Introducción En las últimas décadas se ha producido un gran avance en la investigación de las enfermedades parasitarias de etiología protozoaria, como es el caso de la sarcosporidiosis o sarcocistosis. De allí es que ha parecido de interés realizar una revisión sobre los nuevos antecedentes epidemiológicos y clínicos que han aparecido recientemente en la literatura científica sobre esta entidad. Los conocimientos que se tenían sobre esta infección eran insuficientes, incluso la misma naturaleza de este agente estaba en duda, manifestando algunos autores que se trataría probablemente de un hongo. Otros autores posteriormente lo clasifican como un protozoo pero de difícil ubicación taxonómica, debido fundamentalmente al escaso conocimiento sobre el parásito. La existencia del género Sarcocystis fue descrita hace un siglo atrás por Lankester (1882) y la característica más evidenciable de la sarcosporidiosis la constituyen la formación de quistes intermusculares en diversas especies incluyendo reptiles, aves y mamíferos, y entre éstos también el hombre. Según ello se han descrito diversas especies tales como Sarcocystis fusiformis en el bovino, S. tenella en el ovino, S. bertrami en el equino, S. cuniculi en el conejo, S. lindemanni en el hombre; etc. A los quistes musculares se les conoce como tubos de Miescher, los que tienen forma alargada y cilíndrica y se ubican a lo largo de la fibra muscular. Generalmente son microscópicos pero en algunas especies como ovinos y camélidos pueden ser macroscópicos y llegar a medir 2 cm. de diámetro. La pared de los quistes proyecta hacia el interior septas finas formando compartimentos donde se encuentran los elementos parasitarios denominados trofozoitos o merozoitos. Estos tienen forma de plátano con su parte anterior aguzada y la parte posterior, donde se encuentra el núcleo, redondeada. Ellos miden 6 a 20 µ de largo y 4 a 9 µ de ancho (Fig. 1). La ubicación más frecuente es en la pared del esófago, diafragma, musculatura del cuello, siendo abundantes en el corazón. El ciclo de vida del parásito era desconocido y se describía que éste era simple, sin etapas sexuales y sin huéspedes intermediarios. Se pensaba que los animales adquirían la infección por la vía oral y los morozoitos se irían a ubicar en los músculos mediante la corriente sanguínea. Posteriormente se formarían los quistes por multiplicación binaria al cabo de 1 ó 2 meses. Algunos trabajos experimentales indicaban diversos resultados en lograr producir infecciones musculares en huéspedes alimentados con tejidos conteniendo el protozoo. Figura 1. Quistes macrocóspicos de Sarcocystis (a). Merozoitos o cistozoitos observados con amento de 500 x y 1250 x respectivamente (b y c) Nuevos antecedentes Mediante las investigaciones llevadas a cabo por Fayer, Heydorn y Rommel en los últimos años (1972), se han logrado finalmente dilucidar muchos de los aspectos desconocidos del Sarcocystis. Estos autores descubrieron que este protozoo era una coccidia y que en su ciclo presentaba etapas sexuadas y asexuadas, las que se producen en un huésped definitivo y uno intermediario, respectivamente. Entre ambos huéspedes se establece una relación de predadorpresa, siendo en los primeros (carnívoros) donde se observa la etapa sexuada del protozoo, y en las presas (herbívoros) se describen las fases asexuadas del mismo. Ciclo Evolutivo La fase sexuada o gametogonia se produce cuando el huésped definitivo ingiere carne cruda de animales infectados (Fig. 2). Luego se produce la digestión de la pared de los quistes, dejando en libertad los merozoitos los que penetran el epitelio del tercio proximal del intestino delgado, ubicándose en la lámina propia. Rápidamente se diferencian en micro y macrogametos, los que se unen formando el zigoto. Este se rodea de una membrana dando origen a los ooquistes, los cuales tienen la particularidad de esporular in situ. Los ooquistes presentan dos divisiones nucleares produciendo 2 estructuras correspondientes a los esporoquistes y los que contienen en su interior 4 esporozoitos. Al cabo de 9 a 12 días después de la ingestión de la carne infectada con Sarcocystis, los carnívoros eliminan junto con los excrementos los ooquistes o más