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Enferm Clin. 2013;23(4):137---139
www.elsevier.es/enfermeriaclinica
EDITORIAL
Higiene de manos, protagonismo para el paciente
Hand hygiene, an important role for the patient
José Ignacio Blanco González ∗ y Ana Roldán Garrido
Servicio de Medicina preventiva y Epidemiología, Área sanitaria Norte de Málaga, España
Disponible en Internet el 3 de agosto de 2013
La importancia de la higiene de manos para evitar las complicaciones infecciosas en los pacientes durante la atención
sanitaria se puso de manifiesto durante el siglo xix con el
estudio clásico de Ignar P. Semmelweiss en Viena y las recomendaciones de Oliver W. Holmes y otros insignes pioneros.
Pero es en el último tercio del siglo xx cuando distintas
asociaciones, principalmente americanas, publicaron guías
sobre el lavado de manos en el ámbito de la salud. Hasta el
año 2002 no se acepta la fricción con soluciones hidroalcohólicas para la higiene de manos en al ámbito sanitario1 .
Simultáneamente, durante el inicio de los años noventa,
se produjo un importante auge de la preocupación de las instituciones sanitarias por la seguridad de los pacientes, que
culminó en la creación de la Alianza Mundial para la seguridad del paciente en la Asamblea General de la Organización
Mundial de la Salud del año 2004.
Este compromiso mundial por la seguridad de los pacientes tiene como primer objetivo abordar el problema de las
infecciones asociadas a la atención sanitaria, y derivada de
este surge en 2005 la campaña mundial «Salva vidas: limpia tus manos» que es la primera campaña mundial para
promocionar una higiene adecuada de las manos en la atención sanitaria, que adquiere visibilidad el día 5 de mayo,
designado como día mundial de la higiene de manos.
Establecer la importancia de la higiene de manos en
la prevención de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria presenta importantes problemas metodológicos
y éticos por la dificultad de realizar ensayos clínicos
controlados, sin embargo, existen numerosos estudios publicados que evidencian una relación temporal entre la mejora
de las prácticas de higiene de manos y la reducción de los
índices de transmisión cruzada e infecciones2 .
A pesar de estas evidencias, el cumplimiento de la
higiene de manos adecuada en tiempo, ocasiones y técnica
es bajo, y diversos estudios han hallado cifras que oscilan entre el 15-50% de las ocasiones en las cuales se debe
realizar3 .
Algunos de los factores4 implicados en una falta de adherencia a las guías de higiene de manos se pueden clasificar
en:
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: josei.blanco.sspa@juntadeandalucia.es
(J.I. Blanco González).
Además, se ha visto que una única intervención (por
ejemplo, educativa o formativa) no logra aumentar de
forma sustantiva esta adherencia. Por lo cual, las últimas
∗
• Los observados en los estudios epidemiológicos, los cuales
están relacionados con la categoría profesional (personal
de Enfermería mejor que médico), el trabajo en determinadas áreas y servicios (peor en áreas de urgencias), el
déficit de personal y/o presión asistencial, el uso de batas
y/o guantes.
• Y los factores que los trabajadores comunican más frecuentemente como son las irritaciones dermatológicas
que producen los productos, ausencia de lavabos, falta de
jabón, toallas o cremas hidratantes, tiempo insuficiente,
falta de formación y educación, escepticismo sobre el
valor de la higiene de manos o la falta de información
científica del impacto definitivo de la higiene de manos
en la producción de infecciones asociadas a la asistencia
sanitaria.
1130-8621/$ – see front matter © 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.enfcli.2013.07.001
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iniciativas desarrolladas para aumentarla han tenido un
enfoque multimodal.
La Organización Mundial de la Salud propugna esta estrategia multimodal5 para la mejora en la higiene de manos con
los siguientes componentes:
• Garantizar la infraestructura necesaria para practicar la
higiene de manos, es decir, el acceso a un suministro de
agua continuo, jabón y toallas y preparado de solución
alcohólica en el punto de atención (donde contactan el
profesional, el paciente y su entorno).
• Formación y aprendizaje: proporcionar formación con
regularidad a todos los profesionales sanitarios sobre la
importancia de la higiene de las manos, basada en el
modelo de «Los 5 momentos para la higiene de las manos»,
y los procedimientos adecuados para la fricción de manos
y el lavado de manos.
• Evaluación y retroalimentación: hacer una revisión de
las prácticas e infraestructuras de la higiene de manos,
además de los conocimientos y percepciones de los profesionales sanitarios, y proporcionar información de retorno
de los resultados a los propios profesionales.
• Recordatorios en el lugar de trabajo: señalar y recordar a
los profesionales sanitarios la importancia de la higiene de
las manos y las indicaciones y procedimientos adecuados
para llevarla a cabo.
• Clima institucional de seguridad: crear un entorno y
unas percepciones que propicien la sensibilización sobre
las cuestiones de seguridad del paciente y garantizar
al mismo tiempo que la mejora de la higiene de las
manos se considere una gran prioridad a todos los niveles.
