VIA CRUCIS VOCACIONAL EN EL AÑO DE LA JMJ 2011 Seminario Diocesano de Ciudad Real, 14 de marzo de 2011 Eustaquio Camacho Aldavero ESTACIONES Y CITAS BÍBLICAS I ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: Pilato les preguntó: “¿y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?” Contestaron todos: “¡Que lo crucifiquen!” Pilato insistió: “¿qué mal ha hecho?” Pero ellos gritaban más fuerte: “¡Que lo crucifiquen!” Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. (Mt 27, 22-23.26) MEDITACIÓN En presencia del Sumo Sacerdote, investido de autoridad para reconocer al Mesías, han llevado a Jesús. Comparece el Hijo de Dios, el que fue enviado al mundo por el Padre. En este interrogatorio solemne, aunque amañado y envilecido por las autoridades, Jesús responderá sincera y transparentemente: soy el Mesías. Se mantiene fiel al Padre que le envió y al pueblo que ahora le rechaza y le condena. Hoy, en el mundo, miles de cristianos son perseguidos por su fe, sobre todo en África y Asia. En algunos casos, a la confesión de fe cristiana se le imputa el mismo delito que al propio Cristo: la blasfemia. Los discípulos son tratados como el Maestro. Una ola de cristianofobia que arrecia en muchos rincones del mundo. En Occidente, un laicismo militante considera superado el tiempo de la Iglesia y quiere borrar la presencia de Cristo en la vida social. Quien ha sido el fundamento de la civilización ya no vale para construir el futuro de Europa. Algunos de los perseguidos han corrido la misma suerte que Jesús no sólo en la condena sino en su actitud ante la muerte. Los monjes trapenses de la comunidad del Atlas, en Argelia, y otros muchos como ellos, dieron gloria a Dios manteniéndose firmes hasta el final y perdonando a sus propios verdugos. OREMOS: El mundo no te reconoce, Señor. Eres el signo de contradicción también para nuestra época. Ayuda a quienes sufren persecución por profesar la fe en tu nombre, y danos a tus discípulos valentía para ser tus testigos en el mundo. II ESTACIÓN. JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS V/. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. Texto bíblico “Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!” Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.” (Mt, 27, 27-31) Meditación No es un rey como los de este mundo. Cristo reconoce su condición de Mesías ante el Sumo Sacerdote, a sabiendas de que esa confesión le llevará a la cruz. Repite su testimonio ante Pilato, aunque con ello cargue de razones a sus enemigos. Asombra a sus enemigos la fidelidad que el reo manifiesta a la verdad, y la libertad frente a los poderosos de este mundo. Por eso, quien ama por encima de todo a la verdad y la voluntad de Dios se acaba reconociendo a sí mismo como discípulo de Cristo. Jesús había advertido a sus discípulos: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.”. ¡Qué razón lleva! Los poderosos suelen luchar por el control del poder y de la riqueza, y bastante menos por ser servidores de la verdad. De todo esto nos informan día a día en las noticias; lo comprobamos en las causas de muchas guerras, en el origen de la crisis económica que padecemos, en las revueltas de ahora mismo en el mundo árabe. Los poderosos dominan porque infunden miedo o porque compran las voluntades de los más pequeños con una parte de su dinero o de su influencia. Saben que todos quieren estar arriba con ellos. Por eso, quienes son pequeños hemos de tomar una decisión: a quién serviremos, ¿al Señor, rey pobre de la verdad, o al poderoso que tiene dinero y el poder? OREMOS: Señor, tú soportaste con entereza las burlas e injurias, coronado de espinas. Tú enseñaste el camino del servicio y de la humildad a tus discípulos. Ayúdanos a descartar de nuestra vida las aspiraciones de poder y dominio y a dedicar nuestra vida a servirte a Ti en la Iglesia y en el mundo. Inspira a los gobernantes y a quienes detentan cualquier tipo de autoridad para que busquen el bien común y no sus propios intereses. III. ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. “Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.” ( Lm 3,27-32) MEDITACIÓN: Muy poco tiempo atrás, el pueblo de Jerusalén extendía ramos de olivos y sus mantos aclamando a Jesús al grito de “Hosanna al Hijo de David”. Los mismos que le aclamaban entonces son ahora los que le insultan y empujan, provocando su caída. Si la condena a muerte la profirieron las autoridades, la carga de la cruz que aplasta a Jesús es culpa de todos los hombres. ¿Dónde están ahora los que querían hacerlo rey? En nuestra sociedad son muchos los que han recibido el bautismo cristiano y otros sacramentos y han recibido una educación cristiana, pero que poco a poco han ido abandonando no sólo la práctica sacramental, sino también la fe y los principios morales cristianos. Juan Pablo II hablaba de una apostasía silenciosa de Occidente, que ha cortado con sus raíces. Para una mayoría, el Salvador va quedando progresivamente apartado, arrinconado, olvidado. Muchos de sus fieles ya no le guardan fidelidad. OREMOS: Necesitamos construir nuestra vida sobre bases sólidas, Señor. Necesitamos catequistas y sacerdotes que formen la fe de los hombres. Queremos estar, como dice el lema de la Jornada Mundial de la Juventud, “firmes en la fe y edificados y arraigados” en Ti, y dar siempre frutos de alabanza y buenas obras. IV Estación. JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE v/ Te adoramos Oh Cristo y te bendecimos. R/ Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: “Simeón los bendijo y dijo a María, su madre “Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma”. Su madre conservaba todo esto en su corazón.” (Lc 2, 34-35.51) MEDITACIÓN: María también recorre el camino del Calvario. No podía faltar la presencia de la Madre. Cuando todos huyen, cuando los varones fuertes abandonan a su Maestro, cuando la entereza y la perseverancia de quienes desean ser fieles han desaparecido, lo que aún resiste es el amor. La Madre nos desvela cuál es la carne última de la fe: el amor al Señor, y particularmente al Señor crucificado. Al pie de la cruz estará firme el corazón de la Madre, que no puede ni quiere abandonar a su Hijo, y que desearía estar también crucificado con Él. La más fuerte, la más fiel, es la mujer que más le amó. María completa el camino de la fe. La doncella que se ofreció como sierva de Dios en el anuncio del ángel, es la Dolorosa que acompaña al Hijo en su Pasión. Allí, en el Calvario, ella es, junto al apóstol Juan, la Iglesia fiel que no abandona nunca a su Señor; y su mismo Hijo la constituirá Madre de la Iglesia para cuidar de todos los que inician el camino de la fe. OREMOS: Que la protección de María, tu Madre y nuestra Madre, nos enseñe el misterio de amor que es tu discipulado. Ella, mujer fuerte, nos consiga con su intercesión la fidelidad a Cristo y el crecimiento pleno en el camino de la fe. V ESTACIÓN: EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ V/ Te adoramos Cristo y te bendecimos R/ Que por tu santa Cruz redimiste al mundo TEXTO BÍBLICO: “Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: “el que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.” (Mt 27,32; 16,24) MEDITACIÓN: Qué desagradable sorpresa para este extranjero de Cirene fue el ser obligado a cargar con la cruz del condenado. ¡Qué violento y humillado por verse mezclado en un asunto tan sucio de los judíos, él que estaba fuera, que venía del campo! Sin embargo, este encuentro será providencial para él. El evangelio recuerda su nombre y el de sus hijos, sin duda unidos al camino de la fe. Cargar con la cruz de Cristo, que fue una insultante vejación para el Cireneo, pasó a ser causa de salvación, la gloria de él y de su familia. San Pablo anima a “tomar parte en los duros trabajos del Evangelio”. Tan duros, que en muchas ocasiones, más que anunciar y actuar, exigen del discípulo que soporte pacientemente el rechazo y la agresión injusta para conducir la cruz que salva al mundo. ¡Cuántos cirineos necesita hoy Cristo y el evangelio, cuántos nuevos sacerdotes y religiosos! Jóvenes que miráis pasar a Cristo arrastrando la cruz, jóvenes que venerasteis la Cruz y el Icono de María entregados por el Papa, ¡atreveos a ser los costaleros de la nueva evangelización, a ofrecer vuestra vida como consagración por amor a Cristo crucificado. OREMOS: No permitas, Señor, que le falten a tu Iglesia los brazos para ayudarte a llevar el peso de la cruz. Da fortaleza a quienes has llamado a seguirte en el sacerdocio y en la vida consagrada, y suscita en otros muchos la pasión por ser partícipes de la nueva evangelización. VI ESTACIÓN. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS. V/ Te adoramos Cristo y te bendecimos. R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: “No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.” (Is 53,2-3) MEDITACIÓN: La tradición cristiana quiere ver reflejado en el paño de la Verónica el rostro de Cristo; así, con sudor y sangre, vemos la verdadera imagen de Dios entre nosotros. Dios será siempre el que fue a la cruz por nosotros, el que selló con sangre su amor al mundo. Pero su aspecto asusta y horroriza, y muchos vuelven la cara ante Él. Hay Verónicas que tienen grabado el rostro sufriente de Cristo. “Tuve hambre y sed, estuve desnudo y en la cárcel y me atendisteis” nos dijo el Señor. En nuestras calles, muy cerca de aquí, hay transeúntes sin techo, drogadictos desahuciados, ancianos y enfermos solitarios y otros muchos excluidos que configuran el icono menos atrayente y bello de Cristo. Hay Verónicas entre nosotros, voluntarios seglares y consagrados, muchos de ellos mujeres, que alivian sus sufrimientos con la misma delicadeza que pondrían para el Señor. Dichosas las manos que, en la Casa de Abraham o en los hospitales, en Siloé o en Basida y en las residencias de ancianos y tantos otros lugares, se desgastan y agrietan en el servicio a los últimos de la sociedad. OREMOS: Señor, que no falten a tus discípulos los ojos de la caridad para verte en los más desfavorecidos. Alienta el voluntario social entre los jóvenes y da abundantes vocaciones a las congregaciones religiosas dedicadas a la caridad, para que tu Iglesia honre a su Señor en el servicio a quienes más lo necesitan. VII ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: “yo soy el hombre que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. El me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza.” (Lam 3, 1-2.9.16) MEDITACIÓN: El Señor pidió fortaleza al Padre en Getsemaní para beber el cáliz que le había presentado, y tiene el firme propósito de llegar hasta el Calvario para cumplir su misión hasta el final. Sin embargo, la cruz aparece como una carga insoportable, por encima de sus propias fuerzas. El peso le derriba, y Cristo vuelve a caer. Él, el Omnipotente, no puede más, apenas si se mantiene en pie. Hay grandes personas que se han apartado siempre del mal y han querido hacer siempre la voluntad de Dios. Gentes honradas y sacrificadas, que en algún momento han de afrontar pruebas que hacen tambalear su vida. La crisis económica actual es una de ellas, y amenaza sobre todo a los parados, y son más de un millón y medio de familias en las que nadie encuentra trabajo; hay empresarios que se ven abocados a la quiebra. Otras crisis personales suponen cargas igual de pesadas. Enfermedades graves que sobrevienen sin previo aviso y desdibujan el futuro soñado, o acortan tajantemente el tiempo de vida. Crisis matrimoniales que amenazan con romper la unión con el preciado don de la familia. Quien se ha esforzado por el bien, y sin embargo, parece cosechar sólo la adversidad ¿dónde encontrará las fuerzas para levantarse y seguir caminando? OREMOS: No permitas, Señor, que seamos probados nunca por encima de nuestras fuerzas. Tú que soportaste las tentaciones, mira a quienes se sienten sometidos al rigor de la prueba. Que tu gracia sostenga y acompañe a todos los que desean cumplir tu voluntad. VIII ESTACIÓN. JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN V /. Te adoramos Cristo y te bendecimos. R /. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: “Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Desplomaos sobre nosotros»; y a las colinas: «Sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?” (Lc 23, 28-31) MEDITACIÓN: Una cultura que dé la espalda a Cristo ha de temer por sus propios hijos, a quienes no podrá proteger de los males que les acechan. Arrancados del árbol de la vida, los retoños más débiles son los primeros en perecer. “Hijas de Jerusalén, llorad por vuestros hijos”, dijo el Señor. Lloramos por los jóvenes que teniéndolo todo, se han destrozado con la adicción a la droga. Lloramos por quienes han confundido la felicidad con la búsqueda frenética del placer y del consumo; lloramos por los jóvenes que temen al futuro y huyen de los grandes compromisos. Lloramos por los hijos no nacidos y ya abortados en el seno materno. Nuestra sociedad, tan avanzada en la ciencia y en las aplicaciones tecnológicas, se siente impotente para inyectar esperanza a muchos de los jóvenes, que se ven prematuramente desengañados y con el corazón envejecido. En verdad, los hijos son las primeras víctimas de un ambiente enrarecido sin la esperanza que nace de la cruz. Ella es el árbol de la vida y de la alegría, también para los jóvenes. La Cruz del Papa y el Icono de la Virgen María, que atravesaron nuestra geografía diocesana para preparar las ya próximas Jornadas Mundiales de la Juventud, son un signo que interpelan: en Cristo y en su cruz está la verdadera felicidad de nuestros hijos. El evangelio es la luz para los que no tienen esperanza. OREMOS Que nuestros jóvenes y niños tengan la oportunidad de conocerte, Señor. Que abiertos su corazón a la verdad y los nobles ideales encuentren en tu testimonio el ejemplo de una vida plena. Da luz a los padres y educadores, para que conscientes de la elevada misión que se les encomienda formen a las generaciones nuevas en la verdad del hombre apoyados en tu Palabra y en tu gracia. IX ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/.Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: “Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.” (Is 53,4-6) MEDITACIÓN: Jesús profetiza las negaciones de Pedro, y las llama precisamente su caída. En el camino de la cruz, uno de los mayores sufrimientos de Cristo fue el verse abandonado por los suyos; los Doce, a quienes no llamó siervos, sino amigos, y quienes compartían la vida con Él. A la tortura física se le añade la soledad y el abandono. Las negaciones de los pastores de la Iglesia siguen siendo causa de tropiezo para los fieles en el camino de la fe y un motivo de sufrimiento para el Señor. El Año Sacerdotal se vio turbado por las revelaciones de los afrentosos casos de pederastia cometidos por sacerdotes. Las infidelidades y el abandono del ministerio sacerdotal, la tibieza de vida espiritual o la despreocupación pastoral, son las nuevas negaciones que caen sobre Cristo y su Iglesia. Nos sostiene una esperanza, la misma palabra del Señor a Pedro en la profecía de las tentaciones: “cuando te levantes, da firmeza a tus hermanos”. Las debilidades de los pastores no anulan el mandato del Señor, sino que en ellas experimentan los sacerdotes y el pueblo fiel que sus pastores son vasijas de barro que contienen el precioso don de la gracia de Dios. OREMOS: Señor, que te dignaste confirmar como roca de tu Iglesia a Pedro después de las negaciones, no permitas que los pastores de la Iglesia sean destruidos por su debilidad, sino que apoyados en Ti consigan purificar su alma de todo pecado y encomendarse con mayor empeño a la administración de la guía pastoral con un corazón misericordioso. X. ESTACIÓN. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS. V/ R/ Te adoramos, ¡oh Cristo! Y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: Después de crucificar a Jesús, los soldados tomaron sus ropas y se las repartieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también su túnica, pero como no tenía costura, sino que estaba tejida de arriba abajo de una sola pieza, se dijeron entre ellos: –No la partamos. Echémosla a suertes, a ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa y echaron a suertes mi túnica.” Esto fue lo que hicieron los soldados. (Jn 19,23-24) MEDITACIÓN: Si el vestido cubre la desnudez y guarda el pudor de los hombres, el despojo de las vestiduras es una ceremonia de degradación y humillación; de rebajamiento y vergüenza, y de