo comprendo perfectamente que el
Excmo. Sr. Siliceo haya podido ofenderse por los conceptos, ó por los términos del folleto; mas porque S. E. se
haya ofendido, ¿ha cometido el folletista abuso de libertad
de imprenta? La susceptibilidad personal ó ministerial del
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Sr. Siliceo no es ciertamente la que deba servir de cartabon para medir el delito que haya podido provocarla. Su
Excelencia ha podido ofenderse por alguna palabra del
folleto, mal sonante á su delicado oido , ó por alguna injuria que se le haya dirigido. Esta especificacion ha sido
la que he pedido, como necesaria para conocer el grado de
delincuencia de mi cliente; y cuando el juzgado tuvo á
bien aplazar el exámen de ese articulo para este acto verbal, yo no quedé satisfecho, porque me veia precisado á
comparecer á él, sin haberme trazado anticipadamente
plan de defensa; mas me preparé á precaucion para todas
las eventualidades del ataque. Esperaba por lo ménos tener frente á mi algun adversario, que repitiese la denuncia
y fundase su acusacion; y hubiera preferido que este adversario hubiese sido el Sr. Siliceo, cuya persona se considera altamente ofendida por el folleto denunciado.
Yo hago al Sr. Siliceo la justicia de pensar que es extraño á este proceso ; y abrigaba la esperanza de que eliminado el Sr. Prefecto municipal, y que notificado S. E.,
habría dicho, como el héroe de la Mancha, peor es meneallo,
porque apesta mds: y que el juicio habria muerto en la
cuna. Mas ya que contra todas mis esperanzas no ha sido
fallado el artículo de prévio pronunciamiento , que promoví , y que el juzgado tuvo á bien reservar la discusion
de él para este acto, y resolver en uno el articulo y la
cuestion principal, voy à entrar en ella confiadamente.
Si hubiera de medirse la justicia de la causa que vengo
á patrocinar, por la elevada altura en que se encuentra la
persona que se cree ofendida por . el folleto. denunciado,
me arredraria ciertamente; mas como no siempre está la
justicia de parte de los potentados y de los grandes dignatarios; y muchas veces, ¡ojalá no fuesen tan frecuentes! el
error se aposenta en el palacio de los reyes, yo tengo en el
presente juicio formado el de que la razon y la justicia están de parte de mi defendido
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Soy monarquista por mi sangre, por mi educacion y por
la más profunda conviccion, robustecida desde que he visto
cómo se entiende en Méjico la República; y si yo me hubiera persuadido de que el folleto denunciado tenia la más
ligera tendencia à opacar el brillo del trono , ó siquiera
fuera de los que tienen la triste felicidad de disfrutar de sus
resplandores, no habria tornado á mi cargo su defensa en
este juzgado. Mas yo he visto sencillamente en el folleto
una crítica á la produccion literaria del Sr. Siliceo, que,
con ocasion de ser ministro de Instruccion pública del Emperador, ha dirigido una carta á S. M., para explicarle un
proyecto de plan de estudios, que le ha presentado, y en
cuya parte histórica sobre el estado que guardaba la instruccion pública en Méjico ántes y despues de su independencia, ha incurrido S. E. en errores no sólo históricos,
sino de apreciacion, errores que el folletista ha pretendido
combatir. No veo en esa carta al ministro de la Corona; veo
tan sólo al literato que la ha escrito, y que, falseando la
historia de su pais, desconoce sus glorias literarias y ofende
la honra y la memoria de España, cuyo honor ha querido
vindicar el autor del folleto. Yo hago, pues , una cpmpleta
abstraccion del ministro y del literato; al primero le dejo
en su encumbrada poltrona, y no osaré levantar mi vista
ni elevar mi voz hasta él; pero si llamaré , como he llamado, aunque inútilmente, al literato, para que baje hasta
mi, á este lugar, á fin de que satisfaga la opinion pública,
y ante ella rectifique sus errores, ó presencie su derrota.
Yo tendria mucha satisfaccion en que S. E. hubiese ocupado la silla de acusador, y me habria sido grato oir de sus
labios los fundamentos que haya tenido para darse por
ofendido en su muy apreciable y respetable persona. Mas
ya que mis deseos no han sido cumplidos, ni es posible en
estos momentos obtener esas explicaciones, y que debo renunciar al placer de tener frente à mí al Sr. Siliceo, voy á
ocuparme de la defensa del acusado, defendiendo al folleto
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denunciado , en su fondo de verdad y de justicia , y en su
forma de redaccion.
El Sr. Siliceo ha dicho en una carta al Emperador, que el
Gobierno español comprendía en su política la conveniencia de conservar en la ignorancia , á las clases populares g
en el embrutecimiento à la indígena. Mientras que han
sido escritores famélicos ú oradores de discursos cívicos los
que en pos de aura popular han hecho un tema obligado,
el denigrar á España con calumnias de todo género, y describir los tres siglos de su dominacion en la Nueva-España
como una noche sombría y tenebrosa, pasada en mengua
de la humanidad y de la civilizacion, los españoles residentes en Méjico han tenido la discrecion y el buen juicio
de despreciar semejantes calumnias, y han querido disculparlas como un ardid político, para mantener en los mejicanos vivo y ardiente el amor á su independencia, en odio
á los errores, crueldades é injusticias imputadas á los
conquistadores; y no obstante que esos escritos ligeros y
esos oradores imprudentes extraviaban con sus mentidas
descripciones de la dominacion española el juicio y la opinion de las masas populares; y sin embargo de que ese
extravío , intencionalmente buscado , concitaba el odio
popular contra los españoles residentes en esta nacion,
inculpables de aquellos abusos aquejados, áun cuando hubieran existido, y por cuyo extravío se han cometido horribles crímenes sobre indefensos , laboriosos y honrados
españoles, crímenes que manchan y mancharán eternamente la historia de Méjico independiente; no obstante
todo esto, los españoles han tenido la prudencia y la discrecion de callar y de sufrir pacientemente denuestos, dirigidos á la heróica y generosa España en festividades
cívicas, donde la exaltacion del patriotismo mejicano podia
hacerlos disculpables. Empero cuando un ministro de la
Corona, en uso y ejercicio del derecho de iniciativa, se
permite ilustrar al Emperador sobre el estado que guar-
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daba la instruccion pública en la Nueva-España, ántes y
despues de su independencia, y este ministro proclama y
sostiene los mismos errores que aquellos escritorzuelos y
oradores de tribunas populares han propalado con injustificable sinrazon, ha hecho bien el Sr. Gil y Boyzán en
darle un público mentís, y en provocar una discusion de
que ha de salir la verdad en honra de España y de la nacion mejicana. El Emperador Maximiliano es profundamente ilustrado; mas ha venido á regir los destinos de un
país que no conoce: anímanle los más nobles deseos de
acertar en sus medidas legislativas, para hacer la felicidad
de sus gobernados; y si los consejeros que ha tenido por
conveniente escoger, le extravían, haciéndole formar juicio
inexacto sobre la educacion del pueblo mejicano , pretendiendo hacer odiosa á S. M. la memoria del gobierno colonial, esos consejeros no preven sin duda el abismo á que
pueden conducir al Emperador y a la nacion.
Acaso se quiera por ese medio alejar de S. M. toda influencia española; es decir, los consejos del partido politico que reconoce con orgullo su origen español, y que
tiene educacion española, para invertir completamente el
órden administrativo á gusto y contento de otro partido,
que no es ciertamente el español, ni es tampoco conciliable
con los intereses político-religiosos de la raza latina. El
elemento español es el elemento social del pueblo mejicano; la sangre, la religion, el idioma, las costumbres, las
leyes y hasta los nombres y apellidos de los mejicanos son
españoles, esencialmente españoles; y para que el Emperador pueda, como debe, utilizar los elementos nacionales
en la regeneracion que se propone de este Imperio, debe
conocerlos y apreciarlos en toda la plenitud de su verdad;
y aunque este conocimiento no le llegue por el conducto
de su ministro de Instruccion pública, estoy cierto y seguro
que apreciara oirla aunque salga de la boca del más humilde y oscuro de los españoles.
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Yo creo que al Emperador se deben abrir las páginas de
la historia de Méjico, y de sus hombres , tal cual ella y
ellos son y han sido, sin que el espíritu de partido , ni el
odio personal, ni el provincialismo se permitan la licencia
de disfrazar los hechos, de encubrir la verdad, de ataviar
á la mentira con el disfraz de aquella: quien tal hiciera,
sería un mal servidor, si obrase intencionalmente; y sería
inepto, si obrase de buena fe. El Emperador, conducido por
falsas y engañosas apreciaciones , podrá cometer errores,
á que su sana intencion no le conducen ; y el engaño producido en su ánimo ó en su juicio , no es el engaño del
Emperador, es el daño de la nacion, sobre la cual refluyen las consecuencias de todos los errores del gobernante.
Si el Emperador hubiera de creer (lo que Dios y el crédito y gloria de Méjico no permitan) al informe del Sr. Siliceo; ó lo que es lo mismo, que la Nueva-España durante
tres siglos fué habitada por ignorantes y brutos, y que
despues de la independencia, sólo en Guanajuato, únicamente en Guanajuato, se ha establecido un colegio-modelo,
de donde han podido salir sabios (tan modestos sin duda
que no se han dado á conocer), el Emperador se asustaria
al considerar que ha sido llamado á regir un país que ha
cambiado muy poco su estado salvaje en tres siglos y medio. Empero por fortuna es un cuadro demasiadamente
sombrío para que S. M. I. haya podido descubrir en él ningun rasgo de verdad. Y ya que, por la confianza de la persona que ocupa ese banco de los acusados, debo por deber
de conciencia y de gratitud defender su folleto , yo acojo
con júbilo esta ocasion, que me proporciona el grato placer
de levantará Méjico á la verdadera altura en que debe
colocarse; porque ensalzando á Méjico queda España igualmente ensalzada, y justificada de los impíos cargos que
hace tantos años le están dirigiendo impunemente hijos
emancipados, que han llegado à olvidar su origen, hasta
desconocer que, escupiendo al cielo, se escupen la cara.
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Mi sangre y mi cabeza son españolas , totalmente españolas, y á honor lo tengo ; mas alimentan y dirigen un corazon totalmente mejicano. Atraido yo á este pais con una
fortuna, únicamente por mis afecciones; casado con mejicana, y con hijos mejicanos, es mi corazon de la patria de
mis hijos ; y duéleme tanto que se depriman las glorias de
Méjico, como que se pretenda hacer desconocer la parte que
en ellas tiene España. Al defender, pues, en este momento
la verdad histórica respecto al estado que guardaba la instruccion pública en la Nueva-España y en Méjico independiente , voy á defender la honra de España, á la vez que
las glorias literarias de Méjico , que el Sr. Siliceo se ha permitido calumniar y rebajar hasta el punto de anonadarlas.
La defensa de la verdad histórica, será la defensa de la muy
merecida censura que se ha hecho en el folleto denunciado,
á la carta dirigida por el Excmo. Sr. Siliceo à S. M. el Emperador. El español que, por un arranque de patriotismo
y de justa indignation , escribió ese folleto , ha prestado
un servicio á Méjico , dando lugar á una discusion, que será
más gloriosa para Méjico que para la misma España, cuya
reputacion en el mundo científico y literario se encuentra
demasiado alta, para que puedan alcanzar á lastimarla las
diatribas de un discípulo del instituto de Guanajuato.
La educacion civil y religiosa permaneció por muchos
siglos, hasta el llamado de la Reforma, encomendada exclusivamente en todo el mundo católico á las corporaciones
eclesiásticas ; y se emancipó, digámoslo así, de la tutela de
la Iglesia, desde que el protestantismo hizo incompatible
que se diese en un mismo lugar á los que negaban la unidad á la religion de Cristo. Las escuelas protestantes de
Alemania produjeron las de Bohemia: más tarde nació el
calvinismo en Francia, y el protestantismo fué admitido en
Inglaterra. La educacion fué necesariamente secularizada
para estas sectas, y para las muchas otras que de ellas surgieron ; y sobrepuesto el materialismo á los principios de
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la escuela moralista católica en aquellos lugares en que
imperaba la protestante, se llegó hasta el panteismo, y se
comenzó a dar preponderancia al estudio de las ciencias
exactas sobre las que la escuela romana habia enseñado y
enseñaba.
España resistió constantemente la invasion de la Reforma
á su territorio: la combatió en todas partes, unas veces por
si sola, y otras coaligada con las potencias católicas; y continuó consecuente en materia de enseñanza pública, no
permitiendo en sus dominios otra que la que la Iglesia romana permitia y autorizaba. Si hubo error en esta conducta durante el reinado de la casa de Austria en España,
no es esta la ocasion de examinarlo. No he venido á este
lugar á hacer la crítica ni la apología de los estadistas españoles de aquella época: no es esta mi mision: basta a mi
propósito dejar establecido que España, católica, apostólica,
romana, fué y debió ser consecuente para consigo misma,
supuestas sus creencias religiosas en materia de enseñanza,
para descender despues á demostrar que no podia dejar de
serlo respecto a las provincias que conquistó en Indias.
Diré únicamente de paso, que la España del siglo xv marchaba á vanguardia de todas las naciones de Europa no
sólo en glorias‘ militares, sino tambien literarias y científicas.
Si en la España europea la educacion pública continuó
en los siglos xv, xvi, xvii y xviii bajo el sistema que la
Iglesia católica tenia adoptado, era forzoso que este mismo
fuese adoptado y seguido en las provincias que conquistó
y fundó en la América. Era cuanto podia esperarse, y
cuanto podian pedir las colonias a su Metrópoli: pedirle
más habria sido absurdo, ó por lo ménos ofensivo á las
creencias político-religiosas de la madre patria. En la España peninsular, la educacion pública estaba encomendada
a la Iglesia: los seminarios, las universidades, los conventos de ambos sexos y hasta las escuelas de primeras letras,
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d
eran dirigidas y regentadas por eclesiásticos: los reyes
mismos y los príncipes de su casa eran educados por monjes; preciso era, pues, que los vasallos tambien lo fuesen.
De otra manera obrando, habria faltado la unidad en la
educacion, tan necesaria para conservar unidad en los sentimientos religiosos, políticos y sociales. Este era el espíritu
reinante en aquellos siglos; y es injusto é impío culpar á
nuestros progenitores, porque no sabian más que lo que
entónces se podía saber.
La vieja España trasportó á la nueva todos los conocimientos y todos los elementos de educacion social, política
y religiosa que poseia para sí misma. Esta verdad ha sido
desconocida y negada por el Sr. Siliceo, al asegurar al Emperador que España comprendía en su política mantener en
la ignorancia d las clases populares, y en el embrutecimiento á la indígena. Mi primera tarea será demostrar
el error en que ha incurrido el Sr. Siliceo; y la llenaré
cumplidamente con la historia de la Nueva-España en las
manos.
En 1521 se consumó la conquista de la capital del Imperio de Moctezuma; y en 1525 se fundó el colegio de Infantes , contiguo al Sagrario Metropolitano que ha permanecido hasta nuestros dias, y de cuyos frutos nos presenta
una muestra viva el Sr. Lic. D. José Urbano Fonseca.
En 1529 , cuando apenas empezaban á nacer hijos de españoles, el gobierno conquistador fundó el colegio de ,San
Juan de Letran, que todavía existe, y lo fundó para que en
él se educasen los hijos de españoles que ya eran naturales
de la Nueva-España; y en 1533, cuando todavía no descansaban los guerreros de las fatigas de la guerra, y que
ésta continuaba en el interior del Imperio azteca, se fundó
el colegio de San Pablo, con destino único y exclusivo á la
educacion de los indios. v Y era el gobierno de la Metrópoli el que comprendía en su política mantener en la ignorancia y en el embrutecimiento á los naturales é indí-
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genas de la Nueva-España, cuando su primer cuidado fué
fundar y establecer colegios para la educacion, no sólo de
hijos de españoles, sino tambien de los indios?
Ese gobierno de la madre patria, á quien se acusa de tan
bárbara política , envió á la Nueva-España con el primer
virey D. Antonio de Mendoza, la primera imprenta que
pasó los mares al Nuevo Mundo, y de ella salió impresa
por Juan Pablo en 1536, la Escala espiritual de San Juan
Cilmaco. v Y puede acusarse con justicia a un gobierno
de comprender en su política mantener en la ignorancia
á un pueblo , para el cual mandó en los primeros años de
su conquista, el grandioso invento de Guttenberg, que
facilita y difunde la civilizacion y las luces? Cuando todavía
en muchas poblaciones importantes y áun capitales de
provincia de la España peninsular no habia imprentas,
Méjico la tuvo; y este solo hecho bastaria para desmentir
el calumnioso cargo que tantas veces se ha hecho al gobierno de España, y acaba de reproducir el Sr. Siliceo, de
que su constante política fué mantener en la ignorancia á
los pueblos de América para dominar en ellos.
Si el gobierno de la Metrópoli hubiera tenido interés en
mantener á la raza indígena en el embrutecimiento, como
lo afirma el Sr. Siliceo con inexplicable magisterio, ¿cómo
se concibe que á los once años de la conquista hubiese
fundado un colegio para la educacion de los indios, y que
se hubiese, dado muy completa á los hijos de los destronados emperadores y reyes aztecas, y de los caciques y de
nobles indígenas? De éstos, más bien que del pueblo bajo,
debia temer el gobierno conquistador sublevaciones contra
su dominacion, puesto que esos príncipes, caciques y nobles
eanservaban necesariamente el amor , la veneracion y el
respeto de los de su raza, no sólo por tradicion y por instinto de su raza, sino tambien porque durante el primer
siglo de la conquista conservaron esos magnates por cédulas reales sus cacicazgos, y el, gobierno y administracion
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política y judicial de sus localidades. Léjos de obrar el gobierno español con las siniestras miras que se le imputan,
no sólo fundó el colegio de San Pablo para la educàcion
general de los hijos de indios, sino que autorizó más adelante, en 1584, la fundacion del colegio de Santa Cruz de
Tlaltelulco , en que llegaron á educarse á la vez treinta
colegiales hijos de caciques. En esos planteles de educacion la recibian los indios,baj o el mismo sistema y con la
propia extension que se daba en San Juan de Letran, y en
otros colegios de que más adelante hablaré , á los hijos de
españoles; y muy en breve, en la segunda mitad del siglo
de la conquista, hubo literatos indios , que rivalizaban en
ciencia y erudicion con los españoles formados en San Juan
de Letran. Esta igualdad absoluta , que las leyes de Indias
establecieron desde los primeros años de la conquista para
la educacion de españoles é indios de la Nueva-España,
ha quedado confirmada para la posteridad por multitud de
sacerdotes que ocuparon canongías y hasta obispados en
las Américas españolas; y ciertamente que no habrian llegado á colar en tan distinguidas dignidades, si el gobierno
español hubiera tenido interés en mantener á los indios en
el embrutecimiento.
