E l duque de Nemours lia salido esta mañana del palacio de Ñ e u illy para trasladarse á Metz y tomar el (mando superior del campamento formado en los alrededores de dicha ciudad. Se asegura que el R e y piensa pasar á visitar efcam po en el pró­ ximo mes en compañía de toda su fam ilia , á cuyo efecto han empezado y a á hacerse los preparativos necesarios para recibir dignamente á tan ilustres huéspedes. ( C ourrier de la G ironde.) Las Cámaras belgas , cuyas sesiones acaban de cerrarse, es­ tán convocadas de nuevo para el 22 de Octubre próximo. ( P r e s s e .) E l ro de este mes se aguarda en Alejandría á lord E ile m borough. (Id .) Decíase en Londres antes de ayer que la Cámara de los Lores no -pronunciaría su fallo en la causa contra O ’Connell hasta que los jueces hayan vuelto de su viaje por los Condados. {Idem,') Escriben de Palermo en 9 del corriente: E l R e y de Baviera ha llegado á esta hoy por la mañana. Inmediatamente ha pasado á visitarle S. M . ei Rey_ Fernando de'las Dos-Sicilias. (G a z . d ' A ugsbourg,) E l M oniteur A lg e r ie n del 1 4 publica el estado de la po­ blación europea en las ciudades administradas civil y militar­ mente de la colonia en 3 i de Diciembre de 18 4 3. Habia en dicha época. En la provincia de A r g e l 2 0 , 7 9 1 franceses; 2 ,2 0 8 in­ gleses y anglo-malteses; 1 i , o 55 españoles y portugueses; 2 , 9 5 5 italianos; 1 , 1 4 6 alemanes, suizos y b e lg a s ; 1 0 6 ru­ sos , polacos y griegos. En la provincia de Constantina 4 ?4*^7 franceses ; 2 , 7 9 6 ingleses y anglo-malteses; 3 8 9 españoles y portugueses; 1,2 23 italianos; 265 alem anes, suizos y b e lg a s ; 25 ru sos, polacos y griegos. En la provincia de Oran 2 , 9 2 6 franceses; 3 o 3 ingleses y anglo-m alteses; 5,835 españoles; 8 1 6 italianos; 206 ale­ manes, suizos y belgas. ( D eba ts.) Se lee en la G a zette P iem on ta ise del 8 : E l comandante militar de la Calabria e x te rio r, cuya c a p i ­ tal es Cosenza , ha instituido con arreglo á las leyes vigentes un tribunal militar para juzgar á los revolucionarios que han desembarcado en la Calabria y han caído en manos de la justi­ cia. E l tribunal ha empezado y a el proceso. Dicen de Coblenza , con fecha del 1 7 , que saben por buen condncto que la Reina de Grecia ha determinado hacer en breve un viaje á la Alemania para tomar los baños de Ems. ( D ia rio de Coblenza,) Esta tarde publica ei M ensagero las siguientes noticias de Marruecos y de A rgel : El Sr. Presidente del Consejo, Ministro de la G u e r r a , ha recibido por el último correo de A fr ic a despachos del maris­ cal B u g ea u d , fechados en L e lla-M ag n ia el 6 de Julio. Estos partes no contienen ningún hecho nuevo, á excepción de una considerable razia ejecutada por la columna que manda el g e ­ neral Tempoure sobre los ouled-belagh , los oule d-el-m a hr, los beni-muthar y los ouled-sidi *yahira , fracción de los djafra. Estas trib us, situadas á i 5 leguas al Sud de Sebdou, han hecho la mas viva resistencia ; 3 o de sus ginetes han que­ dado en el campo. E l número de los prisioneros es de 10 0 ; en cuanto al botin se compone de 200 carneros, 600 b u e y es , I 5o camellos, y ademas de algunos caballos y muías. Parece positivo que SS. M M . el R e y y la R ein a de Prusb das sus penas y á todas sus pasiones Isabel herida le pare­ cía mas digna de adoración que nunca. L a levantó amorosamente entre sus brazos para colocarla en el taburete, adonde un minuto antes procuraba llevarla á la fuerza , y se arrodilló á sus pies con las manos juntas en la a c­ titud mas humilde. — ¡P e r d ó n , decía , perdón para el desventurado que tan­ to os ha ofendido I Bastante castigado estoy..,, permitid que llame para que os socorran. — ¿Pretendéis hacerme todavía mas m a l? dijo con voz d e ­ bilitada. ¿ Queréis llamar á los criados estando en mi aposento y á semejante hora? — Y o diré la ve rd ad: juraré que he entrado por sorpresa, y que he permanecido aqui á vuestro pesar como un miserable, tan cobarde como cruel. — N o se os creerá: antes bien se pensará que y o os he re­ cibido por mi voluntad. ¡ O h ! esto me causaría mas daño que todas las heridas de vuestro puñal. pasarán una parte del otoño en Coblenza y en el palacio de Stolzenfels; por esta razón se prosiguen con la mayor activi­ dad los trabajos de restauración .del palacio R e a l de Coblenza, y los ,que tienen por objeto el embellecimiento de los jardines que le rodean. Un a división naval (urca ha debido salir recientemente de los Dardanelos para dirigirse, según se asegura, á las costas de Siria. Esta división, mandada por el capitán b a já , se compone de siete buques; el buque almirante M a h m