Higiene de manos para una atencio´ n ma´ s segura

Anuncio
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Med Clin (Barc). 2012;138(15):663–665
www.elsevier.es/medicinaclinica
Editorial
Higiene de manos para una atención más segura
Hand hygiene for a safer care
Nieves Sopena Galindo
Facultativo Especialista de Medicina Interna, Grupo de Control de Infección Nosocomial, Hospital Germans Trias i Pujol, Badalona, Barcelona, España
Las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria constituyen uno de los mayores desafı́os de la medicina moderna. Según
el Estudio de Prevalencia de la Infección Nosocomial en España
(EPINE) del año 2010, un 6,7% de los pacientes atendidos en los
hospitales presentaron una infección nosocomial1. Por otro lado, el
estudio de la seguridad de los pacientes en atención primaria
(APEAS) de 2008 mostró que un 7% presentaró algún evento
adverso, siendo un 8,4% de estos infecciones relacionadas con la
atención sanitaria2.
Las manos de los profesionales sanitarios son la vı́a principal de
transmisión de los microorganismos causantes de infecciones en el
ámbito de la salud. En consecuencia, la higiene de manos (HM) es la
medida más sencilla, barata y eficaz para prevenir las infecciones
relacionadas con la atención sanitaria y la diseminación de
patógenos resistentes a los antibióticos3,4. Sin embargo, el grado
de adherencia a esta medida es inaceptablemente bajo5. Los
estudios observacionales realizados en numerosos hospitales
muestran que la HM se realiza en menos del 50% de las ocasiones
en que está indicada6,7. Los principales factores limitantes son la
carga de trabajo, la poca accesibilidad de los lavamanos, el uso de
guantes y la irritación de las manos5. Los estudios realizados en
otros ámbitos asistenciales también muestran tasas de cumplimiento muy bajas: 17,5% en un centro de larga estancia y 8,1% en
un área de atención primaria de Madrid8,9.
El conocimiento por parte del personal sanitario del mecanismo
de contaminación de las manos y de la importancia de la HM en la
prevención de las infecciones nosocomiales es fundamental para
mejorar la adherencia a esta medida. Los microorganismos
potencialmente patógenos se encuentran presentes en la piel
del paciente y en las superficies de su entorno. Las manos del
personal sanitario se contaminan con dichos microorganismos, la
denominada flora transitoria, por contacto directo o indirecto3.
La HM tiene como objeto eliminar dicha flora transitoria y evitar la
transmisión cruzada entre pacientes.
La técnica de HM ideal deberı́a ser rápida, eficaz en reducir la
colonización bacteriana y bien tolerada por la piel. Existen
2 procedimientos: el lavado de las manos con agua y jabón, y la
fricción con una solución alcohólica. El lavado de las manos actúa
mediante el arrastre de partı́culas por la fricción y el efecto
Correo electrónico: nsopena.Germanstrias@Gencat.Com
detergente del jabón. Las soluciones alcohólicas tienen actividad
antiséptica contra cocos grampositivos y bacilos gramnegativos
(incluyendo multirresistentes), Mycobacterium tuberculosis y la
mayorı́a de los hongos y virus. Son menos activas contra las
bacterias esporuladas como Clostridium difficile y los virus sin
envoltura (hepatitis A, rotavirus, enterovirus y adenovirus). Las
soluciones alcohólicas tienen diversas ventajas que permiten
mejorar el cumplimiento de la HM con relación al lavado de las
manos: una mayor actividad antibacteriana, una acción más rápida
(20 frente a 40 s), la disponibilidad del producto en el lugar de
atención al paciente y la mejor tolerancia. Las soluciones
alcohólicas producen menos irritación de las manos que los
jabones, debido a que tienen sustancias emolientes que evitan el
efecto secante del alcohol4,10.