Y no se cuidó únicamente el gobierno español de dar
educacion á los hijos de nobles indios : ésta fué extendida
y difundida por toda la Nueva-España por medio de las
misiones y con la creacion de conventos en todo lugar en
que se plantaba la cruz, símbolo no sólo de mansedumbre,
sino también de civilizacion. El primer cuidado de esos
misioneros, españoles llenos de fe y de abnegacion, que se
sacrificaban en aras de la humanidad , era dulcificar las
costumbres feroces de los indios, inspirarles los sentimientos, ya que no era posible los principios del catolicismo;
extirpar la idolatría, y con ella los bárbaros sacrificios humanos; y esta tarea dificil, árdua y asaz peligrosa, era en
sí misma la instruccion dada al corazon de los indios, para
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morigerar sus costumbres , para extirpar los hábitos salvajes y para preparar su espíritu á ilustrar su entendimiento. Esa tarea por sí sola bastaria para gloria y honra
de España, y deberia ser reconocida y confesada con gratitud por todo mejicano que blasone de sentimientos filantrópicos hácia la raza india.
En pos de los misioneros iban los establecimientos monásticos, en cada uno de los cuales se planteaban escuelas
de primeras letras: cada cura de almas la daba en la sacristía del curato ; y estas escuelas no eran para hijos de
españoles, que aún no poblaban con su raza esos desiertos;
eran para los indios que en ellos vivían. Me haria interminable si me propusiera mencionar específicamente cada
uno de esos conventos y los beneficios que derramaron de
moralidad y de instruccion sobre los pueblos de indígenas,
y me limitaré á repetir que donde quiera que se levantaba
un convento de religiosos, allí se daban escuelas de primeras letras; y como los monasterios se edificaban en los desiertos, hasta en los desiertos cumplian los ministros del
altar con el precepto de Jesucristo: Id por toda la tierra
y enseñad.
Hubo en la N ueva-España, ántes de su independencia,
26 conventos de Agustinos con 4 curatos ; 18 de Carmelitas ; 30 de Dominicos con 21 curatos ; 14 de Dieguinos;
52 de Franciscanos con 7 curatos y 3 misiones; 23 de Mercenarios y una mision ; aparte de los colegios de Benedictinos , de Jesuitas , de Propaganda Fide y de Oratorios de
San Felipe Neri, de que más adelante hablaré. ¿Y por qué,
se me dirá, habiendo tantas fuentes de instruccion pública,
no la recibian más general y completa los indios? Y yo
contestaré que , si no aprovechaban esas fuentes con que
se les brindaba , era porque no tenían sed de saber ; era
porque carecian del sentimiento y del instinto de progreso;
era porque la raza india ha sido indolente, apática, inerte
para el progreso intelectual: era por la adversion instintiva
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que han tenido y que conservan tradicionalmente á los que
llamaron conquistadores porque les privaron de la libertad de ser salvajes, y porque se esforzaron en hacerlos laboriosos, sociables y útiles á la sociedad y á su propio engrandecimiento ; y era , por último , porque la raza resiste
la civilizacion.
Lo que acabo de decir no es una paradoja , una caprichosa suposicion de mi parte, para menguar las facultades
intelectuales de la raza india. Yo he sido testigo presencial
de hechos recientes que me han confirmado en este juicio;
juicio que la Historia de las Américas me habia hecho formar: voy á permitirme referii al juzgado dos anécdotas,
de cuya exactitud responde el honor de mi palabra , y podré comprobar ámpliamente.--D. Miguel Ajuria , español,
dueño de las haciendas de San Vicente y Chiconcuac , en
el distrito de Cuernavaca , á veintidos leguas de esta capital, quiso halagar á los indios del pueblo de Coatepec, que
trabajaban de peones en las labores agrícolas de su hacienda; y para estimularlos á la constancia en el trabajo,
al concluir la molienda de cañas, los vistió con calzoneras,
camisa y sombrero poblano, y los calzó, haciéndoles dejar
la ropa que usaban, que consistia en un calzoncillo blanco
de manta de algodon, sobre la rodilla, y un sombrerito de
petate. Al verse trasformados los indios, se mostraron contentos de su traje y se marcharon para su pueblo: mas al
dia siguiente volvieron á la hacienda vestidos con su antigua ropa , y devolvieron al Sr. Ajuria la que les habia regalado , diciéndole que no la querian porque habian sido
apedreados en su pueblo , de que daban muestras algunos
descalabrados, porque habian mudado de traje. Esto pasaba
el año del Señor de 1851; y cuando los pueblos resisten
mejorar su condicion física , hasta el punto de preferir la
desnudez de los tiempos de la barbarie, á cubrir sus carnes
con la ropa de la civilizacion, ¿puede esperarse de ellos espontaneidad para buscar la cultura del entendimiento en
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las escuelas y colegios en que se ofrecía en monasterios y
curatos? Y si treinta años de independencia de la madre
patria no habian bastado á inspirarles, no diré amor al estudio y á las ciencias, siquiera fuera deseos y gusto en vestirse , por qué culpar á esa madre patria , porque no convirtió en estudiantes y eruditos á los millones de indios,
que preferian los bosques y sus hábitos tradicionales á la
sociedad y al traje de la civilizacion?
Vaya la otra anécdota, en que figuré yo mismo un papel
importante. A una legua de las haciendas de Treinta y Zacatepec, hay un pueblo nombrado Xoxocotla, de siete mil
almas , muy morigerado y laborioso , de donde salen diariamente cuadrillas de ciento y doscientos peones á trabajar á las haciendas de cañas, y que están por lo mismo en
contacto frecuente con gentes de razon. En el año de 1854,
estando yo en esas mis haciendas, se me presentó en cuerpo
el Ayuntamiento de ese pueblo , y me suplicó que , como
hombre de letras que era yo , le hiciese una exposicion al
Rey de España para que previniera al presidente SantaAnna que no les cobrase el derecho de capitation: son sus
palabras, que me causaron tal sorpresa, que me inspiraron
la resolucion de complacerle: hicele en el acto la exposicion al Rey de España, tal cual el Ayuntamiento me la pedia, y muy llena de razones: firmáronla el alcalde y algu.n
regidor que supo , y el secretario , que era ladino , y los
otros hicieron un signo de cruz sobre su nombre, y pintaron el hierro de su caballo. Encarguéme de dar direccion
á tan original solicitud , que mostré despues á muchos de
mis amigos, como un documento curioso , que revelaba el
estado de atraso en que se encontraba un pueblo de indios,
incrustado en el centro de las haciendas más ricas de la
Tierracaliente, á veinticinco leguas de Méjico y á treinta y
tres años de la independencia. Lamento haber perdido ese
documento , como todos mis papeles , en la horrible quemazon que sufrió mi casa el 10 de Marzo último ; pues me
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habria sido satisfactorio presentarlo en este acto en testimonio de que es justificada la opinion que he consignado,
de que la raza india resiste la civilizacion, que huye de ella,
y, que en su centro. mismo no la toma.
Hay, sin embargo, honrosas excepciones, que me complazco en dar á conocer, como prueba del interés que el
gobierno español tomó en ilustrar a los indios, y darles la
misma instruccion que se dispensaba á los hijos de españoles en la Nueva-España.--Tovar Moctezuma, descendiente
de los emperadores aztecas, educado en el colegio de San
Pablo , floreció en el siglo xv, y escribió una Memoria genealógica de los reyes mejicanos, y otra de la Dinastía de
Texcoco; y por recomendacion del virey Enrique escribió la
Historia antigua de los reyes de Méjico, Acolhivacan y Tlacopan, de cuya obra se sirvió Acosta para escribir su Historia Natural. Era llamado por los españoles el Ciceron
mejicano, por la elocuencia con que hablaba en su idioma
natal.
Pomar, hijo bastardo de los reyes de Texcoco, escribió
la Relation de las antigüedades políticas y religiosas de, los
indios aztecas, cuya obra fué dedicada al rey de España.
Tezomac , indio noble que llevaba el nombre de D. Fernando Alvarado , escribió en el año de 1598 la Crónica mejicana en dos partes, de las cuales la primera tiene 112 capítulos y hace de ella mencion Clavijero, y de la segunda
parte hace referencia Boturini en el Catálogo de su museo.
D. Gabriel Ayala, indio noble de Texcoco, escribió en
lenguanahuatl, que es la sábia de los mejicanos, Apuntes
históricos de la nacion mejicana, que comprende desde 1243
hasta 1562 ; y de esta obra hace mencion Boturini.
D. Estéban Bravo, indio noble, tambien de Texcoco, fué
colegial en el Imperial de Santa Cruz de Tlaltelulco, quien
confiesa Fr. Juan Bautista que le ayudó mucho por su
erudicion para la composicion de sus obras.
D. Gabriel Castañeda, indio principal de Michoacan, es3
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cribió una Relacion de la conquista de Sandoval, y del viaje
del virey Mendoza al pais de los chichimecas de Xuchipila.
D. » Domingo Chimalpain, descendiente de cacique, conocido por el sobrenombre de San Antonio y Muñon, escribió
la Historia mejicana antigua hasta 1526: la Crónica de
Méjico desde 1068 hasta 1597 de la Era vulgar: Apuntamientos de sucesos desde 1064 hasta 1521: Relaciones origi-
nales de los reinos de Acolhuacan, Méjico y otras provincias, desde muy remotos tiempos; y por último, la Relacion
de la conquista de Méjico por los espaiioles; de cuyas obras
hacen mencion Sigüenza y Góngora, Betancourt, Boturini,
Pinelo y Clavijero.
D. Fernando Pimentel, descendiente de los reyes de Texcoco, escribió las Memorias históricas del reino de Acolhuacan, que sirvieron á Torquemada y Clavijero para formar el cómputo de las contribuciones que los mejicanos
pagaban á sus reyes.
Antonio Pimentel, pariente del anterior é hijo de Conacotzin , último rey de Texcoco, escribió una carta genealógica sobre los Reyes de Tececoco.
D. Fernando Alva, descendiente de los reyes acolhuas;
conocido por Iztlilxochitl, verídico y exacto escritor , mereció el título de intérprete regio , y por . órden del virey
D. Luis de Velasco , escribió las obras siguientes:
Historia de la Nueva-España: Historia de los señores
chichimecas, con las ordenanzas del emperador Netzahualcoyotl; que copió Boturini del original.
Relaciones históricas de la nacion Tulteca: que también
copió Boturini.
Varios fragmentos históricos..
Compendio de la historia de los chichimecas, tultecas y
mejicanos: copiado por Boturini.
Compendio histórico del reino de Texcoco.
Cantos del emperador Netzahualcoyotl , traducidos al
castellano de la lengua nahuatl.
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Relacion de le aparïcion de ,Nuestra Señora de Guadalupe, en mejicano.
D. Gabriel Alva , hijo del anterior, tambien escribió va,rias obras, siendo curiosas 'sus Platicas en lengua mejicana
contra las supersticiones que han quedado entre los indios,
impresas por Sálvago en 1634. Tambien tradujo al mejicano
las tres comedias de Lope de Vega, el Gran teatro del
mundo: el Animal profeta, dichoso parricida; y la Madre
de la mejor.
Pudiera citar muchos otros nombres de indígenas ilustrados en los colegios españoles , establecidos para su educacion, y que han ocupado curatos y canongías con lucimiento por su saber y virtudes; mas cansaria demasiado
al Juzgado y al auditorio; y por otra parte, bastan los que
he mencionado para dejar justificado que desde los primeros años de la conquista el gobierno de la Metrópoli , léjos
de pretender como sistema político mantener en el embrutecimiento á los indígenas fundó planteles de educacion
para ellos, iguales no sólo á los que fundó para hijos de
españoles, sino tambien á los que existian en la España
peninsular. El Sr. Siliceo debió conocer estos antecedentes
tan gloriosos para Méjico, como honoríficos para España,
ántes de calumniar á los reyes de ésta, imputándoles miras políticas de conveniencia en manten er á los indios en el
embrutecimiento.
Si solicito fué el gobierno de España en proporcionar á
los indios educacion religiosa, moral, literaria y científica.,
no lo fué ménos en fundar y proteger establecimientos de
educacion primaria y superior para los descendientes de
españoles; y tan luego como se experimentó la necesidad
de mayor número de planteles de educacion, acudió á ella
con el mayor empeño.
Por algunos años despues de la conquista fueron suficientes para la educacion de la juventud española é indigena los colegios de Infantes, de San Juan de Letran, San
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Pablo y Tlaltelulco en la capital , porque sobre ella afluia
necesariamente la inmigracion; y de este centro deberia
irradiarse, como los rayos del sol, con los progresos de la
conquista el desarrollo de la ilustracion é instruccion públicas. He dicho ántes que do quiera que se implantaba una
cruz, habia á su amparo una escuela , hasta en los desiertos; y ahora añadiré y probaré con la historia , que segun
acrecentaban las poblaciones con carácter europeo, era solícito el gobierno de la Metrópoli en fundar colegios y universidades que sirviesen de centro para la instruccion de la
juventud.
En Méjico mismo, tan luego como se experimentó la necesidad de mayor número de planteles de educacion, se
fundó en 1551 la Universidad, esa Universidad que tan maltratada ha salido de la pluma del Sr. Siliceo, y cuyos grandes servicios á las letras y á las ciencias tendré mas adelante ocasion de patentizar. Fué fundada con los mismos
privilegios y estatutos de la de Salamanca, que era la primera y mejor de España, y acaso del mundo científico : de
ella vinieron sus mejores doctores para abrir las cátedras,
y en ella se enseñaban los mismos ramos de educacion superior que en las universidades de España; latin, griego,
filosofía, en los ramos que llamaban humanidades; retórica, teología, derecho canónico, derecho romano y patrio,
y medicina. ¿Podía la Nueva-España pedir á su rey que le
diese más de lo que tenía en su propio reino, y que enseñase en América más de lo qu e . se enseñaba en la Europa?
Los sabios é ilustres monarcas Carlos V y Felipe II dieron
á la Nueva-España pobladores que menguaron los brazos
de la Iberia, misioneros que convirtieran á la mansedumbre y al cristianismo á los indios bárbaros é idólatras que
la poblaban, y colegios y universidades en que se educasen; y es altamente injusto que se desconozca tan amorosa
solicitud por parte del gobierno de la madre patria, y se la
insulte después diciéndola que comprendia en su política
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mantener en la ignorancia à los naturales y en el embrutecimiento á. los indígenas.
Voy á entrar en una tarea, sin duda enojosa para mi y
poco agradable para el Juzgado y para el numeroso concurso de personas que tienen la bondad de oirme; mas no
puedo excusarme ' de ella si he de dejar probado, como pretendo, con la histo ia, que el Sr. Siliceo no conoce la antigua de la Nueva-España, en lo que hace relacion á instruccion pública. Voy á citar todas las escuelas, colegios y universidades públicas que el gobierno español fundó, autorizó y protegió en el reino llamado de la Nueva-España, á
más de los que dejo citados.
En 1515 fundaron los jesuitas á San Ildefonso, colegio de
su Orden, que ostenta hoy dia su belleza, y cuyas paredes
proclaman los nombres de millares de ilustrísimos mejicanos, que nutrieron en él su entendimiento con inmarcesible gloria en el mundo literario, y cuyas puertas se abren
cada dia para derramar la ciencia sobre la juventud estudiosa que entra por ellas ávida de recogerla. Más adelante
se verán los nombres de sapientísimos é ilustres varones,
no reemplazados por desgracia , salidos de ese plantel.
Tambien fundaron un colegio en Topozotlan.
El colegio Seminario de esta capital fué fundado ántes
del año de 1544 para la instruccion de los aspirantes á la
carrera eclesiástica. Habia tambien en Méjico el colegio de
San Ramon en la calle de su nombre, destinado principalmente á educar naturales de Morelia y de la isla de Cuba,
que más tarde se incorporó á San Juan de Letran. Los Betlemitas , religion instituida precisamente en la América
Septentrional, en el año de 1653, por el venerable Pedro de
Betancourt, llegó á tener 25 conventos hospitalarios en toda
la América, y los hubo en esta capital, en Puebla, Guanajuato, Oajaca, Veracruz y Tlalmanalco , siendo su cuarto
voto la enseñanza gratuita de la juventud , que llenaron
cumplidamente en todas partes.
r
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En la calle de Cordobanes, frente al convento de la Enseñanza, existió tambien un colegio llamado de Cristo, que
en el siglo xvn se refundió en el de San Ildefonso. En 1575
fundaron los agustinos el colegio de San Pablo en el local
que hoy es hospital. Los fernandinos fundaron diversos
colegios de Propaganda Fide en la capital, en Pachuca, en
Querétaro, Zapopan en Guadalajara, Guadalupe en Zacatecas, y San José de Gracia en Orizava. Los benedictinos,
que tambien comprendian en sus votos la enseñanza, fundaron en Méjico el colegio de Monserrate.
El colegio llamado de Santos, fundado por el sabio indígena tlaxcalteca Muñoz, existió al fondo del palacio en el
lugar que hoy ocupan las casas llamadas de Loperena, en
la calle de la Acequia. De él salieron los obispos, canónigos
y abogados más sabios de la Nueva-España, pues su principal instituto fué, que los doctores más instruidos de las
universidades del reino tomasen beca en él, y permaneciesen ocho años mantenidos con toda comodidad y decencia.,
y dedicados exclusivamente al estudio teórico de las ciencias que respectivamente profesaban, aprovechándose de
la magnífica biblioteca que allí existia. Fué Colegio Mayor,
cuyas preeminencias fueron muchas en aquellos tiempos,
y era la mejor recomendacion en el mundo científico haber
vestido beca en algun Colegio Mayor. Fué demolido por el
general Santa-Anna tan útil establecimiento.
La instruccion pública no estaba limitada á la capital de
la Nueva-España : ya he mencionado ántes los conventos
monásticos fundados en toda su extension , en que habia
escuelas para educacion primaria y secundaria: los colegios de Jesuitas, que eran diez y seis cuando la Orden fué
suprimida los de Betlemitas y los de Propaganda Fide; y
por cuenta y órden de la Metrópoli, habia universidades
con los mismos. estatutos que la de Méjico, en Mérida de
Yucatan, en Chiapas y en Guadalajara; y hubo seminarios
además del de Méjico, en Puebla de los Ángeles , en Chia-.
3g
pas, en Oajaca, en Michoacan, en Guadalajara, en Durango;
en Linares y en Sonora; en cuyos establecimientos. se educaban ántes de la independencia más de seis mil alumnos
internos y externos, segun apuntes estadísticos de que
hace mencion el P. Maneiro en su Opera de vitis a liquo t
mexicanorum.
