Desmantelar - Corporación Viva la Ciudadanía

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Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
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Desmantelar
Mauricio Castaño H.
Historiador mauriciojota@yahoo.es
Desmantelar el aparato criminal que delinque, además de judicializar a quienes
apretaron el gatillo, es el acierto del experto en justicia internacional Paul Seils,
en entrevista concedida a la revista Semana. Tiene mayor contundencia
desenchufar la máquina del horror, más que centrarse tan sólo en los sicarios
rasos, de fácil sustitución. Si se conoce el entramado, su diseño, se sabe
quiénes están detrás de su invención y sus propósitos. De seguro, a manera de
ejemplo, tiene mucha relación la posible verdad sobre el «grupo de los ocho»,
personalidades de la cúpulas militar, Iglesia, política, empresarial, justicia, que
los mismos comandantes paramilitares. Un hecho emblemático, es la reciente
condena a 24 años de cárcel del ex candidato presidencial Alberto Santofimio
por el asesinato del entonces también aspirante a jefe de Estado Antonio
Galán. Aquel era aliado de la mafia, incidió en Pablo Escobar para llevar acabo
la empresa criminal.
En Colombia aún sigue siendo un país muy dependiente del agro. Sus mayores
riquezas vienen de la tierra, siendo la producción ilícita de la coca, una de sus
fuentes principales. Esto nos explica el método violento del despojo de tierras.
Tanto los narcotraficantes como los ganaderos, los cultivadores de arroz o de
palma, se han valido del aparato paramilitar para quitarles sus predios a los
campesinos o pequeños terratenientes. Simplemente amplían la extensión de
su territorio de manera violenta, y a su vez despejan el territorio de los humildes
pobladores, garantizando corredores estratégicos para el tráfico de sus
productos, y para los combates otro tanto de los grupos ilegales.
Esta política, esta cultura de arrasar con violencia lo que es ajeno, la acometen
por parejo paramilitares, las propias Fuerzas Armadas del Estado, las
guerrillas. Sólo hoy conocemos cifras del paramilitarismo, con ellos, se inició un
proceso de negociación, se habla de haber despojado unos 4 millones
hectáreas. De los otros perpetradores no se conocen aún datos. Pero sabemos
por ejemplo, que los militares llegan a una determinada vereda, se toman una
finca, se apropian de las aves de corral y demás animales y cultivos, en una
palabra, convierten el predio en cuartel de guerra contra la insurgencia. ¿Y los
propietarios? Tienen que salir desplazados, para no quedar en medio del fuego
cruzado.
Existe en el país una metodología de combinación de todas las formas de
lucha. Por un lado se crean políticas y por el otro se monta una máquina de la
muerte que favorezca el enriquecimiento ilícito. A punta de esta metodología es
que se ha sostenido la institucionalidad colombiana, no importa la mortandad y
miseria a la que ha estado sometida la mayoría de la sociedad. Cortar el
problema de raíz, es desmantelar.
Hoy tan sólo conocemos las aproximadas 4 millones de desplazados por los
paramilitares. De los otros perpetrados, nada se sabe aún, sabremos cuando la
ley los cobije a todos. Para tal propósito, se tiene que contar con una férrea
voluntad política y social, que desenmascaren a los diseñadores de esa
máquina violenta de ultraderecha, y a cambio se restablezcan principios del
respeto por el otro y por su territorio.
En este contexto se puede leer toda la polvareda levantada sobre el tema de
Restitución de Tierras que emprende el actual Gobierno. La ultraderecha ha
reaccionada, desde hace rato ya, anunciando un Apocalipsis o hecatombe
institucional, no creen conveniente devolver las tierras.
Edición N° 00270 – Semana del 2 al 8 de Septiembre de 2011
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