o u d i G , de dos fra­ ga tas, de dos bergantines, de un cúter ( i ) - , de un barco de vapor. L a salida de esta división en las actuales circunstancias merece llamar la ateucion. En Inglaterra cuesta la naturalización 25 o o francos. L o r d Brougham acaba de proponer a la Cámara de los Lores la se­ gunda lectura del bilí relativo a este objeto. Én el s¿ lamenta de la excesiva severidad de la legislación respecto a los extram geros , y propone una disposición en virtud de la cual debeia naturalizarse á las mugeres extraugeras por el solo hecho de su matrimonio con un ingles. L os piratas chinos han inventado un procedimiento horri­ ble para apoderarse de las embarcaciones que atacan : cuando encuentran un buque de comercio , arrojan sobre él teas en­ cendidas , y obligan de este modo á los que le ocupan á preci­ pitarse en el mar. El capitán ingles K e l l y , que dirigía hácia Macao un convoy de muchas cajas de plata, ha sido víctima en el mes de Agosto último de este asalto incendiario. Se habla mucho en Prusia de la emigración que actualmen­ te se verifica hacia las provincias rusas. Los emigrados , cuya mayor parte son obreros , han depositado en la embajada rusa, en B e rlin , 6 o thalers por familia. Mediante esta suma se les pro­ porcionan tierras en Lithuania. {P re sse ,) Barcelona 22 E de Julio. L N S A IC T O P or todas partes vemos reinar la mayor animación con mo­ tivo de las fiestas con que los leales barceloneses se disponen á solemnizar los próximos dias de la augusta Reina Madre. N u e s ­ tra grandiosa catedral se está decorando con un lujo asombroso, V se prepara una iluminación igual á la que se puso cuando el enlace de Eernando V I I en esta soberbia basílica. En las p la ­ zas se están levantando tablados para las músicas, y se están preparando adornos para los principales edificios de la ciudad. L as ricas tiendas del C a l i , Platería y E scudillen están siempre cuajadas de elegantes señoras y graciosas payesas, que acuden en busca de las galas que han de lucir estas en el baile con que van á obsequiar á S. M . , y aquellas en las fiestas de la corte. D e nn momento á otro «é éstá esperando la publicación del programa de los festejos ; pero entretanto se asegura que lo que hasta ahora ha y resuelto en el particular es , á mas de la fuucion religiosa del dia 24 en que oficiará de pontifical el Excm o. é limo. Sr. patriarca de las I n d i a s , un baile de p a y e ­ sas del llano de B a r c e lo n a , una regatta y un paseo marítimo y de pesca , a que asistirán SS. M M . y A . E l Sr. Presidente del Consejo parece que el dia 2 4 dará también un espléndido banquete, á que asistirán el cuerpo d i ­ plomático , las notabilidades de la corte y las primeras autori­ dades de esta ciudad y de la provincia. Se dice que el mismo dia la diputación provincial presentará á SS. M M . y A . la me­ dalla que y a tiene acuñada, y que debe perpetuar la memoria del feliz regreso de la excelsa Cristina al suelo español. Mil anécdotas , á cual mas notables , se cuentan de los ú l­ timos dias de la permanencia en esta ciudad del enviado e x (í) Embarcación inglesa de un solo palo. n oche, solo la habia quedado al parecer una gran postración. D irigió por segunda vez una fria mirada á W i l l i a m , y le d ijo: ¿ N o queréis hacer nada por m í? — ¡ Nada por v o s , I s a b e l ! ¡ A h ! ¡ no me conocéis ! ¿ Qué no hana por borrar mi falta , porque y o he sido el que las ha cometido todas? S í , he cometido graves faltas : vos habéis’ que­ rido divertiros c o n m igo , y habéis hecho bien , porque lo re­ conozco, ese era vuestro derecho ; y por ver en esos encanta­ dores labios una sola sonrisa en señal de perdón , me someteria por siglos enteros á toda clase de tormentos. ¿ Q u é debo hacer? H ablad. — ¡ Salid ! W i l l i a m se le v a n t ó , dirigió una mirada al c i e lo , y salió del aposento. traordínario de la Puerta otomana. Parece que al despedirse del virtuoso prelado que se halla al frente de esta diócesis, la pidió su bendición, diciendo: que aunque profesaban creen * cias distintas , siempre miraba como muy respetable la bendi­ ción de un anciano. . En el archivo de la corona de A ra g ó n que únicamente Fuad-EíFendi ha visitado entre los embajadores extrangeros qae se hallan en esta capital , después de haberse enterado muy detenidamente de sus infinitas preciosidades , dejó escrito en á rab e un recuerdo cuya traducción es como sigue : _ w N o consideres este sitio como urta mera reunión de li­ bros y da papeles: examínalo con detención y hallarás un te­ soro de conocimientos. E l hombre estudioso debería visitarlo todos los dias, y hallaría una memoria de las