NOCIÓN DE CIENCIA 1. Conocimiento Vulgar y conocimiento científico. Todos los hombres poseen mayores o menores conocimientos según el grado y modo de participación en la totalidad de la cultura, pero si bien en todo hombre existen saberes, por el modo de conocer pueden discernirse dos grandes tipos de conocimientos: el conocimiento vulgar y el conocimiento científico. Ni la veracidad, ni la naturaleza del objeto conocido, son notas esenciales que distinguen uno y otro conocimiento; lo que los diferencia es la forma, el modo, los instrumentos del conocer. Saber por ejemplo, que el río Paraná se ha desbordado, no constituye por cierto un conocimiento científico, aunque sí puede ser un conocimiento verdadero y comprobable. Afirmar, pues, que la ciencia es el único camino de acceso al conocimiento y a la verdad, no es más que una expresión del fetichismo cientificista. Por otra parte, un mismo objeto - una montaña, un cultivo, una determinada comunidad o las relaciones entre padres e hijos - pueden ser motivo de observación tanto de un científico como de un “hombre de la calle”. El conocimiento vulgar es el modo común, corriente y espontáneo de conocer; “es el que se adquiere en el trato directo con los hombres y con las cosas, es ese saber que llena nuestra vida diaria y que se posee sin haberlo buscado o estudiado, sin aplicar un método y sin haber flexionado sobre algo” (1). Se caracteriza por ser predominantemente superficial, sensitivo, subjetivo, no "sistemático y acrítico. Es superficial, en cuanto que se conforma con lo aparente, con lo que comprueba en el simple pasar junto a las cosas; es el conocimiento expresado en frases como “porque lo dijeron”, “porque lo vi” “por que lo leí”, “porque todo el mundo lo dice”. Es sensitivo, puesto que hace referencia a vivencias, estados de ánimo y emociones de la vida diaria. Subjetivo, en cuanto que el mismo sujeto organiza las experiencias y conocimientos de un modo no sistemático, tanto en la forma de adquirirlos como en su validación. Pueden ser verdaderos o no, lo cierto es que la pretensión de serlo no se plantea de una manera crítica y reflexiva. El conocimiento científico no guarda una diferencia tajante, absoluta, con el conocimiento vulgar, y su objeto, como lo hemos dicho puede ser el mismo. “En el saber vulgar hay muchos escalones, y los superiores confinan con el saber científico, por lo menos en sus formas más humildes. Por otra parte, lo que ahora denominamos saber vulgar, por lo menos para el hombre de ciudad, está impregnado de nociones científicas o seudo científicas que han ido pasando insensiblemente al uso de todos, organizándose espontáneamente en lo que suele llamarse verdades de sentido común” (2). La separación entre un saber y el otro, en no es cualitativa sino de grado. La diferencia reside fundamentalmente en que el saber científico se obtiene mediante procedimientos metódicos con pretensión de validez, utilizando la reflexión, los razonamientos lógicos y respondiendo a una búsqueda intencionada por la cual se delimitan los objetos y se previenen los medios de indagación. Esta afirmación descansa sobre dos supuestos que le resultan fundamentales: - Existe un mundo objetivo y la realidad tiene una contextura independiente del conocimiento que el hombre pueda tener de ella. - Esta realidad puede ser alcanzada en su objetividad por medio de una serie de procedimientos, y por la imaginación e intuición del hombre. 2. Noción de ciencia. Se ha afirmado durante largo tiempo que 1a ciencia como conocimiento racional autónomo aparece en el mundo helénico en el siglo V a.C. Esto debe ser tomado con algunas precauciones, pues los trabajos de Abel Rey (3) han puesto de manifiesto que ciertas nociones de geografía, astronomía y otras ciencias, existieron con anterioridad a los presocráticos. Sea cual fuere la época precisa, la novedad que introdujeron los griegos, como lo destaca Geymonat (4), fue la afirmación de la exigencia de un saber racional, irreductible a la simple y mera colección de experiencias de la vida cotidiana. La ciencia, en el sentido moderno de la palabra, hace su aparición a fines del Renacimiento con el nacimiento de la ciencia experimental (Galileo, Newton), como desposorio entre la filosofía y la experiencia de trabajo, según la expresión de Max Scheler. En nuestros días se entiende por ciencia, un conjunto de conocimientos racionales, ciertos o probables, obtenidos metódicamente, sistematizados y verificables, que hacen referencia a objetos de una misma naturaleza. Esta definición no pretende ser exhaustiva, ni suficiente, pero a nuestro juicio contiene las notas esenciales de cualquier ciencia, a saber: - Conocimiento racional; que tiene exigencias de método y está constituido por una serie de elementos básicos, tales como sistema conceptual, hipótesis, definiciones; se diferencia de las sensaciones o imágenes que se reflejan en un estado de ánimo como es el conocimiento poético, y de la aprehensión inmediata sin que medien razonamientos como en el caso del conocimiento intuitivo; - Cierto o probable: “no es lícito adjudicar a la ciencia la certeza indiscutible de todo el saber que la compone. Al lado de los conocimientos ciertos, la masa de los probables es enorme. Ante todo, toda ley inductiva es meramente probable, por muy elevada que sea su probabilidad" (5). - Obtenidos metódicamente: puesto que no se adquieren al azar o en la vida cotidiana, sino mediante reglas lógicas y procedimientos técnicos. - Sistematizadores: no se trata de conocimientos dispersos e inconexos, sino de un saber ordenado lógicamente, constituyendo un sistema de ideas (teoría). - Verificables: las afirmaciones que no pueden ser probadas - que no pasan “el examen de la experiencia”, como diría Bunge - no entran en el ámbito de la ciencia. - Relativos a Objetos de una misma naturaleza: o sea, objetos pertenecientes a una determinada realidad que guardan entre sí ciertos caracteres de homogeneidad. FUENTE: Ezequiel Ander Egg. Introducción a las técnicas de investigación social. Buenos Aires, Humanitas, 1978. BIBLIOGRAFÍA CITADA EN EL CAPITULO 1. BABINI José: El saber Ed. Galatea, Nueva Visión, Buenos Aires, 1.957. 2. ROMERO-PUCCIARELLI: Lógica. Ed. Espasá-Calpe, Buenos Aires, 1.944. 3. REY, Abel: la science avant les Grecs, París, 1930. 4. GEYMONAT, L.: El pensamiento científico. Eudeba, Buenos Aires, 1.961. 5. ROMERO-PUCCIARELLI: op. cit.