En Zacatecas se fundó el colegio de San Luis Gonzaga
en 1754, y la fundacion fué aprobada en Cédula de 27 de
Enero de 1795, por la que se le aseguraron fondos suficientes. De este colegio salieron sabios muy notables, entre
ellos el Dr. Gordoa, obispo que fué de Guadalajara, y presidente de las Córtes constituyentes españolas en el año
de 1812; los licenciados D. José Domingo Velazquez y
D. Cárlos Barron, abogados célebres; D. Mateo. y D. Ignacio Gutierrez, D. José Ildefonso Diaz, gobernador que fué
de San Luis Potosi, y fundador del colegio Josefcno; y los
célebres eclesiásticos D. José María Semper , D. Mariano
Aristoarena, D. Joaquin Conde, y Fr. José María Puelles.
Este colegio fué trasformado despues de la independencia
en Instituto Literario de Zacatecas; y, aunque privado de
sus fondos por el gobierno liberal independiente , floreció
y dió muy buenos discípulos en Jerez , bajo la direccion
del Sr. Lic. D. Gerardo García Rojas, y despues de su restitucion á Zacatecas bajo la. del Sr. D. Teodosio Lares. A
sus cátedras antiguas de latinidad, filosofía , derecho civil y canónico , historia eclesiástica, etc. , se aumentaron
las de física experimental , derecho natural y de gentes y
público, humanidades y bellas letras, y se fundó la Academia práctica de Jurisprudencia. — Se enseñaba tambien
francés é inglés.
En Michoacan habia , además de los colegios Seminario
y la Compañía, el de San Nicolas, y el Illmo. D. Fr. Alonso,
de Veracruz, fundó una universidad en Tiripitio.
En Guadalajara, además de la Universidad y Seminario,
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fundó el obispo Alcalde un colegio para niñas y otro para
niños, en cuyas obras gastó más de 400.000 pesos.
En Puebla hubo , además del Seminario , los colegios
Carolino, Palafoxiano, y San Pablo.
En Guanajuato, ese feliz Guanajuato , que tantos encomios ha merecido del Sr. Siliceo , hubo un colegio anterior á la independencia, que es el mismo que realza S. E.,
y que segun dice à S. M. en la carta censurada por el folletista , fué reformado en 1828. La reforma supone prévia
existencia, y el Sr. Siliceo debió ser justo reconociendo que
ese colegio era fundacion puramente española. Me propongo hacer conocer más adelante al Juzgado el verdadero
lugar que mereció ocupar entre los colegios de la República mejicana el tan encomiado de Guanajuato.
z,Y cuáles fueron los frutos que esas universidades, colegios y escuelas monásticas dieron á las letras y á las
ciencias? El Excmo. Sr. Siliceo ha dicho que la palabra
Universidad es vacía de sentido, y que no ha visto las obras
buenas que produjera la de Méjico. ¡,Por ventura la Universidad, como cuerpo moral, podia escribir obras cientificas? La Universidad no era otra cosa que la congregacion
de doctores en todas las ciencias , ocupados en dar la
instruccion superior de cada una de ellas á la juventud; y
el folletista Sr. Boyzán ha hecho notar con fundamento la
cóntradiccion en que ha incurrido el Sr. Siliceo, calificando
á la palabra Universidad de vacía de sentido , y dando
seguidamente ese mismo nombre á la central, que propone
en su plan general de instruccion pública que se establezca
en Méjico; y mayor es la carencia de criterio en el Sr. Siligro, cuando desconoce lo que haya producido de útil para
las ciencias la Universidad, y agrega que no le son extrañas
las obras escritas por algunos de sus miembros. Estos son
los que forman el cuerpo moral; y si escribieron obras
científicas útiles, justifican individualmente el conjunto
que constituye la corporacion. Yo voy á molestar la aten-
41'
cion del Juzgado y del público , dando á conocer a algunos
de los sabios é ilustres mejicanos que salieron de esas
universidades, séminarios Ÿ colegios, de que el Sr. Siliceo
habla con tanto desprecio como sin razon. Séame disculpable este momento, de molestia que voy á dar en gracia
á que la mención que voy a hacer de algunos ilustrísimos
mejicanos, sirva para tributar á su memoria . el profundo
duelo que me causa que un mejicano, ministró de la Corona , haya echado con una plumada el negro manto del
desprecio , sobre las glorias que supieron conquistarse en
las ciencias, en la literatura y en las artes. Séame licito
evocar sus manes , para que al recuerdo que haga de sus
glorias, se levanten del polvo en que yacen, y vengan conmigo á confundir al literato moderno , que tan mal les ha
tratado, humillando á su patria ante el mundo científico,
por sólo el necio placer de negar á España la honra que le
pertenece por aquellas glorias.
Antes he mencionado los sabios aztecas que florecieron.
en el primer siglo de la conquista; y ahora haré mencion
de algunos de los que florecieron de esa raza y de la española en los siglos subsecuentes hasta la consumacion de la
independencia de la Nueva-España.
Fray Diego Duran, texcoqueño, publicó varias obras que
tradujeron al francés los críticos Querif y E chard; y segun
Pinelo, la Historia de los indios de la Nueva-.Esparza, y
Antiguallas de los indios. Hubo otro, Fr. Fernando Durán, que escribió varias exposiciones sobre los Evangelios,
Salmos y otras materias místicas.
Huitzimengari, michoacaneco, escribió las Memorias del
reino de Michoacan , con un mapa anejo pintado en un
•
lienzo de algodon en 1589. Niza, noble tlaxcalteca, escribió la Historia de la conquista de Méjico , que hizo firmar en 1548 por treinta
caciques en prueba de su exactitud.
42.
Ponce, indígena, escribió la Relacion de los indios, de sus
ídolos y de los ritos de su gentilismo.
El tlaxcalteca Zapata, escribió la Crónica de Tlaxcala.
Vela, indígena, fue poeta cómico, de quien se conservaron
doce comedias de costumbres, por las que mereció en aquel
tiempo que se le colocase en parangon de Lope de Vega y
de Calderon.
El inmortal Cervantes celebra en sus obras el claro ingenio del poeta mejicano indígena Terrazas.
Villalobos, mejicano, que sirvió con honor de capitan en
el ejército español en las guerras de los Países-Bajos,
escribió unos Comentarios de ellas desde 1594 hasta 1598.
Los doctores D. Pedro de la Barreda, D. Juan Molina de
Muñoz, D. Francisco Naranjo y D. Antonio Lopez Portillo,
no . merecen ciertamente que sea mi humilde voz la que
encomie su profunda- y prodigiosa sabiduría: dejo este
encargo al ilustre Claustro de doctores de la Universidad de
Méjico, de esa Universidad vacía de sentido, segun el señor
Siliceo. En el prólogo de la segunda edicion de las Constituciones de ella, publicadas en 1775, despues de referir que
en ella habian recibido el grado de doctores y maestros
hasta esa fecha 1.162 personas, menciona individualmente
algunas, y con relación a las que acabo de nombrar, dice
lo siguiente:
«En jurisprudencia, es una demostracion por mil , y aun.
por muchos miles, la que ejecutó en juicio contradictorio
de oposicion a la cátedra de Instituta , que obtuvo el señor
Dr. D. Pedro de la Barreda, colegial en el Insigne y Mayor
de Santa María y Todos los Santos de esta ciudad , despues
oidor de Goatemala y Guadalajara , el que prometió decir
de memoria cualquiera texto que se le preguntara de todo
el derecho canónico y de todo el civil : dar las razones de
decidir y de dudar del texto propuesto: y argüir de repente contra cualquiera conclusion que se le propusiera.
Y en presencia del circunstanciado y crecido concurso,
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que congregó tan prodigiosa promesa, se le abrieron tres
puntos, dijo á la letra los textos contenidds en ellos, y
explanó admirablemente las razones de decidir , que los
confirmaban, y las razones de dudar con que podian
impugnarse , cumpliendo plenamente lo prometido y demostrando con tan asombroso hecho lo que no se juzgaba
posible. Así lo juzgó el sólido juicio del célebre maestro
Feij óo , creyendo que no era posible que hubiese sugeto
igual al ínclito español D. Diego Sarmiento Valladares,
colegial en el Insigne de Santa Cruz de Valladolid, en
cuya floridísima Academia prometió decir el principio y la
sentencia de cualquiera texto del derecho canónico y del
español (de Castilla) y de la Instituta civil; y á cualquiera
especie que se le propusiera conforme á dichos derechos,
dar texto que la comprobara. Pero (absit envidia) juzguen
los que se hallaren sin preocupacion de espíritu nacional,
si viendo el Padre maestro Feijóo que á los trece años de
haber hecho el Sr. Valladares esta demostracion en Valladolid, había ejecutado aquella otra el Sr. Barreda en Méjico,
hubiera formado el juicio de que era posible otro igual
que no sólo dijese el principio y la sentencia de cualquiera
texto canónico ó civil, sino todo el texto á la letra, con las
razones favorables y adversas : y confesará tambien, que
podria dar texto comprobativo de cualquiera especie de
ambos derechos, quien sabía ambos de memoria, y de modo
que pudiese probar ó impugnar repentinamente cualquiera
especie que se le propusiese por conclusion.
En sagrada teología pudiera bastar para ejemplar heróico el Sr. D. Juan Molina de Muñoz, arcediano que fué
de la santa Iglesia de Mérida en Yucatan , el que para obtener el grado de bachiller en teología, pidió al señor virey
mandase se le hiciese el exámen corno para licenciado por
cuatro doctores, con ocho argumentos sobre las conclusiones que propondria , que fueron tantas cuantas comprende esta breve cláusula: Quidquid Scotus asserit verum
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est in scholastica theologia. Poco despues, en oposic ion á
la cátedra de vísperas de teología, renunció el termino
acostumbrado , leyendo repentinamente del punto que le
ofreció la suerte, por espacio de más de hora, y desempeñando ambas funciones, no sólo con satisfaccion , sino con
asombro de los concursos. Pero ocurre otro ejemplar que
es un agregado de maravillas. Tal fué el ilustrísimo señor
D. Fr. Francisco Naranjo , de la sacratísiina religion de
predicadores, obispo electo de Puerto-Rico y honor inmortal de su patria Méjico. Este incomparable varon, habiendo
servido al rey por la milicia espontáneamente y sin sueldo
ni racion en el castillo de San Juan de Ulúa y puerto de
Veracruz, se pasó, con edificacion de sus coetáneos y conmilitones, y complacencia de su padre el alférez D. Francisco Naranjo, á los sagrados cláustros,donde en poco tiempo
hizo en virtud y letras tan ventajosos progresos , que se
constituyó oráculo de su provincia y asombro de la república literaria. Hizo por obediencia tantas y tan portentosas demostraciones de su sabiduría , que fueron muchos
los que no la creyeron adquirida, sino infusa; sólo haremos
memoria de dos que ejecutó en la aula mayor de nuestra
Academia , no con el fin de optar las cátedras, sino de
manifestar, por superior mandato, el tesoro que ocultaba
su humildad. La primera fué en oposicion á la cátedra
de prima de teología, en que puesto ya en la cátedra, con
prévia convocatoria á innumerable concurso , pidió se le
asignasen puntos en toda la Suma teológica de Santo
Tomás; y habiéndosele determinado entre los que ofreció
la suerte el articulo 5.° de la cuestion 71 de la Prima Secunda, dijo á la letra de memoria el articulo (que no es
corto), y lo comentó y explicó de verbo ad verbum, y
despues excitó sobre él ocho cuestiones , sobre que habló
con admirable erudicion y magisterio por espacio ;de dos
horas; y hubiera hablado mucho más, á no haberle hecho
señal ,la universal aclamacion del concurso , que atónito le
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cortó el hilo con esta sublime expresion : Nungicam sic Zo-L
cutus est homo, excediendo así el alto concepto que formó
de Pico Mirandulano Escaligero, llamándole moristrum sine
vitio , por haber propuesto defender novecientas conclusiones ; pues cualquiera que se haya versado en la Suma
del Doctor angélico , habrá hallado en ella 2.653 artículos
(sin el suplemento), que son con corta diferencia, tres veces
novecientas conclusiones, que demuestran ser el Illmo. Naranjo un . mónstruo de tres cabezas , ó de una cabeza que
vale por tres, como la de aquel gran príncipe de Mirandula,
excediendo en no sólo defender las proposiciones, sino decir de memoria todos los artículos y hablar sobre cualquiera
de ellos, al ménos por espacio de hora y media, que se
prescribe á los opositores á cátedra de prima.
Mas en esa asombrosa demostracion , que no parece posible igualar, halló su mismo autor modo fácil de exceder;
y fué con ocasion de nuevo concurso de opositores á la cátedra de vísperas de teología, á la que el reverendísimo
padre Provincial le mandó por obediencia se opusiese. Para
cumplir como los demás con el acto de opositor , tomó
puntos y leyó sobre el que le salió, dividiéndolo y comentándolo con catorce consideraciones, deduciendo de él once
conclusiones, que supuestos once notables con sus ilaciones, prometió confirmar con veintidos pruebas , proponer
contra ellas cincuenta argumentos y satisfacerlos con cien
soluciones. De todo lo cual dijo cuanto cupo en la hora.
Pero porque el precepto del padre Provincial no habia sido
sólo de que se opusiese, sino tambien de que ostentase en
público la sabiduría que Dios le habia comunicado , preguntó á los Padres maestros y lectores de su sagrada religion, qué ostentacion literaria podria hacer que pareciese
grande; y conviniendo todos en que ejecutase en la aula
mayor de la Universidad lo que frecuentemente hacia en su
celda, dictando, a imitacion de Santo Tomás, a tres ó cuatro
amanuenses á un mismo tiempo materias diversas, aceptó
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la resolucion, y en el dia destinado y publicado, habiendo
ocurrido a la Universidad mayor concurso que el que podia
abarcar su espacioso buque, antes de subir a la cátedra
puso sobre un bufete 154 tarjetas en que estaban apuntadas
las principales y más difíciles materias que trata el Maestro
de las sentencias en sus cuatro libros , pidiendo se le asignasen por eleccion ó por suerte cuatro de ellas, para exponerlas por voz ó por escrito.
Se le asignaron por suerte, leyéndose en voz alta, yresolviéndole que las expusiese de ambos modos. Puesto en
la cátedra, imploró de rodillas el divino auxilio; y saludando despues al congreso con una oracion latina , cuyo
exordio fueron las palabras que del angélico Doctor dice la
Iglesia : De rebus diversis Angelus inter homines, quandoque tribus, interdum etiam quatuor amanuensibus scribenda dictabat, prosiguió exponiendo los cuatro puntos,
que siendo de materias sumamente diversas, unas de la
teología escolástica y otras de la moral, las ordenó y combinó con tal artificio, que hablaba de la primera, y sin
violencia auna en las transiciones pasaba á la segunda y
a las otras , volviendo despues a continuar en la primera,
y siguiendo en las demás, de modo que en cada una hablaba como si fuese sola, y tanto en una como en otras,
hasta que cumplida una hora, se le dijo que dictase sobre
las mismas materias a cuatro amanuenses , que estaban
prevenidos frente de la cátedra. Lo que ejecutó en esta
forma dictaba al primero una proposicion, se la repetia
segunda vez, y pasaba al segundo dictando otra proposicion sobre otra materia, y del mismo modo al tercero y al
cuarto; en diversas materias, y volvia al primero, dictándole otra proposicion concerniente a su materia, y continuando así con los otros, sin que ninguno le diese pié y le
repitiese la proposicion que antes habia escrito : admirando
todos la prodigiosa comprension con que tenia presentes
las ,proposiciones que había dictado á cada uno upara con
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tinuar dictando congruentemente en cada materia, sin necesitar de que le repitiesen una proposition, ni confundir los
asuntos; de meedo, que habiendo dictado por espacio de una
hora , se leyeron despues los escritos y se hallaron cuatro
lecciones del todo diversas, y tan perfectas como si separadamente y con especial estudio se hubieran formado. No faltó
persona distinguida que calificase el hecho por milagroso,
y que Santo Tomás le decia lo que dictaba. Lo cierto eš,
que este grande varon era de vida muy ejemplar, religioso
muy observante, nunca salia de la celda, sino á la obediencia: sus ocupaciones continuas eran las distribuciones de
su santa regla, la oracion y el estudio ; y así, no sólo sabía
de memoria la Suma del Doctor angélico, sino que estaba
tan versado en todas sus obras, que á cualquiera especie
que le propusiesen, respondia con palabras del santo Doctor, citando fielmente el tomo y lugar donde la trataba.
Por la informacion auténtica de 18 testigds, .del mayor carácter, sobre los enunciados hechos , y la certificacion del
servicio al rey á su costa en la fuerza de San Juan de lJlúa,
se sirvió S. M. de promoverlo à la mitra de Puerto-Rico,
aunque tan tarde , que sólo sirvió que un hombre tan
grande se sepultase con el honor de obispo electo ; y por
eso , cuando tuvo la noticia de su promocion , aludiendo à
un sonecillo entánces usado con el mismo nombre de su
obispado, dijo con equívoco donaire: Me tocan el Puertorico cuando ya no puedo bailarlo. Pero la fama de su relevante mérito por armas y letras , adornado de excelentes
virtudes, demandará siempre con inmortal lustre de nuestra Academia, el aplauso y asombro de la más dilatada posteridad.
Mas no se agotó la prodigiosa fecundidad de esta gran
madre con haber dado á luz esta monstruosa maravilla;
reservó para el medio de este siglo otra no ménos admirable, por haber sido su demostracion, no sólo en alguna de
las facultades enunciadas, sino à un mismo tiempo en to-
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das. El Sr. Dr. y Mtro. D. Antonio Lopez Portillo, canónigo
antes de esta santa iglesia, y hoy de la de Valencia en la
Europa, habiéndose graduado bachiller en filosofía y teologia, y sustentado un acto de todo el dia en su patria
Guadalajara de la Nueva-Galicia, pasó á esta ciudad, donde
se dedicó á la jurisprudencia, y en el año de 1/50, á los 19
de su edad, prometió y cumplió abundantemente en la aula
de la Universidad (como se dijo arriba) , decir de memoria
y explicar cualquiera párrafo que se le preguntase de la
Instituto civil, y defender todos los asertos que expende
en sus dos tomos el Dr. Pichardo. Mas esto sólo fué un brillante crepúsculo de la asombrosa luz que habia de manifestar despues en tres dias enteros. Fué así, que en el año
de 54 propuso en libelo impreso, para hacer más universal
su noticia, defender en el 28 de Mayo por mañana y tarde
los cuatro tomos de filosofía del P. Losada , los tres de
teología del P. Marin y la famosa Disertacion eucarística
del Illmo. P. Rábago, prometiendo defender no sólo las
conclusiones principales de estos autores , sino todo su
sistema, doctrinas, pruebas y soluciones, y concordar oportunamente todas las doctrinas que pareciesen opuestas
en el P. Marin. Para el dia 6 de Junio ofreció defender por
la mañana todas las Decre ta les de Gregorio IX conforme
a las notas y comentarios del Dr. Gonzalez , prometiendo
defender todas y cada una de las doctrinas que se hallan
en-los cinco tomos de este autor, de modo que conciliarla
las que pareciesen discordes; y en las que claramente se
hallasen tan contrarias que no pudiesen conciliarse , defend.eria, pr.oblematicamente ambas sentencias. Por la tarde
prometió decir de memoria y explicar cualquier párrafo de
la Instituta, y defender todas las obras de Arnoldo Vinio,
designando todas las doctrinas discordes', y ofreciendo, ó
conciliarlas ó defender lo que el arguyente le asignase.