huellas d é l o s pasados tiempos.” Muhammed Fuad destinado por la Sublime Puerta con una misión especial y extraordinaria cerca de la augusta corte de España en el año 12 6 0 de la E g i r a , esto e s , 1 8 4 4 dé la era cristiana, logró entre los muchos obsequios ,que se \e dispen­ saron durante su residencia en la hermosa ciudad de B a r c e l o ­ na el permiso de visitar su precioso archivo. Deseoso de ma­ nifestar su gratitud al ilustrado individuo que lo custodia p o r las atenciones que en particular le mereció, y en prueba de su admiración por ei orden sorprendente que se observa en d i ­ cho establecimiento, debido al celo é inteligencia del referido in dividuo, ha escrito los precedentes renglones, y se los dedi­ ca como memoria.” {H era ld o .) V a len cia A y e r tarde conduciendo á brado en gefe A lgeciras. {D , 23 de J u lio . se hizo á la vela el vapor español M e r c u r io , su bordo al bizarro general V i l l a l o u g a , nom­ de la expedición de Marruecos. Su rumbo es á M . de V .) A las seis y media de la tarde de a y e r viniendo un bote de vapor ingles con tres marineros á recoger á dos oficiales que se hallaban en tierra, y reinando una fuerte marejada, z o ­ zobró en la barra del muelle y dió un vu elco , cayendo al agua los tres marineros. Afortunadamente llegaba otra lancha al propio tiempo, la cual los recogió y dió lugar á que llegasen otras dos , con cu y o auxilio fue remolcado el bote lleno do agua y vacia do, recibiendo á su bordo á los sobredichos ofi­ ciales. L a operación de salvamento , remolque y limpia del bote lo fue de media hora escasa. {Id,) Habiendo entrado en dicha tarde de ayer un joven t a r t a nero á limpiar un pozo que existe en la aduana del muelle , y cuya agua sirve para las caballería s, al llegar al fondo se hundió en el cieno , y sin poderse valer quedó ahogado á pe­ sar de cuantos remedios se practicaron para salvarlo después de extraído. {Id .) B ilb ao 2 4 de J u lio . H o y en celebridad de los dias de S. M. la augusta R e i n a Madre las tropas de esta guarnición han estado de parada en el paseo del A r e n a l , mandadas por el Sr. comandante g e n e ­ ral Urbistondo. L a escasez de las fuerzas de que coustaba no dejaba notarse demasiado en el pequeño recinto en que manio­ braban , y tanto el porta airoso y marcial que ostentaban estos veteranos , como su brillante compostura y aseo , realzados coa las cintas y cruces que decoran sus pechos, todo se unia á dar al acto aquel aspecto de marcialidad y brillo que no pueden verse con indiferencia en estos valientes , firme apoyo del tro­ no , de la libertad y del orden. En el Sr. Urbistondo no he podido menos de notar excelentes cualidades militares. Buena presencia , voz sonora y penetrante, precisión en las voces de mando , y energía y rapidez ; en todo son prendas que le per­ tenecen , y que son muy recomendables en un militar. H e visto en la parada en traje de gala al Sr. brigad ier V e rástegui. Tam bién se hallan aqui los Sres, G il de la Cuadra y San M igu el (D . Evaristo) , si bien á este aun no le he visto . quitáis las guineas para engordar vuestro bolsillo, rompéis mis porcelanas y mis búcaros de Indias en vuestros arrebatos de mal h u m o r, y únicamente por ios conocimientos que teneis en la c a z a , y por lo bien que hacéis el p o n c h e , pueden disi­ mularse todas vuestras fechorias. — Milord , tengo la mayor satisfacción en ve r que sabéis hacer justicia al verdadero mérito. A este tiempo entraron por la reja exterior del parque que daba al muelle un enorme pastel conducido por dos hombres. — H é ahí un pastel que no me parece m uy' relleno ^ obser­ vó el barón. — .Eso es efecto de la persp ectiva, milord: ese pastel con­ tiene un g a m o , dos ca b rito s , 12 perdigones y 20 choch as: á fe que no era de ese tamaño aquel en que el R e y de Polonia hizo un dia encerrar á su enano. X. A l pastel siguieron los pescados. — A q u e l rodaballo me parece m u y r u i n , dijo el barón A l siguiente dia de los sucesos que acabamos de describir, frunciendo las cejas. — Con que habré de estar condenado á veros p adecer, ser la casualidad habia formado dos reuniones diferentes y muy — Pesa 5o lib ra s , monseñor ; es de m ar, y el que pre sen­ y o l a ca u sa, y no poder hacer n a d a , nada para socorreros? próximas uoa de otra. taron al Senado romano no habia merecido mas bien1de la p a ­ L a muralla del antiguo cláustro de los cartujos, débil bar­ tria que el que veis. ¡ O h ! esto es cruel. Dejad que llame á vuestros criados, y eu seguida me mataré para demostrar á todo el mundo que no me rera derruida por el tiempo y tapizada con el verdor de las — Los sollos