frecuentemente los esporoquistes libres. (Fig. 3). Figura 2 Ciclo Evolutivo de Sarcocystis sp. Desarrollo en Huéspedes Definitivos. Figura 3 Esporoquistes eliminados a través de los excrementos de un perro (400x). La Reproducción asexuada o esquizogonia se inicia cuando los huéspedes intermediarios (herbívoros) ingieren los esporoquistes presentes en el suelo, materia vegetal, etc. Una vez en el huésped, los esporozoitos liberados de los esporoquistes, abandonan el intestino y se dirigen por vía sanguínea a las células endoteliales de arteriolas y capilares sanguíneos de diversos órganos donde se van a producir 2 generaciones de esquizontes producto de divisiones asexuadas. Posteriormente los merozoitos liberados de la segunda generación de esquizontes se multiplican nuevamente en la sangre y luego van a penetrar el tejido muscular. En este lugar el protozoo no queda en contacto con el citoplasma de la célula ya que se separa mediante una vacuola parasitófora que posteriormente va a constituir la pared del quiste. A los 15 días después de la infección de los huéspedes intermediarios se observan en las células endoteliales los merozoitos y esquizontes, y la esquizogonia puede prolongarse por 1 ó 2 meses. El desarrollo de los quistes en la musculatura se produce al mes después de la infección y al comienzo los parásitos son inmaduros y tienen una forma globular (llamados metrocitos). Ellos se multiplican y posteriormente alrededor de los 2 a 3 meses se transforman en los elementos maduros con forma de plátano (merozoitos y cistozoitos).En esta etapa los quistes ya pueden infectar a los huéspedes definitivos, ya que los esquizontes o los metrocitos no son infectantes. A su vez, los esporoquistes son infectantes para los huéspedes intermediarios, pero no para los propios carnívoros que los eliminan, hecho que constituye una gran diferencia con otras especies de coccidias. Otras características que diferencia al género Sarcocystis de otras coccidias es que los ooquistes son eliminados esporulados e incluso como esporoquistes libres. Además el período patente, es decir el lapso de excreción de esporoquistes en los carnívoros infectados, es marcadamente más largo que el de otras coccidias que habitan el intestino delgado, pudiendo extenderse por algunos, meses. Ello se debe en parte a que la excreción de esporoquistes es intermitente debido a que éstos quedan retenidos en la lámina propia del intestino. Por otra parte las especies del género Sarcocystis se asemejan mucho al género Toxoplasma ya que ambos son coccidias y poseen un ciclo epitelial en el intestino y otro tisular en que parasitan la musculatura y otros órganos. Existen otros protozoos en el perro y el gato del género Besnoitia, Hammondia e Isospora, que por su naturaleza coccidiana presenta similitudes morfológicas con el género Sarcocystis por lo que se hace necesario su diagnóstico diferencial. Especies de sarcocystis Actualmente se clasifica al protozoo en el Subphylum Apicomplexa, Clase Sporozoa, y Orden Sarcosporidia. Paralelamente al incremento de los conocimientos sobre la biología de las diferentes especies de Sarcocystis, surgió la necesidad de encontrar un sistema que permitiera una adecuada denominación para cada especie. Es así que se ha propuesto un sistema dinámico y bastante práctico, que indica a ambos huéspedes que participan en el ciclo evolutivo de cada especie facilitando así su identificación. Está nomenclatura se observa en el cuadro No 1; sin embargo se debe aclarar que de acuerdo a las reglas de nomenclatura no está permitido cambiar los nombres originales de las especies. CUADRO Denominación de del género Sarcocystis (Nomina dubia). Especie y sinónimo Huésped Huésped intermediario definitivo S. bovifelis (S. hirsuta) Bovino Gato S. bovicanis (S. cruzi) Perro zorro) S. bovihorninis hominis) Bovino (S. Bovino Gato S. ovicanis (S. tenella) Ovino Perro S. porcifelis Porcino Gato (S. Porcino Perro S. suihominis S. equicanis bertrami) porcino (lobo, Hombre S. ovifelis (S. gigantea) Ovino S. suicanis miescheriana) 1 especies algunas Hombre (S. Equino Perro S. fayeri Equino Perro S. caprácanis Caprino Perro S. hircicanis Caprino Perro Se han demostrado como se indica