Qué hace una par tera ? Durante el embarazo : En la actualidad las parteras, como parte reconocida e integrante del equipo de profesionales de la salud, deben y están legalmente habilitadas para realizar el seguimiento y acompañamiento de un embarazo normal (también llamado de bajo riesgo). Esto implica solicitar los análisis de sangre pertinentes (glucemia, uremia, hemograma completo, sedimento urinario y urocultivo, enfermedades venéreas e infecciosas, entre otros), las ecografías, el cultivo de flujo, el papanicolaou, el control odontológico, el control mamario, monitoreo fetal (en caso de ser necesario); y hasta estudios de mediana complejidad cuando existe la sospecha de alguna desviación del estado normal de salud, como por ejemplo: perfil tiroideo, ecografías seriadas cuando hay sospecha de un retraso en el crecimiento fetal, rutinas de hipertensión, prueba de tolerancia oral a la glucosa y/o curvas de glucemia, entre otros. Si fuera el caso, una vez hecho el diagnóstico de la alteración sospechada; la partera realiza una consulta con un médico especialista y si es necesario tiene la responsabilidad de derivar a la mujer a un obstetra con quien ‘compartirá’ la asistencia. La partera no sólo contempla e interpreta los análisis clínicos, sino también los complementa con otras tecnologías sencillas pero muy importantes. Este es el caso de la presión arterial, la auscultación fetal (con estetoscopio o detector- electrónico), la palpación uterina- para sentir al bebé, su ubicación, el crecimiento, la cantidad de líquido; la ganancia de peso de la mujer, la observación del cuerpo en su conjunto, etc. Pero lo característico de la atención brindada por parteras es el espacio para hablar y valorar otras variables, de igual importancia que lo meramente biológico, para la mujer embarazada. Estas son: la alimentación, la situación familiar y de pareja, a qué se dedica, sus niveles de estrés, su cultura, sus creencias, sus miedos, sus fantasías, sus inquietudes, sus expectativas, el estado anímico, su personalidad; como partes fundamentales del bienestar y aspectos para tener en cuenta para la prevención de complicaciones o alteraciones en la gestación, en el nacimiento y en la crianza. Las visitas prenatales ocurren en un ambiente de intimidad, respeto y escucha. Allí se proporciona información actualizada, precisa y completa sobre las rutinas, las prácticas en obstetricia, los estudios solicitados, los hábitos, tratamientos alternativos; para que, de esta manera, la mujer decida sobre su propio cuerpo y su hijo. Las madres y padres comienzan a ejercer su mater/paternidad en forma responsable antes de que el niño nazca. Ejercitando la toma de decisiones que los acompañarán por el resto de la vida de su hijo. Lo vacunamos o no, hasta cuando dar la teta, quien lo cuidará mientras trabajamos, a qué colegio irá... Siendo personas ACTIVAS y que recuperaron el poder en ellas mismas. Lo opuesto a lo que el sistema biomédico nos ha vendido e impuesto: que somos sujetos pasivos, que somos incapaces de decidir por nosotros mismos correctamente y debemos consultar al médico por cualquier eventualidad que se presentare. Durante el parto : La partera acompaña a la mujer, alentándola a continuar cuando ella está cansada, maneja técnicas para aliviar el dolor naturalmente (por ejemplo inmersión en agua, masajes, cambios de posiciones, etc), entiende el proceso del parto y el nacimiento como algo único e individual de cada persona, aceptándolo con sus propias características- mas corto, mas rápido, mas intenso, mas suave, interrumpido, ‘detenido’- sin interpretarlo como algo anormal por ser distinto a lo que impuso el sistema biomédico y sus fármacos. La partera escucha los latidos del bebé periódicamente (auscultación fetal)- único parámetro que refleja el bienestar del bebé en todo el proceso del nacimiento. Lo puede hacer con un estetoscopio o un detector fetal (electrónico con amplificador). También realiza tactos vaginales para evaluar el progreso del trabajo de parto en la dilatación del cervix. Otro parámetro son las contracciones uterinas- importante indicador del proceso del parto. Se puede determinar en que etapa del trabajo de parto se encuentra una mujer dependiendo de las características (regularidad, frecuencia, intensidad, ritmo) de las contracciones. La partera se ocupa de mantener a la mujer, que está trabajando, hidratada, nutrida y confortada. Chequea la presión arterial, la temperatura, y descarta otros signos como pérdida de líquido y/o de sangre. Llegado el momento del nacimiento, la partera asiste el parto, recibiendo al bebé y cuidando de que la mujer no se desgarre. La partera se ocupa de la inmediata interacción entre la madre y el niño, porque sabe que de ello depende el bienestar y rápido reestablecimiento de ambos. Asiste el alumbramiento (salida de la placenta). Y se ocupa del examen físico del recién nacido normal. Al igual que en el transcurso de la gestación, si surgiera una desviación o sospecha de alguna alteración durante el trabajo de parto, parto y posparto- que la partera deduce o confirma, ella es responsable de realizar una consulta o derivación oportuna con un especialista (obstetra). Muchos creen que la partera es de épocas pasadas y como tal no posee conocimientos ni maneja tecnologías aplicadas a la atención de la maternidad. Profundizar en la ‘Historia de la partería’ devela la sabiduría ancestral de las parteras premodernas, que hoy día se intenta recuperar antes de ser extinta. Parte del equipo que una partera utiliza en un parto normal incluye: Estetoscopio fetal Detector fetal (electrónico) Guantes estériles Tijera y pinzas esterilizadas Clamp (broche) para el cordón umbilical fetal Gasas estériles Apósitos estériles Termómetro Tensiómetro Balanza portátil para bebés Metro Estetoscopio neonatal Protectores absorventes (mantienen el ambiente limpio y en condiciones) A este equipo se suma: oxígeno, suero y algunos fármacos, entre otros recursos; para actuar frente a una complicación. Raramente son utilizados, pero llegado el caso son de gran utilidad. Durante el post-parto : Para la madre (ya sea por parto vaginal o por cesárea). La partera verifica que las pérdidas, la involución del útero y las mamas estén bien; si existiera algún desgarro o si fue necesario suturar, que la cicatriz esté evolucionando favorablemente. La partera defiende, promueve y apoya la lactancia materna, ofreciéndole a la reciente madre la atención necesaria para evitar grietas del pezón y mastitis. También se ocupa de los cambios emocionales y familiares que trae consigo el posparto. Y cuida de la alimentación y de otras molestias propias del posparto (como hemorroides, fastidio, falta de sueño). Es un gran soporte para el abandono y la exigencia que sufren las mujeres luego de haber parido. Para el niño. La partera acompaña el vínculo madre- hijo, el crecimiento y la ganancia de peso- periódicamente medidos, los cambios en las características de las cacas, la cantidad de pañales que ensucia diariamente, la piel del bebé, comportamientos, etc. Facilitándole a los nuevos padres un protagonismo activo frente a situaciones desconocidas u olvidadas para ellos. La partera es un importante referente y orientador para la crianza y la mater/paternidad. En resumen, la partera de la nueva generación, utiliza lo mejor del saber ancestral, de las terapias alternativas y de la tecnología moderna para ponerlo al servicio de lo que esa mujer y su bebé necesitan.