Para, el-día 11 del mismo Junio prometió defender todas las
conclusiones y doctrinas de los diez tomos académicos de
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Antonio Fabro , cuatro en la mañana y seis en la tarde,
ofreciendo lo mismo que acerca del Dr. Gonzalez, ó conciliar las doctrinas opuestas , ó defenderlas problemáticame llite. Y añadiendo, que á más de los particulares sugetos
que convidase por réplicas , admitiria gustosamente por
antagonistas á cualquiera sin excepcion, que quisiese preguntarle ó argüirle sobre todo lo propuesto, ó reconvenirle
sobre cualquiera proposicion de las que profiriese en los
tres dias del certámen académico.
El modo admirable con que desempeñó todo lo prometido, no es fácil explicar. Tuvo por réplicas sugetos de la
mayor distincion en dignidad y letras, del muy ilustre y venerable Cabildo, del muy ilustre Cláustro , y de todas las
sagradas religiones. Unos le argilian en forma escolástica,
otros le proponian en estilo oratorio, y otros lo tentaban con
preguntas sueltas y exquisitas; y á todos satisfacia en la
misma forma ó estilo en que le proponian, admirando todos
la prodigiosa actualidad y presencia de tantas y tan disímbolas especies,como contienen las cuatro facultades, y las
innumerables conclusiones y doctrinas de los seis autores
que defendía; hablando en cada una como si sola ella fuese
el sugeto de la controversia, y en la precisa multitud y diversidad de puntos que le tocaron en el espacio de más de
diez y ocho horas, por haber durado más de tres horas cada
uno de los seis ejercicios de mañana y tarde de los tres
dias; mas en todos fué lo más digno de consideracion y de
los mayores elogios, su prontitud sin precipitacion, su
compostura sin artificio, su copia sin confusion, su desembarazo con modestia , su elocuencia con propiedad , y su
estilo con suavidad y esplendor. Verdaderamente no ocurre
término de comparacion sino el mismo , que fomentando
un extraordinario talento con una aplicacion tan severa,
que dejaba la comida para la noche, por ocupar todo el dia
en la tarea literaria, halló modo para elevarse y excederse
á sí mismo: levavit se supra se. En vista de tan extraordi4
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naria demostracion , el muy ilustre Cláustro pleno , de la
Real Universidad , por premio de tan gloriosas tareas , y
para incentivo á otros jóvenes á que emprendan su imitacion , determinó que se le remitiesen las propinas acostumbradas y de estatuto, para que recibiese, cumplidas las
respectivas pasantías, los grados de doctor y maestro en
las cuatro facultades, informando de todo al rey nuestro
señor , cuya justificada piedad se dignó de aprobar la determinacion, y promover á este insigne vasallo á una prebenda de esta santa iglesia metropolitana, de que muy en
breve lo ascendió a canongía de la misma iglesia, .y despues á la de Valencia, donde se sabe emplea sus distinguidos talentos en la sabiduría de los santos.»
Muñoz Camargo, indígena de Tlaxcala, fué el fundador
del célebre colegio mayor de Santos, de que ántes he hablado : sirvió de intérprete á los españoles , y escribió la
Historia de la ciudad y Rep Mica de Tlaxcala, y cinco tratados sobre teología dogmática.
Alarcon, nacido en Tasco , poeta insigne, en el arte cómico fué muy encomiado de Quevedo, en cuyo juicio fué
este mejicano uno de los ingenios que dieron leyes á la
comedia española, y de los primeros maestros en el arte
dramático. Fué nombrado por su mérito en 1618 relator del
Consejo de Indias; y lució en España á la par que sus mejores poetas.
D. Juan Arriola, 'guanajuatense, sobresalió en la poesía:
entre infinitas composiciones suyas, se conservan todavía
con mérito los catorce sonetos con que glosó el famoso
atribuido á San Francisco Javier, que comienza: No me
mueve mi Dios para quererte; y las comedias: No hay mayor mal que los celos, y la Cátedra de Cristo. Hubo tambien
otros Arriola, D. José y D. Juan, naturales de Guadalajara,
que florecieron en las ciencias eclesiásticas. Hubo cuatro
Avilés, D. Estéban, D. Jacinto , D. José y D. Juan, de los
cuales el primero escribió la Historia de Guatemala, desde
51
los tiempos de los indios hasta la fundacion de la provincia
de franciscanos; el segundo la Crdnica de la provincia de
agustinos de Michoacan; el tercero fué poeta ameno y chistoso, y entre sus muchas poesías que se conservan es de
mérito indisputable su Canta pastoril , cuaderno de 100
fojas, impreso en Méjico en 1682; y el último fué catedrático de medicina en la Universidad, y escribió dos tratados,
De humoribus y De partibus et facultatibus.
D. Fernando Becerra, tasqueño, médico-cirujano salido
de la Universidad, escribió un tratado de la Manifiesta
cualidad del mercurio. Hubo tambien un D. José Javier Becerra en el siglo xvir, que desempeñó los más altos puestos en la Universidad y en el Tribunal de la Inquisicion, y
en los cabildos de Guadalupe y de la Metropolitana ; fué
propuesto varias veces por la Cámara de Indias para mitras
en América, y escribió varias obras místicas ; y como consultor del Concilio mejicano , escribió seis disertaciones
muy eruditas sobre puntos legislativos concernientes à la
Iglesia y al Estado , siendo muy notable la relativa al depósito irregular usado en la América.
D. Luis Becerra, tasqueño, fué catedrático de matemáticas en la Universidad de la capital; y sin haber salido jamás
de la Nueva-España sabía perfectamente las lenguas griega,
hebrea, latina, italiana, francesa, portuguesa, mejicana y
otomite. Fué poeta, orador, filósofo , teólogo , físico y quimico muy aventajado ; cuyo saber hizo constar D. José
Lopez Avilés en un acróstico latino que . publicó el año
de 1675.
Farfan escribió un Tratado de medicina y de Modas las
enfermedades en 1604.
Avendaño escribió tres tratados de Cosmología, de Cd-
pite y Venis.
Fr. Agustin Betancurt, nacido en esta capital, dejó escritas multitud de obras que corren impresas , siendo notable su Teatro mejicano.
52
D. Andrés Cabo, natural de Guadalajara, sabio jesuita,
escribió la Historia civil ypol'tica de Méjico, que publicó
despues D. Cárlos María Bustamante con el título: Los tres
siglos de Méjico.
Paréceme oportuno colocar al lado del P. Cabo , á su
ilustre hermano en religion D. Francisco Javier Clavijero,
honra de Veracruz su patria, y que escribió con tanta propiedad como exactitud, la Historia antigua de Méjico, con
que ha inmortalizado su nombre, y que ha merecido ser
traducida del italiano, en que la escribió, al castellano, inglés, francés y aleman. Dió gloria á la Italia y á Bolonia, en
que murió ; pero Méjico tiene la gloria de haberle contado
entre sus hijos, y el colegio de San. Ildefonso la de numerarle entre sus discípulos. El P. Juan Luis Maneiro , veracruzano, y jesuita tambien , que ántes he tenido ocasion
de citar, escribió y publicó la biografía de Clavijero, y hace
mencion de todos los trabajos científicos y obras publicadas
por su sabio paisano.
D. Gabriel Bonilla, profesor de matemáticas y de astronomía, publicó varios pronósticos y almanaques, y una disertacion cometográfica con motivo del que apareció en
Méjico en Diciembre de 1652 , impresa por Bernardo Calderon en 1653. Hubo otros , Bonilla , Godines , D. Antonio y D. Juan, poblanos , de quienes se conocen algunos
sermones de mérito , impresos en Puebla en los años
de 1672, 74 y 96.
. Fr. Andrés Borda , franciscano , escribió varias obras
teológicas , siendo notables sus objeciones al argumento
de los fariseos, impresas en Méjico por Lupercio en 1683, y
la Solucion de la Universidad de Méjico á las catorce cues-
tiones.propuestas por los Betlemitas; obra en fólio, impresa
por Rivera en 1708.
Fr. Francisco Burgoa , oajaqueño, escribió, entre otras
obras, la Palestra histórica, publicada en fólio en 1670: la
Geografía de la América septentrional, dos tomos en fólio,
53
impreso en 1674 ; y su viaje de Oajaca á Roma y de Roma
á Oajaca, manuscrito muy 'curiosa.
D. Pedro Alarcon, natural de esta capital, fué catedrático
de matemáticas en la Universidad , y escribia anualmente
los almanaques, y levantó un plano ignográfico de Méjico,
las tablas astronómicas de los movimientos de los planetas , las efemérides de los lugares y movimientos diurnos
de los planetas desde 1713 hasta 1723, cuyos escritos envió
á París para su publicacion , y la Sorbona conociendo su
mérito costeó la impresion y le honró con el titulo de miembro de su Cláustro. Mucho debió ser el mérito de esas obras,
cuando la orgullosa Sorbona honró á este mejicano cón tal
titulo. Fué Cambien poeta y geógrafo, y fué premiado con
una caja de plata por un romance que se imprimió en 1724
en certámen poético, con motivo de la coronacion de Luis I
de España.
D. José Ignacio Bartolache, nacido en las minas de Guanajuato , fué educado en San Ildefonso y en el Seminario
Tridentino, y estando de maestro de escuelas en el pueblo
de Temazatepec , le sacó de allí Velazquez de Leon y le
hizo estudiar medicina y ciencias exactas, en que aprovechó tanto, que fué catedrático de matemáticas y sobresalió
en medicina, física, química, botánica y astronomía, y dejó
escritas varias obras sobre estas ciencias , siendo notables
sus Lecciones matemáticas, impresas en Méjico en 1769.
Ya que he mencionado á Velazquez de Leon, le dedicaré
un lugar al lado de su discípulo Bartolache; pero seria
débil todo elogio que yo hiciera de este sabio é ilustre mejicano. Dejo , pues, esta noble tares al sabio baron de
Humboldt, cuyo autorizado juicio no puede ser contestado.
Dice así: «El geómetra más señalado que ha tenido la
Nueva-España, despues de la época de Sigüenza , ha sido
D. Joaquin Velazquez Cárdenas y Leon. Todas las tareas
astronómicas y geodésicas de este sabio infatigable, llevan
el sello de la mayor exactitud. Nacido el 21 de Julio de 1732
54
en lo interior del-país, en la hacienda de Santiago Acebodocla, cerca del pueblo indio de Tizicapan, puede decirse que
no tuvo otro maestro mas que á sí mismo. Siendo de edad
de cuatro años, pegó las viruelas á su padre, el cual murió
de ellas. Un tio, cura de Jaltocan, se encargó de su educacion y le hizo instruir por un indio llamado Manuel Ascensio , hombre de mucho talento natural, y muy versado en
la historia y mitología mejicana. Velazquez aprendió en
Jaltocan varias lenguas indias y el uso de la escritura
geroglifica de los aztecas. Es de sentir que no haya publicado nada sobre este interesante ramo de antigüedades.
Puesto en el colegio Tridentino de Méjico, casi no halló en
él profesores, ni libros, ni instrumentos. Con los pequeños
auxilios que se pudo proporcionar por allí, se fortificó en
las matemáticas y en las lenguas antiguas. Por una feliz
casualidad cayeron en sus manos las obras de Newton y
Bacon; aquellos le inspiraron el gusto de la astronomía, y
éstos le dieron el conocimiento de los verdaderos métodos
filosóficos. Siendo, como era, pobre , y no encontrando, ni
áun en Méjico, instrumentos ningunos, se dedicó con su
amigo Guadalajara, hoy maestro de matemáticas en la
Academia de pintura, á hacer anteojos y cuadrantes. Al
mismo tiempo hacía de abogado, ocupacion que en Méjico,
como en todas partes, es mas lucrativa que la de observar
los astros; y empleó las utilidades que le daba su trabajo en
comprar instrumentos en Inglaterra. Nombrado catedrático
en la Universidad, acompañó al visitador D. Josef de Calvez en su visita de la Sonora ; y habiendo sido enviado en
comision a la California, se aprovechó del hermoso cielo de
aquella península, para hacer un sinnúmero de observaciones astronómicas. Fué el primero que observó allí el
enorme error de longitud , con que todos los mapas anteriores habian marcado aquella parte del nuevo continente
muchos más grados al O. de los que realmente esta. Cuando
el abate Chappe, más célebre por su valor y declarado
55
amor á las ciencias que por la exactitud de sus operaciones,
llegó á Californias, ya encontró allí al astrónomo mejicano,
el cual se habia hecho construir, de tablas de mimosa, , un
observatorio en Santa Ana. Ya habia determinado la posicion de este pueblo indio; y asi anunció al abate Chappe
que el eclipse de la luna de 18 de Junio de 1769 seria
visible en California. El geómetra francés dudó de esta
asercion hasta que se verificó el eclipse. Por si solo Velazquez hizo una muy buena observacion del paso de Vénus
sobre el disco del sol el dia 3 de Junio de 1769; y al dia
siguiente comunicó el resultado al abate y á dos astrónomos españoles, D. Vicente Doz y D. Salvador de Medina. El
viajero francés quedó sorprendido de la armonía que habia
entre la observacion de Velazquez y la suya. Sin duda
extrañó encontrar en California un mejicano, que sin pertenecer á ninguna academia, ni haber salido jamás de
Nueva-España, hacia tanto como los académicos. En 1773
hizo Velazquez el gran trabajo geodésico , del cual hemos
dado algunos resultados en nuestra análisis del atlas mejicano, y aún volveremos á hablar cuando tratemos de la
galería de desagüe de los lagos del valle de Méjico. El
servicio que este hombre infatigable hizo á su patria, fué el
establecimiento del Tribunal y Escuela de minas, cuyos proyectos presentó á la Corte. Acabó su laboriosa carrera el dia6
de Marzo de 1786, siendo el primer director general del
Tribunal de minería, con los honores de alcalde de corte.»
El baron de Humboldt ha hecho mencion de los ilustres
mejicanos Sigüenza y Góngora, Gama y Alzate; y aunque
invierta el órden cronológico, en que no he podido ser muy
rigorista por la premura con que me he visto forzado á
tomar estos apuntes, hablaré en este lugar de estos sabios.—Sigüenza y Góngora fué literato , historiador, anticuario, astrónomo, matemático, critico y poeta: escribió
más de cincuenta obras sobre esas diversas y complicadas
materias, y su fama llegó hasta Luis XIV, protector de las
56
ciencias y artes, quien le escribió invitándole para que
pasase á Paris á iluminar esta nacion , donde florecian
tantos hombres eminentes, brindándole con honores y pensiones, que el modesto filósofo mejicano no aceptó , prefiriendo el título de cosmógrafo regio, que se apresuró á
enviarle Cárlos II , rey de España. Llenas están de elogios
de este sabio mejicano las obras de Gemeli, Carreri, Boturini, Mañeri, Pinel y Castorena.
D. José Antonio Alzate, natural de Ozumba, fué tambien
literato , astrónomo , matemático , químico y geofónico,
sobre cuyas materias y sobre agricultura escribió utilísimas
obras de que hace mencion por menor el Dr. Beristain en
su Biblioteca hispano-americana de literatos. Este sabio
hizo las primeras observaciones sobre el paso del planeta
Vénus por el disco del sol, que fueron publicadas en Paris
por aquella Academia de ciencias en 1710; y tanto por esas
observaciones como por otras obras del mismo sabio , le
colmó la Academia de elogios y le nombró su socio corresponsal.
Gama , nacido en esta capital, fué uno de los más hábiles astrónomos mejicanos , y de quien hizo notables
elogios el astrónomo francés Lalande. Fué el primero que
fijó la latitud astronómica de Méjico, con bastante aproximacion.
Guadalajara levantó la carta de Chapala y del lago de
Texcoco, que sirvieron á Gemeli.
Guevara escribió un Tratado sobre los perjuicios de las
bancaro tas.
Leon escribió Diarios de
Alonso de Leon y la Relacion
del nuevo reino de Leon.
Leon, D. Manuel, mejicano, construyó varias máquinas
curiosas y útiles, para fundiciones , molinos, desagües clé
minas y conduccion de aguas en 1696, y fué el primero
que en Méjico ensayó el oro sin el auxilio del fuego.
Line Escalada, agricultor , escribió sobre las cualidades
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del trigo llamado alvino, y demostró que era útil en circunstancias en que el gobierno español trataba de prohibir
su siembra.
Loaiza escribió varias obras sobre Tlaxcala , sobre la
inundacion que sufrió Méjico en 1629, y sobre la revolucion de Tehuantepec.
Juan Matías, indígena de Zoapeche en Oajaca, á la edad
de veinte años tocaba con perfeccion todos los instrumentos
conocidos, y escribió varias obras sobre música.
Parra escribió varias obras, y entre ellas la intitulada:
Luz de verdades católicas y explication de la doctrina cristiana, cuya erudicion excité al monje aleman Lenga y al
italiano Alda á pretender apropiársela.
Reaton escribió un Arte de aritmética y Método de arreglar un ejército, publicada en 1649.
Rodriguez, catedrático de matemáticas en la Universidad,
escribió seis obras sobre los diversos ramos de esa ciencia.
Sandoval escribió nueve obras de literatura muy apreciables.
Saavedra escribió el Poema Peregrino indiano, en veinte
cantos , que mereció grandes elogios de Valbuena , príncipe de los poetas americanos, y de Espinel y Lope de la
Vega.
Juarez , cacique mejicano , nacido en Puebla , escribió
una obra intitulada: Memorial de cosas memorables, que
cita Sigüenza con estimacion.
Zárate escribió una obra intitulada: Epigramas, tan chistosa y de una sátira tan fina y delicada , que segun Boturini se le puede reputar como el Marcial mejicano.
Alegre, veracruzano, escribió las Instituciones teológicas
en diez y ocho tomos , catorce libros de Elementos de geome tria, y buatro de Secciones crónicas, cuyas obras y otras
varias fueron publicadas en Italia y aplaudidas en Europa.
Amable y Avila, médicos afamados, escribieron algunos
tratados de medicina.
^.;
58
Bermudez, médico famoso, escribió varias obras dé medicina que aún se leen con estimacion.