en el cuadro 1, que quistes de más de una especie de Sarcocystis pueden existir en el tejido muscular de un huésped intermediario, así por ejemplo en el bovino se pueden encontrar tres especies diferentes. Entre los criterios que se han utilizado para diferenciar las especies están las determinaciones de: huéspedes definitivos que utiliza el protozoo; algunas características del ciclo como es el período de prepatencia, (es decir el lapso de tiempo entre la ingestión del protozoo y la eliminación de los esporoquistes a través de las fecas); el período de patencia; el tamaño de los esporoquistes y las características y dimensiones de la pared de los quistes musculares. Sarcosporidiosis en los huéspedes intermediarios Hasta hace poco tiempo se consideraban que la sarcosporidiosis no tenía importancia clínica en medicina veterinaria, ya que su hallazgo era frecuente y los animales infectados no demostraban mayores alteraciones. Sin embargo recientemente se ha demostrado que algunas especies de Sarcocystis pueden ser altamente patógenas y existen numerosas publicaciones en la literatura en que se informa acerca de casos clínicos de sarcocistosis. Si se infecta experimentalmente a bovinos, ovinos, porcinos o caprinos con altas dosis de esporoquistes (104 ó 106) de Sarcocystis, se produce una sarcocistosis aguda. Sus manifestaciones son fundamentalmente: anorexia, disminución de peso, anemia, fiebre, ataxia, aumento de volumen de los ganglios palpables, aumento de salivación, intranquilidad, aborto, pudiéndose producir la muerte a los 17 a 30 días después de la infección. Los exámenes de laboratorio revelan una disminución del volumen globular sanguíneo, del número de eritrocitos y nivel de hemoglobina, presentándose neutropenia y linfopenia alrededor de las 4 semanas posteriores a la infección. También se describe un aumento del tiempo de protrombina y de los niveles séricos de las enzimas transaminasa glutámica oxalacética, deshidrogenasa láctica y creatinina fosfoquinasa. A la necropsia se observa palidez de las mucosas y vísceras, linfoadenopatía generalizada y petequías en las membranas serosas de los órganos. Histológicamente hay infiltración de células mononucleares en el miocardio, cerebro, hígado y músculo estriado. Frelier (1980) describe un agotamiento linfocitario de los ganglios mesentéricos y atrofia del timo en bovinos infectados con altas dosis de esporoquistes. Las manifestaciones clínicas se asocian a la maduración y presencia de los esquizontes de 2a. generación, encontrándoseles en el endotelio vascular de diversos órganos, alrededor de 25 a 33 días después de la inoculación. El cuadro cl ínico desaparece cuando los parásitos se enquistan y los quistes maduran. En Canadá y U.S.A. se ha descrito una enfermedad en bovinos llamada "enfermedad de Dalmeny" que cursa con una sintomatología muy semejante a la sarcocistosis experimental. El diagnóstico de sarcosporidiosis aguda adquirida en forma natural, se basó en la sintomatología, lesiones postmortem, donde se constató la presencia de esquizontes en endotelios vasculares de diversos órganos. También se consideraron pruebas serológicas y antecedentes epidemiológicos, como la existencia de un perro que eliminaba una gran cantidad de esporoquistes en sus heces. Posteriormente han seguido informándose casos clínicos correspondientes a presentaciones agudas de la enfermedad adquirida en forma natural por el consumo de cantidades elevadas de esporoquistes. Incluso se está ya enfatizando en el daño económico que se produce no sólo por las muertes o por los abortos, sino que en la pérdida producida por el menor crecimiento y la baja de peso del ganado infectado. Con respecto al aborto no está claro si éste es específicamente inducido por el mismo Sarcocystis o si se produce por un desbalance hormonal, o por el alza térmica de la madre, puesto que el aborto ocurre generalmente en aquellos animales que cursan clínicamente con la enfermedad. Además no se ha encontrado el protozoo ni en el feto ni en la placenta. Las especies más patógenas para los bovinos es el S. bovicanis o S. cruzi, y para los ovinos es el S. ovicanis. La presentación de quistes en la musculatura representa un estado