definitiva pobreza: nada le queda ya por entregar al condenado; todo le ha sido arrebatado por los verdugos, y todo lo ha entregado el Señor. Sin embargo, en este gesto, también se cumple la Escritura. Hay una voluntad mayor que la de los hombres, una voluntad que guía la historia. Dios Padre ha escrito la entrega de su Hijo en la Pasión. Por otra parte, la túnica tejida de una sola pieza es la característica del Sumo Sacerdote judío. Con esta alusión, el evangelista considera a Cristo el Sacerdote que realiza libremente el sacrificio de sí mismo en el altar de la cruz. La suya no será una muerte inútil ni absurda, sino el ejercicio de un sacerdocio pleno y definitivo que no acabará jamás. OREMOS: Que la contemplación de tu Pasión nos haga más humildes y aleje de nosotros el orgullo y la arrogancia. Que al contemplarte a Ti pobre y humillado en la cruz deseemos levantar de la postración a los últimos de nuestro mundo. XI ESTACIÓN. JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ V/ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: “Este es Jesús, el Rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban, lo injurian y decían meneando al cabeza: “Tú que destruías el Templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz”. Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: “A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y lo creeremos”. (Mt 7, 37-42) MEDITACIÓN: Junto a Cristo han crucificado a dos criminales. El inocente queda rodeado de los delincuentes. Pero lo que es una simple proximidad física ha quedado transformado en una unión de destino tras la muerte. Él le ha prometido al buen ladrón la entrada en su Reino. ¡Cuánta gente se siente clavada a la muerte, esperándola y temiéndola! Enfermos terminales, ancianos, también los condenados a la pena capital. Muchos maldicen y reniegan, desesperándose ante un fin que no quieren aceptar. A esta desesperación se le añade la soledad. Todos los hombres están solos al morir, dicen algunos; pero hay quien ni siquiera tiene una mano amiga que les cierre por última vez sus ojos. La solidaridad de Cristo con la humanidad, expresada plenamente en su muerte en la cruz, es también compañía para el momento de abandonar este mundo. A ellos, como al ladrón arrepentido, el Señor les ofrece una misteriosa proximidad, que extiende a su Madre, para afrontar la última prueba. OREMOS: Señor, tú conoces la soledad y el temor que invade a los hombres ante la inmediatez de la muerte, ayuda a quienes se enfrentan a esa última prueba. Haz que sintamos tu presencia que nos conforta, y con ella la de tu Madre en la hora de nuestra muerte. XII ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ “Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: «Elí, Elí lamá sabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; enseguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús, dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». (Mt 27, 45-50. 54) MEDITACIÓN: El evangelista narra que Jesús muere rezando el salmo 21, que comienza con la expresión “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, y que es una profecía de la pasión. Al rezar, el mismo Señor contempla que ha cumplido las Escrituras. Todo lo ha cumplido, toda su misión ha quedado completada. Ahora, en el último momento, sus últimas palabras son para el Padre. De Él recibió el Espíritu, ungido en el bautismo del Jordán, y a Él entrega su Espíritu. Ni siquiera la dureza de la Pasión, ni el oscurecimiento del rostro del Padre, le han apartado de su amor. Jesús, hasta el final, y en la circunstancia extrema, es el Hijo. Al ver cómo murió, al comprobar la absoluta fidelidad y amor de Cristo, el centurión romano reconoció que este hombre era el Hijo de Dios. Hasta el extranjero pagano puede entender la elocuencia de la cruz. También hoy la cruz se levanta sobre el mundo como un lenguaje comprensible para el hombre actual. Habla también a los jóvenes. Puede llegar a su corazón, incluso a quienes están más alejados de la Iglesia y no cuentan con una formación cristiana. Cristo les habla: “Nadie te ama como yo; mira la cruz, esta es mi grande