Calva , platero de profesion , inventó un reloj geométrico , que puesto en el castillo de un carro medía á punto
fijo las distancias , cuyo instrumento se ensayó públicamente en Méjico con buen éxito el 24 de Julio de 1738.
Sifuentes , D. Luis , colegial de Santos en 1597 , escribió
muy buenas obras, comentando las de Justiniano y las
decretales, y sobre testamentos y competencia en el foro.
D. Manuel Ignacio Cisneros, discípulo del colegio de San
Ildefonso, fué cuatro veces rector de la Universidad , abogado de la Audiencia pretorial, y fué el fundador del ilustre Colegio de abogados. Su retrato se encuentra en la bib lioteca de la Universidad y en la aula mayor.
Colichi escribió una Disertacion apologética de las ciencias y las virtudes, que impugnó el filósofo Juan Jacobo
Rousseau, y fué premiada por la academia de. Dijon.
Eguiara, autor de la Biblioteca mejicana, fué el primero
que dió á conocer al mundo el estado de progreso de la
literatura mejicana.
Gamarra, zamorano, escribió varias obras sobre poesía,
filosofía, antigüedades é historia, que le hacen calificar de
insigne literato.
Gamboa , jalisciense , abogado insigne llegó á ser regente de la Audiencia pretorial de Méjico, dejó escritas
seis obras sobre diversos ramos , que prueban la universalidad de sus conocimientos.
Lopez , indígena oajaqueño , escribió los Triunfos aclamados contra bandoleros, que hoy deberían leerse con suma
atencion por su paisano D. Benito Juarez: fué impreso en
Puebla en 1783.
Montaña escribió sobre las afinidades botánicas , sobre
las epidemias y sobre los baños del Peñon. Fué un médico
insigne.
Moziño, nacido en Temascaltepec, botánico, literato dis-
59
tinguido , fué destinado por el gobierno de Madrid á una
expedicion botánica á California: escribió varias obras, y
su Flora mejicana honrará siempre su memoria:
Salvatierre , Sopeña , Soria, Torcica, Torres , Moreno,
Vega y Velasco Arellano , escribieron sobre distintas materias científicas y literarias, cuyo catálogo trae D. Tadeo
Ortiz.
Zumaga, mejicano, poeta y músico, se dedicó á traducir
óperas italianas, cuya música arreglaba, y se representaron
en el palacio de los vireyes el Rodrigo y la Partenope.
En el siglo xix, y ántes de la independencia de Méjico,
brillaron sabios en diversas materias; y de ellos muchos
sobrevivieron despues de la independencia, y han sido conocidos y apreciados de la actual generacion. Mencionaré
ligeramente algunos en gracia á su sobresaliente mérito,
y para no seguir abusando de la tolerancia del Juzgado y
de la paciencia del público.
D. Francisco Azcárate, literato que floreció á principios
de este siglo, y conocido de muchos que aún viven , nos
dejó, entre otras cosas, el Ensayo panegírico é histórico del
mérito de los sujetos distinguidos en Méjico, y sus Apunta-
mientos para la historia de la literatura de Méjico.
Barrazabal, Barquera, poetas amenos y flúidos, escribieron varias obras dramáticas.
Bustamante, D. Cárlos María, fué escritor laborioso, literato erudito y magistrado recto; escribió el Cuadro histórico de la revolucion de la República Mejicana , que si
bien se resiente del espíritu liberal que animaba á su autor,
y de un odio constante á España, contiene curiosos hechos
que pueden utilizarse para formar la verdadera historia de
la desastrosa época de la insurreccion.
Beristain de Souza escribió la Biblioteca hispano-americana, que se publicó en 1816, y de cuya obra me he servido para tomar una gran parte de las noticias relativas à
los ilustres sabios mejicanos de que he hablado.
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Cabrillo escribió , entre otras cosas, la Historia general
de Méjico, en once tomos ,.que desgraciadamente ha quedado inédita.
D. Manuel Lardizabal y su hermano D. Miguel , fueron
abogados de gran saber. El -primero escribió el Discurso
sobre 'las penas contraidas a las leyes criminales de España,
que fué y es celebrado como obra maestra por su profunda
filosoffa, por su erudicion y por los sentimientos humanitarios que manifiesta. El segundo fué hombre de Estado y
ministro del rey de España, y escribió entre otras cosas,
un Juicio imparcial sobre las Córtes constituyentes españolas, que basta para dejar bien fundada su reputacion.
Lizardi escribió la vida de Periquito Sarmiento, obra
critica de costumbres mejicanas, muy semejante al Guzman de A lfarache y con algunos rasgos del Don Quijote.
El Dr. Mier, célebre patriota hijo de Monterey, escribió,
entre otras cosas, sus Instrucciones á los patriotas mejicanos, que excitaron en éstos el patriotismo y el amor á la
independencia, y su Contestacion d la Encíclica de Leoñ XII,
cuyo opúsculo le mereció elevado concepto en América y
en Europa.
Navarrete, insigne poeta zamorano, malogrado á la edad
de 32 años, cuyas pocas obras son comparables , si no superiores, á las de los poetas españoles Cienfuegos y Melendez.
Oteiza, célebre matemático , fué colaborador del baron
de Humboldt en los trabajos geodésicos , para arreglar la
área de Méjico.
Ochoa tradujo al castellano las Heroidas de Virgilio.
óbra' maestra que han clasificado los literatos de Europa
como superior al original.
Pichardo, geógrafo y matemático , escribió la demarcacion de los limites de Tejas con la Luisiana, y otros opúsculos sobre geografía y antigüedades de Méjico.
Quintana Roo , literato, poeta profundo y eminente, es-
61
cribió, entre otras poesías, la bellísima Oda de la Inde-
pendencia.
Sandoval, erudito mejicano, escribió el Arte de la lengua
mejicana.
Tagle, poeta sublime , escribió multitud de odas y otras.
poesías de exquisito gusto, y tradujo del italiano el Esto y
la Palinodia de Metastasio.
Terán, general profundo en ciencias exactas y en las que
hacen relacion con la carrera militar. Hizo observaciones
astronómicas, y fijó las latitudes de muchos puntos de
Tejas y Nuevo-Leon, y escribió excelentes informes .y efemérides de aquellas regiones.
D. Eduardo Gorostiza, poeta dramático, cuyas obras conocen todos los amantes del teatro español.
Peña y Peña, D. Manuel,,j urisconsulto esclarecido, cuyas
obras, desgraciadamente incompletas, le colocan á la altura de los primeros de su época en España.
D Lúcas Alaman, estadista é historiador, lo hemos conocido, y no hay mejicano ni extranjero que nd lea sus Disertaciones y su Historia de la insurreccion é independencia
de Méjico, con el más vivo interés.
Si desgraciado ha estado el Sr. Siliceo en haber calumniado al gobierno español, diciendo que comprendia en su
política mantener en la ignorancia á las clases populares y
en el embrutecimiento á la numerosa poblacion indígena,
cuya falsa apreciacion creo haber combatido con las citas
de la multitud de establecimientos de educacion primaria
y secundaria y profesional, y con una parte, aunque muy
pequeña, de los sabios indígenas é hispano-mejicanos salidos de esos planteles de instruccion pública; ha sido todavía más desgraciado S. E. al afirmar, bajo la sola fe-de su
palabra, que en la Nueva-España no habia escuelas para la
instruccion de las mujeres, y que únicamente se les permitia aprender conocimientos de lectura; y que para ello
era preciso que perteneciesen á familias decentes y acomo-
62
dadas. Preciso es no haber hojeado siquiera los libros de
Historia de la Nueva-España despues de la conquista,
para haber vertido semejante aseveracion.
TorquenAda y Gomara refieren que en el año de 1525,
cuatro despues de la conquista, estableció Hernan Córtes
en Texcoco un colegio para niñas nobles, en que puso a
educar, a sus expensas, cuatro hijas del infortunado emperadorMoctezuma; y en 1527 se estableció en Huejotzingo
otro colegio tambien para niñas, dirigidos ambos por beatas franciscanas y agustinas. Y entre las mercedes que el
conquistador pidió a Carlos V en su primer viaje a la corte
en 1530, fué una que se fundasen en Méjico un convento
de monjas franciscanas y un colegio para niñas de caciques; cuya gracia le fué concedida; y su ejecucion fué cometida y realizada por la marquesa del Valle, esposa del
conquistador, quien trajo consigo a las fundadoras del convento y colegio. El célebre Fr. Pedro Gante, lego franciscano, de eterna y grata memoria para Méjico, fundador
del hospital de San Juan de Letran y colegio anejo de su
nombre, fundó en 1531 el colegio de niñas nobles, mestizas y caciques en el local que despues fué convertido en
convento de la Concepcion. Hé aquí cómo, desde los primeros años de la conquista, viene la historia desmintiendo
el aserto del Sr. Siliceo de que el gobierno de la Metrópoli
comprendia en su política mantener en la ignorancia y en
el embrutecimiento à:, naturales é indígenas, y que no permitia que las mujeres aprendiesen mas que conocimientos
de lectura.
El gobierno de la madre patria no sólo mandó fundar colegios para hombres y mujeres, sino que aúxilió y:protegió
los qde generosos y filantro. pos españoles, amantes de las
letras y de la humanidad, concibieron y fundaron en los
primeros años de la conquista: en 1538 formóse una cofradia llamada de la Caridad,. con el objeto de repartir limosnas ,á los necesitados, y ella concibió el benéfico proyecto
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de fundar un colegio para niñas, lo que verificaron 'sus
miembros en el año de 1548, invirtiendo considerables cantidades de su propio peculio, en la edificacion y dotacion de
ese colegio de niñas que en su origen se denominó de la
Caridad, que todavía se conserva, aunque deshabitado, por
gracia y deshonra del partido liberal mejicano, que se llama progresista, y que en prueba de su ilustracion lanzó á
la calle al considerable número de huérfanas pobres y desvalidas, que recibían en ese colegio amplia educacion, y
eran mantenidas y vestidas de un todo, con cuantiosos fondos que la reforma ha prodigado entre ávidos especuladores, concluyendo por vender el edificio mismo en 1862. En
ese colegio sólo eran admitidas niñas huérfanas y precisamente pobres, y se las daba educacion hasta cierto punto
lujosa, pues se las enseñaba no sólo á leer, escribir y contar, sino á coser, bordar y música: tenian criadas que les
sirviesen: eran libres de permanecer en el colegio hasta su
muerte, y si querian casarse, podian hacerlo: los miembros
de la mesa, que hacían para con ellas verdaderas funciones
de padres, prestaban su consentimiento si el elegido esposo prometia hacer la felicidad de la jóven, y salía del establecimiento dotada con 500 pesos ¡Y este es el colegio
que el Sr. Siliceo olvidó al escribir su carta, y que el hacha
de la reforma ha derribado, à la vez que se acusa al gobierno español de que apenas permitía que las mujeres adquiriesen conocimientos de lectura!
Hubo además por el Salto del Agua un colegio intitulado
San Miguel de Belen, para niñas pobres; y en él las habia
internas y externas en la escuela pública que daban las
monjas.
Los discípulos de San Ignacio de Loyola fundaron en
1633 el colegio de la Enseñanza para niñas, y despues el
de Betlemitas para indias; que cual cl de San Ildefonso,
han derrapado desde entónces hasta hoy mismo con profusion sobre el bello sexo sentimientos cristianos de honor
64
y de piedad, y en ellos se han educado millares de niñas
que han sido y son modelo de madres de familia. En uno y
otro colegio se han dado constantemente y se dan todos los
dias escuelas gratuitas y públicas á centenares de niñas
pobres, que aprenden no sólo conocimientos de lectura, sino
á escribir, á contar, y coser y bordar.
El colegio de las Vizcainas, fundacion gloriosa de tres
vascos, testifica de una manera incontestable, que no sólo
el gobierno español, sino tambien sus súbditos, españoles
de sangre y origen , secundaban noblemente las miras de
aquél, de difundir la instruccion en el bello sexo. Tambien
este colegio ha sufrido pauperacion en sus rentas por la
mano de la reforma progresista; por esa mano que arroja
sobre la memoria del gobierno colonial el calumnioso cargo
de que prohibia dar instruccion á las mujeres.
Y no sólo en Méjico habia planteles para la educacion de
las niñas: húbolos tambien en Puebla, donde existían cuatro, intitulados: Guadalupe, Los Gozos, Las V2ryenes y Jesús María. En Guadalajara fundó el obispo Mendiola,
en 15`71, un colegio para 'niñas , con la advocacion de San
Juan de la Penitencia, que fué despees convento de Gracia. Allí mismo fundó el obispo Alcalde el colegio de la Enseñanza de niñas y una escuela para niños , en que gastó
más de 400.000 pesos de su peculio. En Oajaca hubo tambien el Colegio de Niñas, que todavía se denomina así. En
Zacatecas tambien lo hubo. Húbolos tambien para la enseñanza de inditas en Irapuato , Aguascalientes, Morelia y
Orizava, fundados por monjas venidas del convento de
Bessieres de Barcelona. Finalmente, en toda poblacion de
alguna importancia, en que habia conventos de franciscanos , de carmelitas y de agustinos , se formaban beaterios
dirigidos por esas Ordenes ; y era institucion de ellos dar
educacion gratuita á las niñas pobres. A presencia de -tales
establecimientos , diseminados por toda la. Nueva-España,
y que la historia nos refiere , ¿no debe sorprendernos que
65
el Sr. Siliceo, ministro de Instruccion pública, diga al Emperador , que ántes de la independencia de Méjico no se
permitia a las mujeres apenas aprender conocimientos de
lectura? ¿Puede tolerarse por ningun amante de la honra
de España, que estableciendo un hecho falso se hagan
cargos a aquel gobierno de no haber permitido dar instruccion a las mujeres en la Nueva-España?
Cual fué el fruto que produjeron esos colegios de niñas,
esos conventos de monjas virtuosas entregadas a la enseñanza, y esos beaterios de piadosas devotas seculares, voy
a darlo a conocer al Juzgado , citando un corto número de
las mujeres célebres que han florecido en Méjico.
En la segunda mitad del siglo xv hubo tres monjas que
tomaron el nombre de Sor Cristo, una en el convento de
carmelitas de San José de Gracia de esta capital; otra en
el de la Concepcion, y otra en el de Santa Teresa de Puebla; y las tres lucieron como literatas hasta donde podían
alcanzarlo ser las mujeres de aquel siglo , segun refieren
Sigüenza en el prólogo de su Paraíso Occidental , y el
Dr. Beristain de Sousa.
Sor Encarnacion, religiosa carmelita, escribió con graciosa crítica, la Historia de la fundacion del convento de
San José de Méjico.
Doña María Estrada Medinilla, afamada poetisa, escribió
varias poesías, y entre otras, una que se publicó en 1641,
intitulada : Relacion en Novillejos, que es la descripcion
de una corrida de toros en Méjico; y cuya graciosa produccion revela el buen gusto de su autora.
Ana Gutierrez, india educada en el colegio de Betlemitas, escribió con tal erudicion y exactitud sobre las antigüedades mejicanas, que Boturini y Clavijero se sirvieron
de sus manuscritos, segun refieren.
Sor María Josefa y Sor Petronila, monjas de San José de
Gracia, escribieron varias poesías que fueron premiadas,
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y la última escribió la Biografía de varias personas virtuosas, de que hace mencion Sigüenza.
Sor Juana Inés de la Cruz, honor inmortal del bello sexo
y ornamento de Méjico , monja de San Jerónimo , cuyo
nombre y fama son conocidos hasta de los indios, nació en
el pueblo de Nepantla, villorrio entre los volcanes de Popocatepetl é Ixtlacihuatl: á la edad de cinco años sabía leer,
escribir y contar con perfeccion, y lo aprendió en su pueblo; y á los ocho años escribió una loa al Misterio del Sacramento; y á los nueve fué trasladada á Méjico , donde
aprendió el latin , que hablaba y escribia con la misma
propiedad que el castellano, y se entregó al estudio clásico
y de la literatura. El virey marqués de Maneira la nombró
dama de la vireina, y á la edad de diez y siete años la sometió en su palacio á un certámen que debia sostener con
los mejores teólogos, juristas, filósofos y poetas de Méjico,
y del cual salió con el mayor lucimiento , contestando
victoriosamente sobre esas ciencias y arte. En España
mereció el honroso renombre de la Décima Musa. Murió
jóven, dejando una librería de más de cuatro mil volúmenes , y varios mapas é instrumentos matemáticos, El
erudito Feijóo dice de ella: «La célebre monja de Méjico
Sor Juana Inés de la Cruz, es conocida de todos por sus
eruditas y agudas poesías, y es excusado hacer su elogio:
acaso ninguno de los poetas españoles la igualó en la universalidad de noticias de todas facultades.» Pacheco la
compara á su famoso paisano Camoens. El docto polaco
Kelten, al formar el indice de los ingenios de todo el orbe
en la ciencia simbólica, coloca á Sor Juana Inés en segundo
lugar por su Neptuno Alegórico, que le pareció de tanto
mérito que , desconfiaba que fuese obra de una mujer. Las
muchas obras manuscritas é impresas que se conservan
de esta portentosa mejicana, justifican los elogios de los
sabios.
Doña Gonzaga Castillo, mejicana, fué matemática y as-
61
trónoma, y escribió las Efemérides calculadas al meridiano
de Méjico para el aeo de 1757, y en el prólogo asegurà que
existian en Méjico ocho insignes astrónomos sus corresponsales.
Doña Maria Mendoza, guanajuatense, escribió unos cantos devotos muy estimables sobre los cuatro novisimos.
Doña Elvira Rocha escribió una version parafrástica, ó
sea el himno Stabat Mater.
Doña Ana Maria Zúñiga, mejicana, fué literata amena,
ingeniosa, aguda y pronta, y compitió con los poetas más
célebres de su tiempo, con quienes entró en' certámenes,
ganándose muchos premios.
Todas estas célebres mejicanas florecieron en los siglos xvr, xvn y xvin, siglos en que el Sr. Siliceo asegura que
no habia en la Nueva-España escuelas para mujeres, y que
apenas se les permitia adquirir conocimientos de lectura.
Estas insignes mujeres quebrantaron sin duda la prohibicion, y adquirieron algo más que conocimientos de lectura.
¿Y qué ha quedado, señor juez, de todos esos edificios;
de esas universidades, de esos colegios fundados por el
gobierno español y por españoles piadosos? ¡Qué ha hecho
Méjico independiente para conservarlos y mejorarlos?
