Nakhon Pathom Nakhon Pathom, a 60 km al oeste de Bangkok, está considerada la ciudad más antigua de Tailandia. Acoge el Phra Pathom Chedi, una construcción budista de tejas color naranja que ostenta el título de la más alta del mundo (127 m). La edificación primitiva, en la actualidad enterrada bajo la enorme cúpula naranja, fue erigida por los budistas Theravada en el siglo VI. El Chedi ha aguantado varias encarnaciones en manos de restauradores khmer, birmanos y chinos. Hay un mercado flotante cerca de la zona, en el Khlong Damnoen Saduak. Ayuthaya Las ruinas de los templos de Ayuthaya, del siglo XVI al XVIII, a 86 km al norte de Bangkok, datan de la época más floreciente de la historia tailandesa. Ayuthaya fue la capital del país desde 1350, y aquí reinaron 33 reyes de dinastías siamesas, hasta que los birmanos conquistaron la ciudad en 1767. La vieja capital era, a los ojos de todo el mundo, una ciudad magnífica que fue cortejada por mercaderes holandeses, portugueses, franceses, ingleses, chinos y japoneses. A finales del siglo XVII, la población de Ayuthaya había alcanzado el millón de habitantes, y todos los visitantes extranjeros declaraban que se trataba de la ciudad más señorial que habían visitado nunca. El conjunto arquitectónico de Ayuthaya ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. La formidable lista incluye el Wat Phra Si Sanphet, del siglo XIV, el más grande de Ayuthaya de su tiempo, que albergó un Buda de pie de 16 metros cubierto por 250 kilos de oro. Desgraciadamente, los conquistadores birmanos lo fundieron. El monumento del siglo XVI, Wat Phra Meru, con forma de fortaleza, se salvó de la destrucción en 1767 y posee un impresionante techo de madera tallada, un espléndido Buda de seis metros, sentado y con corona, de la época Ayuthaya, y un Buda de piedra verde de Ceilán, posando en una silla al estilo europeo, fechado en el año 1300. El Wat Phra Chao Phanan Choeng fue posiblemente construido por los khmer a principios del siglo XIV, antes de que Ayuthaya se convirtiera en capital. Contiene una imagen de Buda de 19 metros muy reverenciada, de la que proviene el nombre de este wat. Un kraal de elefantes restaurado supone el alivio necesario para el que esté cansado de visitar templos. La enorme estacada de madera, construida con troncos de teca clavados en el suelo con un ángulo de 45 grados, se empleaba antiguamente para el rodeo anual de elefantes salvajes. El Rey disponía de un pabellón elevado especial, construido de manera que desde él pudiera disfrutar al máximo de tan emocionante evento.