crónico, que como se mencionó es de alta frecuencia en la mayoría de los animales y no se presentarían síntomas clínicos apreciables. Sin embargo se han descrito ciertas reacciones inflamatorias leves en el tejido muscular, la que según algunos autores sería producido por la ruptura de quistes y su consiguiente degeneración. En el ser humano se conocen muy pocos casos de infección muscular, probablemente constituyan hallazgos anatomopatológicos fortuitos de casos fallecidos por otras causas. La presentación de sarcocistosis intestinal en cambio es mucho más frecuente, y ello está estrechamente vinculado a que el hombre es huésped final y en la naturaleza no tendría predadores. Sarcosporidiosis en los huéspedes definitivos En general se puede señalar que la fase intestinal del protozoo no causa mayores trastornos clínicos en los carnívoros. En perros y gatos alimentados con carne infectada con el protozoo, sólo se ha observado una leve inflamación de la pared intestinal y formación de mucus. Recientemente se ha determinado la presencia de esporoquistes en nódulos linfáticos mesentéricos de perros experimentalmente infectados con Sarcocystis. En cambio, se han señalado trastornos clínicos en personas que han consumido carne cruda de bovino infectada con Sarcocystis, siendo los síntomas más severos después de la ingestión de carne cruda de cerdo infectada con el parásito. A las 3 a 6 horas después de la ingestión se producen manifestaciones muy semejantes a las que se presentan en cuadros de intoxicación alimenticia como por ejemplo: dolor abdominal, náuseas, diarrea, síntomas que se pueden prolongar por 48 horas. También se ha relacionado la excreción de esporoquistes que se produce dos a tres semanas después de la infección con síntomas de trastornos abdominales. A raíz de los nuevos antecedentes que se tienen sobre sarcocistosis, se reconoce en la actualidad que una de las coccidias del hombre (Isospora hominis) causante de una enteritis; corresponde en realidad a especies de Sarcocystis (S. bovihominis y S. suihominis). Por lo tanto la sarcocistosis está directamente relacionada con la isosporosis, una entidad patológica bien conocida del hombre. Inmunidad En los huéspedes intermediarios infectados con el protozoo, se desarrolla una respuesta inmune con formación de anticuerpos circulantes. Así, Fayer y Lunde (1977) demostraron que al inocular bovinos con esporoquistes provenientes de perros infectados, el nivel de inmunoglobulinas se incrementó a la 4ta. semana posterior a la inoculación. Al comienzo los niveles de IgM fueron más elevados que los de IgG, pero posteriormente la situación fue inversa, persistiendo por mayor tiempo la IgG. Esta situación también se observa como resultado de la estimulación antigénica, producida por virus, bacterias y otros protozoos. Además de la presencia de anticuerpos, también se desarrollaría una activa participación de inmunidad celular, comprobándose la presencia de linfocitos B y T en todos los tejidos linfoides de bovino experimentales infectados. Dubey (1981) señala que el esquizonte de primera y segunda generación representarían los estados de mayor antigenicidad. Aparentemente la inmunidad que produce el Sarcocystis en el huésped carnívoro es mínima, ya que éste puede reinfectarse sucesivamente. También se ha observado que perros que excrementan una gran cantidad de esporoquistes no presentaban anticuerpos al ser analizado su suero mediante la hemaglutinación indirecta. De allí que se piense que las etapas sexuadas no serían muy inmunogénicas. La reacción celular que se observa en el intestino de los perros infectados experimentalmente es también escasa. No se ha observado inmunidad cruzada entre Sarcocystis y Toxoplasma ya que gatos inmunes a tozoplasmosis fueron susceptibles a sarcocistosis. Tampoco se ha observado inmunidad cruzada en sueros de personas con Sarcocystis hominis y Toxoplasma y estudiados mediante la técnica específica para toxoplasmosis de Sabin y Feldman ("Dye test") y reacción de inmuno fluorescencia indirecta. Diagnóstico La infección muscular crónica puede diagnosticarse mediante inspección veterinaria en mataderos en aquellos casos en que se presentan quistes macroscópicos. Los