apenas tienen dos pies de largo. parietarias , se extendía hasta las orillas del Támesis entre el ainais. — N o se han visto otros iguales desde los que se sirvieron palacio de lord Clarissoo y la casa de Ariela, Preparábase en adornados de perlas finas en la mesa de L ú cu lo . Pero si su, se­ — Retiráos, le dijo Isabel con frialdad . el palacio un suntuoso banquete con que el barón trataba de ñoría lo desea , se encargarán los mayores para otra ocasión. L os ojos de W illiam estaban bañados en llanto. obsequiar á los señores mas inteligentes en vinos de la corte; — Maldito truhán, deja que descansen los monumentos his­ — Retiráos , repitió Isabel. Tom ad esa llave que está enci y en el jardio se servia por A rie la una modesta comida á los tóricos, y dime que animal es aquel coronado de laureles q u e ma de la chimenea : es la de la puerta que h a y al pie de la es­ artistas del teatro que habían acudido á dar muestras de su traen en unas parihuelas. calera secreta. Servios de ella para salir, y arrojadla despue* — Es un becerro que be mandado asar entero para colo­ a lT á m e sis . s amistad á W illia m Shakspeare en el dia de su cumpleaños. En tanto que llegaban al palacio los convidados, lord Glacarlo en medio de la mesa como se veia en los festines delica­ — ¡ O h Dios m i ó ! ¡dejaros en tal estado! ¿ Q u é es lo risson se paseaba en la calle principal del parque, y habiéndose dos que el Sr. Homero nos describe. que exigís de mí ? Si supieseis los tormentos que despedazan presentado Medianoche, su escudero y mayordomo á un mismc — T e doy gracias por tus clásicas imitaciones, porque re­ mi co razón, estoy seguro de que por mas grande que sea el tiempo á tomar órdenes , le dijo con gravedad : montándote de ese modo á las edades pasadas, concluirás por delito que he cometido contra vo s , no podríais menos de apia­ — Señor mayordom o, hoy veremos cómo os portáis: con­ servirnos frutas y agua clara como en el paraíso terrestre, en daros de mí. ¡ A h ! dejadme que permanezca un solo instante fio en que nada hará falta ; pero lo que sobre todo os encargo donde se comia á cualquier h o ra; pero no se conocían los pla­ postrado a vuestros pies.... dejadme un solo instante en este es que procuréis que sean buenos los vin os, y que el poncho ceres de la mesa ni se acostumbraba comer á horas determina­ puesto, que es el que me corresponde y en el que quisiera esté bien hecho. Y a sabéis, Sr. Medianoche, que sois un ente das del dia. permanecer por toda una eternidad. maligno y un solemne bribón , que hacéis desesperar á mi¡ — H é allí unas frutas tan deliciosas como las que se c r i a ­ Isabel continuaba sentada en el taburete sujetando con un antiguos criados con vuestras malas jugadas; ocultáis mis alha­ ban en aquel vergel divino , dijo el mayordomo mostrando los pañuelo la he rida ; y de todo cuanto habia pasado en aquella jas para adornar con ellas vuestra repugnante persona, m< canastillos en que iban los postres. E l p a i s sigue c on inalterable tra n q u ilid ad , aunque algunos creen que en las juntas de G ue rn ica habrá sesiones acaloradas. Valladolid 25 de Julio. A y e r se solemnizó completamente en esta capital el santo de la excelsa Cristina. Por la mañana hubo grau parada. Fd general dió una comida a las autoridades, y algunos cuerpos de la guarnición dispusieron otras varias. T u v im o s también iluminación y íuegos artificiales. A media noche interrumpió el sueño de) vecindario un campaneo universal que alarmó bas­ tante por el prrnto ; pero no fue otra cosa que la señal de fue­ g o , que se atribuya a uno de los cohetes disparados. Merced ál celo de las autoridades consiguió atajarse el incendio d< s pues de amanecido , sin que haya que lamentar mas pérdida que algunos serones de zapatos, y uno entero de candidaturas, circunstancia que no ha dejado de suministrar materia para al­ gunos graciosos comentarios. N a d a puedo adelantar á V V . sobre elecciones: les partido? proceden hasta ahora con la mayor circunspección. Los p ro gre ­ sistas , según se d ice , han recibido órdenes de sus correligiona­ rios de M adrid para no tomar parte en la contienda. El partido conservador no ha acordado nada definitivamente. Es lástima que alguuos de los hombres mas influyentes y justificados de la p r o ­ vin cia miren con desden cuestiones tan capitales para el pais, como la que estamos llamados á ventilar. A s i hombres ambiciosos y turbulentos suelen á veces e le va rle por la incuria de los que valen algo. D e todos m o d o s , y por fortuna de la provincia, el Sr. A r r a z o la merecerá el lu g a r preferente en la combinación definitiva. Escriben de Paris diciéndonos que las máquinas é instru­ mentos que esta universidad ha encargado para el gabinete de física y cátedra de cirugía se hallan y a concluidos. E l célebre español, Dr. O r i l l a , bajo cu y a dirección se han con struido, los ha reconocido y en sa ya do , asegurando que es de l o m a s p er­ fecto y acabado que se conoce , en tanto grado que la universi­ dad de V a ll a d o l id poseerá las máquinas mejores que de esta clase existen en Europa. {Globo.') MADRID 29 DE JULIO. ESTUDIOS ADMINISTRATIVOS. DE LOS G E FE S POLITICOS. Artículo cuarto. Decíamos al concluir uno de nuestros artículos anteriores que la industria , ese poder de los estados modernos, tanto mas temible cuanto mayor es su progreso y mas crecido su desarlollo , demandaba con tuerte voz la protección de los gefes j o l í t i c o s , de c u y a acertada gobernación depende que bien d i r gi i a aquella sea el primer elemeuto de prosperidad y riq u e2 t para las naciones, en vez de ser un germen de trastornos y una causa perenue de recelos. Es por cierto la industria una planta menos arraigada en nuestro suelo que la a g r ic u ltu r a , es si se q u ie ie mas efimera y menos s e g u r a ; el vendabal de la revolución y de la guerra la agosta al punto y la m arch ita, y fina vez destruida y muerta tarda mucho en florecer , y á d u ­ ras penas suele recobrar alguna vez su antigua lozanía. Pero en cambio de esto3 inconvenientes lleva á ia agricultura una ventaja de mucho b u l t o , tal es la de no tener límite en su pro­ greso cuando liega á tomar vuelo. E l l a se extiende al infinito: fina vez colocada eo la senda del adelanto, levanta en un pe­ queño espacio de terreno multitud de lúbricas y proporciona alimento á m illa resM e obreros. Estudiar pues con cuidadoso celo cuál es el género de pro­ te •< ion que necesita debe ser una de las primeras obligaciones de estas a utoridades, al mismo tiempo que investigar qué clase de obstáculos se oponen á su desarrollo y qué consecuencias puede traer e ste , asi en la parte moral como en el bienestar material y político de los pueblos. Mas esta p ro tecció n , para que produzca todos sus hermosos frutos , no debe ser exclusi­ va ni a pasion ada, no debe tender á mejorar nn ramo con me­ noscabo de o tro s, y no participando del fanatismo industrial y — N o te ocupes mas de los siglos pasados, y piensa en la hora de la comida. T ú sabes, cómo lo deeia en una de mis c o ­ medias , wque para conocer y gozar de sus m aravillas, solo apetezco la ciencia en el pudding y el espíritu en botellas.” M edianoche se r e t ir ó , y el barón volvió á entregarse á sus meditaciones.' Clarisson era uno de los sibaritas de su tiem p o ; solo cono­ cía los placeres de la m e sa , los amores f á c ile s , el descanso en el sofá ó en un jardín embalsamado por el aroma de las ñores, sin mas gustos que los que proporcionan los sentidos , ni otra creencia que las diversiones. Y sin embargo de esta o rg a n iza ­ ción tan material , Clarisson estaba dotado de grandes talen­ tos adm inistrativos, debidos sin duda á que todos sus pensa­ mientos siempre se dirigían á lo positivo , comprendiendo de u n a misma m a n e r a el bienestar de un Estado qué el de un in ­ dividuo. Habia residido algunos años en A m érica encargado del Gobierno de aquellas provincias , el cual desempeñó con mucho tino y gran satisfacción de los que se le habían c o n ­ fiado. En la carta que pocos dias antes habia recibido en el casti­ llo d e B o u r g a i l , la Reina Isabel le anunciaba que deseando aprovecharse de sus luces para la dirección de los negocios del E s t a d o , pensaba colocarle en b reve en un puesto eminente, en el que tendría el mas vasto campo para desplegar sus talen­ tos. Esta carta hizo en él una profunda sensación, porque t e ­ mía perder la felicidad de que g o z a b a , y porque creia im p o ­ sible soportar una cadena por mas dorada que estuviese. Pero lo que todavía mas le atemorizaba era la condición implícita de llevar á efecto el matrimonio concertado dos años habia entre él y miss Southampton , pues desde que llegó á penetrarse del carácter de Isabel , le asustaba la alianza con una muger tan im perio sa, para quien los deberes de esposo debían ser una continua servidumbre. Clarisson amaba á A r i e la. A q u e lla joven , dotada de todas las gracias y de un c a rá c­ ter jovial y d u l c e , era á su entender la única muger que pó dia hacer mas feliz su existencia, aunque á decir verd ad la amaba con el mismo amor que á una copa de malvasía, á uo braserillo para perfumes , y como á una melodía que encanta, siendo su cariño tanto mas ten az, cuanto mayor era la resisten­ cia que encontraba á