Desde 1820 el partido liberal español extinguió las Órdenes
hospitalarias, no sólo en España sino tambien en América,
y extinguió de nuevo á la Compañía de Jesús, restablecida
por Fernando VII en 1815; y el gobierno de Méjico independiente se apoderó de los bienes de esas Órdenes como
temporalidades, y nada útil fundó con ellos. El general
Santa-Anna extinguió el colegio mayor de Santos y vendió
el local por un puñado de lentejas á un favorito, quien edificó en él suntuosas casas; y las temporalidades todas
fueron pródigamente repartidas entre los gobernantes y
sus adeptos. Vino por fin la reforma, y proclamando los
más avanzados principios de libertad , de tolerancia y de
progreso , convirtió en ruinas , en cuarteles , en casas de
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prostitucion, todos esos conventos y colegios que España
en su barbarie habia edificado ; y allí, donde untes de la
independencia se entregaba la juventud mejicana al retiro
y al estudio, reposa ahora el buho sobre ruinas ó se alberga
el vicio y el crimen.
Los colegios han sido demolidos, y sus cuantiosas rentas
han desaparecido para enriquecimiento de un centenar de
aventureros á de especuladores de mala ley. Y en cambio
de esos establecimientos perdidos, de esos planteles que
tantos hombres y mujeres ilustres produjeron para gloria
de Méjico y honra de España, ¿,qué ha hecho Méjico independiente para reemplazarlos? El Sr. Gil y Boyzán rha lanzado un reto en el folleto denunciado, y ha pedido al señor
Siliceo que designe un solo establecimiento público de
colegio, hospicio ú hospital de los que han existido y existen en Méjico, que no sea obra española; y ciertamente
que S. E. no podrá contestar satisfactoriamente; porque
despues de la independencia los gobiernos se han ocupado
únicamente en destruir, aunque ofreciendo y jamás cumpliendo, reedificar y hacer fundaciones , cuyos pomposos
prospectos podrian fascinar á quielies no conozcan la versatilidad de los gobiernos y de los estadistas mejicanos.
El Sr. Siliceo promete, sin embargo, en su vasto plan de
instruccion pública, hacer grandes cosas : reformar completamente la educacion social y política en el Imperio ; y
para ello pide á S. M. dos millones de pesos; y si con ellos
obtuviera S. E. reemplazar, siquiera fuera lo que se ha perdido , hará un milagro superior al de los doce panes.
Aquellas universidades y colegios españoles produjeron
sabios clásicos y profundos en diversas ciencias; que para
el Sr. Siliceo han pasado desapercibidos, ó fueron estúpidos discípulos de la rutinaria y bárbara escuela española;
y ofrece para las futuras generaciones mejicanas todas las
ciencias morales, naturales .y exactas, todas las artes y
todos los idiomas. ; Feliz generacion , que yo felizmente no
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alcanzaré, en que brillarán enciclopedistas , pedantes, y
eruditos á la violeta, que hablarán de todo y no sabrán
de nada!
Dijo tambien el Sr. Siliceo en su carta al Emperador,
que las ciencias exactas no habian sido conocidas ni tenido
aplicacion en la Nueva-España, hasta que se hizo en Guanajuato la reforma de su colegio ; y habla con marcado
desden del de Minería, fundado por el gobierno español á
fines del siglo pasado. ¡Y esos ilustres y profundos matemáticos, filósofos, geógrafos y astrónomos, cuyos nombres
he leido poco hace, y cuyas obras he citado, no conocieron
ni practicaron las ciencias exactas! Y esos sabios, ven dónde
aprendieron lo que sabian ántes de la fundacion del colegio
de Minería? En la Universidad de Méjico y en esos colegios
españoles , en que no se enseñaba, segun el Sr. Siliceo,
más que la indigesta filosofía, y ligeras nociones de matemáticas : de esos establecimientos salieron los Sigüenza,
los Gama, los Alzate, los Velazquez de Leon y tantos otros
que brillaron y florecieron ántes de la fundacion del colegio de Minería. Y ese mismo colegio, ese suntuoso edificio,
en que el Sr. Siliceo tiene su despacho corno ministro de
Instruccion pública, ¿no le recuerda á cada instante, que
es fundacion española, y precisamente destinada al estudio
y aplicacion de las ciencias exactas? S. E. lia olvidado sin
duda la historia de la fundacion de ese colegio, ó no la conoce, cuando pasa tan someramente sobre él, subordinándolo hasta cierto punto en méritos al de Guanajuato. Voy
á decir algo sobre la fundacion de ese colegio, y me prometo que el Sr. Siliceo se persuadiria, si estuviese presente,
de que el gobierno español es acreedor á toda la gratitud
y alabanzas de un ministro de Instruccion pública de Méjico, por sólo el legado que aquella hizo á esta nacion de
ese desdeñado colegio.
Fué concebida su fundacion por el sabio Velazquez de
Leon, quien la propuso al gobierno de la Metrópoli despues
10
de haber establecido el Tribunal de Minería que tan benéfico fué á la Nueva-España. La muerte arrebató al Sr. Velazquez de Leon ántes de que se aprobase su proyecto; mas
el gobierno español, que lo acogió con benevolencia, envió
á realizarlo al sabio D. José Fausto Elhuyar. ¿Y sabe el
Sr. Siliceo quién fué el Sr. Elhuyar? Voy á decírselo. El rey
de España habia mandado á dos jóvenes, hijos de Logroño,
aventajados estudiantes de matemáticas, á estudiar las
ciencias exactas en toda su extension en las escuelas alemanas, que en aquella época sobresalian en el mundo cien
tífico: costeóles su educacion con el propósito de fundar en
Madrid un colegio de Minería, en que se enseñaseis y aplicasen esas ciencias: esos jóvenes fueron D. José Fausto y
su hermano D. Juan, quienes completaron su educacion
muy lucida y brillantemente. Retornaron á Madrid en circunstancias en que el gobierno había aprobado el proyecto
de Velazquez de Leon, y sabíclose su muerte: y ese gobierno paternal, á quien el Sr. Siliceo calumnia atribuyéndole
el pensamiento político de mantener en la ignorancia á los
mejicanos, desiste, ó por lo ménos desatiende la fundacion
del colegio de Minería en Madrid , y manda á D. José
Fausto Elhuyar á fundarlo en Méjico, y á D. Juan á fundar
otro en Lima. ¡,Puede presentarse una prueba más culminante de la amorosa solicitud del rey de España hácia sus
provincias de América? Aquellos sabios, mandados formar
á expensas del tesoro real con el designio de que propagasen en la corte y en la península española el conocimiento
y aplicacion de las ciencias exactas, son mandados á América para que de preferencia fuesen instruidos los americanos; y Méjico tuvo la gloria de ver fundado su colegio
de Minería ántes que lo hubiese habido en Madrid.
Y no paró en esto el ihterés del gobierno de España en
favor de Méjico. Fundado ya el colegio de Minería por Elhuyar, quien trajo consigo doce alemanes peritos, que le
ayudasen en su tarea escolástica, y faltándole un catedrá-
tico de química, que estuviese à la altura á que habia llegado esta ciencia, pidiólo á España; y el rey le envió á don
Andrés del Rio, á quien habia costeado su educacion igualmente en las escuelas de Alemania, y le habia hecho viajar por Inglaterra y Francia, para que recogiese todos los
conocimientos más avanzados que en ciencias exactas hubiese en esas naciones, y llevase á cabo. la fundacion en
Madrid del proyectado colegio de Minería. Por segunda vez
frustró el gobierno de la Metrópoli la fundacion de ese colegio en la corte, y donó á Méjico otro sabio, para que
diese brillo y engrandecimiento al de Minería establecido
aqui. El Sr. del Rio se encargó desde su llegada de la cátedra de mineralogía, tomando el Sr. Elhuyar á su cargo
la de química. ¿Y quién ignora, señor juez, los beneficios
esplendentes que este colegio ha producido en Méjico? De
él salieron un Chovel, que de edad de veinte años y sin título todavía de minero, dirigió con maestría las grandes
obras de la gran mina Valenciana, ganando un sueldo de
mil pesos mensuales: un Valcárcel, un Tejada, un Camacho, y tantos otros que hemos conocido y conocemos; y
cuyo profundo saber en ciencias exactas y su aplicacion
nadie puede negarles. Ese colegio mereció al sabio baron
de Humboldt, de quien fué condiscípulo el ilustre del Rio,
los mayores elogios, llegando á decir en su Ensayo Histórico de la Nueva-España, que no sabía qué admirar y elogiar más, si la bella y suntuosa arquitectura de él, ó la
modestia y sabiduría de sus catedráticos. De éstos hace individualmente mencion honorífica en diversos capítulos de
su obra; y ciertamente que entre la opinion del sapientísimo Humboldt, y la del Excmo. Sr. Siliceo, discípulo del Instituto de Guanajuato, no es difícil la eleccion; y con presencia de la de aquel profundo estadista y filósofo, nadie
tampoco dudará de que á principios del corriente siglo, eran
muy bien conocidas, y muy bien aplicadas en Méjico las
ciencias exactas.
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Ese colegio de Guanajuato, que merece toda la predileceion del Sr. Siliceo, ha sido constantemente dirigido en los
estudios de las ciencias exactas y de la mineralogía por
discípulos del de Minería de Méjico; y ninguna gloria puede
darse al de Guanajuato que no refluya necesariamente sobre la fuente científica fundada por el gobierno español. Y
es de advertirse que en el colegio de la Purísima Concepcion, que existia en Guanajuato ántes de la independencia
de Méjico, y que tengo entendido que es el mismo que
tomó despues el nombre de Instituto, se enseñaban desde
principios de este siglo ciencias exactas por discípulos del
colegio de Minería, pues allí las estudió D. Miguel Bustamante, que fué aventajado matemático y botánico muy
esclarecido.
En bellas artes la Nueva-España no tenia que envidiar
mucho á las escuelas europeas. Bajo la proteccion del ministro Galvez se estableció en el reinado de Cárlos III la
Academia de nobles artes de San Cárlos, para cuya fundacion cedió el gobierno una casa espaciosa, en la que, dice
el baron de Humboldt, que encontró una coleccion de yesos
más bella y completa que en la mejor de las de Alemania;.
y agrega este sabio:—«Se admira uno al ver que el Apolo
de Belveder, el grupo de Laocoonte y otras estatuas aún
más colosales, han pasado por caminos de montaña, que
por lo ménos son tan estrechos como los de San Gotardo;
y se sorprende al encontrar estas grandes obras de la antigüedad reunidas bajo la zona tórrida y en un llano ó mesa
que está á mayor altura del convento del gran San Bernardo. La coleccion de yesos puesta en Méjico, ha costado
al rey cerca de 40.000 pesos.» Más adelante refiere que el
gobierno auxiliaba á la Academia con 12.000 pesos anuales,
y que la enseñanza era gratuita, y que no se limitaba al
dibujo de paisaje y figura, sino que se trabajaba con fruto
en propagar entre los artistas el gusto de la elegancia y
belleza de las formas.—«Todas las noches, nos dice Hum-
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boldt, se reunen en grandes salas, muy bien iluminadas
con lámparas de Argand, centenares de jóvenes, de los
cuales unos dibujan al yeso ó al natural, mientras otros
copian diseños de muebles, candelabros ú otros adornos de
bronce. En esta reunion (cosa bien notable en un país en
que tan inveteradas son las preocupaciones de la nobleza
contra las castas), se hallan confundidas las clases, los colores y razas; allí se ve el indio ó mestizo al lado del blanco,
el hijo del pobre artesano entrando en concurrencia con los
de los principales señores del pais. Consuela ciertamente
el observar que bajo todas las zonas el cultivo de las ciencias y artes establece una cierta igualdad entre los hombres, y les hace olvidar, á lo ménos por algun tiempo, esas
miserables pasiones que tantas trabas ponen á la felicidad
social.»
Las disposiciones naturales de los mejicanos para las
artes tuvieron en esa Academia ocasion de ejercitarse; y el
estudio de las ciencias naturales fué desde su fundación
reglamentado bajo los mejores métodos de la escuela española, que fué durante los siglos xvii y xviii la que dió al
mundo mejores artistas. Mas ántes de que existiese organizada la Academia, habian florecido en lam artes, Lavandera en Guadalajara, Cabrera, indígena zapoteca, de cuyo
pincel exquisito estaban llenos ántes de la destruccion por
la reforma los templos de Méjico, Puebla, Tasco, Querétaro
y otros, y que con justicia mereció el sobrenombre del Rafael mejicano; Juarez, nativo de Puebla; Villalpando, Vallejo, Lopez, Saenz, Gutierrez, Esquivel, Cora, escultor
distinguido de cuya mano son la Santa Teresa, el San Elías
y la Virgen del Cármen del convento de esta capital; Patiño
Justolinque, escultor célebre que dejó muestras de su inteligencia en los altares de la Profesa, en el ciprés de la
catedral de Puebla, y en la capilla de Santa Teresa. De todos estos artistas y de muchos otros hace justo elogio el
Sr. Beltrami, quien hablando de Cabrera dice que algunas
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de sus pinturas se llamaron maravillas americanas, y que
todas fueron de un mérito relevante; y se extiende en des cribir algunas de sus obras. A D. Mariano Vazquez le llama el Carlin Dolce de Méjico.
Vése, pues, que las ciencias naturales eran conocidas y
cultivadas en la Nueva-España con gloria de los mejicanos,
y en honra del gobierno de la Metrópoli, que protegia su
estudio; y que el Sr. Siliceo escribió con desacierto al decir
al Emperador que eran desconocidas en Méjico hasta que
en 1828 se reformó el Instituto de Guanajuato; del cual no
he sabido yo que haya salido, hasta ahora, ningun sabio ni
ningun artista, que pueda ocupar un lugar, siquiera sea
inferior á los muchos que dejo citados y á millares más,
que he omitido mencionar, por no hacer interminable esta
defensa, y que fueron formados y salieron de las universidades, colegios y escuelas españolas.
Y no sólo desconoce el Sr. Siliceo la historia antigua de
la Nueva-Esparta en lo relativo á instruccion pública: desconoce tambien la contemporánea; la del presente siglo
hasta la consumacion de su independencia. No me extenderé mucho en comprobarlo, bastándome preguntar al señor Siliceo: ¿de dónde salieron los ilustres diputados y preclaros , oradores que la Nueva-España envió en 1812 á las
Córtes constituyentes de la madre patria? ¡De dónde salieron esos temibles oradores de quienes dijo Argüelles: Estos
diputados americanos nos /tan venido a confundir? De las
escuelas españolas en Méjico, donde. adquirieron tal suma
de instruccion en todos los ramos, que pudieron competir
hasta confundir á los más ilustres peninsulares que asistieron á ese congreso constituyente, el más importante y afamado que ha tenido España. ¿,De dónde salieron, preguntarla yo al Sr. Siliceo, si me hubiera sido permitido tenerle
frente á mí, los . abogados ilustres Puchet, Zozaya, García
y García, Pomposo y San Salvador, Molinos del Campo,
Torres Cataño, Olaez, Azcárate, Retana, Galindo, Cabrera,
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Quintero, Peza, Sierra, Espinosa de los Monteros, llamado
padre de los liberales, Corro, Liceaga, Baranda, Esteva,
Espinosa D. José Ignacio, Gomez Navarrete, Salgado, Flores Alatorre, Godoy D. José Ignacio, Dr. Madrid, Belle Cisneros, Ladron de Guevara, Suarez Pereda, Torres Torija,
Zambrano, Sartorio, Guridi y Alcocer, Peña y Peña, y tantos otros que han muerto ya, dejando un glorioso renombre
en el foro mejicano? ¿De dónde salieron, seguiria preguntando á S. E., los distinguidos literatos, estadistas é historiadores Carpio, Pesado, Tagle, Alaman, Gorostiza, Calderon, Ortega, Mangino, Lebrija, Payno y Bustamante, Medina, Alas, Fagoaga, Lopez de la Nava, D. Luis de la Rosa.,
Pacheco Leal, Santa María y tantos otros? ¿De dónde salieron los Couto, Cuevas, Atristain, Berruecos, Cevallos, Camacho, Blanco, Villegas y Jimenez, muertos ya, y que
hemos conocido en estos últimos tiempos; y los Lacunza,
Rodriguez de San Miguel, Fonseca, Monjardin, Ramirez
D. Fernando, Lares, Dr. Arrillaga, Ruiz de Tejada, Rio de
la Loza, Gutierrez Estrada y D. Basilio Guerra, vivos aún,
y cuyo saber profundo reconocemos y respetamos todos los
presentes? Y para que el Sr. Siliceo no se ofendiera de que
omitiamos á los hombres notables de la escuela liberal, de
que no he hecho mencion, yo le preguntaria tambien: ¿de
dónde salieron los Zavala, Rejon, Tornel, Pedraza, Otero,
Cañedo, Rodriguez Puebla, Cacerta, Huerta, Alpuchi, Gondra, Lombardo, Gomez Farías, García, Sanchez D. Prisciliano, Ortiz D. Tadeo, Dr. Mora, Escobedo y Bustamante
D. Anastasio? Y para que á la mencion de estos liberales no
se olviden los ilustrísimos prelados, que han dado honra á
la Iglesia mejicana, y no obstante que en estos tiempos
que pasamos, el espíritu de reforma y el odio al catolicismo
debieran retraerme de esta reminiscencia, yo preguntaria
al Sr. Siliceo, en gracia á que son difuntos, y que por esta
circunstancia acaso se les hará la justicia de reconocerles
el esclarecido mérito que tuvieron, ¿de dónde salieron los
76
Portugal, Vazquez, Perez, Posada, Villanueva, Morales,
Garza, Zubiría, Aranda, Belaunzarán, y los doctores Sanchez Vera, Gomez, Caralmuro, Cabeza de Baca, Barrientos,
Guzman, Osores, Bucheli, Lallave, Icaza, Muzquiz de Castañiza, Campos y tantos otros que no me es posible recordar en este momento?
Todos, absolutamente todos, salieron de esas universidades vacks de sentido, en que se daban seis cátedras de
teología, cinco de cánones, dos de leyes, cuatro de medicina, dos de artes ó sea indigesta filosofía , una de matemáticas, una de retórica, y dos de idiomas patricios; y de
esos colegios y seminarios, que para el Sr. Siliceo no fueron
otra cosa que planteles rutinarios en que nada se enseñaba.
Yo prefiero, señor juez, los sabios clásicos que produjeron
aquellas universidades y seminarios, á los enciclopedistas
que nos ofrece S. E. para el porvenir, creando un Pandemonium con el título pomposo de Universidad Imperial de
Méjico.
