ERES UN IMPOSTOR Cuántas veces os ha pasado que habéis visto a alguien por la calle y habéis pensado que os sonaba su cara pero erais incapaces de recordar su nombre o de relacionarlo con un lugar. O habéis confundido a un desconocido con un familiar o un amigo por su parecido físico. Esa sensación de dejar algo inacabado, de que alguna pieza no encaja aparece durante estos sucesos pero, en la mayoría de los casos, nos abandona sin más importancia. Pero, ¿qué sucedería si esa sensación fuese constante? En el artículo de hoy quiero adentraros en el inquietante mundo de las alteraciones del pensamiento y más concretamente en dos relacionadas con la identificación de personas. Os preguntareis, ¿qué entendemos por trastornos del pensamiento? Para comenzar, y aunque os parezca algo obvio, debemos comprender qué es el pensamiento. Desde la psicología lo definimos como una acción o actividad mental asociada al manejo de una determinada información, que se recupera, ordena, comprende o procesa y cuyo fin suele ser formar conceptos, emitir juicios, resolver problemas o tomar decisiones. Pues bien, decimos que aparece un trastorno o alteración del pensamiento cuando alguno de estos procesos no se desarrolla con normalidad y, como consecuencia, perturba el día a día de la persona. Dado que el pensamiento es un producto intangible, la palabra y el discurso son los únicos medios de que disponemos para su evaluación. Por esto, los cambios pueden manifestarse en la forma del pensamiento, cuando aparece con demasiada rapidez (taquipsiquia) o lentitud (bradipsiquia), cuando las ideas son inconexas (descarrilamiento), o cuando las palabras se seleccionan en función de su sonido (resonancia) etc. Y también en el contenido del pensamiento, en los tipos de ideas que aparecen en la mente de la persona. Actualmente, los profesionales manejan unos 6 trastornos del contenido del pensamiento, que son: ideas sobrevaloradas, ideas obsesivas, preocupaciones, pensamientos automáticos negativos, pensamientos mágicos y delirios. Todas y cada una de estas alteraciones darían para redactar varios artículos, pero hoy queremos centrarnos en los delirios, y más concretamente en dos tipos. Muchos de nosotros utilizamos expresiones como “tú deliras”, pero, ¿a qué nos referimos con delirios cuando hablamos desde un plano psicopatológico? Decimos que una persona presenta delirios cuando manifiesta aseveraciones que no muestran una explicación objetiva, que son tremendamente difíciles de corregir en la persona aun demostrándole su imposibilidad, que no encajan con la cultura y costumbres de su entorno y que ella defiende con convicción y firmeza. La Separata. Junio de 2016. ISSN: 2444-7668 Son muchas las clasificaciones que se realizan de los delirios según su modo de aparición, su contenido o su implicación en una patología, pero en este caso, como hemos comentado anteriormente, nos centraremos en dos relacionadas con la identificación de personas. Fuente: https://filosofiaencolmenarejo.wordpress.com/tag/sindrome-de-capgras/ Jean Marie Joseph Capgras fue un psiquiatra francés que en 1923 se encontró con el caso más peculiar de su carrera. Una mujer de 53 años, con psicosis crónica, decía tener la convicción de que su marido y sus hijos habían sido suplantados. Como podéis imaginar, este trastorno es más común en alteraciones como la esquizofrenia, la demencia avanzada, la depresión crónica o alteraciones psicóticas, y en él la persona defiende de manera vehemente que aunque en el aspecto físico y en la apariencia sí se parece a su familiar, no es realmente él. Es decir, no hay un sentimiento de familiaridad por parte del afectado. Expresiones recurrentes en estos pacientes son “este señor llegó a mi casa, y mi marido no llegó” “no sé qué hacer con este hombre” “anoche él se acostó, y yo dormí en otra cama”. Estas son declaraciones de uno de los casos más conocidos de este síndrome. Capgras bautizó a este trastorno con su nombre, aunque también se le conoce como la Ilusión de Sosías, por el personaje de la comedia de Plauto, Anfitrión, donde Júpiter se disfraza de Sosías y suplanta su personalidad. La Separata. Junio de 2016. ISSN: 2444-7668 Jean Marie Joseph Capgras. Fuente: http://anagilangela.blogspot.com.es/2013/06/sindromes.html Sobre las causas hay poco escrito, y es que este trastorno continúa siendo un rompecabezas para la medicina. Se cree que puede haber una desconexión entre las áreas de la corteza temporal dedicadas al reconocimiento facial y el sistema límbico, donde se asocia ese reconocimiento a las emociones que despierta. Por ello, los sujetos sí podrían realizar el proceso de reconocer las características físicas objetivas pero no experimentarían la sensación de familiaridad cuando nos encontramos con una persona conocida. Anatomía del cerebro. Fuente:.http://nawrot.psych.ndsu.nodak.edu/courses/465Projects04/Aggression/structure.htm Hay ciertos casos en los que esta falta de conexión pueda deberse a un tumor cerebral o a un accidente cerebrovascular, pero cuando aparece en el curso de un trastorno delirante, su origen sigue siendo un misterio. Hay quienes han intentado explicar esta alteración desde la prosopagnosia (http://www.laseparata.com/tu-cara-no-me-suena/) pero lo cierto es que en el síndrome de Capgras la persona sí puede reconocer los aspectos físicos, pero no siente que esa persona le sea familiar. Pero por si estas dificultades en la identificación fueran cosa de poco, en el abanico de alteraciones del contenido del pensamiento nos encontramos con otro trastorno también algo La Separata. Junio de 2016. ISSN: 2444-7668 perturbador, en el que sucede prácticamente lo contrario. La persona afectada cree que diferentes sujetos desconocidos son la misma persona, que va enmascarándose para perseguirla y, además, por su forma de comportarse, cree que es conocida suya. Éste es el Síndrome de Fregoli. Esta alteración se considera un trastorno delirante, y como tal, se basa en un sistema de creencias inmodificable y no en razonamientos lógicos. Fue documentada por primera vez por en 1927 cuando dos psiquiatras, P. Courbon y G. Fail, expusieron el caso de una mujer londinense de 27 años que estaba totalmente convencida de que la perseguían a todas partes dos actores que había visto en el teatro, disfrazándose de gente que ella conocía. De hecho, el origen del nombre de este síndrome es bastante curioso, ya que viene de Leopoldo Frégoli, un famoso actor italiano de principios del siglo XX que podía interpretar simultáneamente varios papeles gracias a su habilidad para hacer cambios rápidos de apariencia durante sus actuaciones. Leopoldo frégoli. Fuente: http://veritaslaverdad.blogspot.com.es/2015/10/articulo-de-psicologia-el-extrano.html Ambos síndromes comparten cierta ideación paranoide y conspirativa, ya que la persona considera que todo su entorno está tratando de engañarla. Otra característica en común es que pueden aparecer tras una lesión cerebral, en la que son comunes alteraciones mnésicas como confabulaciones. Sin embargo, el correlato neuroanatómico cambia. Para el síndrome de Fregoli encontramos que las áreas más dañadas suelen ser las frontoparietales del hemisferio derecho y regiones adyacentes, así como una hiperactividad dopaminérgica y una hipoactividad serotoninérgica. Estos sistemas, en determinadas ocasiones, pueden estar relacionados con la aparición de alucinaciones y delirios. La Separata. Junio de 2016. ISSN: 2444-7668 Espero que estas pinceladas os hayan abierto el apetito sobre las tormentosas pero a la vez increíbles alteraciones que puede manifestar nuestro pensamiento y nos sigáis leyendo para conocer qué más misterios nos tiene guardados nuestro enigmático cerebro. PARA SABER MÁS: - Vídeo explicativo del Síndrome de Capgras https://www.youtube.com/watch?v=i6mrmoIL_pA - Síndrome de Capgras en Alzheimer: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717- 92272005000200007&script=sci_arttext - Vídeo explicativo del Síndrome de Fregoli creado por estudiantes de Medicina de la Universidad de Albacete: https://www.youtube.com/watch?v=1iYuGRj8ZOg Pilar Madueño es licenciada en Psicología por la Universidad de Granada y cuenta con varios años de estudios en el campo de la psicología clínica. La Separata. Junio de 2016. ISSN: 2444-7668