él. D e aqui fue que al recibir la carta de de la predilección exagerada por un género determinado , de­ be amoldarse á las necesidades del pais , á las circunstancias del c l i m a , á su particular topografía, y al carácter en fia y á las inclinaciones de sus habitantes. E n B a r c e lo n a , por e je m p lo , donde la industria del a lg o don se ha desarrollado de una manera tan prodigiosa , seria el colmo de la insensatez que un gefe político se empeñase en a l i ­ mentar otro género de industria , y sobre ser vanos sus esfuer­ zos y del todo estériles sus co n ato s, solo el temor de que se abrigaran por la autoridad tales proyectos podria dar márgen á un conflicto grave y difícil q u e , sobre producir en la indus­ tria una oscilación siempre p elig rosa, vendría á turbar la paz de que tanta necesidad tiene un pueblo trabajador é industrio­ so , haciendo salir á la superficie, á causa del movimiento, los gérmenes trastornadores y maléficos que oculta siempre en su fondo el excesivo progreso industrial. N o bastan por tanto el celo y el bueu deseo para proteger ia industria ; la prudencia y la discreción entran también por mucho hasta para fomentar los medios de riqueza y prosperidad. Considerando la ley á los gefes políticos como los directo­ res del movimiento industrial , les da el especial encargo de recibir todos los productos que L s remitan los particulares p a ­ ra la exposición pública , y también les confia el de autorizar á los extrangeros que pretendan establecer en el país cualquier género de industria y el de certificar acerca de la propiedad de toda invención que se les presente, sin c u y o requisito no se puede obtener del Gobierno el correspondiente título. Con la misma eficacia con que deben contribuir al desar­ rollo de todo lo que tienda á fomentar la in dustria, deben pro­ curar los gefes políticos oponerse á la existencia de lo que la destruya y a n iq u ile , manteniéndola en el quietismo y la in ac­ ción. A n t ig u a m e n te , cuando la industria esta b a, por decirlo asi , refrenada y sujeta á un sinnúmero de trabas que h a ­ cían imposibles sus p ro g r es o s , cuando b astab a, gracias á la ignorancia de los tiem pos, que un género de industria se des­ arrollase por ciertos medios para no concebir que otros p u ­ diesen prosperar por medios distintos, cuando el G o bierno , queriendo gobernarlo to d o , invadía con su autoridad opresora hasta los talleres y las fábricas , y pretendía reglamentar la i n ­ dustria y dirigir hasta las mas mecánicas operaciones del arte­ sano , las asociaciones, conocidas con el nombre de , estaban en mucha boga y se veian en el cénit de su apogeo. A su existencia debia nuestra industria el estado raquítico y pobre en que por muchos años la contempláramos con pérdi­ da de nuestra riqueza y mengua de nuestro genio. Pero a me­ dida que los principios de la economía política fueron hacien­ do prosélitos en el p a is , el genio industrial, rotas las lig adu­ ras que le sujetaban , empezó á levantar orgulloso la ca beza, y el inferes i n d iv id u a l, esa maravillosa p a la n c a , mas fuerte y mas eficaz que todos los reglamentos y todas las l e y e s , fue re­ moviendo uua á una todas las dificultades que á su desenvol­ vimiento se oponían , y gu iado por ese instinto de la propia conveniencia que tan fácilmente distingue lo bueno de lo ma­ lo , echó por tierra esas asociaciones privilegiadas y de f u ­ nesto recuerdo; y para llenar el vacío que pudieran dejar creó como por encanto otros establecimientos mas útiles y be ­ neficiosos , que al mismo tiempo que mejoran y facilitan los medios de producción alivian la suerte y elevan la condición del artesano: en este numero deben contarse las asociacio­ nes de obreros bien dir ig id a s, las cajas de ahorros y otros , en ío que lejos de oponer trabas á la industria la fomentan y a protejen. E l co m e rcio , ese otro poderoso elemento de riqueza para las naciones, y al cual deben su actividad , su vida , su m ovi­ miento y hasta su supremacía política las que tanta ventaja nos llevan en la carrera de la civilización , se presenta en tercer término á nuestro exámen, y es acreedor por muchos títulos á que la administración , que tantos y tan prodigiosos medios tiene de alentarle, le tieudan una mirada paternal y cariñosa. E l comercio por otra parte no necesita una desmedida p ro ­ tección para crecer y pro sp erar; le basta para ello que le dé benéfica sombra una bandera en la cual se lean estas palabras: gremios f , wLibertad para las personas,seguridad para les.” los capita­ l i é aqui lacónicamente consignados todos los deberes que pesan sobre los gefes políticos -en