Bruce Springsteen, Live? In Hyde Park. Londres llamó… y sembró la polémica. Vaya por delante antes de “meterme en harina”, que soy una fanática declarada de Bruce Springsteen. Soy mucho más que una fanática, soy eso que sólo los “springsteenianos” que me estén leyendo entenderán: soy devota de Springsteen. He dormido en la calle para conseguir entradas para sus conciertos, he pasado largas horas de cola para disfrutar de su show desde las primeras filas, he pasado calor, frío y todo lo he hecho con un placer que roza la histeria. Conozco toda su discografía, he leído todos los libros que sobre él se han escrito, he visto todos sus directos, colecciono sus bootlegs… ¡sí! Soy de la secta. Dicho esto, me considero suficientemente documentada para escribir acerca del último DVD que Springsteen ha sacado al mercado. Ya desde antes de su nacimiento, el “pequeño” despertó recelos; los que habían asistido al directo en Londres en junio del 2009, y los que habían visto algunos vídeos de esos que se cuelan en los foros que frecuentamos los más fieles, decían cosas inauditas: que si Bruce estaba ronco aquella noche, que si el público muy frío… casi tan frío como la E Street, que si poca garra, que si no parecía un directo del Boss… El día que London Calling Live in Hyde Park salió a la venta, corrí a mi tienda de discos a hacerme con mi copia y rápidamente me dispuse a fundir los dos cd’s que componen el DVD. Grande fue mi sorpresa (no suelo confiar en críticas lapidarias, mucho menos si son anteriores a los lanzamientos) cuando comprobé que efectivamente, Bruce estaba ronco aquella noche. Parecía costarle respirar al tratar de desgarrar las entrañas de los presentes con esa voz maravillosa, única, suya. Si por algo se caracterizan los directos del Boss, es por el contacto con el público; un pulso continuo, un mano a mano, un ir construyendo juntos el concierto, un tocarse, su sudor nos salpica a las primeras filas, su guitarra vibra en nuestras tripas, tan apasionado es el directo de Springsteen. Cuán grande fue mi decepción al comprobar que el elegido para esta grabación era un concierto en el que el público estaba mucho más que lejos del escenario (tanto física como emocionalmente, al menos desde mi percepción, no olvidemos que TODO esto no pretende ser más que una opinión personal). “Can you hear me?” canta Bruce en la fascinante Outlaw Pete… dudo que la respuesta fuese afirmativa, para muestra el paseo kilométrico que nuestro Jefe tiene que darse al recoger las consabidas pancartas con peticiones de canciones, es casi angustioso. Las canciones pasaban, y en Londres no anochecía. Creo sinceramente que los conciertos deben contar con la magia de la noche, mucho más si estamos hablando de una grabación. La oscuridad, los focos, son elementos que si bien en un principio pueden parecer secundarios, aportan mucha magia a los directos, no en vano pocos conciertos (aparte de las primeras actuaciones de los festivales como Rock in Rio, que empiezan antes por falta de tiempo, no por ganas) se hacen a plena luz del día; ¿Qué es Rosalita si no un animal de la noche? ¿no resulta absolutamente sobrecogedor el foco sobre Bruce cantando Racing in the Street mientras la oscuridad envuelve a la banda y el público? Frente a la noche de Londres, toda una gira de conciertos majestuosos e inolvidables; y es que no fue precisamente una gira mediocre el Working on a Dream Tour. Tuve la enorme suerte de asistir desde la primera fila a uno de los firmes favoritos a ocupar el lugar que ahora irremediablemente ocupa Hyde Park en el DVD: Bilbao. No soy sospechosa de que sea esto un arranque de patriotismo, ni es este mi primer concierto de Bruce, por lo que juzgo con toda la neutralidad de que una fan puede llegar a hacer gala. Fue la noche de Bilbao una noche memorable, hecho éste reconocido por los que asistimos y por los que han visto videos en Youtube. A punto estuvo de caer el arco de San Mamés sobre nuestras cabezas, tal fue la pasión que todos pusimos en aquella velada: Bruce, banda y público. Sonaron las nuevas, las viejas, los éxitos y las rarezas, hasta regalos hubo como ese You never can Tell con baile incluido y un Thunder Road desgarrador que… ¡sorpresa! falta en el directo de Hyde Park. La E Street puso toda la garra que el tiempo no ha podido quitarle ni le podrá quitar jamás, la voz de Bruce era un torrente y nosotros, el público, no es por presumir pero… ¡cómo estuvo ese público de San Mamés! Por supuesto el DVD London Calling tiene sus momentos esenciales, para el recuerdo (ese Clarens silbando el Working on a Dream, los solos de Logfren…), pero, a mí, incluso los dos bonus que se incluyen en Hyde Park DVD (uno en Glastonbury y el otro en el Giants Stadium) me arrancan más sonrisas de fanática que los veintisiete temas interpretados en el propio Londres. Bien puedo decir que hasta cierto sufrimiento me ha causado ser tan dura con Bruce sobre el papel, mas creo que como seguidora fiel, tengo derecho a expresar mi decepción, porque, puede que sea que nos tiene malacostumbrados, pero yo, cuando voy a comprar un producto Springsteen, siempre espero lo que él desde su más tierna juventud nos ha dado: lo mejor.