“CAMINO DE COMPOSTELA” Capítulo III DESDE LOGROÑO A BURGOS A medida que el reloj daba lugar a otro segundo, el viaje se complicaba más y más. Pablo y Carmiña, desconcertados, no veían la hora de terminar con esto de una vez por todas; por desgracia, solo acababa de empezar. Algo tenían seguro: junto a Yasmin todo iba a ser más sencillo. Confundidos, emprendieron el viaje hasta la capital riojana, Logroño, aunque la ciudad pasó algo desapercibida, pues necesitaban alejarse cuanto antes de aquellos lugares en los que a punto habían estado de ser atacados, para así por lo menos intentar despistar a quien quería tener en sus manos a los dos jóvenes. Una vez en Nájera, cabecera de comarca, descansarían. A pesar de las prisas, los tres disfrutaron del viaje. El paisaje gozaba de preciosos viñedos, y, movidos por la confianza, pensaron en pararse y disfrutar al menos de un pedazo de Navarrete. No se arrepintieron, ya que como la hospitalidad de Navarrete no habían conocido ninguna. Descubrieron como su plaza de aspecto fuerte y vencedor acogía a cualquier peregrino en busca de paz y tranquilidad. Recorrieron su parte vieja vagando por numerosas calles de las que solo con mirarlas surgían miles de historias medievales, hasta que dieron con la monumental Iglesia de la Asunción. Iglesia de la Asunción -Tenemos que entrar -dijeron al unísono Carmiña y Pablo, que hasta ahora había estado muy callado. -Yo aquí estoy para protegeros, así que adelante -se ofreció Yasmin segura y emprendedora, como siempre. Sin pensárselo dos veces, avanzaron hacia aquel monumento que tenía pinta de depararles alguna que otra sorpresa. Una vez dentro, callados, contemplaron su interior. En ese mismo instante, a sus espaldas se les apareció un hombre de baja estatura, barrigón, con gafas, que horrorizado les exigió que se marchasen. No entendían nada, cosa que ya era habitual, así que se dejaron de tonterías y Carmiña y Pablo le plantaron cara, antes de que Yasmin le intentara dar uno de sus mayores guantazos. El hombre, alzando el tono de voz, les dijo que su lugar estaba en Nájera, no allí. Preocupados, continuaron el camino, no sin antes comprar fruta y dar buena cuenta de ella en uno de los bancos situados a la salida del pueblo. Con las fuerzas restablecidas, llegamos al camposanto, donde lucen la portada y las ventanas de San Juan de Arco. San Juan de Arco Yasmin se quedó mirándolos estupefacta, reconociendo un símbolo de la secta satánica que les venía siguiendo. Preocupados, siguieron caminando entre vides y llegaron a Ventosa, en cuyo alto se encuentra la iglesia de Saturnio. -Entremos -comentó Pablo a Carmiña. Una vez dentro, visitando los altares, les llamó la atención un papel doblado. Lo abrieron y en él había un mensaje en el cual se les indicaba que siguieran el camino hasta Nájera, donde encontrarían su siguiente destino. Salieron del pueblo y cogieron un camino pedregoso que les guiaría hacia el alto de San Antón, por donde los peregrinos en la Edad Media tenían que extremar la vigilancia, pues con frecuencia eran asaltados por bandoleros. Carmiña y Pablo caminaban callados y preocupados. Encontraron el Poyo de Roldán, enclave donde tuvo lugar el legendario combate entre Roldán y el gigante Ferragil. Tras pasarlo sin ningún sobresalto, cruzaron el río Yalde por un pequeño puente de madera. Yasmin decidió descansar en la Fuente de Paulino para afrontar los siguientes kilómetros. Tras el descanso continuaron caminando por avenidas, comentando los últimos acontecimientos que a lo largo del camino les venían sucediendo, hasta llegar al puente del río Najerilla, donde se encuentra el albergue Puerta de Nájera. Una chica muy simpática les dio la bienvenida; dejaron sus mochilas y, al salir del albergue, cansados del viaje, fueron a refrescarse sus pies hinchados en las aguas frías. Aliviados, recorrieron la villa histórica, donde se encuentra el monasterio de Santa María la Real, fundado en 1032. Santa María la Real Yasmin y Pablo se adentraron en el templo, mientras Carmiña buscaba una guía para que les explicara la historia. Cuando se encontraron con ella comenzó la visita. En la parte posterior del templo vieron una cueva, en la que, según la leyenda, el rey Don García de Nájera encontró en 1044 la virgen Santa María la Real. Cuando entraron en ella, Yasmin se quedó mirando a la Virgen fijamente; aunque era atea, la vio tan bonita que se enamoró de ella. Continuaron la visita en el panteón del rey Don García y hallaron otro papel, en el cual se les indicaba que siguiesen el camino hasta Santo Domingo de la Calzada y que tuvieran cuidado porque la ruta sería más complicada. Yasmin empezó a plantearse la situación en la que se encontraban, y el miedo empezó a apoderarse de ella. Una secta satánica les perseguía y ella tenía el presentimiento de que tristemente las cosas no acabarían bien y no podrían llegar a su destino. Carmiña y Pablo, movidos por la curiosidad y con ganas de finalizar su viaje, acabaron convenciendo a la indecisa Yasmin haciéndole saber que, una vez allí, no podían echar la vista atrás y debían completar su misión. Motivados y con más ganas que nunca, siguieron su camino hasta llegar a Azofra, donde decidieron hospedarse en el conocido albergue, en el que recibieron muy buen trato y consiguieron relajarse y evadirse de los problemas que acechaban. Al día siguiente continuaron su viaje; les esperaba un largo trayecto hasta Santo Domingo. Una vez que pasado Cirueña, tuvieron la misma sensación que habían tenido anteriormente: se sentían perseguidos y observados continuamente. Unos kilómetros después se les aparecieron cuatro hombres encapuchados; no había duda, eran ellos, eran los miembros pertenecientes a la secta satánica que tantos problemas les habían causado durante su viaje. Les amenazaron de muerte si no abandonaban su camino hacia Santiago de Compostela. Sin embargo, sin dejar intimidarse, los muchachos consiguieron escapar y llegar hasta Santo Domingo de la Calzada. Allí , más relajados, decidieron visitar la catedral creada en 1158 con el fin de cobijar los restos de uno de los santos más conocidos y venerados en el camino de Santiago, Domingo de la Calzada http://www.catedralsantodomingo.es/. En la catedral disfrutaron de estancias como el Coro, el Sepulcro, el Claustro y el Gallinero, donde se cobijan el gallo y la gallina como recuerdo del famoso milagro ocurrido en Santo Domingo. Quedaron maravillados con este lugar pero no podían olvidarse de su misión, así que decidieron que ya iba siendo hora de reanudar su viaje. Tras una larga caminata, llegaron a Castilla y León, donde pasaron la noche en un albergue de Belorado. A la mañana siguiente, deseaban visitar y conocer aquella bonita localidad, pero Yasmin les recordó su misión. Cruzaron Tosantos, donde visitaron la ermita de la Virgen de la Peña, situada en un escarpe rocoso. Cuando llegaron a Villambistia, volvieron a oír murmullos a su alrededor y descubrieron a dos hombres encapuchados de la secta satánica espiándolos tras unos arbustos. Para sorpresa de los tres viajantes, los dos hombres encapuchados no los atacaron, sino que desaparecieron corriendo. Muy sorprendidos, decidieron seguir su trayecto. Muy cerca de Villambistia, se sitúa Espinosa del Camino, donde los muchachos decidieron visitar las ruinas del monasterio mozárabe de San Félix, en las cuales, según la tradición, se hallan los restos mortales del conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de Burgos. En uno de los muros encontraron un pequeño cartel que les indicó la dirección que debían tomar para llegar a su siguiente destino, San Juan de Ortega. Tuvieron que cruzar los Montes de Oca, considerado en la Edad Media un lugar de bandidos y lobos. Debido a esto, los tres cruzaron aquel lugar deprisa y sintieron gran alivio al llegar a su destino. Un viejo señor les explicó que San Juan de Ortega, un monje del siglo XII, construyó el monasterio en el que se hallaban para ayudar a los peregrinos que cruzaban aquellos montes tan peligrosos. Cuando entraron en él, quedaron sorprendidos con el precioso capitel románico que muestra la Anunciación y que atrae a cientos de visitantes en la fiesta dedicada a esta Virgen, ya que un único rayo de sol atraviesa la ventana e ilumina el capitel, alumbrando las imágenes de la Virgen y San Gabriel. San Juan de Ortega Estuvieron largo rato observando aquel lugar y podían haber seguido así durante horas, pero pronto recordaron que debían seguir su trayecto. Marcharon de San Juan de Ortega hasta Atapuerca. El camino se les hizo muy largo debido a las malas condiciones meteorológicas. Ya en el municipio decidieron ir a visitar los hallazgos paleontológicos y arqueológicos (estaban cansados de visitar tantas iglesias y catedrales), entre los que destaca, sin lugar a dudas, el del primer resto humano de toda Europa: el Homo Antecessor. Permanecieron en ese lugar un rato jugando hasta que Pablo se tropezó con un pequeño escalón y descubrieron otro papel doblado que decía que al llegar a Burgos debían ir bajo el puente, donde tendrían visita. Estaban nerviosos pero a la vez entusiasmados por saber a quién se iban a encontrar, pero Yasmin estaba temorosa de que todo fuese una trampa. Partieron de ese mismo lugar por la tarde. Caminaron con dirección a Orbaneja Riopico. Por el camino fueron disfrutando del hermoso paisaje, ahora sí, con un cielo soleado. Cuando llegaron fueron a visitar la parroquia, localizada en un cerro al lateral del casco urbano. La iglesia fue construida bajo la advocación de San Millán Abad, que fue un ermitaño considerado santo, cuyos restos yacen en el monasterio de Yuso. Entraron al templo; estaba anocheciendo. Curiosamente la puerta de la parroquia estaba entreabierta. No se veía nada, así que tuvieron que encender una vela que se encontraba al fondo de la nave rectangular. Subieron a la torre del campanario (del siglo XVII); esa noche había lluvia de estrellas y pensaron que ese sería un buen lugar para observar tal fenómeno. Yasmin, inquieta durante todo el camino, miró hacia todos los lados con reticencia por si acaso alguno de los malhechores los había seguido. De pronto un estrepitoso grito les alertó. Al lado de la iglesia estaba el cementerio del municipio, donde se hallaban los miembros de la secta satánica. Habían descubierto dónde se encontraban y no había forma de salir de allí. Sin embargo, con ayuda de Pablo y Carmiña, lograron escapar y dejar a sus malhechores encerrados en el templo. Se pasaron días caminando, consternados por lo sucedido, hasta que de una vez por todas llegaron a Burgos. Ya en la ciudad, visitaron la catedral, que empezó a ser construida en el 1221, siguiendo patrones del gótico francés, aunque sufrió muchos cambios durante los siglos XV y XVI. Estas modificaciones afectaron sobre todo a las agujas de la fachada principal y al cimborrio. Visitaron los numerosos retablos, la preciosa escalera dorada y los multiples rosetones con sus vidrieras de colores, pero, sin duda, lo que más les gustó fue la bóveda estrellada de la Capilla de la Presentación. Cuando ya terminaba el recorrido de la catedral, descubrieron la tumba de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, a cuyo lado también yace su esposa Jimena. Las tumbas se encuentran bajo el cimborrio. Estuvieron observándolas un rato hasta que encontraron algo que les llamó de nuevo la atención: otro papel doblado pegado en la tumba. La nota era la misma que la que encontraron en Atapuerca, ¡casi se les olvida que tenían que acudir al puente principal de Burgos! Llegaron al lugar acordado y se encontraron al Cid. Este les regaló su espada para que pudieran defenderse de sus enemigos y desapareció. Estaban confusos y aturdidos. Después de tal encuentro no dejaban de hacerse la misma pregunta todo el rato: ¿qué hacía allí un personaje histórico fallecido hacía siglos?