10-PC-CE-12 CÁMARA SEGUNDA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO; San Salvador, a las quince horas del día veintiuno de noviembre de dos mil doce. Por recibida demanda de proceso civil declarativo común de indemnización de daños y perjuicios, presentada por los licenciados FREDY ARMANDO ROMERO SANCHEZ, en calidad de apoderado general judicial del señor TRINIDAD ROLANDO SALES y éste último en su carácter personal, en contra del ESTADO DE EL SALVADOR. De conformidad al Art. 277 y 278 CPCM, esta Cámara al hacer el examen de admisibilidad y procedencia de la demanda, CONSIDERA: En la demanda interpuesta los demandantes manifiestan que los daños y perjuicios los reclaman con base a la sentencia pronunciada a las ocho horas y treinta minutos del día veinticinco de abril de dos mil cinco, mediante la cual la Sala de lo Penal de la Honorable Corte Suprema de Justicia, caso la sentencia definitiva condenatoria pronunciada por el Tribunal de Sentencia de Chalatenango, a las nueve horas y treinta minutos del día once de agosto de dos mil cuatro; declarando absueltos de responsabilidad penal y civil a los señores Trinidad Rolando Sales y José Dimas Melgar, conocido por Joseline Melgar, del delito de Estafa Agravada, en perjuicio patrimonial del Banco Salvadoreño, Sociedad Anónima. Por lo que, solicitan que el Estado de El Salvador sea condenado a pagar indemnización por daños y perjuicios causados como consecuencia de las decisiones pronunciadas por el Tribunal de Sentencia de Chalatenango. Toda demanda requiere que los jueces hagan previamente un estudio de admisibilidad, en virtud de que pueden ser sustancialmente ilegales en sí o adolecer de un defecto irremediable que no pueden corregirse o enmendarse por ningún motivo, debiendo ser desechadas de oficio al ser detectadas por el juzgador o a petición de parte (improponibilidad sobrevenida), en el caso de la inadvertencia del juzgador. Los motivos por los cuales se puede considerar una demanda improponible al inicio, es por falta de presupuestos materiales o esenciales, tales como: 1) Falta de legítimo contradictor; 2) Falta de interés del actor en la causa perseguida; y 3) Invocación errónea en la vía procesal adecuada. Art. 277 CPCM. Uno de los presupuestos procesales más importantes es la legitimación, que trata de resolver la cuestión de quién debe de interponer la pretensión y contra quién debe interponerse, para que el juez pueda dictar una sentencia estimando o desestimando las pretensiones de las partes. Nuestro legislador regula la legitimación en el artículo 66 del CPCM, el cual literalmente se lee: “Tendrán legitimación para intervenir como partes en un proceso los titulares de un derecho o un interés legalmente reconocido en relación con la pretensión. También se reconocerá legitimación a las personas a quienes la ley permita expresamente actuar en el proceso por derechos e intereses de los que no son titulares”. Dicho artículo establece cuáles son los casos en que puede intervenir una persona en un proceso sin ser el titular del derecho que se discute, limitándolos sólo a los casos específicos en que sea reconocido expresamente por la ley. En ese sentido, es necesario que haya una especial condición o vinculación de un sujeto con el objeto litigioso, para que le habilite comparecer o exigir dentro de un proceso su pretensión. Dicho presupuesto procesal es importante, ya que el legislador pretende evitar la apertura de toda una actividad jurisdiccional que desemboque en no poder resolver un asunto jurídico, debido a que la persona que ha sido demandada no ostenta la calidad de parte en un proceso. Para el caso en concreto se advierte que la pretensión del actor versa sobre la responsabilidad directa del Estado de El Salvador por el resarcimiento de daños y perjuicios, ocasionados por las decisiones pronunciadas por el Tribunal de Sentencia de Chalatenango. Al respecto el art.245 de la Constitución de la República (Cn) establece: “Los funcionarios y empleados públicos responderán personalmente y el Estado subsidiariamente, por los daños materiales o morales que causaren a consecuencia de la violación a los derechos consagrados en esta Constitución”. En virtud de la relacionada disposición, en la responsabilidad por daños y perjuicios, por violaciones a derechos constitucionales, el extremo pasivo de la relación procesal, está llamado a integrarse por la persona del funcionario público de cuya autoridad emane el acto constitutivo de violación constitucional, y en segundo lugar, por el Estado de manera subsidiaria. Los funcionarios públicos, responden personal y directamente, es decir, con su persona y bienes por sus actos contrarios a las disposiciones constitucionales. Sobre éstos recaerá una culpa subjetiva propiciada por la extralimitación o incumplimiento irregular de sus atribuciones, así como, por negligencia inexcusable, ausencia de potestad legal, malicia o previsibilidad del daño; ya que el funcionario es parte importante de la estructura estatal, y tiene el deber de desempeñar su cargo o atribución ajustándose a los preceptos constitucionales, tal y como lo prescribe el artículo 235 de la Constitución; el violentar un derecho constitucional de manera dolosa o culposa, inexorablemente deviene en responsabilidad personal del funcionario, por lo que afirmamos que la responsabilidad del funcionario siempre será responsabilidad subjetiva. Por el contrario, la responsabilidad del Estado, siempre será estimada como responsabilidad objetiva, pues surge en razón de la sola existencia de un daño, prescindiendo en absoluto de la conducta que lo generó; es decir, el Estado incurre en este tipo de responsabilidad, no por un hecho o acto propio doloso o culposo, pues el Estado es un ente creado artificialmente por el derecho, sino por la existencia misma del daño a un gobernado. En ese sentido, para que persista la responsabilidad subsidiaria del Estado es necesario, que exista insuficiencia o ausencia de bienes del funcionario responsable o que aun cuando exista una violación a los derechos constitucionales del justiciable, no sea posible imputar tal actuación (acción u omisión, dolosa o culposa) al funcionario; motivo por el cual no es posible que el Estado pueda intervenir en un proceso como principal responsable sino únicamente de forma subsidiaria. En el caso de marras no se ha demandado a aquellos legítimamente llamados para oponerse a las pretensiones del demandante, ya que se atribuye responsabilidad subjetiva o personal, al Estado, por tanto, advirtiéndose la falta de legitimidad en el extremo pasivo de la relación procesal planteada en la demanda, lo cual constituye un defecto insubsanable de la pretensión, de conformidad al Art. 277 CPCM, esta Cámara RESUELVE: DECLÁRESE IMPROPONIBLE por falta de legitimación pasiva del demandado, art. 277 CPCM, la demanda presentada a las catorce horas del día diecinueve de noviembre de dos mil doce, por los licenciados FREDY ARMANDO ROMERO SANCHEZ, en calidad de apoderado general judicial del señor TRINIDAD ROLANDO SALES y éste último en su carácter personal Tome nota la secretaría, del medio técnico para recibir notificaciones, y oportunamente archívese el expediente. PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN.