CIRCULO ANALISTAS JUNG Ateneu Barcelonés, octubre de 2009 Tema: Re-ligio y multiculturalidad Este artículo es un resumen de las reflexiones hechas en el Círculo de Analistas alrededor de algunas cuestiones como: ¿Qué papel tienen las religiones hoy? ¿Acercan o separan de la auténtica espiritualidad? ¿Cómo influye el contacto con el Sí-mismo en la relación entre los individuos? ¿Cómo afecta la convivencia actual de las diferentes culturas a la psique religiosa? ¿Cómo se conjuga en el alma religiosa de las minorías culturales el contacto con la mayoría y viceversa? ¿Cómo afecta el desarraigo a la expresión del alma religiosa? Se agradece especialmente el material y reflexiones aportadas a priori por Silvia Horvath y la dedicación a este texto de Rosario Hernando. ------------¿Qué papel tienen las religiones hoy? ¿Acercan o separan de la auténtica espiritualidad? “Si perdemos la esperanza será el fin, pero Dios nos libre de perder la esperanza”1 2 Aquí y ahora, en la sociedad empieza a darse el fenómeno de acceder a la espiritualidad “sin intermediarios”. Pero esto depende del nivel de conciencia de las personas, pues la vida cotidiana invita continuamente a la dispersión, a salir hacia fuera, por lo que en estados de poca concienciación, se empobrece la vida espiritual y nos vamos alejando del Sí-mismo. En muchos casos, existe un divorcio y casi contradicción entre: lo que por un lado es la espiritualidad en tanto básica y esencial necesidad humana de trascendencia y 1 De la entrevista realizada a Zygmunt BAUMAN en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) , el 22 de marzo de 2004, por Daniel Gamper Sachse 2 El recurso a Dios para no perder la esperanza, se puede entender en tanto habitual expresión coloquial, en cualquier caso, confirma su presencia, la de Dios, en nuestro imaginario colectivo cotidiano. conexión con lo sagrado (re-ligar), y por otro lado la religión en tanto institución social humana, y por tanto política, orientada en su mayor parte a contener y, por ende inevitable, manipular los miedos ancestrales, prometiendo a cambio seguridad y certidumbres, para soportar la unsicherheit (compleja y múltiple expresión del idioma alemán que se puede traducir por Incertidumbre, inseguridad, vulnerabilidad No parece que esto sea hoy en día diferente de lo que ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Basta y sobra con hacer un breve paseo por cualquier texto discreto de la historia medieval, y luego contrastarlo con cualquier edición cotidiana de los telediarios contemporáneos. En todo caso, y dado el carácter “liquido” de la realidad actual en su conjunto, tal como la define Bauman3 en toda su obra, la religión como institución, que es, no se libra de su propia fragilidad, debilitamiento y deterioro. En cuanto a la necesidad esencial humana de trascendencia, unión con lo sagrado, es hoy en día posiblemente más apremiante que nunca, con lo cual se puede entender que la incapacidad de las instituciones religiosas para satisfacerla se hace más evidente y más lejana como posibilidad, precisamente por lo antedicho en los párrafos precedentes. Muchos concebimos la espiritualidad como opción alternativa a las religiones/institución, para el alma individual sedienta de crecimiento libre, consciente y responsable. Alternativa por cierto más natural, y por tanto posiblemente más respetuosa de las diferencias culturales e individuales. Buda ya intento una democratización de la experiencia religiosa; expresó que cualquier ser humano sin distinción de casta podía liberarse. El mensaje de Jesucristo también expresa que cada persona, en su fuero interno, puede acceder por sí misma al contacto con lo divino. La historia muestra como la extraversión y la introversión se expresan también en las religiones. Hay que diferenciar la expresión externa de las religiones de sus expresiones internas. El cristianismo y el islam buscan la conversión ajena porque hay un mandato del fundador. En su expresión externa hay un cierto animus competitivo. En cambio en Oriente la iniciativa se dirige hacia el interior. A lo largo de la historia se ha visto que es más fácil proyectar mutuamente la sombra entre el cristianismo y el islam que con las religiones orientales. Algo que diferencia a Oriente y Occidente es que el místico occidental llora mientras que el oriental no. Según Jung, el occidental de cualquier cosa hace una técnica y con ello pierde el espíritu y la actitud originales necesarias para que los métodos de oriente puedan ser utilizados sin peligro y con eficiencia. 3 Zygmunt Bauman, “Múltiples Culturas, una sola Humanidad”, CCCB 2008; Katz Editores El empleo de diferentes métodos de desenvolvimiento espiritual ya sean de Occidente u Oriente ayudan o perjudican en función del grado de consciencia y de conocimiento de quién los utiliza. Cuando se utilizan técnicas para el desenvolvimiento espiritual, a mayor grado de neuroticidad mayor riesgo para la estructura psíquica, por ello es muy conveniente un buen grado de estructuración del yo. Entendemos que la espiritualidad es asimilable, si bien no coincide ni plena ni totalmente, a lo que en nuestro ámbito profesional denominamos proceso de individuación, en tanto camino posible de desarrollo individual y auto responsable, de búsqueda y asunción de la compleja totalidad de la psique, orientada por y hacia el sí mismo, y que abarca el yo, sombra, persona, ánima, ánimus, etc. No desestimamos, en absoluto de modo radical el potencial papel sanador de la religión como institución. Pero entendemos que las religiones/institución, y de más está decirlo, (nos referimos básicamente a las tres principales religiones monoteístas dominantes), acercarán o separarán de la auténtica espiritualidad no tanto por sí mismas, sino en función del grado de consciencia de quién se acerque, y de lo que realmente esté buscando al acercarse. La coexistencia actual de tan distintos niveles de consciencia al mismo tiempo que una tan amplia y variada oferta de “aproximaciones” a lo espiritual supone un grave riesgo para los distintos individuos. Para ilustrar este aspecto recordemos aquella máxima que cita Jung: “La acción correcta en manos del hombre incorrecto da resultado incorrecto y la acción incorrecta en manos del hombre correcto da resultado correcto”. Es curioso observar como en algunas religiones se accede directamente a los textos religiosos, se leen directamente, se puede opinar, etc. Sin embargo en el Catolicismo, nos han llegado las Escrituras del Nuevo Testamento muy seleccionadas. Esta selección fue hecha ya en los primeros siglos del cristianismo por Ireneo de Lyon. De este modo se quería luchar contra las herejías. La rigidez y el dogmatismo han sido características predominantes. Es importante la necesidad del hombre de encontrar un sentido trascendente, pero ahí existe un peligro, como en todas las paradojas humanas, y es que fácilmente eso se puede transformar en ideología. Entonces pasamos de una necesidad individual a una cuestión colectiva, que es la ideología, que es la religión ésta o la otra. El peligro está cuando entramos en las ideologías, ahí nos perdemos porque inmediatamente entra a funcionar la necesidad de poder del ser humano, y entonces va a haber categorías…, la necesidad de unos de dominar sobre otros. Entonces el impulso fundamental del alma humana de contacto con lo divino, pasa a un terreno racional, la razón se erige en el polo directivo, y muchas veces cuando nos regimos sólo por la razón terminamos en una lucha de poder, queriendo ganar al otro, temiendo que el otro nos pise el terreno. Ahí pasamos al registro del poder, como hemos apuntado. Es interesante pensar ¿dónde está el punto, en el que el ser humano, va a convertir la religión en una institución de poder, en donde hay unos jerarcas que determinan las horas que se tiene que asistir por obligación, las limosnas, las bulas; el modo cómo lo tienen que hacer, etc.? En el año 316 se identificó la religión cristiana como la religión del Imperio, con el Emperador Constantino. ¡Qué gran fuerza se dio a ese proceso, en modo totalmente inconsciente, por parte de todos, incluso de Constantino! Se fue constelando un arquetipo en la colectividad. Se disminuyó la conciencia individual y, colectivamente, a Constantino se le identificó con un dios, un arquetipo, con lo que tenía una enorme fuerza numinosa y, en consecuencia, los otros respondían automáticamente a esa fuerza que era tan poderosa como la religión. Aquí surgió la diferencia, los que pensaban algo distinto, se les proclamaba herejes. Es aquí donde al diferenciarse el grupo, al tener enemigos se fortalece el grupo (nosotros somos los que tenemos la razón, los buenos, los demás se equivocan, son herejes…). Por otro lado, sin duda, hay que tener en cuenta el alto valor simbólico que los ritos poseen para la psique (sobran referencias bibliográficas contundentes, sin ir más lejos, ver la obra de Mircea Elíade, y/o Joseph Campbell). También se puede entender que la mera repetición por si misma, de una rígida y concatenada secuencia de patrones preestablecidos a seguir, además de constituir una hueca formalidad desprovista de auténtico valor simbólico provechoso para el alma, no se diferencia demasiado de lo que desde la clínica percibiríamos como el despliegue en acto de un síntoma obsesivo. El ritual nos permite conectar con lo divino, es importante y necesario. Cada uno personalmente podemos tener nuestro ritual, nuestra manera de hacer, para conectarnos con lo divino. Pero también hay rituales que pertenecen a nuestra cultura, a nuestro acervo cultural, que nos van a conectar socialmente, en grupo. Si el celebrante tiene buen nivel de conciencia, nos hace vivir el rito de una manera más rica, auténtica; igual que el analista, posibilita que pueda despertarse la imago interna. Todo ser humano tiene necesidad de encontrar respuesta a necesidades fundamentales, pero muchos no la encuentran. En relación con este apartado, consideramos oportuno hacer referencia a la necesaria precaución frente a las falsas pseudo-salidas alternativas ofrecidas hoy en día “al por mayor”, como otro reclamo consumista más. Y provisto del correspondiente atractivo envoltorio de packaging de diseño, en la forma de caminos “espiritualistas o espiritualoides”, que no espirituales. Con lo que, tenemos el mismo mecanismo pero sin ninguna religión oficial; es lo mismo. A estos grupos se acercan también personas que tiene necesidad de identificarse con los elegidos, los mejores, la élite; con la aspiración de llegar algún día al poder (el resto de las personas fuera de ellos son considerados “ajenos, poco evolucionados, hombres comúnes, paganos, parias, clase de tropa…). Para los seguidores, el romper con el grupo les supone muchísimo sufrimiento. Todo el grupo está obligado a no hablar a la persona que se va del grupo, a considerarle extraño, porque consideran que les contamina. Son condenados a no ser reconocidos; los ignoran, recordando el ostracismo griego de la polis. Por otro lado, hay personas que toman sustancias para tener experiencias religiosas rápidas, y como ya hemos apuntado, se acercan a muy diferentes grupos que les prometen grandes cosas, a cambio de todo o de nada. Otra forma que adopta la necesidad humana de trascendencia son los movimientos tipo New Age. Éstos propugnan una diversidad de métodos para el desenvolvimiento pseudoespiritual y lo hacen tergiversando el mensaje religioso original adaptándolo a la típica mentalidad occidental de éxito fácil. El problema es que no hay filtro para las personas que se acercan a estos métodos. Con sólo la buena intención no basta. Como alguien dijo “el camino hacia el infierno está pavimentado de buenas intenciones”. ¿Cómo influye el contacto con el Sí-mismo en la relación entre los individuos? Bien es verdad, que el hecho de ser uno de tantos en el grupo, nos vuelve a recordar la aportación de Bauman “Múltiples culturas, una sola humanidad” En principio, no parece un tema difícil: todos los seres humanos son portadores de una estancia íntegra, que toca con lo sagrado, su Sí-mismo, con lo que deberíamos de considerar dignos de nuestra propia consideración a todas las personas. Pero el problema empieza cuando perdemos nosotros la conexión con nuestro Sí mismo, cuando se pierde la conexión individual, también se pierde la percepción de los demás como entes con su Sí-mismo. Y todos vivimos a caballo de esta paradoja humana. Así pues, la necesidad de conectar con lo profundo, con lo verdadero de uno mismo, es cuestión difícil, porque la sociedad hoy es terriblemente tentadora, con lo que esa necesidad de re-ligar que conecta con algo verdadero, en último término el Sí-mismo, por el camino muchos la vamos perdiendo, y terminamos tentados por el otro aspecto, el del poder; que supone pasar del sentimiento y la intuición, a la razón. La mayoría de las veces que nos movemos en la razón, terminamos en registros de poder. ¡Y eso es lo tremendo! Y por otro lado, ¡qué necesidad tan grande tiene el hombre de encontrar respuestas a su dolor, a sus preguntas, a sus dudas; a la unsicherheit! ¿Cómo afecta la convivencia actual de las diferentes culturas a la psique religiosa? Es un auténtico desafío aún por determinar y que invita a ir más allá de las diversas vestiduras y escenografías particulares (respetando y rescatando la innegable riqueza de la biodiversidad cultural), así como y sobre todo, más allá de los juegos y malabares de egos y sombras. Un desafío a desenmascarar son los intereses políticos, es decir de poder, que hay detrás de la insistencia en la diferencia y el enfrentamiento (el viejo y archiconocido “divide y reinarás”) 4 “Nos debemos acercar a la comunidad de toda la humanidad o si no acabaremos matándonos los unos a los otros” (Bauman, obra citada pág.59) 4 Referente a ésto, el V Congreso Latinoamericano de Psicología Analítica que se ha realizado en Santiago de Chile, en septiembre de 2009, cuyo lema convocante era: “Eros y Poder en la Práctica Clínica, la Educación y la Cultura” La referencia de las O.C. escogida por los organizadores es: “Es indudable que el eros está siempre en todo lugar; es indudable que el impulso de poder penetra la totalidad del alma, tanto sus más elevadas cumbres como sus más profundos abismos; Pero el alma no es sólo una cosa o la otra, o según entiendo yo, ambas cosas a la vez; sino también lo que ella ha hecho ya con las dos y lo que está todavía por hacer con ambas”. Carl Gustav Jung , Obras Completas, Vol.7, 67 Cosa que en realidad viene sucediendo desde el mitológico episodio de Caín y Abel, y ha seguido sucediendo a lo largo de los siglos, en tiempos ya de los registros históricos cronológicos, testimoniales y testimoniados. Y obviamente continúa sucediendo. Para el caso, como ya dijimos antes, no hay más que ver cualquier telediario cotidiano. Algunas normas de ciertas religiones dificultan la relación de igual a igual incluso en la dinámica escolar. Por ejemplo, en el sistema de castas de la India, alguna de ellas, no sólo les prohíbe su religión hablar con compañeros parias, sino que tampoco pueden pisar su sombra o tendrán de purificarse; estas normas religiosas, estimulan unas actitudes y conductas discriminatorias entre los alumnos y alteran la dinámica entre los padres y profesores. El concepto de tolerancia es usado de forma general y se ha convertido en un reto intercultural. Respecto a esto, el Cardenal Poupard expresa lo siguiente: “la tolerancia actual, no es el respeto dialogante o la veneración profunda por la dignidad personal del otro, tampoco es la escucha, la valoración, el intercambio mutuo, la asimilación y contrapropuesta de un diálogo, sino más bien la indiferencia desenfadada del otro. Entonces, ¿Qué diremos? ¿Qué la tolerancia es realmente nefasta? Tal afirmación es igualmente letal. La tolerancia postmoderna posee sin saber, la preciosa intuición del corazón del hombre: no resistir al otro genera paz”. La famosa crisis, tan de moda, parece ser que tiene un trasfondo espiritual, abarcando y cuestionando los valores profundos de nuestra sociedad, y la consecuencia es económica y financiera. ¿Cómo se conjuga en el alma religiosa de las minorías culturales el contacto con la mayoría y viceversa? Requiere un equilibrio entre libertad y seguridad, Zygmunt Bauman, lo explica con gran destreza y claridad exponiendo algunos conceptos interesantes. Nos dice que la vida actual evoca sentimientos contradictorios. Una de tales contradicciones es la establecida entre lo que podríamos denominar “proteofilia” y “proteofobia” ; hacen referencia al mítico Proteo a quien los poetas antiguos atribuían la prodigiosa capacidad de cambiar permanentemente de identidad y de aspecto, a su voluntad ( símbolo del cambio rápido, drástico y radical). En la proteofilia los cambios nos aportan aire limpio. Por otra parte, sin embargo, vivir en medio de ese flujo de cambios genera también una reacción opuesta, la de la proteofobia. Algo similar podría decirse de la mixofilia y la mixofobia. Mezclarse con extraños tiene sus placeres: puede ser algo emocionante y sumamente entretenido. Pero, por otra parte, el hecho de estar rodeado de extraños, puede también constituir una experiencia desalentadora. En definitiva, se trata del conflicto entre libertad y seguridad, cuanto más nos movemos en una dirección, más dolorosamente sentimos la ausencia del otro valor, y, por ello, intentamos una y otra vez alcanzar el equilibrio entre ambos valores. ¿Cómo afecta el desarraigo a la expresión del alma religiosa? Nuevamente, se puede entender como un desafío al despertar del alma. El desarraigo enfrenta al individuo de un modo bestial y descarnado con el “Unsicherheit”. Las salidas y evoluciones escogidas son imprevisibles e impredecibles. Pueden ser diametralmente opuestas, sanadoras o destructivas, ya sean individuales o colectivas. El desarraigo puede ofrecer y constituir la gran oportunidad y estímulo necesarios, o puede suponer y precipitar el colapso y hundimiento, como mínimo en la negación definitiva, y esto como posibilidad menos dramática. Cabe decir que el refugio en la aparente seguridad y certeza ofrecidas por las formalidades religiosas en tanto instituciones, serían incluso un mal menor. Es decir y para terminar, el despertar y expresión del alma religiosa también es imprevisible e impredecible; es un MILAGRO, y se produce o no, sin que podamos precisar por qué.