quistes microscópicos, en cambio, se pueden detectar mediante la fototriquinoscopía (en cerdos), o bien a través de cortes histológicos o digestión artificial de trozos musculares. De éstas técnicas post-mortem la más eficiente es la digestión artificial, ya que se analiza una gran cantidad de tejido y permite la liberación de los merozoitos de los quistes musculares aumentando las probabilidades de su hallazgo. Posteriormente el sedimento del material digerido, es observado al microscopio para verificar la presencia o ausencia del protozoo. Para diagnosticar la sarcosporidiosis en los animales vivos se puede recurrir a técnicas que detectan anticuerpos y entre ellas se mencionan fundamentalmente la hemoglutinación indirecta (H.A.I.), inmunofluorescencia indirecta (IFI) y muy recientemente la prueba inmunoenzimática ELISA. El antígeno en H.A.I. consiste en un extracto soluble de cistozoitos, mientras que para OFI se utilizan los cistozoitos enteros que se fijan a portaobjetos. Esto determina que la H.A.I. detecta anticuerpos dirigidos contra antígenos somáticos, en cambio la IFI detecta anticuerpos contra antígenos de la pared celular del protozoo. De allí que ambas técnicas tienen gran aplicación en el diagnóstico de la sarcocistosis. La infección en los huéspedes definitivos carnívoros, puede diagnosticarse mediante la búsqueda de los esporoquistes en los excrementos. Ello se realiza utilizando la técnica coproparasitaria de flotación en sulfato de Zinc u otras soluciones de alta densidad. Posteriormente se observa al microscopio, utilizando un objetivo de 40 D ya que los esporoquistes miden alrededor de 12 a 16 x 7,6 a 10,8 micrones. Sarcosporidiosis en los diferentes países del mundo Existen diversos estudios que señalan la prevalencia de sarcosporidiosis en diversos lugares del mundo. Algunos de ellos se detallan en el Cuadro II. CUADRO Sarcosporidiosis animal en diferentes países del mundo. Il Autor Año País Especies Tasa de Infección % Batistic, B. 1965 Yugoslavia Bovinos 97,0 Ovinos 95,0 Porcinos 65,0 Equinos 65,0 Castro y Perez 1970 España Porcinos 91,0 Seneviratna et al, 1975 U.S.A. Ovinos 75.0 Bovinos 62.0 Porcinos 12.7 Bovinos 90.0 Munday, B. 1975 Australia (Tasmania) Ovinos 90.0 Rommel y Geisel, 1975 Alemania Equinos 23.3 Godoy et al, 1977 Venezuela Bovinos 92.8 Dubey et al, 1977 U.S.A. Equinos 13.0 Boch et al, 1978a Alemania Bovinos 98.7 Boch et al, 1978b Alemania Collins y Charleston, 1979 Porcinos 33.5 N. Zelandia Caprinos 28.0 Paralelamente al avance que ha experimentado la investigación sobre sarcosporidiosis en especies domésticas, se ha producido un gran interés en determinar la situación de la infección en los animales silvestres. Inicialmente éstas se limitaron al hallazgo de las formas musculares de infección en diversas especies silvestres, asignándoles nombres específicos al Sarcocystis encontrado. Posteriormente a través de infecciones experimentales se ha podido completar algunos de estos ciclos. (Cuadro III). CUADRO Algunos estudios sobre descritos en animales silvestres. Autor ciclos biológicos Huésped Intermediario Huésped comprobado Margolin y Jolley, Cervus canadensis Canis 1979. (Wapiti o ciervo grande) (Perro) Emnett Hugghins, 1979.-- y Odocoileus virginianus. (ciervo cola blanca) de Sarcocystis III sp Definitivo familiaris C. familiaris C. letrans (coyote) Urocyon cinereoargenterus (zorro gris) O. Hemionus idem. (ciervo mulo) Tongson y Pablo, Bubalus 1979. (búfalo) Dubey, 1980 a,b bubalus C. familiaris Felis domestica (gato) Alces (alce) Bison bison Munday, 1980 et al, Oryctolagus cuniculus (conejo europeo) alces C. C. latrans familiaris C. latrans F. domesticus Collins, 1981 C. elaphus C. familiaris (ciervo común) Kuraev, 1981 C. dromedarius C. familiaris (dromediario) Sarcosporidiosis en Chile La existencia del protozoo es conocida en Chile desde hace varios años, de tal manera que en la revisión realizada por Tagle (1966) sobre los parásitos de los animales domésticos en Chile, se mencionan al S. tenella y S. miescheriana como existentes. Estudios en la zona sur revelaron porcentajes altos de infección en bovinos y porcinos (80 a 100%) y medianos en ovinos (51,11%). También se ha diagnosticado la