220-20388, 02 de mayo de 2005 Ref.: Liquidación Obligatoria – Coexistencia de la asamblea general de accionistas y de la junta directiva con el cargo de liquidador. Me refiero a su escrito radicado en este Despacho bajo el número 2005-01-070432, mediante el cual solicita la opinión de este Organismo relacionada con la posibilidad de que en el proceso de liquidación obligatoria coexistan la asamblea general de accionistas y el liquidador y que la junta directiva también coexista con el liquidador, conservando las atribuciones que tenía, pero de manera tal que no coincidan o estorben las que le han sido conferidas por la ley a este último. Sobre el particular me permito manifestarle que, de manera preliminar, es preciso traer a colación la finalidad del proceso liquidatorio, cual es la realización de los bienes del deudor para atender en forma ordenada el pago de las obligaciones a su cargo, luego, al liquidador, como persona encargada por la Superintendencia de Sociedades para llevar a cabo dicho proceso, le corresponde realizar todos aquellos actos que cumplan con tal cometido. Ahora bien, la asamblea general de accionistas es el órgano social por excelencia, donde concurre la voluntad social de quienes por ser accionistas detentan el poder político y económico del ente societario y en cuyo seno se adoptan todas las determinaciones enderezadas a lograr el objetivo social, el cual, en el evento de un proceso liquidatorio, está constituido precisamente por todos aquellos actos que se hallen encaminados a la pronta liquidación de la sociedad y a su extinción (artículo 419 del Código de Comercio). Por su parte, la Junta Directiva es el órgano colegiado de la compañía en donde se adoptan las determinaciones que hacen relación a la organización social y a las políticas de la sociedad en orden a desarrollar su objetivo, es decir, comparte con el representante legal el manejo de los bienes y negocios de la empresa, puesto que puede ordenar que se celebre o ejecute cualquier acto o contrato comprendido dentro del objeto social y tomar las determinaciones necesarias en orden a que la sociedad cumpla sus fines, lo cual supone que el ente jurídico esté en pleno funcionamiento (artículo 438 del Estatuto Mercantil). Así las cosas, el inicio del proceso liquidatorio no puede poner fin a los órganos sociales mencionados, pero sí determina el marco dentro del cual pueden y deben moverse, puesto que todas sus decisiones deben estar encaminadas a cumplir con dicho objetivo, y su actividad, si bien es viable que coexista con la del liquidador, no puede entorpecer sus funciones, sino que debe facilitar el cometido para el cual fue designado. En sentido similar se pronunció este Despacho a través del Oficio 220-052114 del 11 de octubre de 2002, el cual se encuentra publicado en el Libro de Doctrinas y Conceptos Jurídicos de 2004, páginas 356 a 359, en el que expresó: "… Otro punto que es importante mencionar, es el funcionamiento de los órganos de dirección de la sociedad deudora, la Superintendencia no se aparta de que el máximo órgano social de una sociedad, cualquiera que sea el tipo societario, que tramita un proceso de liquidación obligatoria pueda reunirse y adoptar decisiones que por ley son de su competencia exclusiva, vr. gr., la reunión convocada para los efectos del artículo 117 de la citada ley; cuando se formula la celebración de un acuerdo concordatario dentro de la liquidación y, eventualmente, bien podría el máximo órgano social aprobar una capitalización; una cesión de cuotas u otra medida que permita mayor o mejores garantías para los acreedores." Espero que la anterior información sea de utilidad para los fines por usted perseguidos, pero le pongo de presente que el alcance de la respuesta ofrecida está sujeto a los términos del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.