Cumple á la defensa de mi cliente apremiar al Sr. Siliceo
hasta en su último atrincheramiento, en su. encomiado Instituto de Guanajuato. Ya hemos visto que éste fué colegio
español, existente ántes de la independencia de Méjico ; y
aunque la modestia del Sr. Siliceo ha silenciado en su carta
al Emperador los nombres de las personas que enaltecieron
á ese Instituto, yo me voy á permitir, sin que se dé por
ofendida la modestia de S. E., mencionarlos. Ese Instituto,
apenas reformado y bajo el sabio reglamento del Sr. Baranda, fué puesto bajo la inspeccion del Sr. D. Ignacio Siliceo, padre del actual ministro de Instruccion pública, y
en él fueron ocupados todos los hijos del inspector, siendo
el Sr. D. Manúel uno de los catedráticos. Es de suponerse
que esa fué la época gloriosa del Instituto ; y sin negarle
por ahora sus timbres, el Sr. Siliceo deberia saber y recordar que su señor padre fué médico, que estudió en las escuelas españolas, que estuvo dedicado á la enseñanza en
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San Miguel el Grande, y que si pudo elevar al Instituto de
Guanajuato al grado de esplendor en que lo estima el señor
Siliceo, fué parque su señor padre habia tomado en la escuela española suma de conocimientos bastante para engrandecer un Instituto puesto bajo su inspeccion. Hé aquí,
pues, un hecho de familia que el Sr. Siliceo debió tener
presente para hacer más justicia al sistema de enseñanza
de las escuelas españolas; pues no es verosímil que el señor
D. Ignacio , no habiendo aprendido otra cosa que la indi-
gesta filosofía, hubiera podido dar al Instituto lo que no
tenia.
Mas no debe concederse al Instituto de Guanajuato, ni
haber sido el primero que mejoró en la República mejicana el sistema de instruccion pública, ni que llegó al apogeo de su engrandecimiento durante la inspeccion del señor Siliceo , padre. Este mejoramiento de que gozó por
algun tiempo, y de que hoy desgraciadamente no disfruta,
fué debido al gobierno en aquel Estado del Sr. Muñoz Ledo,
quien empezó por separar del Instituto á todos los señores
Siliceo, y ponerlo bajo la inspeccion del Sr. Lic. D. Gerardo
Garcia Rojas, quien ántes habia desempeñado con gloria
la direçcion del Instituto literario de Zacatecas; y bajo la
suya se establecieron nuevas cátedras en el de Guanajuato,
y fué en efecto notable en los años de 851 hasta el de 856,
en que volvió á decaer con ocasion de las convulsiones políticas. ¡Poca vida de esplendor y brillo tuvo ciertamente
ese encomiado Instituto!
He dicho ántes que no fué el Instituto de Guanajuato el
primero en que se mejoró el sistema de educacion que se
daba en las rutinarias escuelas españolas, y voy á probarlo.
La fecha de su reforma la determina el Sr. Siliceo en 1828;
y ya desde 1826, bajo el régimen federal, la legislatura de
Oajaca, por decreto de 26 de Agosto, mandó establecer, y
se fundó en efecto, el Instituto de Ciencias y Artes, puramente seglar, y en odio al colegio Seminario; y en él se
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dieron las cátedras de derecho canónico é historia eclesiástica, derecho civil y natural, público, constitucional y
de gentes, dos de medicina, una de cirugía; y se enseñaban
tambien botánica, química y mineralogía, física experimental, para cuyo estudio poseia un gabinete bien provisto, estadística , economía política é historia natural,
lógica, ética y matemáticas, comercio y agricultura; y se
enseñaban los idiomas latin, francés é inglés, y tambien
las artes tenian su asignatura; pues se enseñaban el dibujo
y pintura, y la escultura y arquitectura. ¡Tenía acaso
tanto fausto y lujo en la enseñanza el Instituto de Guanajuato?
Yo no he podido encontrar ni conozco ningun hombre
notable en ciencias, discípulo del Instituto de Guanajuato;
y sí puedo citar alguna notabilidad, cuya fama salió formada del de Ciencias y sirtes de Oajaca; y la autoridad que
voy ú citar no será ciertamente el Sr. Siliceo el que pueda
recusármela. Voy à hablar del Sr. D. Benito Juarez. Indígena del humilde pueblo de San Pablo Guelató, de 190 habitantes en el distrito de Istlan, fué recogido por D. Joaquin Salanueva, tercero del Carmen, que tenía escuela pública en Oajaca, quien notando la aplicacion á la lectura
del indito Juarez, le enseñó las primeras letras, y progresando en ellas notablemente, le puso á estudiar de capense
en el colegio Seminario. Es necesario hacer justicia á la
apiicacion constante é irreprensible conducta del Sr. Juarez en su juventud: progresó con fruto en sus estudios, y
habia cursado el primer año de teología para seguir la carrera eclesi,stica, cuando se fundó el Instituto de Ciencias
y Artes de que voy hablando: dejó la sotana para regentar
en él una cátedra de Derecho; y desde esa época puede decirse que se abrió camino para figurar más tarde en la escena política como hombre, público de, importancia. El señor Juarez, formado en el Seminario de Oajaca , completó
su educacion en el magisterio en el Instituto de Ciencias y
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Artes; y éste puede sin duda gloriarse de haber formado
un contemporáneo célebre, y que lo será más y muy justamente para la historia. En ese Instituto se formaron todos los liberales oajaqueños que en estos últimos años han
dado apoyo y brillo al partido progresista : los Ldos. Ruiz
y Salinas, hoy general republicano, y D. Porfiria Diaz, son
discípulos de ese Instituto. Habia tambien Escuela Lancasteriana, y un Museo, y la Biblioteca mayor en extension
que ha habido en la República y que hay hoy en el Imperio, plena de estantes con libros de todas clases.
En Guadalajara se fundó tambien en 1826 otro instituto
de Ciencias, en que se dieron las mismas cátedras que en la
Universidad; y además se enseñan la química, la botánica,
la mineralogía, el derecho natural, el político, el constitucional, la economía política, la historia, las ciencias médicas, el latin, el francés y el inglés. Tenemos, pues, dos
institutos, anteriores dos años á la reforma que se hizo al
colegio de Guanajuato, yen que habían mas lujo y prodigalidad de enseñanza que la que, se daba y se da en el predilecto del Sr. Siliceo.
Recomienda S. E. en la carta á S. M., como un gran
progreso debido al Instituto de Guanajuato, el que se enseñase francés; y tenemos visto que ántes que allí, se enseñaba este idioma en Oajaca y en Guadalajara, y tambien
el inglés, que no nos dice S. E. que se enseñase en Guanajuato. Haré aqui una reminiscencia histórica, que viene
al caso para acabar de demostrar cuán ignorante ó cuán
olvidado está el Sr. Siliceo de la historia literaria de su pais,
cuando dice que la lengua francesa no era conocida en Méjico ántes que se empezase á enseñar en el Instituto de
Guanajuato. En el catálogo de sabios mejicanos hemos
visto que hubo muchos, y hasta mujeres, que poseian y
conocian el idioma francés, y que tradujeron al castellano
obras clásicas y comedias de Racine y de Corneille, que se
representaban en el palacio de los vireyes; pero sin ir tan
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léjos, el Sr. Siliceo habia podido leer en la historia de la
insurreccion de Méjico, que el humilde y benemérito cura
Hidalgo chapurraba el francés, y que le eran familiares las
obras de Voltaire y de Rousseau. En el colegio de Minería
se enseñaba francés desde 1792.
Volvamos á la tarea de los colegios fundados en Méjico
despues de la independencia. Hubo y hay el Josefino en
San Luis Potosí; lo hay en Toluca, en Aguascalientes; el
Comercial de Veracruz, que ha dado muy buenos discípulos; el Nacional de Jalapa; el de San Nicolás de Morelia; lo
hay en Chihuahua, en Durango, en Linares, en el Saltillo,
en Querétaro; en la Isla del Cármen el Liceo comercial; y
hasta en Chilapa, en ese Estado de Guerrero, que gime
bajo la présion del semibárbaro Alvarez, hubo el de Ayutla,
que aquel déspota liberal de la independencia extinguió; y
acaso habrá otros de que no he podido tomar noticias por
la premura con que he tenido necesidad de formar estos
apuntes.
Mucho he molestado, señor juez, la atencion de V. y del
público que me oye, y quisiera concluir; mas no basta que
haya defendido el folleto denunciado en su fondo de verdad
y de justicia, y que haya patentizado con la historia de la
Nueva-España, que ha sido muy merecida la acre censura,
hecha por el Sr. Gil y Boyzán á la carta del Sr. Silíceo al
Emperador: no basta que al defender la honra de España,
haya encomiado las glorias literarias de Méjico: quédame
otra tarea que llenar; la de defender al folleto en su forma
de redaccion. Si el Sr. Silíceo no hubiera incurrido en tantos errores históricos y de apreciacion al explicar á S. M. I.
el estado que guardaba la instruccion pública en la NuevaEspaña ántes de su independencia, y despues de ella hasta
nuestros días, el impreso del Sr. Gil y Boyzán no hubiera
aparecido; mas su oportunidad y la justicia de su critica
quedan justificadas; y no puede, por lo tanto, ser condenado
sú autor porque haya dicho que el Sr. Silíceo ignora la
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historia y el estado de la instruccion pública en Méjico,
y
porque se manifieste sorprendido de que con toda esa ignorancia sea ministro de Instruccion pública.
En el folleto denunciado se dice, que algunos de los
párráfos de la carta del Sr. Siliceo al Emperador, no están
escritos en castellano : esto ha podido ofender á S. E., lo conozco; y acaso sea uno de los fundamentos de la denuncia;
digo acaso, porque no se me han determinado las injurias
que contenga el folleto denunciado. Mas puede ser por
ventura materia de abuso de libertad de imprenta, el que
se diga que una carta de un ministro del Emperador no
está escrita en buen castellano? El Sr. Gil y Boyzán ha dicho la verdad, y me sería muy fácil justificarla, haciendo
el análisis y la crítica ideológica y gramatical de la carta;
mas tendria que prolongar mucho esta defensa con una
cuestion de escuela, y el resultado sería dejar en esqueleto
los pensamientos emitidos por el Sr. Siliceo en esa larga
epístola ministerial. Bastaráme recordar aquellos parrafillos
de aprender conocimientos de lectura, que apenas se comprende qué ha querido decirse; pues no sé yo que haya conocimientos prévios al de el A. B. C. D.: el otro de: sírvase
V. M. tener á bien convencerse, etc., en que parece que se
ruega y manda á la vez que el Emperador doblegue su
conviccion á la voz, no á las razones de su ministro; y por
último, aquel párrafo sin ilacion y sin principio ni fin que
dice: y el de la geografía, la cronología, la historia, la economía política, el derecho público, el internacional y las
ciencias naturales. Basta colocar estos cortos párrafos en
el cartabon ideológico para calificar el escrito de muy mal
castizo; y ellos me excusan de más extensa demostracion.
Empero no es estraño, y sea dicho en disculpa del Sr. Siliceo, que maltrate algo la lengua de Cervantes, pues si bien
es cierto que cuando S. E. regentaba una cátedra en el Instituto de Guanajuato, se enseñaba en él la lengua francesa,
es verdad, pero estaba suprimida la cátedra de gramática
6
82
castellana, que la estableció el Sr. García Rojas en el año
de 1852.
Por otra parte, no podria ser fundamento bastante para
acusar á un impreso de ofensivo á la persona de un ministro, ni aun de irrespetuoso, el decir que una obra ó produccion ministerial no está escrita en buen castellano; puesto
que el Emperador ha autorizado á todo el mundo á creer y
pensar, que alguno de sus ministros, no obstante ser todos
mejicanos, puede no escribir bien el castellano, que es el
idioma oficial y usual de la nacion, cuando por decreto de
13 de Julio último ha creado una comision correctora del
estilo de los decretos y leyes acordados por S. M. y que se
lleven á la real firma. Cuando el Soberano lo dice, no puede
estimarse á injuria que un escritor haya indicado defectos
ortográficos ó de sintáxis en una carta á S. M. por uno de
sus ministros.
Empero se dirá, tal ves, la censura se ha hecho en términos descorteses y con acrimonia, y otras calificaciones
por el estilo; mas ántes de entrar en este terreno, es conveniente que se fije la atencion sobre los precisos términos
con que está concebida la denuncia del señor Prefecto municipal. Su señoría ha dicho que denuncia al folleto de
Gil y Boyzán por ser altamente ofensivo á la persona
del Excmo. Sr. Siliceo; y como la acusacion es la base del
procedimiento criminal, el juzgado debe juzgar y fallar
conforme á ella, sin interpretaciones que la amplíen ni modifiquen; porque, si tal hiciera, juzgaria extra acusata; y
esto sería antilógico, injusto y abusivo. Pues bien; para
encontrar en el folleto denunciado expresiones, palabras y
conceptos que legitimen una ofensa á la persona del Sr. Siliceo, es necesario ántes de todo hacer abstraccion del ministro, porque el ministro es un ente moral, independiente
de la persona física, que funciona con aquel carácter. Despues se debe examinar si el escrito denunciado ha injuriado á la persona con alguno de aquellos epítetos que la ley
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califica de injurias graves, como gafo, sodomítieo, etc., 6 si
se le ha calumniado ó difamado, haciendo públicos vicios ó
defectos privados del Sr. Siliceo. Como nada de esto contiene el folleto denunciado, ni se ha podido, ó no se ha
querido, determinar en qué se hace consistir la ofensa á la
persona de S. E., debo concluir lógicamente diciendo, que
en términos de justicia Il al, no hay tal ofensa á la persona del Sr. Siliceo, y que el acusado debe ser absuelto.
Y no se diga que el artículo 4.° de . la ley de imprenta, en
que el señor alcalde municipal ha considerado comprendido el abuso de libertad de imprenta imputado al escritor del folleto, abraza tambien la irrespetuosidad con
que se censuran los actos de los funcionarios públicos.
No , de manera alguna deben confundirse la censura á
la persona del funcionario público y la irrespetuosidad
con que se haga; pues por mucho que sea el respeto con
que se le diga á un ministro que es ladron, se le injuriará sin que se le haya faltado al respeto. La ofensa á
la persona y la irrespetuosidad al funcionario público
pueden unirse ó excluirse , segun sea que se haga la acusacion; y como en nuestro caso se ha hecho la denuncia
por estimarse el folleto altamente ofensivo á la persona
del Sr. Siliceo, ha quedado excluida por la denuncia misma
la autoridad ó categoría ministerial, que es à la que se
debe respeto en el momento de censurar sus actos. El señor
Siliceo en lo personal es digno de todo el repeto social que
se deben los hombres entre sí; y si el Sr. Gil y Boyzán ha
faltado para con él á los que la buena educacion ó el buen
decir permiten, no constituye esa falta un delito, mientras
no haya llegado á calificaciones ó imputaciones injuriosas,
que hagan legitima y justa la ofensa personal , para perseguir al delincuente ante los tribunales; no bastando para
ello que la persona se estime ofendida , sino que se justifique la ofensa.
Si el folleto hubiera sido denunciado por irrespetuoso al
84
ministro del Emperador, otra habria sido la direccion que yo
habria dado á mi defensa, y habria ciertamente molestado
ménos la atencion del Juzgado; pero como se ha acusado
como ofensivo á la persona del Sr. Siliceo, yo he tenido
necesidad de probar que el folletista ha calificado bien la
sabiduría del Sr. Siliceo, diciéndole ignorante de la historia
de su país, y mal escritor del idioma castellano, para demostrar que su persona no debe darse por ofendida por
calificaciones justamente hechas sobre su ciencia, sobre su
ilustracion, sin haberle tocado en un cabello de su persona. Y debo repetir que el Juzgado no puede fallar más
allá de lo que está acusado; y que haria, lo que no temo,
abuso de su autoridad, si intentara desvirtuar de oficio la
denuncia y ampliarla á la irrespetuosidad del folleto. vY en
qué podria, por otra parte, apoyarse la irrespetuosidad del
folleto, no siendo la censura que en él se hace, la censura
de un acto ministerial, sino de una obra literaria del señor
Siliceo? La carta de S. E. al Emperador no puede , en rigor
de derecho gubernamental, llamarse una obra oficial; porque aunque ha sido dirigida en calidad de ministro , no es
un acto necesario del oficio ministerial , puesto que el proyecto de plan de instrucion pública, que es el que constituye el acto oficial, pudo presentarse á S. M. sin la carta
explicativa; y ésta no merece, por lo tanto, otro carácter que
un acto oficioso por parte de S. E. Mas ni el acto de enviar
á S. M. esa carta se ha censurado, ni la carta misma en la
parte explicativa del acompañado proyecto de instruccion
pública : el folletista ha censurado la parte histórica y la
mala locucion de la carta; y yo no encuentro ley ninguna,
ni áun en las naciones en que la libertad de imprenta ha
estado más restringida , que califique de criminal la censura literaria que se haga de una obra literaria de un ministro de la Corona, áun cuando esta obra se presente bajo
la forma de una carta dirigida al soberano.
Para mas esclarecer el punto que voy defendiendo,
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séame disculpable que refresque la memoria del Juzgado
con la lectura del art. 4.° de la ley de imprenta , en que se
apoya la denuncia ; dice así :—«Los actos oficiales de los
funcionarios públicos son censurables; mas nunca sus personas. Será, pues, abuso de la libertad de imprenta la censura de las personas en cualquier caso, y la de los actos
oficiales en el de hacerse en términos irrespetuosos ô ridiculizando el acto.»—Tenemos, pues , que los actos oficiales de los funcionarios públicos son censurables por la ley;
mas mi defendido no ha censurado el acto de dirigir el
señor ministro Siliceo al Emperador una carta explicativa
del plan de instruccion pública, aun cuando pudiera calificarse ese acto de oficial : ha censurado la carta misma en
su parte histórica y de redaccion; y como ella no es un
decreto, ni ley, ni circular, que toda persona residente en
Méjico debiera acatar hasta en sus errores ; sino que se ha
publicado por los periódicos aisladamente y sin que conozcamos el plan de instruccion pública a que se refiere,
y se ha publicado como una obra literaria y de erudicion
del Sr. Siliceo, hubo un español que ha tenido la presuncion de creerse tan literato como S. E., y le ha dicho en
un impreso suelto: «El Sr. Siliceo no conoce la historia de
su país en materia de instruccion pública, y ha mentido
contra la historia, y ha insultado la memoria de España
sin justicia y sin razon; y ha calificado de indigesta la
ciencia filosófica, y este es un sacrilegio científico; y para
fundar su censura ha citado filósofos célebres , que debieron su inmortal fama a la indigestion científica que
tornaron estudiando esa filosofía; y por último designó
algunos colegios y edificios públicos que justifican que el
gobierno de la Metrópoli fué diligente y solícito en propagar la instruccion pública de la Nueva-España.» ¡De
qué manera podia el critico fundar su censura, si no era
citando hechos y autoridades que apoyasen la contradiccion
que hacia á la obra censurada? ¿Será esto , por ventura,
86
comprendido en el art. 4.° de la ley de imprenta? ,De qué
modo puede consurarse un escrito literario , sin que las
frases de que se use , por escogidas y pulcras que sean,
hagan comprender que el autor censurado , ó no sabe lo
que dice, ó ha tenido mal gusto en escribir? Yo á fe no lo
comprendo ; pero si concibo , y por desgracia lo estoy
viendo prácticamente en este momento, que el amor propio
y la susceptibilidad de un ministro de la Corona son fundamentos bastantes para meter á un hombre honrado en
la cárcel.
