220-72556 Asunto: Enajenación de acciones de una sociedad en liquidación (artículos 406 y 416 del Código de Comercio) Me refiero a su comunicación radicada en esta entidad con el número 478.128-0, por medio de la cual cita los artículos 406 y 416 del Código de Comercio, relacionados con la enajenación de acciones e inscripción de las mismas en el libro de registro de accionistas respectivamente y con base en ellos formula los siguientes interrogantes: "1.- Se encuentra el liquidador de una sociedad anónima en la obligación de inscribir en el libro de registro de acciones, la enajenación de acciones efectuada con anterioridad a la decisión de apertura del trámite liquidatorio, cuando éstas se han efectuado conforme a la legislación vigente". "2.- Se encontraría en la misma obligación, si dicha enajenación de las acciones se produce con posterioridad a la decisión de apertura del trámite liquidatorio". Sea lo primero manifestarle que, como las inquietudes planteadas guardan estrecha relación, ellas serán absueltas dentro de un mismo contexto, previas las siguientes consideraciones de orden temático y jurídico En segundo lugar, esta entidad entiende que las hipótesis planteadas, hacen relación a la enajenación de acciones e inscripción de las mismas en el libro de registro de accionistas, efectuadas en distintas circunstancias, esto es antes y después de disolverse la sociedad. Ubicados en este entorno, debe tenerse en cuenta que la existencia de toda sociedad conlleva dos etapas decisivas, una comprendida desde su constitución hasta su disolución y la otra, desde este último estadio, pasando por su liquidación para culminar con la extinción de la misma. Ocurrido el hecho determinante de la disolución de la compañía, es claro conforme lo consagrado en el artículo 222 de la Legislación Mercantil, que no es posible seguir desarrollando las actividades relacionadas con su objeto social y por lo tanto, el único fin al cual debe encaminarse es a la inmediata liquidación del patrimonio social. Así que de conformidad con el artículo anteriormente citado, las sociedades en liquidación conservarán su capacidad jurídica únicamente para los actos necesarios a su inmediata liquidación, ya que lo que se pretende es extinguir las vinculaciones jurídicas y económicas que existan entre los socios en razón al contrato social y las originadas con terceros en desarrollo de la actividad propia para lo cual fueron constituidas. El liquidador debe ejecutar los actos necesarios para conservar los bienes sociales y mantener la integridad del patrimonio que constituye en primer término la prenda general de los acreedores y, en segundo lugar, el derecho patrimonial de los asociados (artículo 238 ibídem). Ahora bien, independientemente del estadio en que se encuentre la compañía en un momento determinado, han de tenerse en cuenta las decisiones que en su oportunidad haya adoptado el máximo órgano social, así como las operaciones realizadas directamente por los asociados las cuales tienen plenos efectos, y son de obligatorio acatamiento por el representante legal o liquidador de la compañía, en cuanto que deben proceder a su debida ejecución, observando que si la compañía está ya disuelta, no conlleve ello el desarrollo de nuevas actividades, sin perjuicio de culminar las ya iniciadas con anterioridad a dicha situación.(artículo 238 ídem). En este orden de ideas y partiendo de la base de que las acciones son libremente negociables, salvo las limitaciones previstas por la ley, y que su enajenación no implica en si el desarrollo de nuevas actividades por parte de la compañía, máxime que estas no son de su propiedad, sino que tienen como únicos titulares a los asociados, esta Oficina considera que realizada dicha operación, conforme los procedimientos estatutarios y legales previamente establecidos e independientemente del estadio en que se encuentre la sociedad, el liquidador está obligado a inscribir en el libro de registro correspondiente la negociación de acciones que llegue a realizarse y la sociedad no puede oponerse a ello. (artículo 416 ejusdem), mientras no medie orden de autoridad competente que disponga lo contrario. En los anteriores términos se ha dado contestación a su consulta, no sin antes manifestarle que los efectos del presente pronunciamiento son los descritos en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.