En consecuencia, la fricción con una solución alcohólica se
considera la técnica de elección en todas las situaciones clı́nicas,
excepto cuando las manos estén sucias. Sin embargo, debemos
lavarnos las manos con agua y jabón cuando estén visiblemente
sucias o contaminadas por sustancias orgánicas (lı́quidos
orgánicos, material proteináceo), cuando se sospeche la exposición a microorganismos formadores de esporas, o después de ir
al lavabo11. El uso de guantes puede limitar la práctica de la HM,
al ser percibido falsamente como un sistema de protección
personal. Un estudio realizado por Fuller et al. en 15 hospitales
mostró que los guantes se usaban frecuentemente cuando no
estaban indicados y viceversa. Además, el cumplimiento de la
HM fue significativamente menor cuando se llevaban guantes12.
Estos disminuyen el riesgo de contaminación de las manos del
personal sanitario y la transmisión cruzada de patógenos. Sin
embargo, solo deben utilizarse cuando existe riesgo de exposición a fluidos corporales, en las precauciones de contacto
(desechables en ambos casos) y al realizar maniobras invasivas
(estériles). También debemos evitar el uso continuado de
guantes, ya que pueden perder su integridad con el uso, además
de generar sudoración y maceración de la piel. Es imprescindible
realizar la HM antes de ponerse los guantes y después
de retirarlos, porque pueden tener pequeños defectos, deteriorarse durante el uso o contaminar las manos al quitarlos. Por otro
lado, las uñas largas o con esmalte, o llevar anillos o pulseras
puede interferir con la HM.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó el 5 de mayo
de 2009, como primera medida para reducir las infecciones
0025-7753/$ – see front matter ß 2012 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
doi:10.1016/j.medcli.2012.02.002
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
664
N. Sopena Galindo / Med Clin (Barc). 2012;138(15):663–665
nosocomiales, una estrategia multimodal para mejorar el cumplimiento de la HM en los centros sanitarios (save lifes: clean your
hands)13. Desde entonces, 5.000 centros de 122 paı́ses de todo el
mundo se han adherido a la campaña14,15. Los elementos
principales de dicha estrategia son promover un cambio del
sistema que incluye la instalación de dispensadores de solución
alcohólica en el punto de atención al paciente, la educación del
personal sanitario, la evaluación del cumplimiento (por observación directa y consumo del producto) y la retroalimentación de los
resultados a los profesionales. Las indicaciones de la HM se
agrupan en 5 momentos («mis 5 momentos para la HM»): 1) antes
del contacto con el paciente; 2) antes de realizar una técnica
aséptica; 3) después de exposición a fluidos corporales; 4) después
del contacto con el paciente, y 5) después del contacto con el
entorno del paciente16. Las indicaciones «antes de» están presentes
cuando hay riesgo de transmisión de microorganismos al paciente.
Las indicaciones «después de» ocurren cuando hay riesgo de
transmisión de microorganismos al personal sanitario o al medio
asistencial. La HM se ha de realizar en el punto de atención al
paciente, siempre que se produzca alguno de los 5 momentos
anteriormente mencionados y con la técnica y duración correctas.
Se denomina punto de atención al paciente al lugar donde se
realiza cualquier actividad que comporte contacto con este o su
entorno. La técnica correcta ha de seguir los pasos que indica la
OMS y tener una duración mı́nima de 20 s para la fricción con una
solución alcohólica y 40 s para el lavado con agua y jabón10–12. En
un estudio reciente, la HM se realizó con la técnica correcta en
menos de la mitad de las ocasiones17.
La aplicación de la estrategia multimodal de la OMS ha permitido
mejorar la adherencia a la HM en muchos hospitales4,5,18. Un
ejemplo es la experiencia publicada por Monistrol et al., en la que el
cumplimiento de la HM pasó del 54,3% antes de la intervención al
75,8% después de la misma, porcentaje que se mantuvo un año
después. En general, el cumplimiento basal de la HM varı́a en función
de la unidad asistencial, del tipo de profesional y del momento,
siendo superior en las unidades y actividades con mayor riesgo de
infección y entre los profesionales de enfermerı́a. También es más
elevado en los momentos «después de» exposición a fluidos
corporales y del contacto con el paciente, que «antes de» la atención.