infección en pudúes (Pudu pudu), alpacas (Lama pacos) y en guanacos (L. guanicoe). El conocimiento del ciclo evolutivo y la implicancia del mismo en la patogenia de la infección, estimuló al grupo de Enfermedades Parasitarias de la Escuela de Ciencias Veterinarias a iniciar un proyecto de investigación para buscar antecedentes acerca de la Sarcosporidiosis. Los resultados de estas investigaciones determinaron que existía una prevalencia bastante alta de sarcocistosis en bovinos (100%), ovinos (86%) y en porcinos (85%) provenientes de la zona central del país (IV a VII Regiones). En equinos provenientes de la zona centro sur del país (IV a X Regiones) se encontró un 88% de infección. En las cuatro especies se determinó una correlación estadísticamente significativa entre la edad e infección (p 0,05). Así también se observó mayor grado de infección en esófago, le siguió luego el diafragma y el corazón. Por otra parte, en la búsqueda de un método de diagnóstico para ser utilizado en animales vivos, se utilizó la inmunofluorescencia indirecta (IFI) en cerdos, comparándola con un método post-mortem altamente eficiente como es la digestión artificial. En este caso se observó que la IFI detectó menor cantidad de cerdos positivos que la digestión artificial, lográndose una concordancia de sólo 63% entre ambas técnicas. Esto no concuerda con lo planteado por investigadores extranjeros, que indican buenos resultados con la IFI, recomendándola como una excelente prueba tamiz. También se han estudiado algunos aspectos relacionados con la sarcocistosis del guanaco, infección que origina un grave problema en la XII Región para la comercialización de su carne, por cuanto las infecciones dan origen a quistes de gran tamaño. Esto conduce al decomiso parcial o total de las canales infectadas, con el consiguiente daño económico. La sarcosporidiosis es por lo tanto un freno para los esfuerzos que se están realizando para estimular la crianza del guanaco, especie que tiene un rendimiento de carne muy semejante al bovino u ovino de la XII Región. Es así que mediante infecciones experimentales se demostró como huésped definitivo de Sarcocystis presente en el tejido muscular del guanaco al perro, no así gatos o ratones que no fueron huéspedes apropiados. Paralelamente se estableció que la carne de guanaco mantenida en congelación a -18° C y -24° C, o sometida a cocción dejaba de ser infectante para los perros. Se incluye que ambos son procedimientos adecuados para destruir al protozoo y representan alternativas útiles que pueden reemplazar el actual decomiso de canales infectantes y así evitar la gran pérdida económica que ello implica. Se desconoce aún si el hombre puede ser huésped definitivo de esta especie de Sarcocystis. Control El control de la sarcosporidiosis es difícil y para ello es necesario cortar el ciclo del parásito, evitando que los carnívoros (perro, gato, hombre) consuman carne cruda o insuficientemente cocida e infectada con Sarcocystis. Los carnívoros juegan un rol importante como diseminadores de esporoquistes en el medio. Los esporoquistes son bastante resistentes a las condiciones ambientales y además pájaros y artrópodos coprófagos pueden contribuir a su propagación. Se debe recordar que el período de excreción de los esporoquistes es bastante prolongado (meses) y además los carnívoros pueden sufrir reinfecciones, ya que la inmunidad que se produce en la etapa sexuada del protozoo es mínima. De allí que sea necesario evitar en lo posible que los perros o gatos frecuenten aquellos lugares donde se almacenan granos, forraje, paja o dependencias en que se mantengan animales. La administración de drogas antiprotozoarias a los carnívoros, no son muy eficientes para controlar la sarcosporidiosis intestinal y evitar la diseminación de esporoquistes. En la inspección médico veterinaria en mataderos pasan desapercibidas las infecciones microscópicas, por lo cual la gran mayoría de la carne que se consume se encuentra infectada con Sarcocystis. En el caso de la carne de cerdo, que sería más peligrosa para el hombre, se recomienda que sea sometida a una adecuada cocción o congelación, ya que ambos procedimientos son efectivos para destruir al protozoo.