este ramo importante. Asegúrese esa libertad , sea un hecho práctico esa seguridad, y m aguo pais del mundo podrá ostentar un comercio mas ri­ co y mas floreciente que el nuestro , porque España es un campo virgen y siu c u l t i v o , y apenas se arrojen en sus entra- la Bein a , y á vista de los favores que le amenazaban de la corte, determinó ofrecer su mano á la joven a c t r i z , resuelto, si era preciso, á huir con ella al N u e v o - m u n d o , y asegurarse alli una posición independiente. Pero como pasasen los dias sin recibir una respuesta favorable de A rie la , la impaciencia y el mal humor envenenaban su v i d a , y para distraerse por a lg u ­ nos momentos del pensamiento que le dom inaba, habia pro­ yectado obsequiar á sus amigos con un opíparo banquete. E l ruido de los coches y el sonido de la bocina que se oian en el patio del palacio le anunciaron la llegada de sus numerosos convidados. L a mesa estaba colocada en un espacioso s aló n , cuy a s v e n ­ tanas daban vista al jardín: todo el servicio era de plata sobre­ dorada, y los manjares que cubrian la mesa eran de los mas exquisitos, bien conocidos por su fama en los fastos culinarios. Tomaron asiento en la mesa altos barones, gentiles-h ombres, y nobles caballeros, todos amigos de los buenos b o c a d o s , quienes con su alegría y repetidos elogios mostraron lo satisfechos que es­ taban del gusto del anfitrión en la elección de los manjares que les presentaba. L os ancianos hablaban de la corte de E n r i ­ que V I Í I , los jóvenes de la de Is a b e l, los unos de sus co mba­ t e s , los otros de sus amores, y todos de sus dominios , de sus tierras y de sus vasallo s, porque en aquella época toda la I n ­ glaterra pertenecía á la nobleza. En fin hablaban como glo to ­ nes contentos , que miden naturalmente su buen humor por lo exquisito de los platos que se les sirve. A l otro lado del paredón del cla u s tro , y bajo un cenador adornado con festones de yedra entre mezclada con alhelíes amarillos y enredaderas de azuladas flores , A rie la habia d is ­ puesto la mesa sobre una alfombra de cesped cerca de la fuen­ t e , en cuyo pilón estaban puestos á enfriar frascos llenos de vino y de cerbeza. Entre los mas simples manjares campeaba el favorito del pueb.o, el nacional ( i ) con las fr u ­ tas del jardín que constituían el principal adorno de Ja co mida, contribuyendo á hacer desaparecer la rusticidad de la mesa los ramos de rosas y de margaritas esparcidos con profusión sobre ella. Los convidados , aunque estrechos en el jardín , se halla- frum enty (1) Potaje de trigo cocido con leche. ñ as las semillas de la actividad y del ta le n to , y se fecundice su seno con el riego vivificador de la circulación de capitales sus industriosos cultivadores recogerán bellísimos frutos y abundante cosecha de riqueza y prosperidad. U n o de los obstáculos que mas dificultan el crecimiento de nuestro comercio es la lamentable diferencia de pesos y medi­ das que se nota en las provincias. L os hábitos y preocupacio­ nes del pais han entrado mas de una vez eo tenaz y vigorosa lucha con los esfuerzos de los Gobiernos ilustrados, y el es­ tado hetereogéneo y confuso de esta base del tráfico nos dica harto elocuentemente que en esta lid trabada por espacio da cuatro siglos si no han salido 'vencedores , han llevado la me­ jor parte de la pelea los primeros. Esa variedad infinita da pesos y medidas, no solo se nota al pasar de una á otra p ro vin ­ cia , sino que en una misma salta á los ojos del q ue quiere re­ correr sus diferentes distritos. De aqui proviene q ae los natu­ rales del país , circunscritos á la estrecha vida comercial de su distrito , no conozcan en toda su extensión el sistema de nesos y medidas que rige en su provincia , y de aqui nacen también mil complicaciones que imposibilitan el tráfico y entorpecen la marcha de la accioo comercial. Los gefes políticos , que tocan tan de cerca estas dificulta­ des , investigando los sistemas distintos que se observan en su p r o v i n c i a , y enseñando á los pueblos el verdadero sistema le­ ga l de pesos y medidas por los muchos medios que están á su a lc a n c e , harán á su pais un señalado s e r v i c i o , y contribuirán directamente al progreso de un ramo que tanto influye en el bienestar y en la riqueza de sus administrados. L a nulidad del comercio y la dificultad de las comunicacio­ nes han hecho necesario el establecimiento de las ferias la* cuales por lo regular se celebran en los pueblos pobres, y don­ de aquel está poco desenvuelto. L a ley hace á los gefes polí­ tico. el especial encargo de que procuren fomentarlas dentro de los respectivos distritos