Mediante la participación activa a escala institucional e
individual, la toma de conciencia de la capacidad individual e institucional de mejorar y cambiar y la asociación
con pacientes y las asociaciones de pacientes.
Dentro de la evaluación y monitorización del cumplimiento de la higiene de manos se proponen distintas
herramientas:
• Cuestionarios de conocimientos y percepción sobre
higiene de manos para los trabajadores.
• Cuestionarios de percepción para los directivos y cargos
intermedios.
• Estudio del consumo de soluciones hidroalcohólicas y
jabón.
• Estudios de observación directa de los 5 momentos de la
higiene de manos.
La observación directa de los profesionales sanitarios
durante la actividad de atención a los pacientes por observadores entrenados es reconocida como la herramienta clave
para la monitorización de la higiene de manos. Permite evaluar el grado de cumplimiento de la higiene de manos por
los profesionales sanitarios así como la técnica empleada.
Una de sus grandes ventajas es que permite la interacción
del observador y observado, además de proporcionar una
herramienta fácil de usar y muy robusta para la educación,
vigilancia, retroalimentación y promoción6 .
Como desventajas debemos resaltar que se trata de un
procedimiento exigente, y costoso, pues requiere mucho
entrenamiento, formación, habilidades y experiencia.
J.I. Blanco González, A. Roldán Garrido
La ausencia de alguno de estos requisitos en el observador puede ocasionar importantes sesgos o errores. Lo que
el observador recoge son el número de acciones de higiene
de manos realizadas por el profesional observado entre el
número de oportunidades presentadas durante un tiempo
determinado. Debido a esto, es posible que se capturen
solamente una minoría de episodios, por lo que se puede
provocar un sesgo de selección.
Además, está claramente comprobado que el acto de la
observación puede influir en el comportamiento del observado y se afecte el resultado; es conocido como efecto
Hawthorne, y este sesgo se puede minimizar mediante una
desensibilización del observado por reiteración de las observaciones y una conducta discreta del evaluador.
Otra estrategia para aumentar el cumplimiento de la
higiene de manos en los profesionales sanitarios ha sido
aprovechar el papel de los pacientes como impulsores de
esas prácticas7 . Existen multitud de iniciativas promovidas
por diferentes instituciones que promueven que el paciente
pregunte al profesional si se ha realizado una correcta
higiene de manos previamente a atenderle o realizarle cualquier cuidado.
Los estudios publicados sugieren que esa participación
del paciente en los programas puede incrementar la cumplimentación de la higiene de manos por los profesionales8 .
En general, la tendencia a comprometer a los pacientes
en su seguridad está aumentando y muchas organizaciones e instituciones han publicado folletos para instruir a
los pacientes en cómo prevenir los eventos adversos para
su seguridad mediante comportamientos y comunicación
apropiada.
Por otro lado, el paciente y los cuidadores también
pueden ser transmisores de patógenos contaminando el
entorno, diseminando microorganismo otros pacientes, contaminado por contacto a los profesionales sanitarios. Por
ello, tanto los pacientes como sus cuidadores deben practicar una adecuada higiene de manos.
En este compromiso del paciente por su seguridad es
donde el papel de como profesional sanitario más cercano
debe desempeñar un papel fundamental en la formación y
educación del paciente y cuidador.
Para finalizar debemos recordar que, consciente de
la importancia de lo anteriormente referido, para el día
mundial de la higiene de manos del este año la Organización Mundial de la Salud ha tenido 2 líneas principales que
son mantener las técnicas de monitorización y evaluación
internas de los programas de higiene de manos e identificar
los mecanismos más efectivos para implicar a los pacientes
en la mejora y promoción de la higiene.
Bibliografía
1. Centers for Disease Control and Prevention. Guideline for
hand hygiene in health-care settings. Recommendations of the
Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee and
HICPAC/SHEA/APIC/IDSA Hand Hygiene Task Force. MMWR Morbidity and Mortality Weekley Report. 2002;51:16.
2. Allengrazy B, Pittet D. Role of hand hygiene in healthcareassociated infection prevention. J Hosp Infect. 2009;73:305---15.
3. Bolon M. Hand hygiene. Infect Dis Clin North Am. 2011;25:
21---43.
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Higiene de manos, protagonismo para el paciente
4. World Health Organization. WHO guidelines for hand hygiene in
health care. Geneva (Switzerland): World Health Organization;
2009.
5. World Health Organization. Save lives: Clean your hands. A guide
to the implementation of the WHO multimodal hand hygiene
improvement strategy. Geneva (Switzerland): World Health Organization; 2009.
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6. Sax H, Allegranzy B, et al. The World Health Organization hand hygiene observation method. Am J Infect Control.
2009;37:827---34.
7. Landers T, et al. Patient-centered hand hygiene: The next step
in infection prevention. Am J Infect Control. 2012;40:s11---7.
8. McGuckin M, et al. Evaluation of a patient-empowering hand
hygiene programme in the UK. J Hosp Infect. 2001;48:222---7.
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