Este hecho es atribuible a la creencia de los profesionales de que la
HM tiene como principal objetivo proteger su salud y no tanto la de
los pacientes6. Los estudios también muestran que la intervención
mejora el cumplimiento de la HM en todas las unidades,
profesionales y momentos, generalmente en relación con el
aumento del uso de soluciones alcohólicas5,18. El efecto de la
intervención tiende a disminuir con el tiempo, por lo que es
aconsejable mantener o repetir periódicamente las actividades
destinadas a promover la HM6,19. No hay que olvidar la formación de
los estudiantes de medicina y enfermerı́a, ası́ como de los
profesionales más jóvenes, teniendo en cuenta el modelo positivo
o negativo que pueden representar los mayores6.
Numerosos estudios analizan el impacto de la HM en la
incidencia de la infección nosocomial, aunque la mayorı́a tienen
algunas limitaciones metodológicas4. Entre ellas, destacan: la falta
de aleatorización o de grupo control, que no son generalizables, un
tamaño muestral pequeño y que no tienen en cuenta el efecto de
otras medidas concomitantes. La mayorı́a de ellos muestran una
relación temporal entre el aumento del cumplimiento de la HM y la
reducción de las tasas de infección nosocomial global o en
unidades especı́ficas5. No se conoce bien cuál ha de ser el grado
de cumplimiento necesario para conseguir ese objetivo, aunque en
la mayorı́a de los casos no supera el 80%3. Por otro lado, la HM
forma parte de los denominados bundles o conjunto de medidas
para reducir la incidencia de microorganismos multirresistentes o
de diversas infecciones nosocomiales como la bacteriemia
relacionada con el catéter, la infección urinaria en el paciente
sondado, la infección de la herida quirúrgica y la neumonı́a en el
enfermo ventilado3,20.
El cumplimiento de la HM deberı́a mejorar en todos los ámbitos
de la atención sanitaria, teniendo en cuenta el riesgo de infección y
transmisión de microorganismos multirresistentes entre los
hospitales, los centros de larga estancia y otros dispositivos
asistenciales. La Sociedad Española de Medicina Familiar y
Comunitaria ha realizado una adaptación de las recomendaciones
para la HM de la OMS para mejorar la adherencia a esta en los
centros de atención primaria21. Por otro lado, la HM es la medida
más importante para evitar la transmisión de microorganismos
multirresistentes y prevenir las infecciones nosocomiales en los
centros de larga estancia22.
En resumen, la HM es la principal medida para prevenir las
infecciones relacionadas con la atención sanitaria y aumentar la
seguridad de la misma. Mejorar la HM debe ser una prioridad de las
autoridades sanitarias, de los equipos de control de infección y de
cada uno de los profesionales. Los programas de HM han de incluir
distintas acciones, como la introducción de soluciones alcohólicas,
la educación y la motivación del personal.
Bibliografı́a
1. EPINE 2010. Estudio de prevalencia de las infecciones nosocomiales 2010. 218
estudio. Informe global de España. [consultado 10/1/2012]. Disponible en:
http://www.sempsph.com/sempsph/attachments/327_Informe%20EPINE2010% 20ESPA%C3%91A.pdf.
2. Estudio APEAS. Estudio sobre la seguridad de los pacientes en atención primaria
de salud. Informes, estudios e investigación 2008. Ministerio de Sanidad y
Consumo. [consultado 12/1/2012]. Disponible en: http://www.msc.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/docs/estudio_apeas.pdf.
3. Allegranzi B, Pittet D. Role of hand hygiene in healthcare-associated infection
prevention. J Hosp Infect. 2009;73:305–15.
4. Bolon M. Hand hygiene. Infect Dis Clin North Am. 2011;25:21–43.
5. Pittet D, Boyce JM. Hand hygiene and patient care: pursuing the Semmelweis
legacy. Lancet Infect Dis. 2001;Suppl 1D:9–20.
6. Erasmus V, Daha TJ, Brug H, Richardus JH, Behrendt MD, Vos MC, et al.
Systematic review of studies on compliance with hand hygiene guidelines in
hospital care. Infect Control Hosp Epidemiol. 2010;31:283–94.
7. Sánchez-Payá J, Galicia-Garcı́a MD, Gracia-Rodrı́guez R, Garcı́a-González C,
Fuster-Pérez M, López-Fresneña N, et al. Grado de cumplimiento y determinantes de las recomendaciones sobre la higiene de manos. Enferm Infecc
Microbiol Clin. 2007;25:369–75.