No hay critica posible en el campo literario si ha de digerirla el corazon y no la cabeza del censurado ; ni hay
seguridad individual posible para el censor , si el autor de
la obra es ministro. Todas las teorías , todas las declamaciones con que el partido que á si mismo se ha dado el título de progresista, aturde cada dia para proclamar la libertad de imprenta, y á cuyo partido se jacta el Sr. Siliceo
de pertenecer ; el Estatuto orgánico del Emperador, y la
ley misma de libertad de imprenta, que sanciona la existencia de aquella en el nuevo Imperio, resultan ser una
mentira á presencia del hecho práctico que me trae á este
lugar, y por el cual han sido pisoteadas, pulverizadas y
disipadas esas proclamadas teorías , y esas garantías ofrecidas á los escritores públicos.
El Sr. Siliceo ha debido leer los recientes acontecimientos que han motivado en España un cambio de gabinete,
y habrá visto sin duda cómo han sido tratados por la prensa
los nuevos ministros de la reina de esa España , á quien
todavía los progresistas mejicanos consideran muy restringida en libertades políticas ; y aquellos escritores no
han sido acusados por ofender á las personas de los ministros , ni por haberles faltado al respeto : mas hay una
diferencia entre aquellos hombres de Estado; y es, que éstos saben ser ministros porque lo han sido muchas veces,
y tienen la discrecion y prudencia convenientes para des-
87
preciar la grita con que los partidos políticos desahogan
sus pasiones; y entre el Sr. Siliceo, que no ha olvidado sin
duda su cátedra en el Instituto de Guanajuato , donde con
la palmeta en la mano imponia silencio y respeto à sus
discípulos ; y hoy en el ministerio pretende seguramente
sacudir el látigo ministerial contra todo follon, malandrin,
desaguisado é insolente, que no se someta humilde al Ma-
gister dixi t.
La censura hecha por el Sr. Gil y Boyzán á la carta del
Sr. Siliceo, no es otra cosa, por más violenta interpretacion
que quiera dársela , que la censura al talento , al saber y à
la ilustracion de S. E. ; y léjos de prohibir el art. 4.° de la
ley de imprenta este género de crítica, lo autoriza virtualmente, supuesto que declara censurables los actos de los
funcionarios públicos; y éstos serian incensurables, si fuese
vedado demostrar sus errores, sus inconvenientes y sus vicios y defectos; porque todo esto pertenece al dominio de
la inteligencia y del saber del funcionario. Yo ruego al
Sr. Siliceo que tenga á bien convencerse que un liberal de
su importancia y de la escuela á que se jacta de pertenecer, y ministro del Emperador Maximiliano, que tambien
parece ser eminentemente liberal, debe recibir con paciencia y resignacion el juicio crítico que se emita de sus obras
ministeriales; seguro de que semejante resignacion significaria más en el terreno práctico, que todas las teorías sobre libertad de imprenta , que vienen á resultar letra
muerta con ejemplares como el que me ha traido á este
lugar.
Ocúrreme en este momento el hombre más eminente
que vive entre los vivos ; el político más profundo que ha
dado la humanidad; el verdadero hombre del siglo : ocúrreme Napoleon III, á quien venero y amo, porque es el benefactor de Méjico. Este gran emperador , que dirige el
timon de la nave política del mundo, ha tenido voluntad
y tiempo para escribir la Historia de Julio César; y algu-
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nos críticos han empezado á censurarle su obra : tendrán
ó no razon, y obrarán tal vez por espíritu de partido y de
oposicion: yo no he tenido hasta ahora ocasion de leer ningun articulo crítico; pero es seguro que han de decir que
el emperador se ha equivocado , que no son las virtudes
de Julio César las que S. M. I. describe, y otras lindezas
por el estilo; y si hubieran de seguirse en París las teorías
que en Méjico se están poniendo en práctica contra Gil y
Boyzán, aquellos críticos serian acusados por delito de lesamajestad. Mas por fortuna para ellos y para la Francia, no
tiene el emperador Napoleon un ministro Siliceo , ni es
Prefecto del Sena el Sr. Somera; y aquellos escritores gozan y gozarán de plena libertad individual, despues de haberla tenido para escribir; y el juicio de los -sabios en la
historia será el que fallará sobre la razon y la verdad con
que haya escrito el augusto autor, ó sobre la justicia de la
crítica.
No es lo que se acusa, ha podido decir el señor alcalde
municipal (tengo siempre la desgracia de defender á mi
cliente por conjeturas), la censura hecha á la carta del señor
Siliceo por su fondo de verdad: se ha denunciado por el
modo, por el estilo inconveniente, irrespetuoso, burlesco,
acre, grosero, si se quiere, del folleto. Ya he dicho ántes,
que la irrespetuosidad no debe aplicarse á un impreso denunciado únicamente como ofensivo á la persona del Excelentísimo Sr. Siliceo; y respecto á los demás epítetos, con
que se quiera calificar al impreso denunciado, yo pregunto
á V., señor juez: ¿ha sido constituido este Juzgado para calificar y castigar la buena ó mala crianza de los escritores
públicos? Cada una censura á su modo, tiene su estilo para
explicarse y ha recibido la educacion que su madre le enseñó, ó que aprendió en la escuela; y hasta ahora se ha
visto que sea acusado ante un Juzgado un escritor por malcriado, ó por grotesco en su manera de decir. Que se haya
dicho, por ejemplo, al Sr. Siliceo, aqui te quiero, escopeta,
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no es decir á S. E. que dispare como un fusil de pelo, ó
como la carabina de Ambrosio; sino que usó el escritor de
un refran vulgar, para regocijarse de que le ha cogido una
pifia, como diría un estudiante del Instituto de Guanajuato.
Que se sorprenda el critico de que el Sr. Siliceo sea ministro, despues que le dejaba á su juicio convicto de que
era ignorante de la historia de la instruccion pública de su
pais, no es censurar su persona, sino rebajar, menguar su
capacidad intelectual, considerándole indigno de estar elevado á tan alta categoría. S. E. mismo dijo á S. M., al aceptar la cartera, que era indigno del honor que se le dispensaba; y no puede formar agravio de que otros crean lo
mismo. Esa calificacion no es más que la apreciacion que
el escritor ha hecho del mérito intelectual en que estima al
Sr. Siliceo; y cada cual es muy ducho de creerle un gran
hombre, ó un pigmeo, sin que por esto S. E. deje de ser lo
que es, como Siliceo, y sin que deje de ser ministro de la
Corona mientras el Emperador no le retire su confianza.
¿Dónde está, pues, en esa parte del folleto, que es sin duda
el párrafo más acre que contiene, la censura á la persona
del Sr. Siliceo? Yo no veo en él otra cosa que un arranque
de inaginacion del escritor, que despues de haber puesto
en evidencia, á su juicio, la ignorancia del Sr. Siliceo en el
punto histórico que motivaba la censura, se maravilló de
que fuese ministro del Emperador una persona, que no conoce la historia antigua ni la moderna de su país; y que lo
fuese de Instruccion pública, quien califica de estudio indigesto el de la filosofía.
Si se ha denunciado el folleto del Sr. Gil y Boyzán, con
el objeto de que un fallo judicial ponga á cubierto al señor
Siliceo de todo cargo ante el mundo científico por los errores que contiene su carta al Emperador, se ha padecido
una deplorable equivocacion. Este Juzgado debe inquirir
si hay delito en el impreso denunciado por abuso de liber-
90
tad de imprenta; y cualquiera que sea su fallo, que yo no
lo temo adverso, la opinion pública lo ha pronunciado ya
en favor del escritor acusado; y es una demostracion evidente de la ansiedad con que es esperada la resolucion judicial, este numeroso concurso de más de cuatrocientas
personas, que han tenido la bondadosa paciencia de oirme,
y que no han venido á este lugar por una simple curiosidad, sino porque esta causa interesa á toda la sociedad, á
todos los estudiantes, á todos los maestros de las escuelas y
colegios del Imperio, que no hayan salido del Instituto de
Guanajuato; a todos los doctores de la Universidad despreciada; á todos los abogados, médicos, literatos y hombres
científicos del Imperio, á quienes el Sr. Siliceo ha lastimado su reputacion literaria: interesa tambien á todos los escritores públicos, que vienen ansiosos de saber si la libertad de imprenta, proclamada por el Emperador, es una
verdad, ó si la seguridad personal de los escritores debe
medirse por la susceptibilidad individual de sus ministros.
Esos conatos de aplausos, que el Juzgado ha contenido,
no han sido arrancados por mis palabras, ni por mi pobre
oratoria: son la pública aprobacion de la justicia que defiendo; son la condenacion que hace la opinion pública á la
carta del Sr. Siliceo.
Mas todas estas inquietudes, toda esta alarma que ha difundido el actual procedimiento, quedarán disipadas, fallando el Juzgado, como yo lo espero y se lo pido, que el
Sr. Gil y Boyzan queda absuelto.
91
SENTENCIA PRONUNCIADA POR EL SEÑOR JUEZ 5.0
LICENCIADO D. DIONISIO DEL CASTILLO.
Méjico, Agosto 23 de 1865.
Vista: Por cuanto D. José Maria Gil Boyzán, autor del
impreso que lleva el titulo de «Contestacion de un español
al señor ministro Siliceo,» que ha sido denunciado por el
señor alcalde municipal D. Francisco Somera, como ofensivo a la persona del expresado señor ministro, y por excitativa del Sr. Prefecto político, no se limitó en la censura
que hizo del Informe dado por S. E. á S. M. el Emperador,
sobre el plan general de instruccion pública, á los términos
permitidos por la ley, sino que se excedió en el modo, haciéndolo con acritud y destemplanza, que es en lo que consiste la falta de respeto cuando se dirige la palabra á una
persona pública y se critican ó censuran sus actos oficiales,
como lo es sin duda el Informe censurado; se declara, no
obstante lo alegado por el defensor, haber incurrido el citado D. José Maria Gil Boyzán en el abuso señalado en el
artículo 4.° de la ley de imprenta de 10 de Abril último, y
se le condena en consecuencia y de conformidad con el artículo 13 de la citada ley, á la multa de doscientos pesos; y
en caso de no exhibirla, á dos meses de prision en el mismo
local, siguiendo en esto el espíritu de la propia ley manifestado en el art. 10, y la proporcion que el mismo señala.
A la multa se le dará el destino que determina el art. 51.
Hagase saber. El Sr. Licenciado D. Dionisio Castillo,
Juez 5.° del ramo criminal de esta corte, juzgando definitivamente, lo decretó y firmó por ante mi, de que doy fe.-DIONISIO CASTILLO. — IGNACIO A. TORCIDA.
92
Esta sentencia ha sido apelada, y pende su revision en el
Supremo Tribunal de Justicia; de cuya superiorjustificacion
espera fundadamente el Sr. G-it y Boyzán la revocacion'y
su completa absolucion.
La brillante defensa que antecede fué pu blicada con merecidos elogios por casi todos los periódicos de la Península
y de las Antillas españolas, y S. M. la Reina, al tener noticia.
de ella, se sirvió condecorar á su autor con la encomienda
de la Real y distinguida Orden de Cárlos III, exenta de todo
gasto, acompañando la Real órden el señor ministro de
Estado D. Manuel Bermudez de Castro con la honorífica
carta que tambien insertamos á continuacion, con las referidas Reales órdenes y un articulo de La Prensa de la Habana:
PRENSA DE LA HABANA.,
«Fresca está todavía en la memoria de nuestros lectores
la brillantísima defensa con que el ilustre jurista camagiieyano D. Manuel Castellanos patentizó al mundo , no
tanto la ignorancia de los que , como el ministro mejicano
D. Manuel Siliceo , se empeñan en denigrar las glorias de
nuestra amada España en este hemisferio , cuanto la elevacion y magnitud de-estas mismas glorias. La Prensa ha
sido el único periódico q=ue ha publicado íntegro aquel
precioso trabajo, y al hacerlo dijimos ya los principales
motivos por qué lo considerábamos digno de todo elogio;
y á su autor , el Sr. Castellanos , acreedor á la gratitud de
todo español amante de su noble y generosa patria.
Hoy nos cabe la gran satisfaccion de anunciar que al expresarnos de aquella manera, no solamente expresábamos
los sentimientos de nuestro propio corazon , sino tambien
93
los de toda la nacion española, y muy especialmente los
del corazon magnánimo de la reina excelsa que rige hoy
sus destinos. La verdadera naturaleza del esfuerzo y triunfo
del Sr. Castellanos no podia escaparse á esa percepcion
finísima, á esa inteligencia elevada, y más que todo , á ese
acendrado amor á la patria que en grado tan eminente distinguen á esta augusta señora. Así es que apenas acababan
de resonar en sus oidos las elocuentes palabras del distinguido j urisconsnito camagüeyano, cuando dispuso que se
le diera un magnífico testimonio de la alta estima que su
talento y patriotismo le merecian , distinguiéndole con la
honrosísima encomienda de la Orden de Cárlos III.
Los Reales decretos relativos al nombramiento fueron
remitidos al Sr. Castellanos, junto con las insignias de la
Orden , por el Sr. Bermudez de Castro, actual ministro de
Estado, acompañándolos de una carta honrosísima que insertamos al pié de este artículo ; documentos que, no lo
dudamos, guardará el Sr. Castellanos, y como tesoro inapreciable legará á sus hijos, puesto que son un testimonio
clarísimo de çun alto deber brillantemente cumplido , así
como de la aprobacion y reconocimiento de la nacion española y de su ínclita soberana.
Justo como era este galardon concedido al talento y patriotismo del Sr. Castellanos, es al mismo tiempo altamente
oportuno y conveniente en las actuales circunstancias. Si
la insensatez de hijos desnaturalizados llega hasta el extremo de llenar de lodo su propia cuna , no sólo haciendo
estúpido alarde de la aversion que les inspiran sus progenitores, sino áun procurando manchar su clara historia
con fingidas monstruosidades, que nunca existieron más
que en la oscura imaginacion de esos hijos degenerados y
envilecidos; es justo, es conveniente que se estimulen los
esfuerzos de los que tienen bastante ilustracion y entereza
para salirles al frente, patentizar su ignorancia ó su malicia , vindicar y enaltecer el nombre de la patria, conce-
94
diéndoseles el justo galardon de reconocimiento á que se
hacen acreedores.
Felicitamos al Sr. Castellanos, asi por su relevante mérito como por la alta distincion que ha merecido; felicitamos
a su familia , en cuyo seno se nutrió de tan buenos principios y cultivó tan aventajada inteligencia : felicitamos a
sus numerosos amigos en esta isla, y felicitamos á los
camagüeyanos todos , que con justicia pueden reclamar
como suya la gloria de su compatricio, que es indisputablemente una de las que con más justicia puede envanecerse
esta isla.
Hé aquí los documentos:
SR.
D. MANUEL CASTELLANOS:
San Ildefonso, 8 de Noviembre de 1865.
Muy señor mio de toda mi consideracion: Al cumplir
usted con los deberes que le impone la noble profesion que
ejerce defendiendo á un acusado, ha sabido aprovechar
aquella ocasion para vindicar la honra y el buen nombre
de una nacion injusta y constantemente denigrada por un
espíritu de incomprensible antipatía.
Usted con su claro talento y con su profunda erudicion,
ha derramado la luz sobre esaisupuesta noche de tres siglos,
fria, triste y tenebrosa, y ha demostrado de una manera
evidente, que sólo existen tinieblas para aquellos que ignoran la brillante historia de su misma patria..
Y mas aún que a España, ha defendido usted a la nacion
mejicana, exhumando y presentando ante su vista esa
serie de insignes varones que en todas épocas la han ilustrado, ha demostrado, por último, que los descendientes
eu uno y otro hemisferio de aquellos españoles de esos tres
siglos pasados , que a todos nos legaron su historia, sus
95
leyes, sus nombres, y hasta el idioma en que expresamos
nuestras ideas, no tenemos motivo para ruborizamos, ántes
bien podemos contemplar con orgullo aquella dilatada
serie de ilustres ascendientes.
Como buen español, doy á usted las más expresivas gracias por la defensa de mi patria, y le felicito cordialmente
por la manera elocuente y brillante con que lo ha hecho. (1)
Como ministro de la reina , mi augusta soberana , me
cabe la honra de remitir á usted el nombramiento y las
insignias de comendador de la Real Orden de Carlos IIl, con
que S. M. se ha dignado honrarle , en prueba de su satisfaccion por el acto patriótico que acaba de ejecutar.
Con este motivo tengo el honor de ofrecer á usted las
seguridades de mi distinguida consideracion, con que , soy
de usted atento y seguro servidor Q. S. M. B.
M. BERMUDEZ DE CASTRO.
MINISTERIO DE ESTADO. --
Subsecretaría.
La reina nuestra señora se ha dignado expedir con esta
fecha el decreto siguiente:—«En atencion al servicio prestado á España por el licenciado D. Manuel Castellanos en
la defensa de un juicio verbal celebrado en Méjico, vengo
en nombrarle comendador ordinario de la Real y distinguida Orden de Cárlos III.»—De Real órden lo traslado
á V. para su conocimiento y satisfaccion. —Dios guarde
(1) El Sr. Bermudez de Castro ignoraba, al escribir esta
carta, que el Sr. Castellanos, aunque establecido desde hace
años en Méjico, es tambien español, como nacido en PuertoPríncipe, donde ha ejercido con lucimiento la profesion de abogado, donde están avecindadd's sus hermanos y parientes, y
donde tiene numerosos amigos y admiradores.
96
a V. muchos años.—San Ildefonso 7 de Noviembre de .1865.
M. Bermudez de Castro.—Sr. D. Manuel Castellanos.
MINISTERIO DE ESTADO..--
Subsecretaría.
Con esta fecha digo al secretario de las Ordenes lo que
sigue:—«La reina nuestra señora se ha dignado eximir á
D. Manuel Castellanos del pago de los derechos correspondientes á la encomienda ordinaria de la Real y distinguida
Orden de Cárlos III, con que ha tenido a bien agraciarle
por Real decreto de esta fecha, en atencion á considerar
S. M. como eminente el servicio que ha querido premiar
con dicha gracia.»—De Real órden lo traslado á V. para
su conocimiento y satisfaccion , advirtiéndole que queda
desde luego autorizado para usar las insignias de la Orden.—Dios guarde a V. muchos años.---San Ildefonso 7 de
Noviembre de 1865.—M. Bermudez de Castro. Sr. D. Manuel Castellanos.
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