20 LATERCERA Viernes 5 de agosto de 2016 RR Hospital San José Nacional ubicado en Independencia. FOTO: MARIO TELLEZ El martes, la urgencia del recinto asistencial vivió una de sus jornadas más tensas. Algunos lo atribuyen a la sobredemanda de pacientes, mientras que otros hablan de posibles intencionalidades. Por L. Leiva y J. Herrera Las dudas e hipótesis tras el colapso del Hospital San José E L PASADO martes, la urgencia del Hospital San José recibió 238 consultas y se hospitalizó a 27 pacientes, mientras otros 52 aguardaban atención. Pero no fue la jornada más compleja que hayan visto los trabajadores. De hecho, el día anterior la demanda fue aún más intensa: 301 requirieron atenciones ambulatorias y 39 fueron internados, a la vez que 34 quedaron a la espera de su turno. Sin embargo, aun con una demanda menor, el martes el sistema colapsó, a tal punto, que se atendió a gente en camillas ubicadas en los pasillos, en sillas e incluso de pie. Diferentes tesis explican lo ocurrido. No obstante, según trabajadores consultados por La Tercera, hubo un hecho puntual que gatilló la saturación del servicio: la rivalidad entre el director, José Miguel Puccio - uno de los médicos de cabecera de la Presidenta Michelle Bachelet y hermano de Osvaldo Puccio, secretario general de gobierno durante el mandato de Ricardo Lagos- con el doctor Reinaldo Basso, quien se desempeñaba como jefe de la Unidad de Urgencia del Hospital San José desde la administración pasada y hasta “Para que ocurra eso debería haber una confabulación del servicio, no sólo del médico”. hace una semana. A Basso se le atribuyen negligencias al interior de la urgencia. Según sus colegas, la pugna con la dirección recae en que, a juicio del facultativo, éstas serían responsabilidad de la autoridad del hospital, al no entregar las facilidades para un mejor funcionamiento de la unidad. Todo esto, habría incidido en la re- moción de Basso de su cargo. El presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats II) del recinto, Jaime Norambuena, dijo que “el colapso es algo que viene pasando hace tiempo, pero se acentuó cuando sacaron al jefe de urgencia”. Según Norambuena, esa noche el médico “se metió al sector donde se categoriza a los pacientes y comenzó a dar indicaciones a todos, cosa que nunca se hizo antes. Eso provocó el atochamiento enorme adentro, porque los técnicos y enfermeros no daban abasto”. El dirigente agregó que esas instrucciones “nunca se hicieron antes ¿Por qué lo hizo ahora? Para que colapsara el sistema, eso es lo que se vio esa noche”. Además, se constató que, pese a haber disponibles ocho camas para derivar a pacientes, no se gestionaron los traslados, hasta el apersonamiento de representantes del Ministerio de Salud en el sitio, una vez que la urgencia se desbordaba. Basso, consultado al respecto, descartó las versiones y declinó ahondar en el tema. También, la presidenta de la Asociación de Médicos del hospital San José, Gladys Ibáñez, rechazó categóricamente que el colapso de la urgencia haya sido forzado u orquestado. “Lo vivido el martes es algo cotidiano en el hospital”, dijo. Mientras, el presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, calificó como “delicada” las hipótesis que vinculan al facultativo con lo ocurrido el martes y agregó que “para que ocurra eso debería haber prácticamente una confabulación dentro del servicio de urgencia, no sólo del médico”. Los hechos generaron la apertura de una auditoría al interior del recinto, instruida por el Ministerio de Salud, que calificó como “anómala” la situación vivida, según palabras de la ministra Carmen Castillo. La investigación, que durará cerca de 40 días, revisará todos los procesos realizados y descartados esa noche y estará a cargo de la dirección del Servicio de Salud Metropolitano Oriente.b Nabila Rifo: “No me rendiré pese a todo” Sebastián Rivas “Soy Nabila Rifo, sí, la sobreviviente de un hecho brutal, pero además soy hija, sobrina, prima, pero por sobre todo madre”. Así comienza la carta firmada por la joven de 28 años, difundida ayer por los abogados del Sernam que asesoran a su familia, en su primera declaración pública tras la brutal golpiza que le ocasionó pérdida total de la vista y en la que está imputado su pareja, Mauricio Ortega. En el texto, Nabila destaca que es “madre de cuatro hermosos pequeños a los cuales con la ayuda y fuerza de toda mi familia hemos tratado de proteger de toda esta exposición que estamos viviendo”, y manifiesta que, más allá del duro proceso, buscará seguir adelante. “Le quiero agradecer a todas aquellas personas que nos han tenido presente en sus oraciones (…) No me rendiré pese a todo lo adverso que he tenido que vivir”, dice. La carta, además, solicita a los medios de comunicación que no mencionen los nombres de sus hijos para “proteger su infancia, su alegría y su inocencia”, porque “vivo en una ciudad pequeña donde son fácilmente identificables”, y agrega que su madre se ha hecho cargo de su cuidado después del ataque y tras recibido el alta médica a mediados de julio.b