8. Pan A, Domeninghini F, Signorini L, Assini R, Catenazzi P, Lorenzotti S, et al.
Adherence to hand hygiene in an Italian long-term care facility. Am J Infect
Control. 2008;36:495–7.
9. Martı́n-Madrazo C, Salinero-Fort MA, Cañada-Dorado A, Carrillo-de Santa-Pau
E, Soto-Dı́az S, Abánades-Herranz JC. Evaluación del cumplimiento de higiene
de las manos en un área de atención primaria de Madrid. Enferm Infecc
Microbiol Clin. 2011;29:32–5.
10. Longtin Y, Sax H, Allegranzi B, Schneider F, Pittet D. Videos in clinical medicine.
Hand hygiene. N Engl J Med. 2011;364:e24.
11. Boyce JM, Pittet D, Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee;
HICPAC/SHEA/APIC/IDSA Hand Hygiene Task Force. Guideline for Hand Hygiene
in Health-Care Settings. Recommendations of the Healthcare Infection Control
Practices Advisory Committee and the HICPAC/SHEA/APIC/IDSA Hand Hygiene
Task Force. Am J Infect Control. 2002;30:S1–46.
12. Fuller C, Savage J, Besser S, Hayward A, Cookson B, Cooper B, et al. ‘‘The dirty
hand in the latex glove’’: a study of hand hygiene compliance when gloves are
worn. Infect Control Hosp Epidemiol. 2011;32:1194–9.
13. Pittet D, Allegranzi B, Boyce J, World Health Organization World Alliance for
Patient Safety First Global Patient Safety Challenge Core Group of Experts. The
World Health Organization Guidelines on Hand Hygiene in Health Care and
their consensus recommendations. Infect Control Hosp Epidemiol.
2009;30:611–22.
14. Dierssen-Sotos T, Robles-Garcı́a M, Valbuena-Moya S. Lavado de manos: experiencia de dos comunidades autónomas. Med Clin (Barc). 2008;131 Suppl 3:60–3.
15. Monistrol O, Calbo E, Riera M, Nicolás C, Font R, Freixas N, et al. Impact of a hand
hygiene educacional programme on hospital-acquired infection in medical
wards. Clin Microbiol Infect. 2011 [Epub ahead of print].
16. Sax H, Allegranzi B, Uçkay I, Larson E, Boyce J, Pittet D. ‘My five moments for
hand hygiene’: a user-centred design approach to understand, train, monitor
and report hand hygiene. J Hosp Infect. 2007;67:9–21.
17. Dierssen-Sotos T, de la Cal-López M, Navarro-Córdoba M, Rebollo-Rodrigo H,
Antolı́n-Juarez FM, Llorca J. Factores relacionados con la realización de una
correcta higiene de manos. Med Clin (Barc). 2010;135:592–5.
18. Pittet D, Hugonnet S, Harbarth S, Mourouga P, Sauvan V, Touveneau S, et al.
Effectiveness of a hospital-wide programme to improve compliance with hand
hygiene. Lancet. 2000;356:1307–12.
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
N. Sopena Galindo / Med Clin (Barc). 2012;138(15):663–665
19. Lee A, Chalfine A, Daikos GL, Garilli S, Jovanovic B, Lemmen S, et al. Hand hygiene
practices and adherence determinations in surgical wards across Europe and
Israel: a multicenter observational study. Am J Infect Control. 2011;39:517–20.
20. Jain R, Kralovic SM, Evans ME, Ambrose M, Simbartl LA, Obrosky DS, et al.
Veterans Affairs initiative to prevent methicillin-resistant Staphylococcus aureus infections. N Engl J Med. 2011;364:1419–30.
665
21. Palacio J, Aibar C, Mareca R. SemFYC adapta las recomendaciones sobre
higiene de manos de la OMS para la atención primaria. Aten Primaria.
2010;42:401–2.
22. Smith PW, Bennet G, Bradley S, Drinka P, Lautenbach E, Marx J, et al. SHEA/APIC
guideline: infection prevention and control in the long-term care facility, July
2008. Infect Control Hosp Epidemiol. 2008;29:785–814.
Descargar