de su territ orio, para que los pueblo , disfruten de las ventajas que proporcionan , puesto que o fre ­ cen al consumidor medios seguros de proveerse de los obieto» que n ecesita, estimulan la reunión de los comerciantes y de los hombres industriosos, llevan de una parte á otra productos desconocidos , que después se convierten en necesarios, y multiplicando las relaciones de los pueblos y de las pro vin cia, entre si contribuyen eficazmente á formar esa unidad nacional que es el carácter mas desarrollado de la sociedad moderna y debe ser la tendencia mas marcada de la administración. A u n tenemos que recorrer dos puntos importantes en la par­ te de atribuciones de los gefes políticos que dicen relación con el tomento material de los p ueblo s; pero el justo temor d® tatigar por mas tiempo la atención de nuestros lectores nos fuer­ za a reservarlos para otro a r t íc u lo , donde daremos por ter­ minada esta materia, con todo lo que la misma comprende respecto al progreso moral. Bajo el epígrafe de Real sitio de San Ildefonso leemos en el Tiempo: Con motivo del cumpleaños de S. M . la augusta R e i n a M adre corrieron el 2 4 de este mes las fuentes del R eal sitio de ban I ld e fo n s o , de c u y a función fuimos testigos oculares. A las seis de la mañana el canon anunció la solemnidad. A las diez se cantó un solemne Te Deum en la colegiata* al que asistieron muchas gentes de fuera de la población , los oficiales del quinto departamento de artillería y las autorida­ des y empleados del patrimonio. A las doce tuvieron formación los cadetes del colegio de o e g o v i a , que se hallaban alli desde el dia anterior, é h icieron v a n as s a l v a s , como también la brigad a de montaña del de­ partamento , que las repitió al anochecer del mismo dia. L a concurrencia ha sido lucida y numerosísima: veíans® muchas personas notables de esa c o r t e , como el Sr. Saatillan director general de R e n t a s , D . Evaristo Perez de Castro y otras varias. * , Noso tro s, que hace muchos años conocemos el sitio de San Ildefonso y que hemos visto con sentimiento el abandono eo que se mantenían sus edificios y jardin es, hemos quedado aho-' ra agradablemente sorprendidos al notar la variación que se advierte á primera vista en todo lo que dice relación á su a d ministracion. Imposible nos seria enumerar todas las mejoras que han te-, nido efecto de poco tiempo á esta parte : daremos uo o b tt.n te han á gusto: todos los amigos del celebrado autor habían acu­ dido á su invitación , y á ninguno faltaba la alegría. Solo S h a k s peare estaba atormentado por los recuerdos de la noche ante— r io r , y por mas que procuraba participar del regocijo de los demas , no le era posible conseguirlo , porque en su sonrisa se manifestaba mas tristeza que si hubiera prorumpido en llanto. ¿Que mas podemos desear el dia de tu aniversario, di­ choso W i l l i a m , le decían sus compañeros? ¿ Q u é otros bienes podemos desearte, á t í, que tienes talento, fam a , muchos ene­ migos, la amistad de algunos y el cariño de la muger m a s e n cantadora del mundo? — N o es á nosotros á quien toca celebrar un dia como este, amigos m ío s , exclamo Roberto G r e e n : nosotros, c u y a vida es, tan corta , ¡celebrar el aniversario de Shakspeare! No. L a pos­ teridad , el mundo entero será el que se encargue de ello algua día. L o s siglos venideros pronunciarán con admiración su nom­ bre. H é ahí el verdadero aniversario de Shakspeare. : Pero entre tanto, dijo Joh n sso n , roguemos al cielo q uo pueda ^ozar por mucho tiempo de las dulzuras del amor y do la gloria en esta vida. ^— La ventura será para nosotros, repuso Co ndell: la pos­ teridad solo poseerá los sublimes conceptos y las divinas ins­ piraciones del poeta, mientras que nosotros poseemos las g e ­ nerosas cualidades del h o m b r e , y á fe que en esto no llev am oi poca ventaja. — Bebamos á su salud , viv e Dios , y hasta perder la ra­ zón , replicó Johnson : esta es la mejor felicitación que pueden dirigirle sus alegres compañeros. — N o , dijo C o n d e l l : guardemos la embriaguez para los dias desgraciados que no tardarán en afligirnos. P o r mi parte no quiero dejar de gozar hoy por un solo instante del hermoso sol que nos alum b ra, ni de la vista de un a m ig o , de las grac ia s de nuestra amada A r i e l a , ni del aromático olor que despiden las rosas de su jardín. — Dices bien , respondió Shakspeare con melancolía ; apro­ vechémonos de los felices instantes que se presentan, porque cuando nos sonríe la dicha es por nn tiempo tan b r e v e , como cuando el pájaro se posa en nuestro tejado para volver á tomar el vuelo en seguida. * (Se continuara