prueba”, dice la canción. Los que aún no tienen fe, que miren al que cuelga de la cruz. OREMOS: No hay mayor prueba de amor que entregar la vida. Te rogamos, Señor, que todos los que buscan tu rostro y aún no han comenzado el camino de la fe puedan reconocerte en tu entrega d la cruz. Y a todos los que nos llamamos cristianos haznos dignos de tal nombre por la fidelidad al Padre y por el trato fraternal al prójimo. XIII ESTACIÓN. JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: Era el día de la preparación de la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos quedasen en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernas a los crucificados y quitar de allí los cuerpos. Fueron entonces los soldados y quebraron las piernas primero a uno y luego al otro de los crucificados junto a Jesús. Pero al acercarse a Jesús vieron que ya había muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. El que cuenta esto es uno que lo vio y que dice la verdad. Él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: “No le quebrarán ningún hueso.” Y en otra parte dice la Escritura: “Mirarán al que traspasaron.” (Jn 19,31-37) MEDITACIÓN: El cuerpo del Señor es descendido de la cruz por los familiares y amigos que se han apiadado. Por última vez antes de la sepultura, su Madre abraza el cuerpo salvajemente maltratado de su Jesús. Es el icono de la Piedad. María es el germen de la Iglesia que recibe y custodia el precioso Cuerpo de Cristo, que en la Última Cena se entregó por todos los hombres y fue inmolado en la cruz. Este es el mayor tesoro de la Iglesia, el origen e instrumento de nuestra salvación. El evangelista S. Juan nos dice que del costado de Cristo manó sangre y agua, elementos que son referidos a los sacramentos de la Eucaristía y del Bautismo. Todos los sacramentos y las gracias que otorgan tienen su fuente en Cristo. OREMOS: Señor, danos siempre el alimento de tu Cuerpo y Sangre, a los que hemos creído en el testimonio de tus Apóstoles. Que nunca falten a tu Iglesia sacerdotes para administrar tus sacramentos, y prepara el corazón de los seminaristas para poner su tesoro en ser en el futuro servidores de tu Iglesia y portadores de tu gracia para la salvación de los hombres. XIV ESTACIÓN. JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO V /. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R /. Que por tu santa cruz redimiste al mundo. TEXTO BÍBLICO: José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. (Mt 27, 59-61) MEDITACIÓN: El sepulcro sella la realidad de la muerte. La sepultura indica que el difunto está separado de los vivos, pertenece al reino de la muerte y de la desaparición. También aquí ha llegado el Hijo de Dios a ser solidario con el hombre. Los antiguos iconos representan a Jesús entrando en el reino de la muerte donde se encuentra con todos nuestros antepasados encerrados y aprisionados; y allí, por fin, da la mano a nuestros padres Adán y Eva, prototipos de una humanidad castigada con el fruto del pecado, que es la muerte. Quien vino del cielo completa su descenso al mundo de los hombres, compartiendo nuestra condición humana, nuestra muerte, y por fin, el descanso en la tierra con todos los antepasados. El sepulcro nos habla de nuestros antepasados, de nuestros difuntos, que encomendamos a la misericordia de Dios. “No quiero que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza”, nos decía el apóstol S. Pablo. La suerte de los que han muerto es la mano que les ha tendido Cristo en su sepultura. María y otras mujeres se fijan muy bien en el lugar de la sepultura. El amor y el corazón destrozado les hará volver a llorar al amado, y la esperanza de la vida y la resurrección les mantendrá alerta, como dice el Himno de Vísperas: “la fe velando, para verte de noche resucitando”. OREMOS: Que por la sepultura de tu Hijo, quien permaneció tres días en la entraña de la tierra, sean asociados a la gloria de su misma resurrección los difuntos, que ya han participado en la muerte de Cristo. Y a nosotros, al celebrar la Resurrección de tu Hijo, concédenos vivir en la esperanza de que la muerte no es el final del camino.